sábado, 12 de agosto de 2023

Crítica: MALA y ¡CUIDADO, LOS NIÑOS DUERMEN!


La experiencia en Selina no para

Selina ha causado sensación con 15 Minutos, proyecto que da lugar a la realización de obras de teatro breve los martes y miércoles desde las 8:00 p. m. El ambiente cómodo y de ocio que ofrece este establecimiento acompaña la experiencia de poder ver obras de calidad. En esta ocasión, tuve la oportunidad de ver dos de las obras puestas los días martes: Mala y ¡Cuidado, los niños duermen!.

Mala

Obra de Alexa Centurión, bajo la dirección de Fiorella Díaz Paz. María y Joaquín (Andinnia López-Cano y Gabriel Baltuano) son madre e hijo y nos muestran lo que podría haber detrás de un primer berrinche en la calle. Ella quiere que su hijo de dos años se suba al coche para poder llegar a casa con todas las compras, pero él quiere que su mamá lo cargue. Durante la representación, hay una voz que va narrando lo que ocurre y lo que cada personaje va pensando y sintiendo. Este recurso, por momentos, fue redundante, pues a veces se repetían textos dichos por la voz y por los personajes. El espacio escénico se dividía en dos, cada uno habitado por uno de los personajes. Esta separación permitió remarcar, al inicio, la propuesta de jugar con las corporalidades tanto de la madre como del hijo. El público se convirtió en testigo de las diferentes estrategias de ambos personajes por conseguir sus objetivos. Se debe destacar el trabajo de Baltuano, quien logró personificar a un niño de dos años gracias a una plasticidad corporal adecuada, sin llegar a resultar falso o sobreactuado (riesgo de interpretación que se suele correr cuando un adulto tiene el personaje de un niño o niña).

¡Cuidado, los niños duermen!

Propuesta creada y dirigida por Bryan Pinto, interpretada por Diego Pérez, Diego Salinas y con la musicalización de Daniel Cano. Esta representación cuenta la historia de dos ladrones que deciden robar un busto de oro de la casa de un embajador. Sin embargo, este adorno se encuentra en la habitación de los bebés de la casa. Si los niños lloran, todo intento estará perdido. Resulta muy divertido este obstáculo a lo largo de la representación, pues permite resaltar las diversas estrategias que los personajes van desarrollando bajo recursos propios de la técnica del clown y del mimo. La musicalización fue naturalmente incluida en los movimientos de los personajes, acompañaba y resaltaba las distintas emociones que los personas iban experimentando en cada intento por que los niños no se despierten. El montaje logró un engranaje impecable a nivel técnico: la personalidad de cada ladrón se notó en cada movimiento y decisión tomada en escena, además de haber logrado una conexión y concentración precisa. Especialmente, debo destacar la precisión de Cano como el músico de la obra, pues con su participación logró guiar y mantener el ritmo a tope. Pinto ha logrado, a través de esta obra, representar de una manera divertida a lo que es finalmente una banda de delincuentes, con la posibilidad de reírnos de ellos, aunque sea por 15 minutos.

Stefany Olivos

12 de agosto de 2023

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