lunes, 17 de marzo de 2025

Colaboración regional: TUPU


Un Encuentro de Mujeres Creadoras que Ilumina el Teatro Cusqueño

El Cusco, cuna de una riqueza cultural milenaria, se prepara para acoger un evento importante para escena teatral: TUPU, el Primer Festival de Mujeres Creadoras de las Artes Escénicas. Del 27 al 29 de marzo de 2025, este festival reunirá a talentosas creadoras del teatro cusqueño en un espacio que celebra la creatividad, la resistencia y la voz de la mujer en las artes escénicas.

Este encuentro se realiza en conmemoración del Día Mundial del Teatro y el Mes de la Mujer, fechas simbólicas que refuerzan la necesidad de visibilizar el aporte de las mujeres en la escena cultural. La iniciativa nace del esfuerzo independiente de un grupo de artistas escénicas comprometidas con la generación de espacios equitativos y representativos. Un festival que no solo busca consolidar la presencia femenina en la dramaturgia, dirección, interpretación y gestión teatral, sino que también se erige como un acto de amor y resistencia en un medio donde las mujeres aún deben luchar por ser escuchadas y reconocidas.

UN FESTIVAL CON IDENTIDAD Y PROPÓSITO

El nombre TUPU no es casualidad. Este término, cargado de significado en la cultura andina, representa el cierre del tejido que sostiene con firmeza lo que se lleva en la espalda. Como el tupu en el atuendo andino, este festival es un símbolo de unidad, un anclaje firme en medio de las adversidades. Resguarda la creación, el arte y la memoria de quienes, a través del teatro, dan forma a nuevas historias y resignifican la tradición cultural cusqueña.

En ese espíritu, las organizadoras del festival Adalid R. Rodríguez, Almendra Vivanco, Dalia Ivanova y Urpi Herrera, artistas independientes, buscan visibilizar y reconocer la creación de las mujeres en el teatro cusqueño. Mujeres que, con tenacidad y pasión, sostienen la escena con su arte, abriendo nuevos espacios en la dirección, la dramaturgia, la interpretación, la gestión y en las diversas tareas de la creación escénica.

UNA PROGRAMACIÓN DE ENCUENTRO Y CELEBRACIÓN

El Festival TUPU se desplegará en tres emblemáticos espacios culturales independientes de Cusco: Llaqta Café, La Esencia y CASA DARTE. La programación incluirá presentaciones teatrales, un conversatorio de reflexión sobre el rol de la mujer en las artes escénicas y un homenaje sorpresa a una destacada personalidad del teatro cusqueño.

Como parte de la cartelera del festival, se presentarán obras concebidas y llevadas a escena por talentosas creadoras cusqueñas, cuyas visiones y relatos darán vida a un espacio de encuentro y expresión cultural:

Nina Chaska – "Ese puerto existe"

Raísa Saavedra – "BABAS"

Tania Castro – "Cuando suenan los jiwayros"

Fátima Aguilar – "Llévame"

Anahí Araoz – "La Matto"

Yllay Terry – "Cajita Lambe Lambe"

Carmita Pinedo – "Conjuros"

Además de las funciones teatrales, se desarrollará el conversatorio "Desafíos de la Mujer Cusqueña en el Teatro", que permitirá un intercambio de experiencias entre creadoras, académicas y público. Este espacio de diálogo busca visibilizar los retos estructurales que enfrentan las mujeres en las artes escénicas y proponer estrategias para fortalecer su participación. Ponentes: Teresa Lastarria, Zulema Arriola, Milagros del Carpio, Ninoska Carbajal y Marisol Zumaeta.

Uno de los momentos más emotivos del festival será el Homenaje a Teresa Lastarria, una figura clave en el teatro cusqueño, cuyo trabajo ha sido fundamental para el desarrollo de la escena local. Este tributo busca reconocer su legado y su aporte a las nuevas generaciones de creadoras.


LA IMPORTANCIA DE UN FESTIVAL DE MUJERES EN CUSCO

En una ciudad con un legado cultural tan vasto como Cusco, la presencia de un festival exclusivamente dedicado a las mujeres creadoras es un hito fundamental. El teatro, desde tiempos inmemoriales, ha sido una herramienta de resistencia y transformación social, y las mujeres han desempeñado un papel crucial en esta lucha por la equidad y la representatividad. Sin embargo, su trabajo a menudo ha sido invisibilizado o minimizado. TUPU nace como un grito de reafirmación, como un escenario donde las mujeres no solo actúan, sino que también escriben, dirigen y producen sus propias historias.

Este festival, hecho con amor y autogestión, nos recuerda que la creación artística es también una forma de lucha y que cada función, cada texto y cada puesta en escena es una pieza más en la construcción de una cultura más inclusiva y diversa.

Para más información sobre la programación, el valor de las entradas y otros detalles del festival, pueden seguir sus redes sociales o escribir al correo electrónico: festivaltupu@gmail.com.

Cusco se viste de teatro y sororidad, y este festival se suma a los esfuerzos por dar mayor visibilidad a las creadoras en la escena escénica.

Que el TUPU sea el lazo que nos une en esta gran fiesta de las artes escénicas.

Miguel Gutti Brugman

Cusco, 17 de marzo de 2025

Crítica: EL BAÚL DE CIRCACIA


Juguetes en distintos colores

Hay pocos indicativos tan claros para una buena obra infantil como ver a los niños de la audiencia señalando “¡Se escondió por ahí!” con desesperación por ayudar a la protagonista. El baúl de Circacia vuelve a Perú logrando nuevamente este efecto, además de marcar los 10 años de La X Productora y los 19 años desde su primera presentación en Bélgica. Soledad Ortiz de Zevallos trae con este espectáculo una hora tierna a la vez que pícara de teatro, música y circo, y despierta en los niños de su audiencia el asombro y la empatía.

La obra parece funcionar en base a fases, en las que cada una marca una unidad dramática a la vez que un enfoque artístico distinto. Pasamos de la acrobacia circense al teatro físico, del zapateo al momento tranquilo de música. No hay nunca un estancamiento o una sensación de repetición. Cada parte mantiene además una virtuosidad física impecable, resultado de la formación de sus tres intérpretes. Me cuestiono si es sencillo para los niños seguir el hilo de la historia (en esencia, dos niños que se encuentran a una curiosa marioneta y aprenden a convivir con ella) entre cada cambio de estímulo, pues es a veces fácil perderse entre cada acrobacia. Lo resaltante es la capacidad del elenco para mantener en la acrobacia la personalidad de sus personajes, lo que quizás en esta propuesta es la parte más importante a resguardar para las infancias. Asimismo, la escenografía y la iluminación tenues y limpias evitan también llegar a esta sobreestimulación.

Es notoria la cantidad de experiencia que guarda Ortiz de Zevallos realizando el espectáculo. Atraviesa cada parte con soltura y naturalidad, y su personaje mantiene siempre la energía de la obra arriba. Su vínculo con la marioneta interpretada por Nicole Carrión es lo que mueve la mayor parte del conflicto, y ambas se colocan a la altura para llevar este a cabo. El personaje de Bibi de Daniel Hanashiro no tiene tanta agencia en la debacle además de muchas veces tener que colocarse entre ambas, pero su energía más tranquila hace que pueda acompañar el proceso de la protagonista de entender a la extraña marioneta. En tiempos de extremas diferencias es quizás invaluable el poder recordarle a los niños la importancia de las diferencias, y que pueden coexistir en nosotros el cariño a más de una persona, más de una realidad.

Los colores en el vestuario de cada personaje, diseñados para expresar sus personalidad opuestas, junto a sus distintas maneras de llevar el movimiento al extremo virtuoso, parecen entonces diseñados no solo como una herramienta para entretener a los niños y asombrar a lo adultos, sino para expresar esta plasticidad única que cada ser humano tiene, como distintos juguetes que se mueven distinto o distintos instrumentos que se escuchan en armonía. En la diferencia está la variedad, y también el valor agregado de esta linda obra.

José Miguel Herrera

17 de marzo de 2025

Crítica: EL BAILE DE LAS LUCIÉRNAGAS


Luz en la oscuridad: una historia de infancias y supervivencia

El pasado sábado 15 se presentó El Baile de las Luciérnagas, obra escrita por Karen Iberico y dirigida por Sisi Yesquén. A través de la mirada de tres niños en situación de calle —Pipe (Alvaro Valderrama), Dulia (Iberico) y Didi (Wedner Velasquez)—, la obra nos sumerge en una Lima caótica y pandémica, donde la inocencia y la dureza de la vida conviven en un delicado equilibrio.

En esta obra se nos presenta cómo cada uno de los niños carga con su propia historia y con su manera particular de enfrentar el mundo. Pipe, el “hermano mayor” del grupo, lidia con un miedo tan crudo como real: crecer y seguir atrapado en esas condiciones. A pesar de ello, desde su nobleza, demuestra su amor renunciando a lo poco que tiene en favor de los demás. Dulia, la “hermana del medio”, irradia energía y picardía; es valiente, traviesa y, a su manera, protectora. Y luego está Didi, el “hermano menor”, el más temeroso y tímido, pero con una chispa de esperanza que se manifiesta en su sueño de ser futbolista. 

La puesta en escena combina interacción con el público, monólogos, música y muchísimo juego, permitiéndonos explorar las capas más profundas de cada personaje. Más allá de sus carcasas, descubrimos sus miedos, carencias, anhelos y deseos más íntimos. Esta apertura emocional bien lograda genera un impacto genuino en el espectador, quien inevitablemente se encariña con ellos.

El Baile de las Luciérnagas no solo retrata una dura realidad, sino que la convierte en un llamado a la empatía y a la reflexión a través de una dramaturgia muy sentida. En palabras de la propia dramaturga, la obra nos invita a “pensar y ver lo que no vemos”, iluminando, como luciérnagas en la noche, aquello que solemos ignorar.

Daniela Ortega

17 de marzo de 2025

domingo, 16 de marzo de 2025

Crítica: PASO DE GATO TEATRO - OBRAS CORTAS


Nueva alternativa teatral en Barranco

Paso de Gato Teatro presenta un nuevo formato de obras cortas, bajo la dirección general de Ricardo Caffo; las funciones se llevan a cabo en el restaurante La Residencia, en Barranco.

Esta nueva alternativa se compone de tres obras en formato breve, las cuales se desarrollan en distintos ambientes, utilizando elementos de mobiliario, vestuarios, efectos sonoros y en algún caso proyecciones multimedia. Por otro lado, la dinámica de las propuestas es ágil y amena para el espectador.

Testamento, escrita por Caffo, nos presenta a dos hermanas que ejecutan un plan maquiavélico para beneficiarse de un bien heredado por su abuela, el cual se va desmoronando por los enredos que surgen a medida que avanza la trama, que se enriquece por los giros inesperados. Actúan Fiorella Flores y Rocío Olivera, quienes dotan a sus personajes de características y detalles particulares, dominando el código de humor con solidez.    

Por favor, de Marc Egea, nos sumerge en una pequeña radiografía del abuso de poder, la justicia y el comportamiento humano frente a los delitos. La audaz narrativa de Egea alude a la corrupción como el mal congénito de la sociedad, que parece funcionar como un círculo vicioso, donde no sabemos quién es quién. El elenco, conformado por Milagros López Arias y Duncan Torres, desarrolla sus roles con aplomo, mostrándonos las dos caras de una misma moneda. Sin duda, cualquier parecido con la realidad quizá no sea coincidencia. 

Finalmente, en El Papiro, de Yamil Sacin, una arqueóloga es confrontada por su mentor de infancia, un sacerdote que busca impedir la revelación de un manuscrito que podría remecer los cimientos de la iglesia. La historia gira en torno a la fe, los principios éticos y morales, los cuales se ven fuertemente cuestionados. Actúan Pedro Olortegui y Andinnia López-Cano, quienes conforman una dupla potente que diferencia claramente a sus personajes. ¿Acaso el fin justifica los medios?

Maria Cristina Mory Cárdenas

16 de marzo de 2025

Crítica: ROMEO


Los enredos de Romeo

En la obra de Shakespeare, Romeo ingresa a la fiesta de los Capuleto, familia en disputa con la suya, donde conoce a Julieta y se enamora de ella con solo verla y ella de él, y vivimos la historia del romance que termina trágicamente para ambos.

En esta adaptación libre y contemporánea de Sandra Jimena, en tono de comedia, que nos entregan Free Mistakes y Alumbra Producciones, Romeo ocupa el centro de la historia. La disputa entre los Capuleto y los Montesco queda detrás del conflicto de identidad de Romeo. Lo encontramos charlando con Julieta en un departamento moderno, lo que nos sugiere su atemporalidad. Esta vez las alcahueterías del Fray Lorenzo no servirán para unir a Romeo y Julieta - como tampoco sirvieron en la obra clásica - sino que enredan más las cosas, como también contribuye a la confusión de Romeo, la participación de su amigo Mercucio.

¿Quién es Romeo? Se pregunta él mismo y gracias a un juego de confusiones se desdobla en tres Romeos o, más exactamente, en dos Romeos y una Romea, aunque ella también es Romeo ¿o no? Aunque inicialmente el texto no explica muy claramente esta confusión, el desarrollo de las escenas muestra los conflictos internos de cada Romeo y llegamos al clímax de esa búsqueda de identidad con una resolución inesperada.

Un fugaz duelo de espadas y la breve aparición del célebre balcón de Julieta nos recuerdan el origen de la historia. Luego, el texto es libre, ligero, contemporáneo y matizado con toques de ironía o ligeras exageraciones propias de una comedia.

Bajo una buena dirección de Sandra Jimena, el elenco asume con evidente entusiasmo sus respectivos roles. Son actrices y actores en formación y han logrado una puesta equilibrada. Aun así, resaltan las actuaciones de las actrices Micaela Chamorro (Julieta) y Naysha Wankun (Romea) y de Joseph Catalán, como un atormentado y confuso Fray Lorenzo.

La puesta de esta obra en el teatro Ricardo Blume (Jr. Ica 323) ratifica la importancia de este centro cultural para apoyar el desarrollo del teatro.

David Cárdenas (Pepedavid)

16 de marzo de 2025

sábado, 15 de marzo de 2025

Crítica: PROM


Reencuentro

Prom es una obra de teatro escrita por Salvatore Reátegui, cuya trama gira en torno al encuentro de cuatro amigos, los cuales, entre risas, mucha emoción y nostalgia, nos cuentan sus vivencias escolares, recordando no solo buenos momentos, sino también aquellos de decepción, amor y dificultades familiares.

No cabe duda de que la obra está llena de mucha energía, dinamismo y humor; desde el inicio, la obra sorprende con un ingreso muy peculiar para cada personaje. Ellos interactúan con el público, lo cual hace que la puesta se vuelva muy dinámica. En este punto, cabe resaltar que cada uno de los actores ha sabido dotar de características particulares a cada uno de sus personajes, logrando distinguir claramente el rol de cada uno en la puesta en escena, así como de hacer notar de manera muy clara la trama íntima de cada personaje. En algunos momentos se siente que algunas acciones no son muy claras, pero en general han logrado cumplir con los objetivos de cada personaje, consiguiendo así la fluidez de la puesta en escena. 

Esta obra está dirigida acertadamente por Andrea Romero, quien ha logrado que esta propuesta tenga los momentos oportunos para insertar la comedia; así mismo, ha logrado dar esa atmósfera de reencuentro de amigos de promoción, generando que la obra escale en el desarrollo de la trama, logrando estar a la expectativa de cada acción que ocurre en el escenario; todo ello para al final sorprender con un giro inesperado de la historia, dejándonos a todos cautivados. 

En cuanto a la parte técnica, la música, en algunos instantes, estuvo un poco fuerte; las luces y el escenario complementaron la obra, brindando el ambiente necesario para cada escena. Aunque no posee una gran escenografía, esta fue la necesaria para ubicarnos en el espacio en el que se desarrolló cada acto.

No cabe duda de que recordar las épocas de colegio nos puede traer a la memoria muchas anécdotas y generar distintas emociones; por ello, si deseas recordar con alegría, nostalgia y mucha emoción tus épocas doradas, te invito a Prom, una obra de teatro con un final inesperado. 

Javier Gutiérrez

15 de marzo de 2025

jueves, 13 de marzo de 2025

Crítica: KORTAS - MIÉRCOLES


Conectando con el público a través del humor

Los miércoles de marzo se llenan de risas y complicidad en el Teatro Barranco, con cuatro obras en formato breve que abarcan temas como el amor o dilemas en el ambiente laboral, etc. Cada una de ellas con una duración de 15 minutos, tiempo justo y necesario para crear situaciones cómicas con las que de seguro más de un espectador se podrá identificar de alguna forma o quisiera experimentar.

La obra Sala de espera se encarga de inaugurar la velada con dos actrices en escena, que interpretan un encuentro casual, justamente, en la sala de espera de un consultorio psicológico. En el transcurso de la historia, ambos personajes exponen la razón por la cual están ahí, logrando las primeras carcajadas entre el público y preparando el terreno para las obras siguientes. El dialogo está construido de manera que el espectador esté siempre entretenido y atento a lo que cada personaje hará; no es que busque despertar empatía específicamente o alguna reflexión, pero eso no resta el hecho de que sea una situación bien construida. Además, la escenografía estuvo bastante bien, usaron bien el espacio y los elementos para una buena ambientación, sin necesidad de grandes elementos.

La segunda obra, El síndrome de la abeja reina, nos pone en una situación con la que uno fácilmente se puede sentir identificado, pues se trata de un ambiente laboral hostil en el que alguien con un puesto alto trata de manera despectiva a alguien de menor rango. Sin embargo, lo peculiar de esta historia es que mezcla la realidad con la fantasía, por así decirlo, recurso por el cual destaca de las cuatro obras presentadas. Al igual que la anterior, cuenta con una escenografía simple, pero funcional para los propósitos de la historia.

La tercera presentación, Es de noche otra vez, contó con una excelente iluminación y ambientación; asimismo, la química entre ambos actores fue muy buena, de verdad se sentía como si se conocieran de toda la vida. En un momento rompen la cuarta pared, y es precisamente eso lo que destaca a esta obra de las demás, diría que hasta es la que generó más emoción entre los espectadores.

La cuarta y última obra, Eterno placer, es un buen cierre para un conjunto de obras cómicas. La dinámica entre ambos actores fluía bastante bien, ambos se prestaban para la situación y eran cómplices de lo que pasaba, se adueñaron de los diálogos para jugar con ellos e incluir al público en dicho juego. Si bien la ubicación de los asientos no permitía que se viera del todo bien el escenario, los elementos que había era los justos y necesarios, nada sobraba ni faltaba.

Son obras que demuestran que no hace falta de una historia de extensa duración para contar y desarrollar bien una determinada situación y lograr conectar con el público a través del humor.

Barbara Rios

13 de marzo de 2025

Crítica: STAR SHOW & INVASORES


Un viaje inmersivo al espacio y al arte del teatro de objetos

El evento Temporada Alta presentó a la compañía francesa Bakelite con dos de sus espectáculos más aclamados: Star Show e Invasores, los días 17 y 18 de febrero en el Teatro de la Alianza Francesa de Miraflores. Ambas obras, en formato de microteatro, exploran el teatro de objetos y las aventuras espaciales. La dirección e interpretación de ambos espectáculos estuvo a cargo de Olivier Rannou, miembro fundador de Bakelite. Mientras que Star Show contó con la actuación de Alan Floc’h; la siguiente pieza Invasores fue interpretada por el propio Rannou. Ambas propuestas se configuran como experiencias inmersivas y desafiantes, donde los actores despliegan su creatividad e histrionismo, invitando al espectador a un mundo donde la imaginación es la protagonista.

Al ingresar a la sala, Floc’h ya nos recibe en el escenario, solemne y expectante, esperando la tercera llamada para dar inicio a su aventura espacial. Así arranca Star Show, una obra que, con un solo actor en escena, utiliza objetos y cientos de imágenes proyectadas para transportar al público a un viaje intergaláctico. En este montaje, los objetos se convierten en los verdaderos protagonistas, y cada escena se teje con la precisión de los movimientos de Floc’h, mientras la iluminación, cuidadosamente combinada, acompaña de manera impecable la narrativa visual.

Siguiendo con la propuesta artística de Bakelite, Invasores continúa explorando el fascinante mundo del teatro de objetos. En esta obra, Rannou asume la interpretación de un personaje inquietante y enigmático, guiando al público a través de un relato en el que cada acción tiene consecuencias cósmicas, como un dios extraterrestre que altera el equilibrio de la Tierra. Al igual que en Star Show, la precisión en cada movimiento y en la iluminación se suma a la atmósfera fantasmagórica de la pieza, mientras que la ejecución de los objetos y el vestuario revelan el meticuloso trabajo artístico detrás de la obra. En Invasores, cada gesto de Rannou es clave para construir un universo que invita a la reflexión y mantiene al público cautivo.

Ambos espectáculos están impecablemente constituidos: desde el vestuario hasta la iluminación, pasando por la actuación y la ejecución precisa de cada objeto en escena. Todo esto genera una inmersión única, invitando al espectador a abrir su mente y dejarse llevar por un sinfín de imágenes y sensaciones. La minuciosidad de la dirección de Rannou se refleja en cada decisión, ofreciendo un espectáculo completo, fascinante y lleno de detalles. Es imposible no esperar con ansias una pronta reposición en las salas peruanas.

Abigail Salvador Jaime

13 de marzo de 2025

miércoles, 12 de marzo de 2025

Crítica: LOS CARACOLES


Ribeyro a través del Lente de Manuel Gold: Una nueva mirada mediante el 
humor, poder y frescura para el Teatro Peruano

En algún lugar del Tercer Mundo llega a las tablas del Nuevo Teatro Julieta Los caracolesfarsa fúnebre escrita por Julio Ramón Ribeyro en 1964. Como siempre, la verdad y el teatro no gozan de mucha visibilidad en nuestro país; al contrario, la obra fue censurada durante muchos años, tanto que nadie se atrevió a montarla. Sin embargo, en 2024, Manuel Gold tuvo la increíble osadía de llevar a escena este texto para desempolvarlo, marcando su debut como director. Con Los caracoles, logró una temporada exitosa. Volviendo al presente, este jueves 27 de febrero se llevó a cabo el reestreno de esta producción, nuevamente bajo la dirección de La Ira Producciones.

En primer lugar, me parece súper vistoso la elección de la obra, puesto a que muchos no conocen al flaco por escribir obras, sino por sus cuentos y poemas. Asimismo, la reducida cantidad de actores que se encuentran en escena, al principio puede sonar retador montar un texto que tiene muchos años y que además tiene más de catorce personajes con solo cuatro actores en escena. De igual manera, considero que esta propuesta fue muy acertada, debido a que los actores que estuvieron en escena son tan versátiles, ágiles y ocurrentes como está escrito en la propia dramaturgia. Por esta misma razón, Gold no solo se preparó para su debut como director, sino que se respaldó de un buen equipo actoral, entre ellos Miguel Iza, Sebastián Monteghirfo, Guísela Ponce de León, Renato Rueda y Jely Reátegui.

Tras la tercera llamada, que por cierto fue muy al estilo caracol, se observa a Iza interpretando a Oblitas Paz, sentado en un banco ubicado "en algún lugar", para comenzar a narrar el primer cuadro de la obra, rompiendo absolutamente el espacio ficticio del personaje interactuando con el espectador. En ese instante, se percibe que el texto está siendo renovado al combinarlo con propuestas contemporáneas pertenecientes al nuevo teatro. La dirección de Gold me parece acertada, ya que, teniendo en cuenta las situaciones caricaturescas propuestas por Ribeyro, estas cobran un sentido renovado en el contexto actual. Los actores aprovechan ese tono para dar vida a los conflictos del hotel El Trópico con su nueva competencia, La Isla del Viejo Roble. A partir de este dilema, el gerente y el secretario se ven amenazados por dicho hotel y hacen hasta lo imposible para evitar ser devorados como unos caracoles.

Monteghirfo y Reátegui crean una complicidad de escucha activa que, desde las tablas, le permiten al espectador leer muy entretenidamente todos sus movimientos perversos y ocurrentes. Por otro lado, Ponce de León, Iza y Rueda complementan este enredo humorístico, eso sí, cada uno con su versatilidad dentro de su personaje y con una presencia escénica destacada. Es así que mientras observaba, me di cuenta de que existía un mecanismo en cuanto las relaciones entre los personajes; esta convención tiene que ver con las relaciones de poder que mayormente se encuentran en obras del teatro latinoamericano. La relación entre víctima y victimario: este mecanismo es una característica muy propia del teatro de Ribeyro y me parece acertado que el propio elenco lo haya encontrado para repotenciarlo y sacarle brillo a cada uno de los personajes. Me gustaría hacer un paréntesis para destacar la actuación de alguien, pero me quedaría insatisfecho, ya que los cuatro saben cómo conquistar a su público y arrancar carcajadas con sus interpretaciones.

No obstante, me parece necesario destacar la excelente dirección de arte que tiene la obra, al apostar por vestuarios pintorescos muy acorde a la estética propuesta y también hacer mención especial sobre la ecoescenografía que se propone, puesto que es ecológica, minimalista y estratégica, para que los actores realicen los mismos cambios durante las escenas; por cierto, una forma muy inteligente de abordar los once cuadros. Es oportuno que Gold haya tenido en cuenta este recurso para ser su primera dirección, ya que hizo que la propuesta sea fresca y renovada.

En resumen, Gold aprovecha la escritura atemporal de Ribeyro para, junto a los actores, enriquecerla, haciendo que esas situaciones abstractas del tiempo pasado resuenen con los conflictos del ahora que atraviesa la sociedad peruana. En general, la puesta de escena es una tremenda experiencia visual, llena de personajes y actores caricaturescos que fácilmente acompañan el ritmo de cada escena. Sin duda alguna, esta es la forma de saber limpiar el texto a través de las nuevas miradas dentro del teatro contemporáneo. Un montaje muy bien pensado y sobre todo muy a la altura del texto original.

Juan Pablo Rueda

12 de marzo de 2025

martes, 11 de marzo de 2025

Crítica: EMBARCANDO


Exiliándose del desamor

La vida siempre es un viaje. Para algunos la trayectoria es cómoda y segura. Para otros, un constante exilio. Y siempre hay un primer viaje, a veces solo interior, pero necesario. En Embarcando, una joven toma sus maletas para buscar un mundo diferente, porque este se ha vuelto una pesadilla.

Ingresamos mucho antes de la primera llamada. El escenario es el dormitorio de una típica adolescente: ropas por los suelos, la cama destendida y un playlist de canciones para morir de amor que nos empieza a ablandar. Entra Emilia y por largo rato permanece allí, sobre la cama, sufriendo sus temas favoritos hasta desgarrarse entre recuerdos. La obra no empieza con la tercera llamada, sino en el momento que ingresamos a ese mundo caótico que es la habitación de la joven, que nos introduce a su universo. 

La ropa tirada y la maleta crean esa atmósfera de desesperanza que queda cuando una relación termina mal. Un par de prendas que alterna, en ponerse y quitarse, una y otra reiteradamente expresa los cambios de ánimo, casi una obsesión en la búsqueda de la armonía, cada vez más lejana. Embarcando no es solo una historia de desamor o de una relación tóxica, sino un llamado de alerta para enfrentar la violencia, física y psicológica, de una pareja que representa a todo un sistema patriarcal que provoca la rebeldía de Emilia.

Entre canción y canción, el tiempo pasa y de pronto han sido sesenta minutos de movimiento y entrega. El ritmo de la obra no decae en ningún momento, ni la tensión tampoco, gracias a una muy buena dirección de Cinthya Bravo.

Hacer teatro musical usando pistas de canciones como cuando vas a un karaoke conlleva varios riesgos: que la duración de los temas afecte el ritmo e intensidad de la obra, que limite o confunda el texto de la puesta con las historias de las canciones, que las actrices y actores las interpreten sin carácter o, peor, que las canten mal. Felizmente, a pesar de ser un unipersonal, Embarcando es un musical en el cual Valeria Azabache demuestra, además de sus dotes de actriz que domina el escenario, las de cantante que ya ha pasado por la experiencia del teatro musical, aunque es la primera vez que la vemos en un unipersonal. Mérito aparte es que ella también hizo el texto, ágil y sencillo, que construye una historia, como un testimonio personal, para que así lo sienta quien se sienta tocada y termine cantando con ella.

Embarcando tendrá dos funciones más los días 15 y 16 de marzo en el Teatro Sala Tovar (Calle Manuel Tovar 255, Miraflores).

David Cárdenas (Pepedavid)

11 de marzo de 2025

domingo, 9 de marzo de 2025

Crítica: EL DÍA QUE ABRAHAM DECIDIÓ MORIR


Cuando el pasado llama y todo el presente se torna borroso, creer en alguien se vuelve difícil

La obra de Paris Pesantes, dirigida por Omar Velásquez, reúne sobre el escenario a un elenco de seis actores (Enrique Otoya, Martín Velásquez, Ysabel Kamasakari, Roy Zevallos, Pedro Olórtegui, Juan Carlos Díaz, Franco Iza y Abigail López) para contarnos la historia de Abraham y el pueblo de Ulla, un lugar pequeño donde hasta el más mínimo secreto es sabido por todos los pobladores.

Abraham, un joven que después de once años decide regresar a su pueblo natal, Ulla, nos muestra sus miedos, dudas y frustraciones a medida que va reencontrándose con cada miembro del pueblo. Él regresó con la misión de descubrir el misterio sobre la muerte de su mamá; sin embargo, cada vez se le hace más difícil seguir adelante por la cantidad secretos que todo el pueblo guarda sobre sus mismos habitantes, causando la frustración no solo de Abraham, sino también del público, pues la obra está construida de manera que el espectador también forma parte de esta historia, como si fuera un poblador más de Ulla. No obstante, también nos plantea ciertas premisas, como el fin del mundo por el cambio al nuevo milenio, que se citan constantemente, pero no terminan de cerrar; es decir, no se entiende muy bien el por qué se las menciona o qué aportan a la trama.

Respecto a las actuaciones, todo el elenco estuvo muy parejo en cuanto a intensidad, energía e interpretación, y es el personaje de Iza quien trae el alivio cómico a muchas escenas, además de ser un gran soporte para Abraham. Del mismo modo, los diálogos también estuvieron interesantes, mantenían al público atento a lo que venía a continuación, aunque, como se mencionó más arriba, hubo ideas que se abordaron, pero no se cerraron; historias de algunos personajes que se abrieron, pero no terminaron o se sentía un poco que sobraba. Por otro lado, la escenografía fue ingeniosa: las piedras al borde del escenario le aportaban un buen toque y ayudaba al público a entender de qué lugar se trataba; al igual que los muebles un tanto desaliñados amontonados al final del escenario y cubiertos por una sábana, que daban la sensación de un lugar olvidado en el tiempo.

Finalmente, las escenas que más impacto causaron fueron las del inicio y final, que nos muestran cuál es la verdadera intención de Abraham, qué es esta crisis por la que está pasando, pero también lo deja a la libre interpretación del espectador; sobre todo, la última escena, pues no es algo explícito, quizás hasta podría tomarse como metáfora, pero igual de potente. De por sí, la obra en general tiene como uno de sus propósitos despertar en el público la reflexión en torno a un tema tan delicado como lo es el suicidio, lo aborda con respeto y sin prejuicios. Es de esas obras que te hacen pasar un buen rato, pero al salir de la sala te deja con reflexiones; es decir, una obra que vale la pena ser vista.

Barbara Ríos

9 de marzo de 2025

Crítica: EL ÁRBOL AL REVÉS (SAKASA NO KI)


¿Cuál es el verdadero límite de nuestro cuerpo?

¿Cuántas posibilidades de movimiento son imaginables? ¿Cuáles son los límites de nuestra imaginación? El árbol al revés (Sakasa No Ki) es una pieza de danza presentada en el festival Temporada Alta de la Alianza Francesa que nos invita a explorar estos cuestionamientos. En esta propuesta, Hisashi Watanabe nos ofrece un espectáculo en el que el cuerpo humano se convierte en un lienzo en constante metamorfosis: a través de saltos, carreras, paradas de manos y demás posibilidades inimaginables de movimiento, despliega criaturas que emergen y desaparecen en un juego de transformación constante. 

A través de una destreza corporal hipnotizante, y con un control absoluto sobre cada extremidad suya, Watanabe ejecuta movimientos etéreos y caprichosos que desafían la gravedad y desdibujan la frontera entre lo humano y lo animal. Su cuerpo se expande más allá de sí mismo, dialogando con el espacio y con unas pequeñas pelotas que lo acompañan en todo momento. La fluidez de sus gestos sugiere una liberación total; un ser sin ataduras ni condicionamientos.

Y, sin embargo, en este despliegue de libertad física, me emerge una pregunta política. Si el cuerpo es capaz de tanto, ¿cómo y por qué se nos ha enseñado a contenerlo? ¿Cómo hemos sido domesticados en nuestros propios movimientos? La danza de Watanabe no solo maravilla, sino que también confronta: ¿hasta qué punto hemos limitado nuestra propia corporalidad?

Daniela Ortega

9 de marzo de 2025

miércoles, 5 de marzo de 2025

Crítica: HUMANOS RECURSOS


Sobrevivencia

Se dice que el teatro siempre busca enfrentarnos de muchas maneras a nuestra realidad; en esta ocasión, la puesta en escena de la obra Humanos recursos nos invita a observarnos y preguntarnos: ¿cómo estamos viviendo en esta sociedad?, ¿cómo estamos viviendo como sociedad? Su trama nos muestra un ambiente laboral donde todos quieren imponerse; cada uno de los personajes busca encontrar su espacio en un sistema que los consume y los invita a pasar por encima de lo demás, olvidando sus principios y generando un ambiente muy hostil. En resumen, esta obra nos habla de un sistema donde la ambición y el ego dictan las reglas.

El libreto rompe con la lógica del diálogo tradicional. Desde un inicio, la obra impacta con una puesta en escena muy particular, con un ritmo muy ágil que permite que el espectador quede atrapado con la historia. Conforme la trama va creciendo, se van descubriendo las características y rasgos importantes de cada personaje; esto nos permite apreciar cómo cada actor ha logrado conocer a sus personajes, al punto de manejar cada estado de los mismos, pero sin perder sus objetivos. Es cierto que la obra cae un poco en algunos momentos, pero son pequeños detalles, ya que la fuerza y el dinamismo de la obra permiten apreciar una buena puesta en escena.

Es dirigida por Josefo Palomino y Paco Caparó, quienes han sabido guiar la obra por un camino particular y muy llamativo, permitiendo captar la esencia del texto y transmitir un mensaje claro. La ayuda visual ha permitido resaltar cada momento importante de la puesta en escena.

Las luces y la escenografía ayudan mucho: los cubos han permitido que los actores jueguen de una manera muy interesante, logrando figuras y cuadros interesantes y muy llamativos, que ayudaban en gran manera a la narrativa escénica.

En general, se puede decir que Humanos recursos es una puesta en escena que nos lleva a reflexionar no solo desde lo humano y cómo estamos viviendo y logrando nuestros objetivos en nuestra sociedad, sino que también nos invita a ver una propuesta escénica muy interesante, sin duda una puesta en escena que valdría la pena ver.

Javier Gutiérrez

5 de marzo de 2025

Crítica: MISKY


IDENPAYASO

Misky (Hilda Tovar Ventura) nos recibe con ánimo y brillo en el escenario. Elementos visuales y técnicos se van sumando para crear una atmósfera expectante desde el inicio de la puesta. Misky cautiva a los espectadores desde el primer momento, la conexión que logra generar con el público le permite una performance solvente en el escenario; la historia es muy cercana, por lo menos para mí que soy provinciano. En un momento de la obra se preguntó ¿quién era de provincia?, ¡yo levanté la mano!, porque soy de Cajamarca y otros asistentes también levantaron; fuimos como cuatro provincianos entre limeños. Pero las preguntas fueron creciendo y obtuvieron más profundidad. La siguiente pregunta fue ¿de dónde eran tus padres?, y con esto apareció un sinnúmero de personas que sus padres venían de provincia.

Así se forma una trama muy interesante: Misky niega sus raíces, pero a la vez desborda identidad con su movimiento, con su dulzura; la construcción del personaje plantea el choque entre identidad y enajenación, desde múltiples especificidades como lo sonoro, lo visual, el clown y otras técnicas.

La puesta en escena tiene un muy buen ritmo, la intérprete conjuga la interacción con el público con momentos de fragmentación de personaje, convirtiéndose en psicólogo, en presentadora, entre otros, además de animar objetos como los muñecos y el barril. La historia constantemente está provocando estímulos en los espectadores, los recursos sonoros, son atractivos, la forma en como emite la voz Misky y la estridencia de las acciones y momentos, consigue que saltemos de sensación en sensación. Pero a la vez estamos emitiendo un juicio respecto a la condición de migrante o a cualquier otro estimulo conceptual, porque eso es lo interesante del arte escénico: que bajo estímulos predeterminados, como la negación de las raíces, se puede desencadenar interpretaciones y sensaciones que el propio espectador sabrá dilucidar.

 En fin, es importante rescatar la capacidad creativa para estructurar la trama; iba de un lado a otro y cada vez la explosión iba consternándonos en momentos tiernos. Por medio de la risa se permite un acercamiento distinto, un fenómeno colectivo que cuestiona los patrones de la costumbre y las generaciones.

Los elementos compositivos riman en armonía, el color fue fundamental para generar sensaciones eufóricas en el espectador, el vestuario coordinaba con la utilería y con el escenario. Los colores ofrecían un mundo diferente, uno particular, el mundo o universo de Misky y quizá también nos proyectábamos en él, como un juego, como siendo niños de nuevo, permitiendo reír, soñar, creer. El clown me parece una herramienta que facilita la comunicación entre los individuos, una comunicación desde la aceptación, el cariño y la risa, el superarse desde una sonrisa, es un acto revolucionario; momentos que no solo deben haber quedado en el escenario, sino que el espectador y todos los asistentes se llevan sensibilidades que podría ser el inicio de algo.  

El mundo creativo es de Hilda Tovar Ventura, pero hay un equipo entero que trabaja para que todo salga bien: la dirección (César García), las luces, la tramoya, han logrado articular una composición sólida y fecunda. Cada momento de la trama está articulada con recursos técnicos y compositivos, el argumento se expone de tal manera que altera la linealidad temporal, permitiendo un viaje entre las distintas caras de Misky, un vaivén que es sonoro, desde la música y el baile, hasta la gesticulación y la emoción de la voz, recursos bien aprovechados y disciplinados por un ojo técnico.

Moisés Aurazo

5 de marzo de 2025

Crítica: RELACIÓN ABIERTA


Libremente atrapado

Relación abierta es una obra escrita por Renzo Anglas, que nos habla de una pareja, Víctor y Andrés, quienes se encuentran en una etapa de crisis en su relación; motivo por el cual uno de ellos propone la posibilidad de tener una relación abierta, para así vivir experiencias con otros individuos; mientras que la otra parte, que valora la fidelidad y exclusividad, se opone firmemente a la propuesta de su pareja. Esta puesta en escena nos sorprende con un final inesperado, el cual se va tejiendo de manera muy interesante.

La puesta en escena de Relación abierta inicia con uno de los actores ya ubicado en escena. Se puede notar que cada intérprete tiene a su personaje bien definido; cada uno de ellos desarrolla sus acciones con claridad y destreza, logrando envolvernos en la historia y mantenernos atentos a lo que ocurre en escena. Es destacable la fuerza interpretativa y rescatar también que los personajes poseen objetivos claros, los cuales logran hacer un dúo con una gran química; sin duda, un muy buen trabajo logrado por los actores Anglas y André Moyo.

La dirección está a cargo de Draco Santos, quien ha sabido guiar la obra de una manera sencilla pero muy envolvente, llegando a conmover con la puesta en escena en general. Así mismo, la escenografía, aunque es sencilla, contribuye al desarrollo de la obra ayudando a ubicarnos en el entorno adecuado, generando una atmósfera muy particular.

En conclusión, es sin duda una puesta en escena muy interesante, con una sencillez que nos permite apreciar la calidad de los actores y una trama que no te puedes perder.

Javier Gutiérrez

5 de marzo de 2025

Crítica: RUMBOS, UNO MÁS UNO, TRES


Cuando el lenguaje corporal se manifiesta

El uso del cuerpo es una herramienta imprescindible en el teatro, pues a través de movimiento y los gestos se comunica gran parte del personaje. Rumbos, uno más uno, tres es una creación dirigida por Víctor Stivelman e interpretada por Sandro La Torre y Anahí Araoz, en la cual se suprime la palabra, dando paso al lenguaje corporal para contar las diferentes etapas por las que pasa una relación de pareja.

Presentada en los Auditorios del Británico Cultural, la propuesta se apoya en la utilería precisa, como el vestuario, los marcos móviles, los dibujos en tamaño real manejados por los personajes, entre otros enseres coloridos, complementados con la música; nos conducen por las etapas que va transitando una pareja: los primeros encuentros, el conocer al otro, la convivencia, la construcción de una familia, el paso del tiempo y la decisión de continuar pese a las dificultades. Sin duda, un trabajo llevado a cabo con destreza por Araoz y La Torre, que con gran complicidad se mueven, bailan, gesticulan y a través de sonidos como la risa o el sollozo, construyen una historia divertida y conmovedora, que refleja la vida misma. Además, el romper por completo la cuarta pared y hacer al espectador parte de obra en un par de escenas, fue un detalle acertado para afianzar la dinámica de la misma.

Rumbos, uno más uno, tres es una lograda puesta en escena, que utiliza el clown y el cuerpo como pilares que se sostienen durante la historia de estos personajes que se unen para compartir sus vidas, en los buenos momentos y en aquellos más turbulentos, invitándonos a reflexionar acerca de la complejidad de la vida en pareja.    

Maria Cristina Mory Cárdenas

5 de marzo de 2025

lunes, 3 de marzo de 2025

Critica: RAYUELA


Casi un juego infantil para llegar al cielo

Una sala repleta recibe a Cuarta Pared. Rayuela vuelve al escenario donde se estrenó hace 10 años, en Lima. Oscurece y un vídeo en blanco y negro nos lleva a París a inicios de los años 50, cuando Julio Cortázar llegó allá para quedarse a escribir sus más notables novelas. Después, apenas visitó su natal Argentina sin ánimo de quedarse o porque las dictaduras se lo impedían. El mismo año que escribió Rayuela (1963) visitó Cuba y se solidarizó con su joven revolución, como lo hicieron los demás escritores del boom latinoamericano de esos años.

En Rayuela, la obra teatral, los personajes hablan de sí mismos, de la Maga y Horacio Oliveira, pero también hablan de Cortázar o más exactamente, es Cortázar quien habla con sus personajes, especialmente con Horacio. Todo ello con una fuerte dosis de humor. Nadie se mofa más y mejor de los argentinos que ellos mismos y si se trata de intelectuales, la descripción crítica de algunos comportamientos absurdos frente a la vida común alcanza altos niveles de creatividad, sin llegar a la parodia o la caricatura. No es una comedia, pero es inevitable reír por momentos y sonreír frecuentemente por la gracia de algunas expresiones. Para lograr estas sensaciones en la platea se necesita dos excelentes actores, comprometidos con ese universo cortazariano, complejo y enrevesado, pero sentidamente latinoamericano. Es una suerte ver la obra con diez años de madurez. Quizás por eso la armonía es perfecta.

Es una puesta fresca, ágil y atrevida. Minimalista sin exagerar, como otras obras de Cuarta Pared. Usa elementos simples, como las sillas que se desplazan para crear fugaces espacios de diálogo. Una escalera de tijera puede ser un altillo doméstico, una torre desde donde ver la vida con otra perspectiva o, invertida, las piernas de una provocadora mujer que pone a prueba las opciones del intelectual puesto en la lupa.

Los actores no salen nunca del escenario, por lo que el tránsito de una escena a otra con distintos personajes ocurre, sin pausa, delante de nosotros, manteniendo un ritmo ágil, casi como un juego infantil a través del cual Horacio busca entender su mundo interior en relación con lo que le rodea, dando pequeños saltos en cada escena. Para él, eso es llegar al cielo de la rayuela que jugaba Cortázar de niño y que en el Perú conocíamos como "mundo".

Al final, la pantalla nos lleva a la imagen de Cortázar en Europa y aunque la palabra Fin anuncia que la obra ha terminado, podría haber terminado de otro modo, con las mismas piezas del rompecabezas, como la novela. Pero no se trata de una versión teatralizada de ella, ni una biografía del autor. Es realmente un homenaje a Julio Cortázar y merece aplaudir de pie. 

David Cárdenas (Pepedavid)

3 de marzo de 2025

domingo, 2 de marzo de 2025

Crítica: IMPROANALISTAS


Terapia de hipotéticos hiperbólicos

Uno de los procedimientos más difundidos y, de alguna manera, seguros de la impro teatral es la creación a partir del público: los artistas reciben insumos aleatorios de la gente y crean una historia a partir de estos. Improanalistas, dirigida por Juan Velazco, parte en principio de esta modalidad, pero da el giro sobre esta propuesta hacia escenas que, en su caos y absurdismo, enternecen desde lo que debiera ser, según mi creencia, base de la experiencia improvisadora: la humanidad del performer.

El planteamiento parte de un supuesto psicoanálisis (de ahí el Improanalista) realizado por uno de los cuatro improvisadores a una persona del público voluntaria. La dinámica es exhaustiva para poder obtener la mayor información y estímulos del espectador (ya sea palabras, anécdotas o movimientos), pero logra realizarlo de una manera que no resulta invasiva ni agobiante para la persona. Es más, la improvisación que sigue está orientada a ayudar a la persona con algún problema personal, como el querer hablar en público o ser constante. Como los datos son parciales y con otros elementos aleatorios añadidos, la representación se vuelve naturalmente caótica y exagerada de la realidad. Aquí destaco un gran trabajo de los cuatro improvisadores para mantener la energía y ritmo de las propuestas sin perder nunca de vista el punto de partida de las escenificaciones: aconsejar y acompañar los deseos de mejora del público.

Como va a ser común en la mayoría de impros, algunas consignas terminan implementadas de manera más natural y efectiva que otras. Los improvisadores, sin embargo, logran su objetivo principal, de alguna manera, de enlazar todo el caos visto a una lección al espectador que se siente genuina y no solo parte del número cómico. Logran una progresión de la historia efectiva y que te mantiene sonriendo durante toda la puesta, aunque ya no por ver las consignas aplicadas y combinadas, sino por un genuino aprovechamiento de la comedia y de las energías de cada performer. Destaca en este aspecto Edward Vega, con una energía que eleva cada segmento en el que aparece. Igualmente, cada improvisador logra su cometido en la puesta. Aplausos en particular también al manejo de luces y sonido, pues capta con una rapidez y efectividad envidiable los cambios de tono que surgen en cada propuesta. Debo decir que no terminé de entender la idea de los improvisadores en traje formal al inicio de la propuesta: se quitan los trajes por comodidad casi de inmediato, pasando a un neutro que funciona, pero me confundió de esa impresión inicial. 

Algo que quizás ayudó a mi experiencia fue que Nicolay Romero, uno de los improvisadores, me llevara a ver los altares del equipo antes de la función. Un pequeño rincón en un estante que puede pasar desapercibido, pero que me dio el contexto humano de quiénes eran las personas adelante mío en la propuesta. Hay este entendimiento común en la impro de que quienes se ponen delante tuyo son personas valientes: creo yo que la valentía del arte escénico en general está en encontrar humanidad dentro del caos, verdad dentro de la consigna, y la sensibilidad que estalla cuando se abandona el miedo al ridículo. Improanalistas es una experiencia divertida y compenetrante. Me hubiera gustado poder ver más de dos historias, aunque quizás esta crítica venga de mi piconería por no haber llegado a participar (e igual tenían otra función en diez minutos). De momento, gran trabajo y a seguir expandiendo y jugando.

José Miguel Herrera

2 de marzo de 2025

sábado, 1 de marzo de 2025

Crónica: VISITA A ICA - CHAPLIN GRUPO CULTURAL


El Arte al Sur no se detiene

Desde las últimas semanas, la región de Ica viene siendo castigada por lluvias, huaicos e inundaciones, que han dañado la infraestructura de varias viviendas y dejado cientos de damnificados en distintas localidades. Sin embargo, la movida teatral iqueña no se detiene. Oficio Crítico acudió gustoso a la invitación por parte de Chaplin Grupo Cultural y de su director Harold Lopez, para poder asistir a una muestra abierta al público para compartir los avances de sus alumnos, grandes y chicos, en artes escénicas. Los resultados fueron muy auspiciosos, lo que confirma el enorme talento que existe en la localidad y la imperiosa necesidad de contribuir a su visibilización.

Acondicionado el íntimo espacio de Chaplin ubicado en la Urb. Valle Hermoso, la muestra inició con el elenco Kids & Teens y su particular versión de Pinocho. Con algunas ausencias de última hora, se destaca que los alumnos presentes asumieran, sin hacerse problemas, los roles faltantes, memorizando la letra en el momento y salvando así la función. Se apreció a continuación, el creciente gusto por el teatro musical, en el que parte del elenco adulto, integrado por Silvana Uribe, Gabriel Zárate y Álvaro Alarcón, demostró sus innegables dotes para el canto y baile en fragmentos de conocidas películas y piezas teatrales de corte musical. La ejecución se mostró sin tacha, anticipando desde ya la pronta consolidación de estas jóvenes promesas.

Acaso lo más resaltante de la velada fue la presentación de tres puestas originales, creadas de manera independiente por Karina Félix, Yerson Luján y Kleber Martínez, a manera de breves unipersonales dirigidos por ellos mismos. Tres interesantes propuestas que podrían levantar mucho vuelo con afinaciones en la dramaturgia y dirección, para dar así rienda suelta a toda la creatividad que los intérpretes pueden dar. Incluso la idea de que todo el grupo genere su propio espectáculo, a la manera de creación colectiva, sería una plausible opción. Felicitaciones al director Harold Lopez de Chaplin Grupo Cultural por su tan necesaria labor, demostrando que el Arte, a pesar de todos los obstáculos que puedan presentarse, no debe detenerse.

Sergio Velarde

1º de marzo de 2025

viernes, 28 de febrero de 2025

Crítica: MOBY DICK


Un clásico se transforma y nos trae un mensaje para cambiar el presente

En esta ocasión, La Plaza nos trae una adaptación libre de la clásica obra de Herman Melville, escrita y dirigida por Els Vandell. Con un talentoso elenco conformado por Grapa Paola, Jano Baca, Joaquín Escobar, Alejandro Villagomez, Anneliese Fiedler, Merly Morello y Sergio Urrutia, la historia se nos es contada desde un punto de vista distinto al convencional y que es precisamente lo que le da ese toque especial.

La obra nos presenta a este nuevo personaje llamado Catalina, interpretado por Morello, quien es una chica que se hace pasar por un hombre (Ismael en el libro) para poder unirse a la tripulación y conocer el mar. Es a través de Catalina que el público va conociendo más al personaje de Mocha, interpretado por Grapa, y que es la famosa ballena de la novela. Mocha entabla un diálogo casi directo con la audiencia, con la intención de despertar en ellos la empatía, tanto en grandes como en pequeños, por las otras formas de vida no humanas. Este personaje hace un llamado a la generación actual y las venideras a que cuiden el mar y lleven un estilo de vida más ecológico.

Lo interesante de la obra es cómo busca adaptar una novela densa como es Moby Dick para que sea no solo más digerible y entretenida para todo tipo de público, sino que también busca darle otro dignificado que se adapte más a la actualidad. Se invierte la historia tradicional; es decir, ya no se centra en el capitán Ahab y su fijación por querer cazar a la ballena, sino que le da voz a esta última para que dé su propio punto de vista, lo que siente y cómo vivió este encuentro con el capitán, así como sus deseos de seguir viviendo de manera tranquila y pacífica. Para poder lograr su objetivo de evocar en el público este sentimiento de empatía ya mencionado, la historia también recurre a mostrar los momentos más vulnerables de algunos personajes, como en el caso de Catalina y Queequeg, quienes entablan una relación de amistad bastante conmovedora.

La escenografía con la que cuenta es bastante sencilla pero funcional, los principales elementos son estructuras hechas de cartón, lo cual va de acuerdo con el propósito de la obra: cuidar el medio ambiente, generar una conciencia ecológica. Además, por el mismo hecho de que es sencilla, invita al espectador a usar la imaginación junto con los actores, para los adultos es como ser niños de nuevo y jugar.

Es una adaptación que a partir del humor, canciones y buenas actuaciones logra transmitir mucho y llegar a cada uno de los espectadores; además, los motiva a hablar más sobre el tema y comenzar a hacer algo al respecto.

Barbara Ríos

28 de febrero de 2025

martes, 25 de febrero de 2025

Crítica: CÓMO OLVIDAR A TU EX


No hay receta para el olvido

Aplacar el dolor de un “corazón roto” es una experiencia que se vive en solitario; sin embargo, la nueva propuesta de Los Productores pone sobre el escenario a un grupo de mujeres que busca compartir este proceso, aunque en el camino deban enfrentarse a la incomodidad de sus propios dolores y fracasos. Cómo olvidar a tu ex es un viaje teatral lleno de música, risas compartidas y lecciones profundas acerca del desamor, el olvido y las emociones desbordantes que dejan los finales no tan felices en algunas etapas de la vida. 

Escrita por María José Osorio, quien también la dirige junto a Diego Gargurevich, la puesta se presenta en el Teatro Claretiano, un nuevo espacio que aprovecha muy bien el amplio espacio para retratar una confortable sala con pinturas y elementos sutiles como los sillones tipo puf, entre otros, que construyen esa atmósfera zen, sin extremarla. Los tonos claros del mobiliario se complementan sin esfuerzo con el diseño de luces, que también cuenta su propia historia, al jugar con los cambios entre escenas. 

La narrativa plantea un retiro de fin de semana, donde cuatro mujeres de distintas edades, personalidades y ocupaciones, Anahí de Cárdenas (Mónica), Arianna Fernández (Eme), Ximena Palomino (Coni) y Tati Alcántara (Pilar), buscan la fórmula para olvidar a sus ex, interpretados por Jesús Neyra; guiadas por una experimentada gurú, a cargo de Monchi Brugué (Alicia). Sin duda, el elenco ejecuta sólidas interpretaciones, al dotar de particularidades a cada personaje (los vestuarios, los gestos, la voz), así como las armonías vocales. Además, la acertada distribución entre los diálogos y las canciones en vivo, agiliza la dinámica de la puesta.

Más que una comedia acerca del desamor, Cómo olvidar a tu ex es una obra que transita por diferentes emociones y giros inesperados, acompañada por un atinado soundtrack que las exorciza y nos muestra una ruta en común, una suerte de espejo en el que cualquier ser humano podría reflejarse, ya sea por un amor no correspondido; por un amor que se acabó; por un amor que no es amor, o, simplemente para descubrir el amor propio. Divertida, fresca y conmovedora, es una oportunidad que el arte vivo nos da para aprender de las experiencias y reencontrarnos con una mejor versión de nosotros mismos.

Maria Cristina Mory Cárdenas

25 de febrero de 2025

Crítica: ¡AMIGA, SE ME OLVIDÓ! / MISIÓN BANANA / MICRO BANCA


Risas, misterio e improvisación en el CAFAE - SE

Con su última presentación, hoy 25 de febrero, el centro cultural CAFAE-SE (San Isidro) nos presenta un divertido ciclo de microobras que mantendrán al espectador en un vaivén de misterio y risas: ¡Amiga, se me olvidó! y Misión Banana, para posteriormente culminar con el audaz formato de improvisación Micro banca. Las tres propuestas artísticas, producidas por La Intensa Producción y Diantres! Asociación Cultural, respectivamente, mantendrán al público al filo de lo insólito, superando cualquier expectativa. Un repertorio variado y provocador que promete una noche llena de teatro y risas.

Una mujer en un sugerente baby doll rojo aparece en escena, su rostro desencajado. Algo grande ha sucedido, pienso, y enseguida lo pensamos todos (el público y yo). Entrada acertada para capturar toda la atención y expectativa de la sala. Hablamos de ¡Amiga, se me olvidó!, escrita por Luisito Fernández y dirigida por José Gómez Ferguson, con las actuaciones de Issa Ringgold Mannucci y Karina Arbocco. La obra presenta el dilema de dos grandes pero despistadas amigas, cuya coincidencia y dispersión las llevarán a un conflicto que pondrá a prueba su amistad y enfoque. Ambas actrices se destacan por mantener un código claro de comedia a través de sus personajes contrastantes, hasta incluso un match perfecto en el contraste de sus registros vocales, como en el caso de Arbocco, quien refuerza eficazmente su registro vocal agudo para acentuar la sensibilidad de su personaje. Si bien hubo intentos de ambas actrices de remarcar el humor en momentos exactos del texto, lo más interesante surgió de las constantes reacciones genuinas del público ante la situación límite de la historia. Por otro lado, un mayor aprovechamiento en el enfoque final del conflicto podría potenciar la obra y las reacciones del espectador.


Después de esta reflexión sobre la amistad y la complicidad, la comedia toma un giro hacia lo absurdo con la siguiente obra: Misión Banana, escrita por Fernández y dirigida por Christian Suito. Es una comedia absurda y original en la que nada es lo que parece. Con un elenco conformado por Fernández y Francisco Agip, nos harán vivir momentos de tensión y risas. El inicio de esta obra arranca con la cotidianidad de este presunto espía, interpretado por Agip, quien nos muestra una interesante construcción de personaje. A su vez, el solemne momento es interrumpido estrepitosamente por la espontaneidad de Fernández, quien, con su gracia natural, generará más de una carcajada desde el primer momento de su aparición. La dinámica entre ambos personajes se complementa con momentos brillantes, y en otros, el personaje de Agip decae en matices en comparación con la chisporroteante energía de Fernández. Sin embargo, a lo largo de la trama, se logran amalgamar las energías a través de la escucha activa. A punto de llegar al final, el texto nos regala un giro dramático inadvertido, lo cual genera una considerable aceptación reflejada en carcajadas nerviosas por parte del público. Si bien en algunos momentos del inicio de la trama las energías de ambos actores no se hallan, durante el transcurso logran salir airosos y rematar con un gran cierre, lo cual refleja un texto dinámico y un espectáculo bien logrado.


Cambiando completamente de género, la improvisación en Micro banca aporta una propuesta aún más arriesgada y única, con el público como protagonista. El formato, dirigido por Ringgold Mannucci, consiste en recrear historias únicas en conjunto con el público, utilizando un único elemento en el escenario: una banca. Con un elenco solvente de improvisadores a cargo de Beto Natteri, Darwin Romero y Rosa Cárdenas, dotados de un ingenio y rapidez creativa inagotables, serán los encargados de crear las historias que surgirán durante la puesta y serán diferentes para cada función. La energía de los intérpretes es diferenciada entre sí, sin embargo, aquella diversidad logrará un acierto brillante para la fluidez de la escena. La rapidez y energía física y vocal de los tres improvisadores es sobresaliente de principio a fin, destacando a todos los miembros del elenco y celebrando la sinergia en cada uno de sus ocurrencias y divertidos diálogos. Esto es solo un reflejo del sólido proceso creativo de su escuela y producción.

En definitiva, este ciclo de teatro e improvisación destaca en humor y versatilidad, tanto de sus solventes intérpretes como de la precisa dirección en cada una de sus producciones. Con unos cuantos aspectos a reforzar en las dos obras, pero con un sólido desempeño en términos generales y, sobre todo, sobresalientes aciertos de parte de cada director y directora. Las tres obras culminan su temporada en su última función de cierre hoy, 25 de febrero, a las 21:00 en el C.C. CAFAE-SE (Av. Arequipa 2985), y el humor está más que asegurado.

Abigail Salvador Jaime

25 de febrero de 2025

lunes, 24 de febrero de 2025

Crítica: LA EDAD DE LA CIRUELA


Alas de nuestras madres

La edad de la ciruela es un clásico ineludible para conocer el trabajo de Arístides Vargas y una mirada tierna, a la vez que melancólica, de la mujer latinoamericana y su relación con el tiempo. No es de extrañarse que Ana Julia Marko, directora que con este dirige cuatro montajes de final de carrera consecutivos para la FARES-PUCP, lo haya elegido para la promoción de Teatro de este año. Es una fortuna contar con el texto, pues dota a la creación de este elenco de una complejidad y gracia que se siente propia de ellos (y principalmente, ellas) así como de la memoria colectiva que, como peruanos y latinos, desarrollamos sobre las mujeres de nuestras familias.

La obra, como es común con los montajes estudiantiles en promociones grandes, cuenta con una dinámica coral y escena espejo que permiten dar a cada estudiante un momento de protagonismo. Esta dinámica coral es una que Marko suele realizar, pero se realiza aquí con la convicción artística de que representa la masa de la familia numerosa y no solo una decisión pedagógica. Las historias en nuestras familias, de tías que sueñan con amores que perdieron, abuelas que se hartan de todo y hermanas pequeñas que discuten y hacen travesuras, se repiten entre casa y casa. Se siente esta esencia colectiva en la construcción de las escenas y las corporalidades, logran superar la rigidez y prestarse a no solo la imitación, sino el entendimiento de la costumbre.

Las actuaciones de los estudiantes, en general, logran explayarse dentro de esta dinámica propuesta. Como coro cumplen y funcionan, no hay momento estático o sin contraescena (gran logro considerando que están todo el tiempo en escena). La magnitud de cada personaje individual, a su vez, hace que puedan utilizar todo su lenguaje teatral y físico en códigos grandes, fuertes y juguetones. Los momentos más íntimos y sentimentales quizás se apagan un poco, pero se sostienen a partir de la música y elementos visuales muy bien diseñados. Destacan sobre todo las participaciones de Celeste Torres, Fiorella Mejía, Camila Castillo, Marilyn Chumbimune y María José Guzmán. 

El montaje, en general, utiliza sus elementos visuales como punto de partida para el ritual colectivo. Las plantas, los colores en la ropa, los retazos del texto puestos en cursiva y sobre todo, las fotos de las familiares reales del elenco sirven para acompañar al público en ese viaje a la historia personal. Hay muchísimos momentos simbólicos, y no todos golpean con la misma fuerza, pero todos se sienten como un posible final para la obra. El nivel de producción para cada momento se agradece, con el final, la carta y la parada del tiempo como momentos resaltantes que evocan memoria y dan a la casa de las hermanas una sensación de realismo mágico, un lugar tocado por el abuso, pero también por el constante deseo de libertad.

La edad de la ciruela es un montaje que aprovecha sus recursos para darles a sus alumnos, así como a su público, una bella sensación de cierre. Sentir la progresión de momento a momento (siendo que trata con una obra no lineal) dará el golpe necesario para que, al final, sintamos la crudeza del paso del tiempo, y aun así recordemos a las mujeres de nuestra familia con brutal admiración.

José Miguel Herrera

24 de febrero de 2025