Encontrar la belleza en los inesperado
Éxodo Teatro, una vez más, nos trae una puesta impecable, una en donde Alonso Cano (Cyrano de Bergerac), María Grazia Gamarra (Roxana), Stefano Salvini (Cristian), Amaranta Kun, Óscar Yépez, Martín Aliaga y Alejandro Tagle encarnan la famosa obra de teatro escrita por Edmond Rostand, allá por el S. XIX, pero cuya trama se sigue sintiendo más presente que nunca, sobre todo, en un contexto en el que las apariencias siguen importando y pesando más que los sentimientos y las buenas intenciones.
Con momentos musicales caracterizados por la versión acústica de la canción With or without you de U2, Jean Pierre Gamarra nos devuelve un clásico que nos recuerda la insignificancia de lo superficial y lo crueles e injustos que podemos llegar a ser, tanto como individuos y como sociedad, con aquellos a quienes consideramos diferentes, especialmente si se trata del aspecto físico, aquel valor que le damos a la estética por sobre los sentimientos. Es así que tenemos un personaje como Cyrano, de apariencia férrea, pero que realmente tiene un corazón que sentía más que el de todos los personajes juntos.
Por otro lado, la escenografía juega un papel importante, habla por sí misma, casi como si fuera un personaje más, en específico en la escena final de la batalla, con personajes rodeados de cañones y humo. Incluso en escenas más sencillas, como las que transcurren en la habitación de Roxana, donde la cama se eleva por los aires y el mismo Cristian también, para dar la ilusión de que está trepando una larga escalera para alcanzar a su amada, envolviendo al espectador en un ambiente casi onírico.
Cyrano de Bergerac es de esas obras que, cuando las recuerdas, una de las primeras cosas que se te vienen a la mente es esa sensación de cariño o empatía que sentiste por uno de los personajes, o lo conmovido y emocionado que saliste de la sala.
Barbara Ríos
29 de diciembre de 2025

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