martes, 27 de diciembre de 2016

Evento: PREMIACIÓN 2016 EN FOTOS

 Ricardo Morante y Sergio Velarde
Alejandro Mansilla
Sandra Barbosa
 Nicolás Fantinato
 Sergio Velarde y Nicolás Fantinato
Norly Vera recibe premio en nombre de Norma Berrade
 Mateo Chiarella
Claudio Calmet, Nicolás Fantinato, Norly Vera y Mateo CHiarella
 Elenco de "La estación de la viuda"
 Martín Martínez
 Sylvia Majo
 Carlos Mesta
 Omar Del Águila
 Alberick García
 Gonzalo Rodríguez Risco
 Sergio Velarde
 Viviana Andrade en homenaje a Richard Romero
 Juan Maldonado en homenaje a Mario Delgado
David Carrillo
 David Carrillo en homenaje a Ricky Tosso
 Sergio Velarde y Luis Gustavo Gonzáles
Homenaje a Grupo Puesta
 Claudio Calmet
 Armando Machuca
 Elenco de "Zapping, 3 musicales en 1"
 Marissa Béjar
 Gonzalo Rodríguez Risco y Alberick García
¡Gracias por la fotos, Premium Peru TV!

Evento: LOS GANADORES DE LA PREMIACIÓN EL OFICIO CRÍTICO 2016



Resultados  de la ENCUESTA 2016

Categoría
COMEDIA/INFANTIL/MUSICAL

Actor de reparto
Alejandro Mansilla (El león)

Actriz de reparto
Sandra Barbosa (Love and Chill)

Actor
Gabriel Gil (Zapping, 3 musicales en 1)

Actriz
Natalia Salas (Zapping, 3 musicales en 1)

Dirección
Norma Berrade (La estación de la viuda)

Montaje
LA ESTACIÓN DE LA VIUDA (Eugene Labiche) Teatro de Lucía

Categoría
DRAMA

Actor de reparto
Martín Martínez (José Aurelio rumbo a Francia)

Actriz de reparto
Silvia Majo (Grietas)

Actor
Mijail Garvich (Escenas en casa de Vasili Beseménov)

Actriz
MaCla Yamada (Una historia de amor israelí)

Dirección
Julia Thays (Luz oscura)

Montaje
LUZ OSCURA (Gonzalo Rodríguez Risco y Julia Thays)


Resultados del balance de EL OFICIO CRÍTICO 2016

Categoría
COMEDIA/INFANTIL/MUSICAL

Actor de reparto
Cristhian Palomino (Love and Chill)
Rodrigo Falla (De todo en un día)

Actriz de reparto
Lía Camilo (Vanya y Sonia y Masha y Spike)

Actor
Claudio Calmet (La estación de la viuda)

Actriz
Lucía Irurita (La estación de la viuda)

Dirección
Armando Machuca (Padres de la patria)

Montaje
ZAPPING, 3 MUSICALES EN 1 (Mario Mendoza, Federico Abrill, Sebastian Abad e Ivana Pedreschi) Vodevil producciones

Categoría
DRAMA

Actor de reparto
Alfonso Dibós (El amor es un bien)

Actriz de reparto
Angelita Velásquez (La humilde dinamita)
Camila Abufom (El amor es un bien)

Actor
Eduardo Camino (Clausura de amor)

Actriz
Lucía Caravedo (Clausura de amor)

Dirección
Marissa Béjar (La multitud)

Montaje
LUZ OSCURA (Gonzalo Rodríguez Risco y Julia Thays)


Reconocimientos especiales

Premio Especial del Jurado
MUCHO RUIDO POR NADA (William Shakespeare) Teatro La Plaza

Premio de Dramaturgia "Sara Joffré" 2016
LA HUMILDE DINAMITA (Marbe Marticorena)

domingo, 4 de diciembre de 2016

Crítica: LA MUCHACHA DE LOS LIBROS USADOS

Inocencia perdida

La puesta en escena inicia cuando las luces generales se apagan y se siente unos pasos fuertes, acompañados por una canción. Es ahí cuando se encienden las luces y los actores entran en conjunto, giran por todo el escenario, cantando: “La niña María ha salido del baile, baila que baila y si no lo hace, castigo le darán”. Es entonces que la niña de los libros usados (Mayella Lloclla) se aleja del círculo y les dice que anoten.

La historia nos relata la vivencia que tiene esta muchacha de los libros usados, que con solo 14 años y hoy siendo una mujer de aproximadamente 50 años, nos cuenta su historia desde un hospital. Lo que ella recuerda es que solía leer libros; cada vez que buscaba el cariño de su mamá, ella siempre estaba ausente. Tanto así, que un día sale a comprar y nunca más volvió. Cada vez que su papá le decía para hablar, ella solo atinaba a escucharlo, pero todo esto cambió cuando un día su padre decide venderla y entregarla en matrimonio al Coronel (Antonio Aguinaga), haciendo prometer de no consumar el matrimonio hasta que tenga su primera menstruación.

Y la muchacha acepta, porque cree que la vida es así y es la vida que le tocó vivir, ya que vivía en una atmósfera de mucha opresión. Ella solo obedece, es ahí cuando empieza su nueva vida: en el cuartel aprende a vivir en un lugar rígido, con un militar y a la edad que ella tiene, solo quiere explorar. Pero siente que no puede, ya que cada vez que intentaba decir o hacer algo, el coronel tiende a limitarla. Es así que cuando ella empieza a crecer, se da cuenta de algunas cosas que no están bien con su vida y en ese proceso de querer experimentar, se da cuenta que llegó la hora: dejó de ser niña y se convirtió en mujer. Se entera de que es hora de que su matrimonio sea consumado por el coronel, ella siente miedo y sin pensarlo, se lanza hacia un carro: no porque no desea vivir, sino porque descubre que no quiere ser tocada por su esposo, que es el coronel y que le triplica la edad.

La muchacha de los libros usados es una obra de contenido dramático y con un toque de comedia, donde se exploran temas de opresión hacia la mujer. El teatro cuenta con una puesta en escena circular, poética y cantada. Me encantó el trabajo del elenco, en especial las voces que  fueron muy limpias y precisas. El elemento en la puesta en escena  que sorprendió a más de uno, fue la jaula que llevaba la muchacha de los libros usados el día de su matrimonio, jaulas que representan la opresión en la que ella vivía.

La muchacha de los libros usados fue escrita por Arístides Vargas y dirigida por Mariana Palau, estrenada en el Teatro Aranwa de Jesús María. Con Mayella Lloclla, Antonio Aguinaga, Carlos Montalvo, Sylvia Majo, Juan Carlos Díaz Therán, Javiera Lizama y Paula Lizama.

María Victoria Pilares
4 de diciembre de 2016

jueves, 1 de diciembre de 2016

Evento: PREMIACIÓN "EL OFICIO CRÍTICO" 2016

“El teatro es poesía que se sale del libro para hacerse humana” (Federico García Lorca)

Lunes, 26 de diciembre 7:30 pm en el Teatro Auditorio Miraflores (Av. Larco 1150 Sótano). Entrada libre, capacidad limitada.

Por sexto año consecutivo, EL OFICIO CRÍTICO propone una reunión para todos aquellos que se dedican a las artes escénicas en nuestra ciudad capital, con el único propósito de reconocer y celebrar aquellas obras y artistas que sobresalieron por su profesionalismo y calidad sobre el escenario. Esa es y será siempre la principal razón para la realización de este evento.

Entraron en la clasificación los montajes que tanto EL OFICIO CRÍTICO como sus gentiles colaboradores consideraron pertinentes para hacerles una mención y que alcanzaron a ver desde finales de noviembre del año pasado hasta la quincena de noviembre (aproximadamente) del 2016.

Se entregarán distinciones especiales para cada terna: MEJOR MONTAJE, DIRECCIÓN, ACTOR, ACTOR DE REPARTO, ACTRIZ y ACTRIZ DE REPARTO, tanto para las categorías de Drama y de Comedia/Musical/Infantil. El público podrá votar virtualmente a través de la encuesta publicada en el blog; como también EL OFICIO CRÍTICO dará su propio veredicto durante el evento. Además, se concederá el premio de Dramaturgia SARA JOFFRÉ para la MEJOR OBRA PERUANA ESTRENADA EN EL 2016; y otro para el MEJOR MONTAJE DE GRAN PRODUCCIÓN.

COMEDIA/MUSICAL/INFANTIL

En esta categoría participan por el mejor montaje: ALTER EGO (Carlos Zarpán), DESPIPORRE (Creación colectiva), LA ESTACIÓN DE LA VIUDA (Eugene Labiche), LÍA Y LA AVENTURA CIENTÍFICA (Nishme Súmar), LOVE AND CHILL (David Carrillo y Federico Abrill), MARIANA Y EL SEÑOR VERDE (Luis Eduardo Pérez-Albela), ORQUESTA DE SEÑORITAS (Jean Anouilh) y ZAPPING, 3 MUSICALES EN 1 (Mario Mendoza, Federico Abrill, Sebastian Abad e Ivana Pedreschi). Y los mejores trabajos de dirección se encuentran entre los de Alex Ticona (Despiporre), Armando Machuca (Padres de la patria), David Carrillo (Love and Chill y Orquesta de señoritas), Dusan Fung (Santísima Muerte: La fiesta del más allá), Mario Mendoza (Zapping, 3 musicales en 1), Norma Berrade (La estación de la viuda), Víctor Eduardo Barco (Alter ego) y Yanira Dávila (Así de simple).

Entre los actores, resaltaron los trabajos de Carlos Tuccio (Nunca llueve en Lima), Claudio Calmet (La estación de la viuda), Gabriel Gil y Martín Velásquez (Zapping, 3 musicales en 1), Javier Echevarría (Padres de la patria), Marco Antonio Huachaca (La sirena varada), Paris Pesantes, David Serván y Gonzalo Candela (Alter ego), Ricky Tosso (¡Ay amor!), Alejandro Mansilla (El león), Claret Quea (Mucho ruido por nada), Cristhian Palomino (Love and Chill), Jeshua Falla (Mariana y el Señor Verde), Job Mansilla y Pedro Pablo Corpancho (Orquesta de señoritas), Manuel Díaz (Gertrude) y Rodrigo Falla (De todo en un día).

Entre las damas, destacaron los trabajos de Elena Castillo (Lía y la aventura científica), Fiorella Pennano (Contracciones), Karina Jordán (Cock), Lucía Irurita (La estación de la viuda), Natalia Salas (Zapping, 3 musicales en 1), Natalia Torres y Lía Camilo (Vanya y Sonia y Masha y Spike), Tati Alcántara (Fiebre de sábado por la noche), Vania Accinelli y Claudia Bérninzon (La casa limpia), Denisse Dibós (Bajo terapia), Erika Najarro (El león), Grapa Paola (La vida color de rosa), Haydeé Cáceres (Nunca llueve en Lima), Jackie Vásquez (Mariana y el Señor Verde), Katherina Sánchez (Juego de infieles), Sandra Barbosa y Valquiria Huerta (Love and Chill).

DRAMA

Alcanzaron excelente resultados los montajes de EL AMOR ES UN BIEN (Francisco Lumerman), EL DOLOR (Marguerite Duras), ESCENAS EN CASA DE VASILI BESÉMENOV (Máximo Gorki), LA HUMILDE DINAMITA (Marbe Marticorena), LA MULTITUD (Nick Rongjun Yu), LUZ OSCURA (Gonzalo Rodríguez Risco y Julia Thays), SILENCIO SÍSMICO (Eduardo Adrianzén) y UN SALUDO QUE NO LLEGA (Diego La Hoz). Destacaron también los trabajos de dirección de Beto Miranda (Extraños), Daniel Neuman (Anomia), Diego La Hoz (Un saludo que no llega), Esteban Philipps (José Aurelio rumbo a Francia), Julia Thays (Luz oscura), Marbe Marticorena (La humilde dinamita), Marissa Béjar (La multitud) y Oscar Carrillo (Silencio sísmico).

Entre los caballeros, realizaron un extraordinario trabajo sobre las tablas Alberick García y Jesús Neyra (Luz oscura), Bruno Odar (La materia de los sueños), Eduardo Camino (Clausura de amor), Fernando Luque (El montaplatos), Lucho Cáceres y André Silva (La sangre del presidente), Mijail Garvich, Luis Cárdenas-Natteri y Rubén Bardales (Escenas en casa de Vasili Beseménov), Victor Prada (La multitud), Alfonso Dibós y Sebastián Monteghirfo (El amor es un bien), André Moyo (Los mineros), Antonio Aguinaga (La muchacha de los libros usados), José Gómez Ferguson (La ola), Martín Martínez (José Aurelio rumbo a Francia) y Nicolás Valdes (Sin aliento).

Las actrices en esta categoría destacaron por sus logrados personajes: Alejandra Guerra (El dolor), Alicia Olivares, Anaí Padilla y Leticia Narvarte (Ropa íntima), Lelé Guillén y Angelita Velásquez (La humilde dinamita), Lucía Caravedo (Clausura de amor), MaCla Yamada (Una historia de amor israelí), Nidia Bermejo (Luz oscura), Rosella Roggero (Silencio sísmico), Wendy Vásquez (Cielo abierto), Alexandra Graña (Mrs. Klein), Andrea Fernández (Los justos), Camila Abufom (El amor es un bien), Carmen Álvarez (Escenas en casa de Vasili Beseménov), Daniela Nunes (La sangre del presidente), María del Carmen Sirvas (José Aurelio rumbo a Francia) y Sylvia Majo (Grietas).

Reconocimientos especiales y colaboradores

Así como ESPACIO LIBRE, ÓPALO, CUER2, TEATRO DE LA RESISTENCIA y EUREKA TEATRO, este año recibirá un merecido homenaje por su importante trayectoria artística el grupo PUESTA. También recordaremos a las personalidades del teatro que nos abandonaron este año. Este 2016, así como en años anteriores, me apoyan para la elaboración de las ternas y la elección final, colegas críticos a los cuales agradezco de corazón por sus sugerencias: ALONSO CHIRI, EDER GUARDA, PEPE SANTANA, MARÍA VICTORIA PILARES, DANIEL FERNÁNDEZ y PIERO MIOVICH.

La cita, repetimos, es el LUNES 26 DE DICIEMBRE A LAS 7:30 pm, ahora en el acogedor TEATRO AUDITORIO MIRAFLORES.

¡Los esperamos a todos!

Sergio Velarde
1° de diciembre de 2016

sábado, 26 de noviembre de 2016

Crítica: ENTRE DOS PUERTAS

Nada nuevo en la sala de espera

Acaso uno de los tópicos más recurrentes en el teatro sea la exploración de lo que sucede más allá de la muerte. Uno de los textos más interesantes que abordaron este tema fue sin duda A puerta cerrada (Jean-Paul Sartre, 1944), un brillante drama de solo tres personas, cobardes y culpables, encerradas en una habitación después de morir, mientras una de ellos musita: “El infierno son los otros". Otras puestas en escena de estreno reciente mostraron características dramáticas similares, cada una con diferentes propuestas y resultados: en la excelente Un verso pasajero (Gonzalo Rodríguez Risco, 1996) y en la saturada Japón (Víctor Falcón, 2014), sus respectivas familias disfuncionales protagonistas, afectadas por el estado de coma de uno de sus miembros, se derrumban psicológicamente, revelando secretos y frustraciones; en la predecible El pórtico del cielo (Román Sarmentero, 2013) y en la surrealista y discreta Me toca ser el nene esta noche (Cristian Lévano, 2015), diversos personajes se encuentran en una especie de limbo celestial: algunos eternamente y otros, solo de pasada; y este año, la antológica Luz oscura (Gonzalo Rodríguez Risco y Julia Thays, 2015) también nos mostró a una antigua estrella de televisión debatiéndose entre la vida y la muerte en el hospital luego de un accidente.

Pues bien, siguiendo la misma temática, llegó al escenario de Asociación Cultural Campo Abierto de Miraflores la pieza Entre dos puertas de Anahís Beltrán, ganadora de Sala de Parto 2014 con el título Segunda oportunidad y curiosamente dirigida por Manuel Trujillo, el mismo de El pórtico del cielo. La trama de Entre dos puertas involucra a cuatro mujeres y dos hombres de diferentes edades y condiciones, que aparecen en una misteriosa sala de espera acondicionada con unas cuentas sillas y con dos puertas a cada extremo: una de ellas lleva a la eternidad y la otra, al mundo real. Como era de esperarse, cada personaje encierra varios secretos que poco a poco van revelando, incomodando al resto hasta encontrar su destino final, pero nunca generando aquel "infierno" entre ellos. El joven pero experimentado Trujillo busca mantener la tensión en escena, utilizando los pocos recursos con los que cuenta el espacio, a pesar de lo previsible que puede resultar el texto que trabaja.

A pesar de ser una producción de Sala de Parto, el diseño artístico luce demasiado sencillo, como por ejemplo, aquella tela algo transparente al fondo que no consigue darle la blancura total que debería tener el espacio. Por otro lado, el buen elenco de actores (que incluye a la veterana Delfina Paredes, la joven Brigitte Jouanette y los competentes Natalia Torres, Antonio Aguinaga, Michella Chale y Juan José Espinoza) saca adelante sus respectivos personajes lo mejor que puede, a pesar de notarse un irregular desarrollo dramático en algunos, especialmente en el de Chale. Entre dos puertas de Anahís Beltrán, a pesar de deparar alguna que otra sorpresa en su texto, no ofrece nada particularmente nuevo que logre mantener el interés de un tema visto hasta la saciedad y que puede parecer hasta trillado.

Sergio Velarde
26 de noviembre de 2016

martes, 22 de noviembre de 2016

Crítica: EL ACTO

El suicidio como la rebelión del futuro

La obra “El acto” del dramaturgo mexicano Juan Carlos Valdez, nos coloca en un futuro (quizás no tan lejano) en dónde las prácticas democráticas han desaparecido y los hombres y mujeres viven en un estado de total control por parte del gobierno, control que incluye la vigilancia de conversaciones y actividades, llegando al punto de que, incluso, las profesiones y oficios son asignados desde el nacimiento y sin tener en cuenta deseos, sueños o talentos. Es decir, prácticamente el gobierno acabó con el libre albedrío del ser humano.

Ante esta situación extrema, los jóvenes de entre 15 y 25 años han encontrado una forma de rebelarse contra el sistema: el suicidio. Pero no es el simple acto de suicidarse lo que constituye la protesta, sino que lo han vuelto un fenómeno mediático, suicidándose masivamente en lugares públicos o volviendo suicidios individuales en virales en la red. De esta forma, suicidarse deja de tener como propósito el terminar con la vida para volverse, como dice el texto, “el acto con el que alguien deja su huella sobre la tierra y la humanidad, ante los ojos de todos para encontrar la trascendencia”.

Pues bien, en esta puesta producida por el Club de Teatro de Lima y dirigida por Jhosep “Josefo” Palomino (co-dirigió “Kapital” en el 2014), podemos llegar a sentir las sensaciones que una sociedad como la descrita provocaría en sus “víctimas”: hartazgo, rebeldía, miedo, y esto, gracias a una correcta puesta que optimiza sus recursos, y, como no, a la presencia de actores como Pold Gastello, Sheillah Gutiérrez y Omar del Águila, quienes dan el peso necesario a las escenas mejor acabadas de la obra.

Hay un par de escenas que son confusas y que no dejan del todo claro ni su mensaje ni su aporte a la trama. Lo malo es que una de ellas es la escena final, con lo que nos vamos con la sensación de habernos perdido de algo, o peor aún, que el montaje nos ocultó algo importante. Sin embargo, este problema surge del mismo texto, pero la dirección quizás pudo haber tomado alguna decisión para llenar dicho vacío.

De todas maneras, considero que “El acto” es una muy interesante oportunidad de ver a jóvenes actores, todos ellos talentosos, en su primer montaje profesional.

“El acto” va hasta el 11 de diciembre en el Teatro Auditorio Larco.

Daniel Fernández
22 de noviembre de 2016

domingo, 20 de noviembre de 2016

Crítica: CLAUSURA DEL AMOR

Se acabó el amor

El estreno en el Teatro Británico de Lima Laberinto XXI (2015) de Darío Facal, versión nacional de la original Madrid Laberinto XXI, fue un polémico espectáculo teatral, envuelto ciertamente con un virtuoso acabado visual y sonoro, pero que poco o nada contenía sobre la realidad limeña, dejando entrever que acaso las adaptaciones no eran el fuerte del dramaturgo y director español. Y es que en ese montaje, al inicio de la función, se podía apreciar un video sobre algunas de nuestras problemáticas capitalinas, pero que no eran tratadas ni por asomo en el escenario durante los esforzados monólogos de los seis talentosos actores. En todo caso, Facal admitió en su momento que para él “la incoherencia es liberadora”; es por ello que se podría justificar no solo algunos detalles menores, como la elección del “anti-afiche” para la obra, por ejemplo, sino el total despropósito que resultó su adaptación de la realidad madrileña a la nuestra. Pues bien, este año Facal arremete con una nueva propuesta ahora en el Teatro de la Alianza Francesa, pero esta vez con texto ajeno: Clausura del amor (Clôture de l’amour, 2011) del celebrado dramaturgo contemporáneo francés Pascal Rambert. Los resultados obtenidos, si bien es cierto comparten muchas características con los de Lima Laberinto XXI, ciertamente arrojan algunos aspectos positivos para celebrar.

Antecedida de algunos importantes premios, Clausura del amor nos anticipa desde el título lo que veremos: la deconstrucción final de la relación amorosa de una pareja ante nuestros ojos, sin posibilidad de redención. Entonces, si la puesta en escena no deparará ninguna sorpresa, sí lo debe hacer la “forma” en la que el espectador debe apreciarla, por supuesto, sin traicionar el “fondo” de la misma. Facal parece haberse ceñido parcialmente a la “forma” que Rambert pedía para su texto: dos actores, Audrey y Stan, padres de tres hijos, que dan por terminado su matrimonio de 10 años a través de dos monólogos seguidos de aproximadamente 45 minutos cada uno, primero el de él y luego el de ella, en medio de una sala de ensayos. Y si bien el autor exigía, en una suerte de metateatralidad adicional, que los intérpretes sean pareja en la vida real y que se llamen como sus personajes, Facal sí mantiene el amplio escenario prácticamente vacío y solo alumbrado con luces fluorescentes.

Clausura del amor está causando acaso la misma polémica que Lima Laberinto XXI, dividiendo a crítica y espectadores. Pero ni el detractor más acérrimo, como podría serlo el editor de Luces de El Comercio, puede negar la calidad interpretativa de Eduardo Camino y Lucia Caravedo. Él, demostrando una gran capacidad física para darle organicidad a sus palabras en la primera y extenuante embestida; y ella (actriz y productora en Lima Laberinto XXI), logrando matices y sutilezas en su desgarradora respuesta. Y si bien Facal consigue antológicas y veraces actuaciones de su elenco, falla radicalmente en el “intermedio” que Rambert exige, con la aparición (arbitraria e intrusiva) de un coro de tres niños (probablemente los hijos de la pareja, por más improbable que esto sea) que entran tan campantes por la puerta del teatro a cantarnos una canción en un inexplicable playback y sin ser aparentemente percatados por los actores. Facal no logra engranar esta escena dentro del montaje, luciendo abrupta  e “incoherente” (¿acaso fue adrede?), desdibujando lo logrado por Camino y obstaculizando de entrada el trabajo de Caravedo.

Finalmente, en la nota de prensa de Clausura del amor puede leerse lo siguiente: “La dirección de Darío Facal busca abordar este texto con una mirada muy purista a nivel de lenguaje escénico, persiguiendo la honestidad del propio texto y del acto escénico en sí.” No cabe duda que Facal ha procurado mantenerse fiel a la propuesta minimalista de Rambert. Sin embargo, tal como se mencionó anteriormente, el director afirma necesitar cierto grado de “incoherencia” en sus montajes, que lo logra acaso con la intrusión del coro infantil ya citado. Es por ello que podemos concluir que Clausura del amor nos regala dos actuaciones magistrales dentro de un atípico y curioso montaje, que si bien es cierto se ubica en las antípodas de Lima Laberinto XXI, resulta igual de irregular.

Sergio Velarde
20 de noviembre de 2016

sábado, 19 de noviembre de 2016

Crítica: ORQUESTA DE SEÑORITAS

Las estilizadas y delicadas muchachas de la banda

Este fue un año de grandes pérdidas para el escenario peruano: uno de esos artistas fue, sin duda, Ricky Tosso. Si bien es cierto siempre supo aprovechar su extraordinaria vena cómica desde sus inicios, fue acaso en sus últimos trabajos donde demostró una inusual versatilidad para interpretar una variada gama de personajes, como fueron los de En el parque, Chico encuentra chica, Hombre mirando al sudeste o ¡Ay amor!, por citar algunos. Justamente el citado artista tenía, entre sus varios compromisos teatrales para el 2016, el de dirigir una pieza que supiera conjugar drama y comedia por partes iguales; en ese sentido, Orquesta de señoritas (L'Orchestre, 1962) del dramaturgo francés Jean Anouilh resultaba ser a todas luces la mejor opción. Ricky no pudo concretar el mencionado estreno, pero sí lo hizo el director David Carrillo (con quien trabajó en La tiendita del horror) y el resultado es una deliciosa tragicomedia producida por Plan 9 en el Teatro Larco, en honor al recordado actor y con la participación de su hijo Stefano Tosso en el elenco.

La trama de Orquesta de señoritas involucra a un grupo de mujeres y un pianista, todos integrantes de una esperpéntica orquesta durante los difíciles tiempos de la postguerra, mientras hablan sobre sus problemas del día a día hasta que se avecina la tragedia sobre una de ellas. La obra se estrenó inicialmente a finales de la década del sesenta en el popular y distinguido Teatro Histrión, con la participación de primeros actores interpretando a las damas en cuestión: nada menos que Mario y Carlos Velásquez, Adolfo Chuiman, Jorge López Cano, Cesar Urueta y Willy Gutiérrez, con Rodolfo Carrión como el pianista. En los setentas con Edgar Guillén y en los noventas con Ricardo Fernández, la pieza regresó a los escenarios, e inclusive este año en un discreto montaje a cargo de Rafael Sánchez y su Teatro de Cámara.

Por su parte, la puesta de Carrillo luce sumamente estilizada: el diseño de producción y los vestuarios brillan en escena, como también las voces en vivo durante los números musicales. Se desdibujan los estragos de la crisis como consecuencia de la guerra, eso sí, pero se gana en picardía y vistosidad. Acaso el triste final de una de las muchachas no tiene todavía la contundencia necesaria para generar el descalabro en la última escena, pero la dirección sí se luce con un elenco que depara más de una sorpresa: el cómico Ernesto Pimentel, quien regresa a los escenarios luego de años haciendo televisión, ciertamente construye un sólido personaje como la directora de la orquesta, ganándole incluso a su colega Manolo Rojas en La sangre del presidente. Stefano Tosso también consigue un par de escenas conmovedoras, al igual que un inspirado Job Mansilla como el hilarante pianista. Y las señoritas de la banda, que interpretan los jóvenes Pedro Pablo Corpancho, Mauricio Lombardi, Alex Mori y Francisco Luna, resultan desternillantes en escena, cada una con una personalidad propia.

Orquesta de señoritas le hace justicia a uno de los actores más entrañables y completos de nuestra comunidad teatral, como lo es Ricky Tosso. El montaje contiene delirantes diálogos y un corrosivo humor, comandado por el experimentado Pimentel, quien se burla (sin caer demasiado en el abuso) de la ambigua apariencia de las señoritas y del romance entre una de ellas y el pianista. Más allá de ser un justo homenaje para un actor que nunca olvidaremos, los responsables de esta nueva versión de Orquesta de señoritas de Jean Anouilh logran uno de los espectáculos más interesantes y cuidados de la presente temporada.

Sergio Velarde
19 de noviembre de 2016

Crítica: GRIETAS

Una vuelta al incierto pasado

Algunas obras peruanas contemporáneas han buscado reflejar, cada una en su particular estilo, aquella época transitoria y oscura que nos tocó vivir en la capital a finales de los ochentas e inicios de los noventas: por ejemplo, en la excelente La eternidad en sus ojos (2013), su autor Eduardo Adrianzén consiguió trasladarnos a esos tiempos a través de una furtiva historia de amor entre una profesora y su alumno, en medio de migraciones forzadas, mucha incertidumbre y coches bomba. Pues bien, ganadora del Festival sala de Parto 2014, la pieza Grietas de Christian Saldívar nos introduce al interior de una familia limeña ciertamente resquebrajada en esos años, oportunamente estrenada en un espacio de apariencia tan urbana y desolada como es la que ofrece el Teatro Ensamble de Barranco.

Dirigida por la joven e incansable Jamil Luzuriaga, codirectora de Oleanna (2014) y actriz en En el jardín de Mónica (2015), Grietas funciona como un sólido drama familiar en dos tiempos y en el mismo espacio escénico, a través de los ojos del confundido hijo Javier (Joaquín Escobar) : su hermana Lorena (Moyra Silva, a quien vimos en Vida de miel…) huyó inexplicablemente de su casa y siete años después, su familia se prepara para recibirla en medio de una seria crisis económica. Una crisis reflejada no solo en la precaria estabilidad del hogar, sino también en el ánimo y en la conducta del resto de la familia: Carmen (la notable Sylvia Majo de Cómo crecen los árboles), una madre exasperante que encuentra una falsa serenidad en la devoción hacia un santo;  Alberto (Antonio Arrué, recuperado para la escena), un frustrado y machista padre; y Abel (Manuel Calderón), el tío dueño de la casa que antepone su propio beneficio a su propia familia.

Acaso el mayor mérito de la puesta en escena de Grietas sea el de retratar, con mucha fidelidad, la amargura y el desencanto de aquella oscura década. La escenografía, constituida por una enorme cantidad de cajas de cartón, suma a esta propuesta; así como la disposición de las butacas, que permite al espectador una mirada más íntima y a la vez, inquietante al drama. Tópicos tan reconocibles como la búsqueda de identidad, la soterrada violencia y la crisis de valores en general, son tratados con mucha contención. A destacar el trabajo de Majo, foco de maltrato y egoísmo sobre el que gira toda la acción. Grietas, acertado trabajo en conjunto de Saldívar y Luzuriaga, nos recuerda pertinentemente cuánto hemos avanzado como sociedad en las últimas dos décadas y si esta aparente estabilidad que gozamos hoy en día, no se encuentra seriamente resquebrajada.

Sergio Velarde
19 de noviembre de 2016

lunes, 14 de noviembre de 2016

Crítica: MIENTRAS ESCRIBES

Cuando todos tienen quién les escriba

¿De dónde les llega la inspiración a los escritores cuando están trabajando en un nuevo libro o una nueva obra? ¿Será de sus propias experiencias o de alguna investigación sobre un tema que les interesa? O ¿qué tal si la inspiración les llega desde la pura imaginación y sin información previa?... Y ¿qué pasaría si la inspiración les perteneciera a otros seres y estos sean los que les “dictan” las ideas a los escritores? En concreto, ¿cuál de esas opciones corresponde a la inspiración que tuvo Cinthia Delgado para crear “Mientras escribes”

Definitivamente no podremos dar una respuesta al respecto en estas líneas, pero lo que sí podemos decir es que “Mientras escribes”, reciente reestreno de dramaturgia peruana y dirigido por Marco Antonio Huachaca y Martín Martínez, de correcto trabajo, es una obra que se las trae: es divertida, ágil (dura un poco más de una hora y ni lo sientes), mantiene al espectador pegado a la historia y, lo mejor de todo, es una obra inteligente que no recurre a lo fácil para hacerte reír; al contrario, usa sus enredos para brindarnos sus mejores momentos.

Y es que “Mientras escribas” nos cuenta una historia que no tiene espacio para las certezas y en donde diversas dimensiones se mezclan entre sí, enfrentando, constantemente, a los cuatro personajes con la posibilidad de no existir (¿acaso habrá mayor temor que ese?), desatándose una verdadera lucha por sobrevivir, en este caso, por ser el “dedo que aprieta las teclas que escribe la vida”.

El trabajo de los actores es bueno y cada uno de ellos le da a su personaje lo necesario para que calen en nosotros y sintamos válidas sus acciones, e incluso, las apoyemos (todo sea por seguir vivo). Sin embargo, Maximiliano Benitez, actor que representa a Max, tuvo en ciertos momentos problemas de dicción, lo que nos hizo difícil entender algunos textos.

Para terminar, diré que “Mientras escribes”, gracias a su muy buena dramaturgia y a las correctas actuaciones y acertada dirección, logra ser una obra que supera lo limitante del espacio y de la utilería, la cual no se corresponde a la realidad de escritor exitoso del protagonista, de manera que permite al espectador dejar esos aspectos en un segundo plano y embarcarse de lleno en la historia.

Ahora, vuelvo a mi pregunta: ¿De dónde sacó la inspiración para escribir esta obra Cinthia Delgado?... ¿o es a ella a quien escriben?

No se la pierdan, va hasta el 27 de noviembre, de viernes a domingos a las 8.00 pm en el Teatro Mocha Graña de Barranco.

Daniel Fernández
14 de noviembre de 2016

sábado, 12 de noviembre de 2016

Crítica: BAJO TERAPIA

Amargas y divertidas confesiones en el diván

Escrita en 2005 por el artista francés Laurent Baffie, la pieza Toc*Toc se convirtió en un fenómeno mundial del que no se salvó nuestra ciudad capital: la historia de seis pacientes con diferentes TOCs (trastornos obsesivos compulsivos) en la sala de espera de un psiquiatra que nunca llega, cautivó al público limeño durante varias exitosas temporadas. Pues bien, la Asociación Cultural Preludio de la actriz Denisse Dibós es la responsable del estreno de Bajo terapia, comedia escrita en 2012 por el dramaturgo argentino Matías del Federico, que guarda ciertas semejanzas argumentales con Toc*Toc, pero que logra ciertamente mantener una propia personalidad en su montaje en el Teatro Marsano, gracias especialmente a un inspirado elenco y a la dirección del aclamado Daniel Veronese.

Tres parejas acuden sin conocerse a su terapia de grupo, pero la psicoanalista que las atiende ha decidido que compartan la sesión al mismo tiempo y que la lleven a cabo ellos mismos, respondiendo preguntas que ha dejado en tarjetas. Es así que conocemos a cada uno de los personajes de la pieza, mientras van leyendo las indicaciones escritas: por un lado, el marido machista y violento con su esposa sumisa y sufrida; por otro lado, la despreocupada pareja joven que se niega al compromiso; y finalmente, el matrimonio entre profesionales en el que ella es la que tiene la última palabra. Entre risas, llantos, intimidades, secretos, frustraciones y alcohol, manejados con mano firme por el director, llegamos al sorprendente final, que acaso para algunos espectadores traicione lo logrado en las primeras escenas.

El elenco, compuesto casi en su totalidad por conocidas figuras del teatro, cine y televisión, cumple en general con su cometido. Debido a la extensión de temporada, los últimos actores en unirse al montaje son Óscar Beltrán y Emilia Drago, quienes no desentonan con los experimentados Ximena Díaz, Marco Zunino, Sergio Galliani y la misma Dibós, quien se luce en un entrañable personaje que genera mucha simpatía con el auditorio. Bajo terapia, al igual que Toc*Toc, se convierte en otro simpático entretenimiento dentro de un consultorio psicológico, con las suficientes cualidades para mantenerse en temporada por mucho tiempo más.

Sergio Velarde
12 de noviembre de 2016

jueves, 10 de noviembre de 2016

Crítica: CITA A CIEGAS

Coincidencias y desencuentros en el parque

En el 2007, Francisco Lombardi dirige al primer actor Carlos Gassols en Cita a ciegas, uno de los textos más populares del dramaturgo y periodista argentino Mario Diament, en la Alianza Francesa de Miraflores, consiguiendo elogiosos comentarios para toda la producción en general. Pues bien, nueve años después vuelve esta interesante pieza, ahora en el Club de Teatro de Lima con Cytarte Producciones y la dirección de Christian Oré (a quien vimos el año pasado como actor en Naturaleza muerta) en doble temporada, durante los meses de abril y octubre. El personaje principal, un anciano ciego que bien podría ser el mismísimo Jorge Luis Borges (aunque su nombre nunca es mencionado) es interpretado ahora por el director Paco Caparó, quien consigue una de sus mejores actuaciones a la fecha.

Diament, autor también de Un informe sobre la banalidad del amor (uno de los impecables montajes del año, por cierto) inicia y termina su obra en un tranquilo parque, en donde el ciego pasa tranquilamente las horas, mientras conversa con diferentes personas: aparentemente son desconocidas entre sí, pero nos enteramos de a pocos, especialmente en una escena posterior dentro de un consultorio psicológico, que existen ciertas lazos que las van vinculando, algunos divertidos y otros trágicos. Un banquero infiel, una frustrada psicóloga, una joven escultora y su madre sin suerte en el amor pero que guarda en su corazón un amor platónico, son los personajes de este ingenioso texto, bien aprovechado por Oré para mostrarnos las muchas coincidencias que suceden en nuestra vida diaria y que de alguna manera, provocan que no podamos escapar de nuestro destino.

Una curiosa escenografía, que juega con las profundidades virtuales que ofrece el espacio del Club de Teatro y además, que ofrece un interesante contraste entre lo artificial y lo natural, sirve de marco para los encuentros y desencuentros de los personajes. El buen trabajo actoral de Caparó es complementado adecuadamente por Juan Muñoz (presente en ambas temporadas), Desly Angulo Ambrosio, Pilar Astete y Paola Miñán. Oré consigue con Cita a ciegas de Mario Diament, nueve años después en nuestra cartelera teatral, un conmovedor y entretenido montaje sobre los destinos cruzados, y que si bien es cierto algunos terminan en tragedia, otros se mantienen en el camino de la esperanza.

Sergio Velarde
10 de noviembre de 2016

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Crítica: LOS MINEROS

Versión libre de la obra de Sinesio Delgado

La historia de “Los mineros” narra la opresión y maltrato que sufre un grupo de mineros explotados a causa del oficial Moncada, quien es dueño de todas las propiedades donde estos viven. Este personaje vendría a ser la manzana de la discordia, que no solo está contento con quitar las tierras, reducir el pago y aumentar las horas de trabajo, sino que también enamorar a las muchachas y mujeres de los mineros. Esto traerá consigo sus propias desgracias, debido a tanta injusticia que él comete.

Por otro lado, también encontraremos al ingeniero Ventura, que trata de ayudar a que los mineros entren en conciencia, para que no tomen la violencia como única salida, sino para que tomen más la palabra y el diálogo, y de esta manera no levantarse en contra del oficial Moncada. Pero estos no le harán caso, debido a una nueva orden dada por el oficial, que consiste en aumentar dos horas más de jornada a estos mineros. Además, las burlas de algunos compañeros hacen que se ventilen ciertas verdades amargas sobre este oficial al mando, que enamora a las mujeres de los mineros. Ellos no tendrán más opción que levantarse, unirse y tomar la justicia con sus propias manos para derrocar a este opresor.

Para ser el debut del director Edwar Reyes, este cumplió con el objetivo de cautivar al espectador. Es una obra muy emotiva, acompañada por música adecuada, suspenso, amoríos, pleitos, desilusiones; en general, tiene de todo lo que me gusta. El montaje me hizo reír y llorar. Debo resaltar el trabajo de todo el elenco, que a pesar de no tener la cantidad de personajes en escena, fueron los mismos actores quienes interpretaron más de un personaje. Me parecieron geniales los cambios, los coros a capela muy limpios y precisos, me encantaron las voces en vivo. En general,  el ambiente que crearon fue muy acogedor: las luces bien puestas, el acompañamiento del soundtrack fue muy preciso en cada cambio de escena.

Se ve el compromiso y el amor que los actores y actrices le pusieron a los personajes, solo me queda decir que “Los mineros” tuvo excelentes guion y actuaciones. Gracias por la linda función. 

“Los mineros” se presentó en el Teatro Racional. Con el debut en la dirección de Edwar Reyes y las actuaciones de André Moyo, Manu Rodríguez, Neskhen Madueño, Bryan Vílchez, Paola Vera, Cristian Aldoradin, Shirley Chambergo y Angie Cuba.

María Victoria Pilares
9 de noviembre de 2016

lunes, 7 de noviembre de 2016

Crítica: JUEGO DE INFIELES

Cuando hay que reír pues se ríe  

Debo decir que yo no soy una persona de comedias. Si me dan a elegir entre un drama y una comedia, siempre elegiré la primera, sin dudar. No es que no me guste reír (¿a quién no podría gustarle?), sino que prefiero vivir, a través del teatro, emociones más “oscuras”,  circunstancias que te muevan y que te hagan dudar de tus creencias mientras ves cómo los personajes se hunden sin saber si podrán salir a flote nuevamente; y todo eso sumado a que no soy de reír fácilmente.

Dicho lo anterior, estaba seguro de que la comedia “Juego de infieles”, versión libre de la obra “No hay ladrón que por bien no venga” del autor italiano Darío Fo, y dirigida por Jonathan Oliveros, no sería la excepción para mi poco apego a la risa. Sin embargo, cuando una sala, casi totalmente llena, no para de reír por la hora y media que dura la obra, no puedo hacer nada más que preguntarme si es que debiera buscar reír más.

Y es que “Juego de infieles” es una comedia divertida en la que los malentendidos son la base de toda la historia: dos torpes ladrones entran a robar a un departamento lujoso creyendo que el matrimonio que lo habita ha viajado. Sin embargo, se llevarán una enorme sorpresa cuando se enteren de que no hubo viaje, y los ladrones se acabarán enterando de mucho más que lo que ellos quisieran, terminando siendo cómplices, a la fuerza, de las mentiras en las que dicha pareja adinerada ha decidido vivir.

Así, al mejor estilo de una farsa, las intenciones del montaje de denunciar la hipocresía de la sociedad se da por medio de situaciones y acciones poco reales pero efectivas a su propósito, y haciendo, mayormente, que la risa se dé de manera impulsiva e irreflexiva.

A mi criterio, lo más elogiable del montaje es el trabajo actoral. Más allá de algunas ocasiones en que los actores se tapaban la voz unos a otros, creo que todo el elenco ha hecho un buen trabajo sacando adelante sus personajes, no habiendo ninguno que desentone. Sin embargo, merecen una mención aparte las actuaciones de Tito Vega, Cecilia Tosso y Katherina Sánchez (estas últimas, premiadas por sus actuaciones en la comedia “Desnudos en la pensión” el año pasado por el público y por el comité de El Oficio Crítico, respectivamente) quienes logran superar los clichés y dan consistencia a unos personajes caricaturescos, siendo los tres los que arrancan el mayor número de carcajadas al público.

He oído, desde siempre y de diferentes personas, la afirmación de que es más difícil montar una comedia que un drama, siendo siempre el argumento que, diciéndolo de forma sencilla, es más fácil encontrar recursos para conmover hasta las lágrimas al público, pero no para hacerlos reír. Pues bien, el director de la obra, sí encontró la forma y la explotó bastante bien… y es que a veces es bueno tan sólo reír. La sala, en su totalidad, así lo firmó.

Daniel Fernández
7 de noviembre de 2016