martes, 31 de diciembre de 2019

Crítica: MI HIJO SOLO CAMINA UN POCO MÁS LENTO

Magistral drama familiar

Desde la lejana Croacia nos llegó el mes pasado una de sus obras más representativas y distinguidas: Mi hijo solo camina un poco más lento del joven autor Ivor Martinić se estrenó con bastante expectativa en el Centro Cultural Ricardo Palma e inmediatamente generó una respuesta bastante favorable de público y crítica, tal como ocurrió durante sus diferentes temporadas en prácticamente todos los países en la que se estrenó. Acaso una comedia dramática con más lágrimas que risas, la cual involucra a una disfuncional familia que gira en torno a una abnegada madre y a su hijo discapacitado, esta pieza puede ufanarse de tener algunos de los diálogos más lúcidos y sentidos, interpretados en esta ocasión de una manera no menos que magistral y dirigidos por la sorprendente mano firme del debutante en estas lides, el joven actor y productor Fito Valles.

Ya desde la entrada al auditorio, con los actores saludando y recibiendo al púbico como si se tratara de su propia casa, se va generando el clima hogareño necesario para que el espectador se interese (y finamente se compadezca) de este muchacho en silla de ruedas llamado Branko (Martín Velásquez), quien solo desea seguir con su vida de manera cotidiana, mientras debe lidiar con el resto de su familia y amigos, todos ellos incapaces de comportarse de manera adecuada, no solo con el joven sino entre ellos mismos, básicamente por sus propios prejuicios y egoísmos. Si bien el disparador del drama es la enfermedad (nunca nombrada) de Branko, la principal fortaleza de la puesta en escena radica en la excelente y precisa composición de cada uno de los personajes, especialmente la de las damas: Andrea Fernández (la madre), Attilia Boschetti (la abuela) y Ebelin Ortiz (la tía) están excelentes, pero sorprenden las jóvenes Andrea Alvarado (la hermana) y Mónica Ross (su amiga), quienes resultan entrañables y conmovedoras. Por su parte, los caballeros Carlos Victoria (el abuelo), Sandro Calderón (el tío), José Miguel Arbulú (el padre) y Renato Medina-Vasallo (el amigo) no desentonan y complementan el notable trabajo interpretativo.

La decisión de Valles de reducir al mínimo los recursos escenográficos, de recitar los actores en voz alta las acotaciones y el mantener siempre visible a todo el elenco sentado alrededor del escenario aun cuando no le toca intervenir, funciona para generar una mayor complicidad entre el público con la historia y generar así contundentes picos dramáticos. Curiosas, eso sí, las reacciones de algunos de los actores que no participan en las escenas, ya sea riendo o conmoviéndose por ellas, cuando las deben haber visto varias veces. Las luces de sala que se encienden en momentos puntuales del drama parecieran interrogar al público si acaso la dura realidad que viven Branko y su familia no merecería, por lo menos, una oportuna reflexión. Mi hijo solo camina un poco más lento, a cargo de Neópolis Producciones, es una necesaria puesta en escena que pide a gritos tolerancia, dignidad y respeto para las personas con alguna discapacidad y que explora con éxito las relaciones humanas, tan complejas como la vida misma.

Sergio Velarde
31 de diciembre de 2019

domingo, 29 de diciembre de 2019

Evento: ASÍ FUE LA PREMIACIÓN 2019



Gracias a todos por su presencia en nuestro evento de fin de año. Compartimos fotos de las redes sociales. Este 2019 nos acompañaron los gestores, promotores, periodistas y difusores de las artes escénicas en redes, tan importantes para nuestra movida teatral. ¡Felices fiestas! ¡Qué viva el teatro!





































Sergio Velarde
29 de diciembre de 2019

Evento: GANADORES DE LA PREMIACIÓN “OFICIO CRÍTICO” 2019

RESULTADOS DE LA ENCUESTA

TEATRO PARA LA INFANCIA

Mejor actor
Francisco Rodríguez por “Dr. Oinc”

Mejor actriz
Alexandra Barandiarán por “El Zorrito Audaz y el Ave Voraz”

Mejor dirección
Rod Díaz Sánchez por “Los hombres lobo viven en mi closet”

Mejor montaje
LOS CUENTOS DEL ABUELO creación colectiva


COMEDIA/MUSICAL

Mejor actor de reparto
Gabriel Gil por “Kapital 2”

Mejor actriz de reparto
Pilar Astete por “Dra. Ana L.”

Mejor actor
Eduardo Bazán por “Colacho Hermanos o Presidentes de América”

Mejor actriz
Alexia Dalmau por “Dra. Ana L.”

Mejor dirección
Javier Merino por “Magia en una Lima de noche”

Mejor montaje
KAPITAL 2,5 creación colectiva


DRAMA

Mejor actor de reparto
Cristhian Palomino por “Y ahora… ¿qué hacemos con Jacinto?”

Mejor actriz de reparto
Alana La Madrid por “Xauxa”

Mejor actor
Diego Carlos Seyfarth por “El rancho de los niños perdidos”

Mejor actriz
Eliana Fry García-Pacheco por “Maribel dice los pieses”

Mejor dirección
Alejandra Vieira por “Este lugar no existe”
César Golac por “Xauxa”

Mejor montaje
XAUXA creación colectiva de La Casa de Tespis


MENCIÓN DEL JURADO “OFICIO CRÍTICO”

TEATRO PARA LA INFANCIA

Mejor actor
Renato Pantigozo por “S.O.S. Exploradores al Rescate”

Mejores actriz
Ana Santa Cruz por “Máxima, protectora del agua”

Mejor dirección
Rocío Limo por "Nuestra gran aventura en las ciencias"

Mejor montaje
NUESTRA GRAN AVENTURA EN LAS CIENCIAS de Paola Vicente


COMEDIA/MUSICAL

Mejor actor de reparto
Fito Bustamante por “Horizonte de evento”

Mejor actriz de reparto
Natalia Torres Vilar por “La obra del sexo”

Mejor actor
Alonso Cano por “Más pequeños que el Guggenheim”

Mejor actriz
Fabiola Coloma por “Las rubias también lloran”

Mejor dirección
Dusan Fung por “Una pequeña guerra de independencia”

Mejor montaje
HORIZONTE DE EVENTO de Karlos López Rentería


DRAMA

Mejor actor de reparto
Rodrigo Rodríguez por “Xauxa”

Mejor actriz de reparto
Lilian Schiappa-Pietra por “La Celestina”

Mejores actores
Miguel Iza por “Tu mano en la mía”
Sergio Armasgo por “Los cachorros”

Mejor actriz
María del Carmen Sirvas por “Balada de la Concha y la Pastora”

Mejor dirección
Fito Valles por “Mi hijo solo camina un poco más lento”

Mejor montaje
BAGUA, NI GRANDE NI CHICA de Sara Joffré


Colectivo teatral homenajeado
ARENA Y ESTERAS

Reconocimiento a la trayectoria
ARTURO VILLACORTA

Premio Especial “Oficio Crítico” 2019
HAMLET, versión libre de William Shakespeare. La Plaza Teatro.

Premio de Dramaturgia “Sara Joffré” 2019
LA SONRISA DEL NIÑO ARAÑA de Desly Angulo

¡Gracias y felicitaciones a todos los nominados y ganadores!

Sergio Velarde
29 de diciembre de 2019

viernes, 27 de diciembre de 2019

Crítica: LA OBRA QUE NUNCA PENSAMOS HACER


La obra que habla de una realidad urgente

La  Asociación Cultural Manada presentó La obra que nunca pensamos hacer, escrita y dirigida por Leo Cubas Ruiz. Este montaje habla sobre la profesión teatral, el desempleo, enfermedades mentales y la amistad, temas tan vigentes y urgentes por hablar actualmente. Mariana ha terminado la carrera de actuación, por lo que tiene que enfrentarse a la realidad de qué hacer luego de egresar de la universidad. Junto a sus amigos Bryan y Lucía tratan de crear una gran obra de teatro, algo que cada vez resulta menos posible. La situación empeora cuando la madre de Mariana queda desempleada y las deudas obligan a la recién egresada a enfrentar responsabilidades que no tenía previstas económicamente; esto, a la vez, termina alejándola más de sus proyectos personales.

La convención utilizada para la caracterización de personajes fue una ropa neutra blanca usada por los tres actores. Esto permitió que utilicen algunos elementos de vestuario para poder distinguir entre personajes y momentos que iban ocurriendo en la obra. Aquella fue una solución acertada y clara para aportar a la narración de la historia. La escenografía era movible y versátil, pues se acomodaba y reinterpretaba de acuerdo con las situaciones. El uso de cajas y muebles blancos fue acertado para la disposición estética que tenían.

La propuesta de construcción de personajes, así como la solución para poder abordar todos los que aparecían en escena, estuvieron adecuadamente manejadas. En primer lugar, los actores solucionaban pequeñas apariciones de personajes en determinados momentos cortos, gracias al uso de un elemento de vestuario o a un cambio rotundo en la fisicalidad. La transición entre un personaje y otro fue marcada en cada ocasión de una manera clara y concisa, de modo que aportaba a la obra un ritmo sólido de continuidad durante la función.

La apropiación del espacio fue un trabajo práctico y desarrollado de manera eficiente, pues solucionaron la ubicación de los elementos escenográficos, la ubicación de los actores y su desplazamiento de manera fluida. Cada objeto ubicado en el escenario poseía lineamientos seguidos específicamente, de modo que permitió a la obra desarrollarse fluidamente frente al espectador. Cabe destacar en especial el trabajo de la dirección, pues es evidente que se preocupó por cada detalle de la construcción del montaje. Todos los componentes de esta puesta en escena resultaron en un producto claro y apreciable, tanto como pieza artística como una exposición de problemas tan vigentes en nuestro contexto.

Es bien sabido que ser un artista escénico en el Perú es aún una profesión llena de estigmas. No existe para los artistas posibilidades tan equitativas de conseguir trabajo; además, el consumo de teatro y productos culturales de ese rubro es muy limitado actualmente. Si bien eso está cambiando, es muy poco sabida la realidad de los jóvenes que deciden dedicarse a esta labor. La obra que nunca pensamos hacer no solamente habla de actores con dificultades de vivir de lo que hacen: hablan del desempleo juvenil general, pues es una realidad el hecho de que muchos jóvenes no pueden conseguir un trabajo justo. Esta obra ha podido causar resonancia en muchos temas que, como sociedad, necesitamos prestar atención para que empiecen a ser resueltos.

Stefany Olivos
27 de diciembre de 2019

Crítica: EL PÁNICO


La muestra de una nueva generación de actores y actrices

Como parte de la formación universitaria en las carreras de Actuación, la currícula exige a los alumnos de últimos ciclos enfrentarse a una producción teatral de nivel profesional organizada por la misma institución. Es así como universidades como la Pontificia Universidad Católica del Perú da lugar a sus alumnos de 7mo y 8vo ciclo a representar obras de distinto tipo, mostrando el nivel logrado por los estudiantes. Uno de los recientes montajes que se dieron con aquel motivo fue El pánico del dramaturgo Rafael Spregelburd. Tras la misteriosa muerte de Emilio, Lourdes, su viuda, persuade a sus dos hijos para que le ayuden a buscar una llave que el difunto escondió. Esa llave abre la caja de seguridad de un banco. Su contenido es la esperanza de un nuevo comienzo para la familia, aunque nadie sabe qué podrían encontrar.

Esta es una obra adecuada para poner en escena a cargo de un elenco tan numeroso. La proporción entre las apariciones y texto de los personajes es equitativa. La estructura de este texto teatral es muy conveniente para un elenco de actores que se enfrentan posiblemente por primera vez a un montaje profesional. Desde la dirección del montaje, se supo guiar y explotar esta característica a favor de los actores y actrices, de modo que fue una puesta en escena que se sostuvo de principio a fin.

El montaje tuvo una propuesta clara. Los personajes estaban esbozados dentro de una atmósfera cercana a la farsa: las interpretaciones estaban llenas de energía caricaturesca. En la historia hay personajes que pertenecen a planos distintos de la realidad, todo esto bajo el código de la comedia. Si bien la construcción de personajes estuvo regida bajo dicho código, no todos los actores supieron sostener dicha convención durante toda la obra. Había veces en las que se notaba una desconcentración parcial, especialmente en momentos de pausa o de transición entre una escena álgida a una más tranquila.

Cada vez existen más posibilidades de estudiar actuación de manera profesional, y es interesante cómo estos centros de formación dan la oportunidad a los alumnos de poder mostrar la calidad y las herramientas que han adquirido dentro de las aulas. Lamentablemente, existe aún una forma muy cerrada de selección de casting para producciones teatrales y de televisión. Es por eso tan importante que las mismas facultades propongan y organicen formas de mostrar todo el potencial de los futuros profesionales de la actuación, de modo que cada vez se sepa de mejor manera la cantidad de talento y empeño que estos jóvenes actores tienen. Apoyemos este tipo de difusión, ¡vayamos al teatro!

Stefany Olivos
27 de diciembre de 2019

lunes, 16 de diciembre de 2019

Colaboración regional: IDA Y LAMENTO, PERDÓN Y VUELTA


Sobre el mestizaje, las herencias y los miedos

“Ida y Lamento, Perdón y Vuelta”, obra escrita, dirigida e interpretada por Marisol Zumaeta, será estrenada en el Auditorio del Convento Santo Domingo Qorikancha el viernes 20 de diciembre a las 7:30pm, con ingreso libre, ya que la obra fue ganadora de la convocatoria para el Programa de Artes Escénicas 2019 del centro cultural.

En la puesta en escena, a través del Toro - Ancestro Waka y la leche, que acompañan a la humanidad desde sus orígenes, exploramos nuestros miedos y fuerzas; Chachapoyas e Incas, la tapada limeña y el niño Punchaw, los Awajún y la Sirena. La historia de su linaje, su nacimiento y su parto, sus herencias, su mestizaje, sus ancestros más antiguos; en ella habitan víctima y victimario. Sobre el perdón.

Un eterno ritual generacional, con un lenguaje híbrido que fusiona el movimiento, la danza teatro, el flamenco, la danza tradicional Waka Waka y el butoh, generando una danza contemporánea mestiza. Proyecto escénico contemporáneo independiente, que cuenta con la participación del artista mexicano de la danza butoh Carlos Cruz Islas, quien interpreta al Toro en video y ha asesorado el proceso y las grabaciones. Con la sonorización del reconocido músico cusqueño Omar Vargas, Ángel Romero en la dirección de fotografía del video y Pamela Arredondo en la dirección de arte y montaje, entre otros artistas. Inspirado en las maneras de entender lo heredado desde la mirada del Inca Garcilaso de la Vega y de Alejandro Jodorowsky.

De cara al bicentenario exploramos y reflexionamos sobre nuestro mestizaje y nuestras herencias andinas, amazónicas e hispanas que conforman una identidad mestiza en conflicto, con ansias de sanación. Con un video grabado en hermosos paisajes y locaciones del Valle Sagrado de los Inkas, Marisol Zumaeta nos presenta esta nueva puesta en escena, donde vuelca en un unipersonal, las experiencias adquiridas en años de trabajo desde el 2007 en Cusco e internacionalmente, como integrante del grupo Simbiontes, y desde el 2012 como directora de Expresión Flamenca y como parte del equipo gestor del Warmikuna Raymi.

Estreno “Ida y Lamento, Perdón y Vuelta”
Por Marisol Zumaeta
Día: Viernes 20 de diciembre
Hora: 7:30 pm
Lugar: Auditorio del Convento Santo Domingo Qorikancha
(Ingreso por la Plazoleta Santo Domingo)
Ingreso libre

Miguel Gutti Brugman
Cusco, 16 de diciembre 2019

sábado, 14 de diciembre de 2019

Critica: CORTINA DE HUMO VOL. 2

Autómatas del egoísmo

Subir los 12 pisos para llegar a casa Winaray siempre valen la pena y esta vez no fue la excepción. El joven dramaturgo Cristian Lévano nos presenta dos breves montajes de una sola escena cada uno, pero con mucho contenido trascendental.  La fragilidad del ser humano inmerso en lógicas del egocentrismo y la soberbia de querer controlar todo y manipular sentimientos. Las actuaciones fueron de Herbert Corimanya y Gianiré Rosalino.

En primer lugar, se presenta Salario, donde Ignacio (Herbert) es un señor hipocondriaco que pierde el juicio creyéndose escrito y está bajo los cuidados de Magda (Gianiré). La luz es el efecto visual mejor logrado y genera un ambiente de intriga, así como la utilería del espacio: una serie de estantes y mesas llenas de libros y anotaciones. La concentración y mirada del actor desde un inicio es intrigante, así como los matices por los que pasa su carácter a lo largo de los 25 minutos de montaje. Pasar de la ira al dolor, luego al llanto, luego al arrepentimiento, luego a la compasión. Todas estas emociones llegan a impactar en el público, en ese sentido el personaje fue muy bien logrado. Por otro lado, Magda, la enfermera se mantiene en toda la función en un estado de relajación, taciturna y con intención muy homogénea y una voz suave. Ella es consciente, que a través de ella, Ignacio habla con su esposa fallecida y que su enfermedad e intelectualidad son falsas. La manera como Gianiré logra su personaje fue interesante, pero acaso le faltó algo de emoción. Finalmente, un elemento a mucho destacar es la música de guitarra en vivo, siempre hay que rescatar esto en una presentación. En los momentos de tensión, revelaciones o tristeza las notas musicales generaron un ambiente muy acorde al contexto y le dio mucha belleza a la presentación.

En segundo lugar y luego de 15 minutos de intermedio para cambiar la escenografía, se presentó Para Muestra un Botón, que se caracteriza por lo atrevido, pícaro y altamente bizarro de su contenido. En esta ocasión Neventa 200 (Gianiré) mujer de goma es comprada por Luis (Herbert) con el fin de satisfacer sus necesidades sexuales debido a la su impotencia. Gianiré destaca definitivamente por su vestuario, que la asemeja demasiado a una especie de androide y sus movimientos son muy finos y coordinados, así como su dicción. Ella no para de hacer cosas y realizar errores y diálogos con Luis que no paran de generar risas entre los asistentes. Herbert, en cambio muestra a un Luis todo el tiempo desesperado, ansioso y pensado en sí mismo. Sin embargo, el momento de más tensión es la humanización de Neventa 200, un intento falso de enamoramiento entre los dos, que termina resquebrajado. Esta fue el momento de mayor trascendencia de la obra y fue impactante, pues mostraba un punto de vista sobre la artificialidad de las relaciones amorosas en la actualidad, que muchas veces terminan agotadas por el egoísmo. Sin duda, Gianiré es la que más destaca en este montaje a diferencia del anterior, donde destaca Herbert. El final es sencillamente impactante, novedoso e inesperado. Creo que la obra da para mucho más contenido y más tiempo, pues está bien escrita y lo visto es muy interesante.

Enrique Pacheco
14  de diciembre de 2019

Crítica: IFIGENIA EN ÁULIDE


Un clásico que se reinventa

Función 09/12/19

En el marco de sus prácticas escénicas, los alumnos de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático (ENSAD) presentan un clásico del teatro griego: “Ifigenia en Áulide” de Eurípides, cuya temporada culmina este sábado en el Teatro Roma ENSAD.

En esta ocasión, los estudiantes del VI ciclo de Actuación y del VIII ciclo de Diseño Escenográfico unieron esfuerzos para llevar a cabo una versión libre de la tragedia que narra la historia de Ifigenia, la joven a quien su padre Agamenón debe sacrificar para abrir paso hacia Troya al ejército aqueo; entonces la manda a traer junto a su madre Clitemnestra a fin de celebrar su boda con el extranjero Aquiles (quien desconoce tal hecho). Arrepentido de tal decisión, Agamenón envía a un mensajero para evitar que su familia haga el viaje, pero este será detenido por Menelao -hermano de Agamenón-, quien reclama de él firmeza ante lo inevitable; de esta manera, el destino de Ifigenia parece irreversible ante la muerte, siendo inminente el sacrificio en favor de su familia y de su patria.

Bajo la dirección y asesoría pedagógica de Daniel Dillon, los jóvenes actores se desenvuelven con firmeza, energía y solidez, interpretando los distintos roles: Agamenón, Menelao, Aquiles, Clitemnestra, la Anciana/Mensajera, los Centinelas y claro está, Ifigenia. Mención aparte para el coro de mujeres, quienes se muestran sincronizadas y armoniosas tanto en la parte vocal como física, logrando momentos impactantes en todas sus intervenciones.

Respecto a la propuesta visual, las construcciones rugosas en escena, así como las telas firmes y claras que se colocaron en la parte superior, contrastan muy bien con el diseño de luces y son un guiño al campamento de Áulide y a las costas griegas. El vestuario, maquillaje y peinados aportan a las caracterizaciones y son acertados.

“Ifigenia en Áulide” es sin duda un clásico del teatro que sigue vigente y se renueva con rostros jóvenes de la interpretación, que desde ya destacan por su profesionalismo. Además, la lírica y la mística, presentes de principio a fin, permiten al espectador involucrarse y disfrutar la historia.

Maria Cristina Mory Cárdenas
14 de diciembre de 2019

viernes, 6 de diciembre de 2019

Crítica: MISKY


Hilarante defensa de nuestra identidad

Acaso la técnica clown sea una de las herramientas más efectivas con las que cuenta el actor para entretener, pero también es una de las que lo despoja de aquella “máscara” de protección, indispensable para muchos, y así enfrentarse a su verdadera personalidad, transitando por el camino hacia su interior. Reírse de uno mismo, aceptarse tal como se es, con defectos y virtudes, sabiendo que estos mismos son, finalmente, juicios de valor que tanto ellos como nosotros hemos llegado a aceptar. El clown debe mostrarse tal como es, permitiendo al espectador ver su real humanidad y estar evidentemente conforme y feliz con ello. Justamente, uno de los últimos espectáculos clown estrenados fue Misky, un muy efectivo unipersonal en el que la actriz y clown Hilda Tovar hurga en sus propias raíces, sacando varios personajes del sombrero, tomando como punto de partida nuestro mestizaje del que, increíblemente en pleno 2019, todavía alguna gente reniega.

Misky (“Dulce” en quechua) es el nombre de la joven payasa que sale de su barril para narrarnos, a su particular manera, su “viaje a la semilla” en medio de un set de televisión. Tovar y su novel director, el muy inspirado actor y clown César García, toman una de las principales taras de nuestra sociedad, como lo es la discriminación racial, para que sirva como el disparador de una secuencia de hilarantes rutinas, en las que Tovar se luce como una de las más divertidas clowns en actividad. Incluso los yerros en escena, ya sea provocados o espontáneos, son aprovechados por la artista en beneficio de su espectáculo. Destacan la interacción con el público en los momentos justos, los distintos bailes típicos con los que matiza sus escenas, y un sentido homenaje a su “mamicha” Silvia y al irremplazable actor y performer Alberto Nué.

Con una efectiva producción y puesta en escena en la Paya Casa de Barranco, Misky cumple largamente con los requisitos indispensables para calificar como sólido espectáculo clown: divierte sin parar durante toda su duración y enfrenta a la intérprete con su mundo interior (al mismo tiempo que al espectador con su realidad), dejando como mensaje la importancia de saber reconocerse y valorar su propia identidad. Los esfuerzos de Tovar y García, que mencionan en el programa de mano duraron cerca de nueve meses, dieron sus muy merecidos frutos y pueden todavía madurar mucho más; especialmente, en una sociedad como la nuestra, en la que es tan recurrente subestimar, denigrar y burlarse de nuestras propias raíces. Misky enseña, entretiene y sorprende, a través de su entrañable ingenuidad y de su férrea valentía para defender sus orígenes.

Sergio Velarde
6 de diciembre de 2019

Crítica: CONTRA VIENTO Y MAREA


El amor se va de viaje

La entrada de Bollywood al Perú es relativamente reciente en las salas de cine peruanas: se entrenó Contra viento y marea en 2013. Sin embargo, para el reciente montaje del mismo nombre fue innovador en el hecho de adaptar la película en un espectáculo teatral. Sin lugar a dudas, se notó las dificultades para plantear las mismas situaciones de la película en escenas; en ese sentido, hay que resaltar el esfuerzo que hizo la productora Cabac Teatro y el director Mario Gaviria.

El montaje solo contó con dos fechas, pero la asistencia del público fue masiva. Lo primero que sorprendió fue que no solo se trató de un montaje, sino de un musical con una serie de bailarines en diferentes intermedios de las escenas con sus respectivas vestimentas. Las coreografías fueron coordinadas, pero les faltó más presencia escénica, más energía. Por otro lado, tocando el tema de las actuaciones, el elenco fue numeroso y los nombres de los personajes, aparte de estar en otro idioma, generaba un poco de confusión. Tal vez una castellanización de los personajes habría ayudado a que se entendiera quién era cada uno de los protagonistas. Hubo un momento en el que confundí a la mamá (Layo) con Simran. El soundpainting, como manera de comunicarse con el público, fue interesante e innovador.

Tocando el tema de algunos aspectos estéticos, fue un poco decepcionante el tema del maquillaje. Algunos actores usaban bigotes pintados, lo cual no era atractivo; sin embargo, el vestuario de actrices y actores fue muy bueno: los acabados y la similitud con las vestimentas de La India, sobre todo en la escena de la boda, fueron de reconocer, debido a la evidente dificultad de lograr esos acabados similares en el color y las texturas. También hizo falta un poco de música en vivo, especialmente al momento de tocar la guitarra, para que el espectáculo fuera más atractivo. El canto fue entendible que haya sido con playback, pues las canciones estaban en hindú y que un actor llegue a entonar, cantar y pronunciar bien un idioma tan complejo como este habría sido demasiado difícil.

De todas las actuaciones, la más destacable y creíble fue la de Miguel Soriano, interpretando al actor indio Shahrukh Khan y su personaje Raj. Fue realmente potente en sus acciones, su mirada fija, sus gestos y sus intenciones en las diversas escenas generaban conexión con el público. De hecho, fue el que más risas generó entre los asistentes, debido a sus alocuciones graciosas. En general se puede mencionar que el resto de actores, como Sary Álvarez, Claudia Campos, Franco Ocaña, Sol Nacarino, Mario Villacorta, Gian Paul Miranda, Erick Cumpa, Andrea Carpena y Alejandro Holguín interpretaron bien a sus personajes. Se puede decir que Contra viento y marea fue un espectáculo musical bastante simpático, atractivo e innovador, y fue un gran intento de empezar a conectarnos con una cultura y un país, muchas veces tan lejano a nuestra realidad, como La India. El estreno de montajes de directores o dramaturgos de La India en teatros peruanos sería muy interesante, pues no se suele saber mucho del teatro en ese país.

Enrique Pacheco
6 de noviembre de 2019

Crítica: 33 VARIACIONES


Una mitad cercana a la pasión

La pasión por la música es capaz de hacer que el tiempo parezca relativo en la historia mostrada en 33 Variaciones, obra de Moisés Kaufman, que tuvo lugar en el Centro Cultural de Pontificia Universidad Católica del Perú. Bajo la dirección de  Marco Mühletaler y Lucho Tuesta, el montaje muestra el paralelo entre sucesos ocurridos en 1819 y 2019. Mientras que en el primer año, Beethoven compone obsesivamente 33 variaciones sobre un vals de Diabelli; en el segundo, Katherine Brandt, una reconocida musicóloga, busca descifrar el misterio de esa obsesión. Y aunque los separen 200 años, la pasión que ambos muestran por la música los conectará de una manera especial.

Durante el montaje se ven representadas ambas historias en paralelo, de modo que desde las dos perspectivas se iba complementando una misma historia: la razón por la que Beethoven creó 33 variaciones de una misma pieza musical. Es interesante cómo, tanto el músico como la investigadora, van resolviendo dudas con el pasar del tiempo. Cuando Brandt (Martha Figueroa) encontraba una pista, inmediatamente después se veía la explicación y el desarrollo de esta con relación a Beethoven (Roberto Moll). La compenetración de ambas historias se logró de manera eficiente; en primer lugar, por las marcaciones en el espacio logradas desde la dirección. El acompañamiento constante de música de Beethoven tocada en vivo fue un elemento unificador del montaje. El manejo del espacio y la música permitía saltar de una historia a otra sin interrupciones, de manera fluida.

La creación de personajes tuvo un elemento diferenciador entre los que pertenecían a 1819 y a 2019. Mientras que los personajes más cercanos a la actualidad estaban con una energía más cercana a la cotidianeidad, los pertenecientes a 1819 tenían una presencia más extraordinaria, como si fuesen sacados de un cuento. Beethoven y sus contemporáneos vistos en la obra tenían una grandeza que atrapaba la atención inmediatamente. Esta diferencia de códigos fue una herramienta que apoyó al desarrollo del montaje. El nivel de especificidad en los personajes fue un logro del elenco completo, tanto en el trabajo físico como en el del texto.

La genialidad de Beethoven y la curiosidad sin medida de aquella musicóloga tienen una razón de ser en común: la pasión por la música, tanto desde la perspectiva artística como la académica. Es interesante cómo esta obra ahonda en la pasión desde esos dos puntos, permitiendo al espectador ser un testigo omnisciente de la mente de ambos personajes, de tener una perspectiva más real de quien fue un genio en la música a nivel mundial, entendiendo que la genialidad no solo es algo con lo que se nace. Hay mucho trabajo de por medio para lograr aquellos frutos tan magníficos a nivel artístico. El lugar del público, en una obra tan reflexiva como esta, es el de un testigo omnisciente de ambas historias.

Stefany Olivos
6 de diciembre de 2019

miércoles, 4 de diciembre de 2019

Colaboración regional: BIEN MACHA, O UN TEATRO PARA EL HOY


Siempre es hoy

Una pieza de teatro no necesita ser presentada, basta con ser representada. (Eugéne Ionesco)

El teatro es efímero como un suspiro, como el hoy, que apenas al comenzar ya ha empezado a morir. Es por eso que se le hace tan escurridizo a quienes tratan de contenerlo en libros, retratarlo con palabras y hacer reseñas, que siempre serán injustas ante la convivencia teatral, injustas a lo que se vive realmente entre el actor y el espectador. 

Ante la imposibilidad de poder contener su magnitud en papeles, los historiadores, han preferido recopilar la dramaturgia que, si bien es el género literario para la representación, no es el hecho escénico. Es por eso que, en las escuelas, si tenemos la suerte de estudiar algo de teatro, nos enseñarán la historia teatral desde la dramaturgia, influencias y repercusiones de la palabra escrita; pero sobre el suceso de la representación, solo tendremos breves reseñas y descripciones sobre la forma de los escenarios, sobre los vestuarios, o la condición socio-política de los actores.

Las voces de los creadores escénicos parecen perderse en el devenir histórico, parecen estar supeditadas a la voz del dramaturgo, al mensaje del escritor, de ese gran hermano que, desde el pupitre, funge de titiritero y dicta desde la palabra escrita qué es lo que hay que decir, cómo hay que decirlo, qué debemos cantar, cuándo entrar, cuándo salir y hasta de qué color pintar las paredes de la escenografía. ¡Nada más alejado de la realidad!

El teatro de texto ha reducido, en ciertos casos, al actor a un mero recitador obediente; y al director, a un intérprete enmarcado en el deseo del dramaturgo. Al proceso creativo en una decisión de entonaciones, entradas-salidas, vestuario y escenografía.

Grotowski define el teatro como la relación entre el actor y el público, relación real, vivencial y sobre todo, humana. Cada relación humana implica conocimiento, saber de alguna medida y de alguna forma quién es el otro, un deseo de conocerlo y de estar al tanto de lo que le pasa. Conocer a nuestro espectador, salir a su encuentro, interesarnos por él, es un paso importante en el teatro.

Es cierto que la genialidad de los dramaturgos reside en inmortalizar lo común a todo el género humano, en la elaboración de sus tramas universales, pero ¿qué sabrá el tal William Shakespeare de la Arequipa de los dos mil diecinueve? ¿Qué demonios sabe Brecht de nuestro preciso contexto sociopolítico? ¿Qué conoce Sófocles del público que nos viene a ver al teatro hoy? ¿Qué de sus necesidades, dudas, virtudes y falencias?

La respuesta es evidente: nada; del hoy, esos señores, por muy brillantes que sean, no saben nada. Es por eso que el creador escénico “del hoy” debe hablarle a la gente “del hoy”.

Muchas veces los grandes clásicos, la dramaturgia nacional y local nos ayuda para hablar “del hoy”, pero cuando no basta, cuando no es suficiente, el creador escénico se ve en la obligación de empezar a tramar, extraer, quitar, poner, crear desde el escenario y faltarle el respeto, de cierta manera, al dramaturgo. Y no solo en cuanto a temas de fondo, si no, sobre todo, en temas de forma.

Laura Silva, maestra Argentina en Shakespeare, dijo una vez: “La mejor manera de honrar a Shakespeare hoy, es faltándole el respeto, que es algo que él también hacía”.

No hay forma de llevar a Shakespeare a escena hoy, por poner un ejemplo, sin enmendarle la plana. Para empezar, sus obras de teatro estaban dirigidas para un público que podía entregar medio día de su vida a la contemplación teatral, era además un público acostumbrado a la palabra que podría de disfrutar de la recitación del parlamento con completa atención.

El dramaturgo puede pensar en perdurar en el tiempo mediante la palabra escrita, pero para el creador escénico, siempre es hoy.

Sobre la puesta ¡Bien macha!

Teatro del tercer piso es un colectivo teatral que llevó a escena “¡Bien macha!”, un tramado escénico, un tejido audaz de “La mujer errante” de Aarón Carrasco y “Cercados” de Grégor Díaz.

“¡Bien macha!” es una pieza que denuncia el acoso laboral, en ella podemos encontrar las distintas voces que la componen; por un lado, la de los dramaturgos con su pluma; y por otro, con mucha potencia, la voz de quienes la encarnan, que dan vida con potentes actuaciones, a este breve, pero sustancioso trabajo.

El tramado es ágil, no necesita mucha explicación y nos remite de manera precisa a la problemática de la obra: mujeres cercadas, acosadas, por alguien que ostenta una mejor posición, y de quien dependen para seguir obteniendo el sustento económico, mujeres de distintos lugares que convergen, por desgracia, en la misma situación. La obra, creada desde la colectividad, nos da una estética minimalista, con bastante plástica, que nos permite centrarnos en la trama ya antes mencionada.

Al apreciarla pude disfrutar la frescura, tanto del trabajo, desprovisto de pretensiones, como de las actrices que prestaban su cuerpo y voz a la denuncia. A pesar de ser un tema de alta tratativa en el teatro local, Teatro del tercer piso ha sabido darle un nuevo enfoque, un nuevo punto de vista que mantiene vigente la vieja denuncia.

Es insulso para mí seguir ahondando en belleza de la estética de la obra, o sobre el impacto de los textos dichos en escena, o sobre la potencia de las actuaciones, pues nada de eso es tan importante como el fondo y la motivación que este grupo ha llevado a las tablas. Simplemente, diré que la puesta en escena es tan pulcra y bien lograda que uno no tenía más que hacer que centrarse en el tema que nos reunía a todos los espectadores ahí, la contemplación y la catarsis.

Posterior a la obra se realizó un conversatorio con el público, en el que los creadores pudieron hacerse cargo de su puesta en escena y confrontarla con el espectador y sus opiniones. Los valiosos comentarios vertidos sirvieron para revalorizar lo sucedido, la empatía de las mujeres en la sala, que relataban con valentía haber sufrido situaciones similares a las observadas en la obra nos hace saber que el tema, lamentablemente, es actual y vigente, y que puestas en escena como esta son necesarias, no solamente por su tratamiento estético, o por el valor de encarar un proceso teatral desde la grupalidad creativa, sino porque nos gritan en la cara que eso que vemos en el escenario está sucediendo hoy, y que hoy, desde el teatro, debemos afrontarlas.

¡Hoy!

Bien macha

Ficha técnica y artística
Dirección colectiva
Dirección artística: Erick Alpaca
Elenco: Alexandra B. Montesinos, María Alejandra Márquez, Sol Montalván.
Facilitador escénico: Diego La Hoz

Cesar Mauricio Rodriguez-Camargo
Arequipa, 4 de diciembre de 2019