domingo, 25 de marzo de 2012

Crítica: LA FAMILIA RENDIJA

Virtudes y defectos de la “impro” como espectáculo

Se considera a la Comedia del Arte en la Italia del siglo XVI como la génesis de la improvisación teatral, para luego ser utilizada por directores y teóricos de teatro como parte fundamental del entrenamiento actoral. En nuestro país, la improvisación llegó, tal como lo menciona el maestro Reynaldo D’Amore, con la creación del Club de Teatro de Lima, que hasta el día de hoy maneja este estilo como parte del desarrollo integral de sus alumnos. Aunque para muchos la improvisación sólo puede (y debe) ser utilizada para salvar algún olvido de letra en escena, lo cierto es que es una técnica importantísima (para el actor) para estar siempre alerta y atento en el escenario y no “mecanizarse”, pues no hay misterio para él en el desarrollo de la historia planteada.

El director Walter Chullo, responsable de entretenidos espectáculos de improvisación como El Baúl Mágico y Sírvase un payaso, propone ahora, en el Teatro Julieta de Miraflores, un formato familiar al estilo sitcom, comedia de situaciones, para poner a prueba las capacidades como improvisadores de su elenco. La familia Rendija es clan disfuncional a más no poder: Alejo (Rolando Reaño), el padre bueno para nada; doña Dolores (Piero Morote), la díscola abuela del clan; Dan (Christian Sepede), el hijo “malandro”; Angelita (Mariana Cortijo), la perspicaz hija menor; la Chacha (Fiorella Arauco), la eterna empleada sin goce de haber; y el Gringo (Henry Peláez), jovencito alienado siempre de visita por casa. Todos ellos deben pasar por historias distintas en cada función, de acuerdo a los pedidos del público, quien propone las situaciones iniciales y algunos parlamentos que los improvisadores deben decir en determinados momentos. La historia debe seguir y es necesario un buen entrenamiento para que la acción no decaiga en ningún momento.

El auge de los espectáculos limeños de improvisación es innegable y tienen un público cautivo desde hace bastante tiempo, que de alguna manera legitima este formato como una categoría independiente de entretenimiento teatral. Y con todos los defectos y virtudes que conlleva convertir a la improvisación como espectáculo per se. En el caso de La familia Rendija, curiosamente, la puesta en escena alcanza sus puntos más altos durante el entremés, entre las dos secuencias dentro de la casa. En este cambio de ambiente, que puede ser literalmente cualquier lugar, los intérpretes son guiados por Chullo, quien por micrófono les cambia el estilo de actuación cada 30 segundos, con lo que la secuencia no da tregua al espectador, lo que sí sucede a menudo cuando la familia Rendija permanece dentro de su hogar. Buen trabajo del elenco en general, bien secundados por el músico Armando Abanto, con algunos chispazos notables que nos hacen olvidar los tiempos muertos, los tropiezos y aquellos gags sin remate contundente. La “impro” tiene para largo y La familia Rendija es un digno espectáculo que lo demuestra.

Sergio Velarde
25 de marzo de 2012

viernes, 16 de marzo de 2012

Crítica: FICCIÓN

Delirantes realidades imaginadas

Ganadora de la Convocatoria 2011 de Ayudas a la Producción y Exhibición de Artes Escénicas en Perú CCE-AECID, Ficción es una creación colectiva que demuestra contundentemente el porqué de esta designación. A través de las vivencias personales de tres mujeres muy particulares entre sí, somos partícipes de las constantes irrealidades a las que somos sometidos y torturados, tanto ellas como nosotros, a través de la programación de nuestra “caja-boba”, que es presentada aquí como un inmenso y feroz campo de destrucción de la verdad, la realidad y la personalidad de quien se atreve a seguir su juego. Las telenovelas enlatadas ochenteras y los forzados programas de conversación son descubiertos en toda su desgraciada desvergüenza. Manejando con acierto el apoyo multimedia, las actrices se mueven entre adefesieras escenas dramáticas, absurdas confesiones en un reconocible talk show y desopilantes monólogos, en los que dejan asomar sus verdaderas personalidades.

La ficción es nuestro pan de cada día, pareciera ser la premisa del montaje. Y es que cada secuencia del espectáculo nos demuestra que pareciera que vivimos realidades paralelas en todo momento. La verdadera felicidad sólo existe en un mundo imaginario, pues las caretas que utilizamos ante los demás parecieran estar perpetuamente pegadas. Existe un buen aprovechamiento del histrionismo de cada actriz, así como de sus particulares atributos físicos y vidas profesionales, que ayudan a recrearlos saltos entre la realidad y la ficción. El juego interactivo con el público resulta vital para identificarnos con estas irreverentes heroínas, especialmente logrado en la conferencia sobre lo que significa el término “ficción” y en el talk show en mención. Ficción es el feliz resultado de un laboratorio de experimentación actoral que pretende criticar el status quo del sistema, pero generándose como un típico producto del mismo.

Esta puesta en escena dirigida por Luisa Fernanda Lindo aprovecha hábilmente las fisonomías de las actrices Patricia Biffi, Katerina D’Onofrio y Tábata Fernández-Concha, para mostrarlas desgarbadas y anticuadas de manera hilarante, tanto en pantalla como sobre las tablas. Cada una de ellas cumple a cabalidad su cometido de desmitificar a esa edulcorada y chirriante ficción que nos llega a través de la pantalla chica. La última escena, con las tres señoritas ya libres del ajustado corsé de su particular utopía, degustando café con tostadas en una mesa y riéndose a mandíbula batiente, resulta de los más inspirada. Ya se anuncia la próxima temporada de Ficción, que se realizará en el mes de junio en el Auditorio del Centro Cultural Ricardo Palma. No dejen de asistir a uno de los montajes más pintorescos y divertidos del año.

Sergio Velarde
16 de marzo de 2012

domingo, 11 de marzo de 2012

Crítica: PUERTAS COMUNICANTES

Thriller, comedia y ciencia-ficción

En el renovado Teatro Larco se viene presentando un curioso montaje que lleva por título Puertas comunicantes, a cargo de la Asociación Cultural Plan 9 y de su incansable director David Carrillo, siempre atento a aquellas novedosas piezas dramáticas de reputados escritores universales. Puertas comunicantes es un insólito thriller con toques de ciencia-ficción y también de comedia, escrito por el prestigioso dramaturgo inglés Alan Ayckbourn en 1994, que incluye viajes a través del tiempo en la historia de un hombre que está arrepentido de los crímenes que mandó cometer en el pasado, y que finalmente cambiará la vida de tres mujeres de diferentes épocas cada una. Se trata pues, de una ingeniosa comedia dramática, muy en la línea de los excelentes montajes que viene presentando esta asociación y que le devuelven los brillos perdidos a este histórico teatro miraflorino.

Acaso puede afirmarse que la trama de Puertas comunicantes es disparatada, pues nos propone la existencia de una puerta en una habitación de un lujoso hotel, con la facultad de hacer regresar en el tiempo 20 años a quien se atreva a cruzarla. Y además, aderezada con dos crímenes cometidos en el pasado y un asesino al acecho. Sin embargo, la puesta en escena de David Carrillo, un director que ya experimentó el tema cronológico en la notable Demasiado poco tiempo, convierte aquellas secuencias con personajes avanzando o retrocediendo en lapsos de 20 años, en absolutamente creíbles e hilarantes. Inicialmente ambientada en el Londres del 2014, la confesión del anciano Reese sobre los crímenes de sus dos esposas, hace peligrar la vida de la joven “dominatrix” Phoebe, quien ante la presencia del asesino Julian, regresa en el tiempo a través de la puerta comunicante, para encontrarse con Ruella, la segunda esposa de Reese. La lógica es lo de menos en este intrigante relato, con influencias de películas como Volver al futuro o Psicosis, pero es inmensamente comprensible y disfrutable.

Las protagonistas Anneliese Fiedler y Melissa Giorgio como Phoebe y Ruella, respectivamente,  son lo suficientemente convincentes para hacernos creer la disparatada historia e involucrarnos en la trama. Acompañan acertadamente Óscar López Arias, Haysen Percovich, Marijú Nuñez y el mismo director David Carrillo en los papeles secundarios. La música y la iluminación le confieren un aura siniestra a las infames puertas comunicantes, bien resueltas escénicamente. Puertas comunicantes logra el objetivo de entretener y de crear un ambiente de suspenso y misterio, a la vez de conmovernos en la tierna escena final, con la revelación de la nueva vida de Phoebe y el trunco reencuentro de las dos cómplices. Un recomendable thriller cómico de ciencia-ficción, que nos acerca a un dramaturgo de prestigio, como lo es Alan Ayckbourn.

Sergio Velarde
11 de marzo de 2012

domingo, 4 de marzo de 2012

Crítica: COMEDIA DEL ARTE

Divertidísimo espectáculo a media máscara

Como oposición al teatro clásico y humanista, surge en Italia en el siglo XVI la llamada Comedia del Arte, un estilo teatral que se nutría de la improvisación, del uso de medias máscaras, de personajes arquetípicos y de temas como los equívocos amorosos, los amores no correspondidos, la suplantación de personalidades, con fiesta y carnaval perennes a lo largo de todo el espectáculo. Justamente, se presenta en el Centro Cultural CAFAE una obra denominada Comedia del Arte, de autor anónimo y adaptada por el propio grupo a cargo, de nombre Carpe Diem e integrado por alumnos de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático ENSAD. Una iniciativa de la institución que exige una cierta cantidad de horas en temporada a su alumnado, y que nos permite disfrutar de excelentes montajes, como lo es el de la presente reseña.

Comedia del Arte rescata lo mejor de los espectáculos cómicos del renacentismo, narrando las aventuras de los sirvientes Brighella (Fiorella Chicoma - Ivanna Salgado) y Arlequín (Narayana Campos), quienes deben ayudar a sus respectivos patrones Octavio (Sergio Armas) y Horacio (Luis Trelles), para conseguir a sus amadas, obviamente a cambio de dinero. En medio de ellos, el Doctore (Narayana Campos), padre de Isabella (Leonela Pajares), la quiere unir a la fuerza con el Capitano (Sergio Armas); mientras la viuda Ardelia (Ana María Aparicio) llora por amor, siendo cortejada sin éxito por el Doctore. Por otro lado, el anciano don Pantaleón (Pablo Vega), quiere comprometerse con Isabella, aunque sus hormonas revolotean al aparecer la criada Esmeraldina (Sofía izquierdo), quien a su vez es cortejada por Arlequín. Divertidísimos enredos amorosos, llenos de picardía y carnaval, en el que sólo importa conseguir provecho de la situación y encontrar el amor esquivo.

La directora Sofía Palomino aprovecha del todo a sus actores, especialmente en su gestualidad y plasticidad, tal como lo hizo en la puesta en escena de Arlequín, servidor de dos patrones, estrenada en el frontis de la ENSAD. Corrige el uso del playback con música y voz en vivo. Pero ahora, dentro de un auditorio, debe afinar algunos detalles técnicos como la iluminación, que debe ser más precisa; la entrada y salida de los actores a través de los telones, que evidencian los camerinos; y los ruidos provocados por los cambios de vestuario, que distraen de lo que ocurre en escena. Eso sí, observar a los actores divertirse entre ellos, dentro del contexto de la obra y sin salir de personaje, resulta impagable, como toda buena Comedia del Arte. Un nuevo acierto del elenco de la ENSAD, con la producción del grupo Carpe Diem, que este año se convierte sin duda, en toda una revelación.

Sergio Velarde
04 de marzo de 2012