martes, 29 de agosto de 2023

Crítica: SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO


Shakespeare como experiencia teatral 

La Asociación de Artistas Aficionados dio lugar a una corta temporada de la obra Sueño de una noche de verano de William Shakespeare. Esta vez, bajo la adaptación de Marco Paulo Meléndez y bajo la dirección de Ximena Arroyo, seis actores se encargan de recrear este clásico auténtico del dramaturgo inglés. La obra cuenta con las actuaciones de Christian Alden, Milagros Campos, Helen Dominguez, Miguel Oliva, Nataly Rojas, Judith Suárez, Angelica Torres García, La historia nos muestra a Hermia y Lisandro, quienes se refugian en el bosque para escapar de su padre Egeo, quien pretende casarla con Demetrio. Por otro lado, Demetrio sale en busca de su amada, sin saber que Helena lo ama. Los cuatro enamorados, cerca al escondite de las hadas, serán parte de un enredo propio de aquel mundo mágico.

Este montaje constituye un esfuerzo por ver de manera contemporánea los clásicos de la dramaturgia universal, con toques de juego y dinamismo a cargo de los actantes. La propuesta alberga a seis actores, quienes interpretan a más de un personaje. Este dinamismo implicaba cambios constantes de vestuario, entradas y salidas marcadas y el manejo de elementos distintivos a lo largo de la representación. Un elemento escenográfico distintivo fue el uso de una gran tela tornasolada, la cual parecía representar la entrada de los actores al mundo de las hadas. Además, dicha tela funcionó para marcar claramente el uso del espacio (especialmente, momentos en los que los actores cambiaban de personaje o debían salir de escena). Este detalle permitió ver a los actantes como parte del público expectante, generando mayor intimidad con el espectador. Los elementos de vestuario y sus respectivos cambios fueron manejados de manera ordenada durante toda la obra. Además, los cambios entre personajes fueron claros y aportaron al dinamismo de la representación. Sin embargo, hubo algunos detalles por afinar, especialmente en cuanto a técnica vocal (algunos textos dejaron de escucharse), o incluso a nivel de concentración.

Sorprende gratamente cómo textos como Sueño de una noche de verano pueden permanecer tan vigentes como refrescantes hasta el día de hoy. La Asociación de Artistas Aficionados, con montajes como estos, da lugar a la valoración de la dramaturgia universal, especialmente con una intención de generar intimidad con el espectador. Ir a ver una obra de la AAA es más que solo ver un montaje: la historia del establecimiento, además de la intención sincera de compartir un producto artístico, ofrece al espectador una experiencia completa en pleno corazón del centro histórico. 

Stefany Olivos

29 de agosto de 2023

Crítica: AMOR IMPERFECTO


Las relaciones: una mirada extracotidiana

Mever Producciones tiene una nueva obra en temporada llamada Amor imperfecto, escrita y dirigida por Gianfranco Mejía. Los jueves de agosto y septiembre podemos ver la historia de Sofía (Martina Alvarado) y Miguel (Mejía), una pareja joven que lleva dos años de convivencia, a puertas de casarse. Durante la representación se van evidenciando ciertos problemas y algunas conductas que están generando conflicto en la relación. Es así como el público resulta ser testigo de los diversos intentos de resolución por parte de cada personaje.

El montaje se da en el departamento de la pareja, cuya ambientación escenográfica estuvo llena de detalles. La pareja de actores logró crear intimidad desde el hecho de representar un hogar joven genuinamente. La representación requería un cambio de códigos en ciertos momentos (los personajes dejaban de interactuar y hablaban al público), una decisión que aportó dinamismo al desarrollo de la obra. La construcción de personaje fue adecuada para las necesidades del montaje, destacando especialmente la técnica vocal y el adecuado uso del espacio momento a momento. Si bien la obra fue relativamente corta, supo llegar al espectador y acogerlo dentro del dilema principal de ambos personajes.

Amor imperfecto no tiene un final determinado, o un final ideal. Las relaciones amorosas siempre serán un tema vigente, que en este caso Mejía logró tocar desde el sentido de imperfección y lucha por hacer que los conflictos se soluciones. Finalmente, el espectador se va con la sensación de ver a una pareja que puede ser cualquiera de nosotros en alguna relación anterior o actual: dos personas con diferencias, aspiraciones conjuntas y por separado, ansias de formar una familia, ganas de encajar en esta sociedad cada vez más exigente, entre otros aspectos. Sofía y Miguel son la cara de lo que una relación actualmente podría ser: dos personas que, con todo su mundo personal interior, tratan de luchar juntos contra el problema. Es emotivo de ver en el teatro una situación que, aunque sea muy común en la vida real, resalta la magia de lo que implica compartir la vida con alguien más y las imperfecciones que se pueden aparecer en el camino. Es así que, como espectadora, me quedo con la intención de ver las relaciones desde un código extracotidiano, como es el teatro.

Stefany Olivos

29 de agosto de 2023

domingo, 27 de agosto de 2023

Crítica: MICROTEATRO MESTIZO


¿Cómo la corrupción y el ego conviven en una sola noche?

El formato de microteatro fue uno de los más golpeados en pandemia y poco a poco ha estado regresando en diferentes espacios de la escena local, esta vez en un espacio muy bonito como la librería café Casa Tomada, que al entrar se huele y se percibe una atmósfera cultural muy agradable. En esta ocasión, se presentan dos piezas de unos veinte minutos de duración, cuya producción corre a cargo del grupo Telón Mestizo y la dirección en manos de Carlos Urbina (El premio) y de Víctor Lucana (Por favor), ambas escritas por Marc Egea, guionista y dramaturgo español.

El espacio escénico a pesar de ser reducido, ya que se trata de un lugar alternativo, funciona muy bien, pues te hace partícipe como espectador de algo muy íntimo que está ocurriendo en cada obra. En Por favor, logra que seas testigo presencial de un acto de corrupción e injusticia contra una ciudadana, que a su vez tampoco es que tenga su negocio dentro de todos los marcos legales por parte de un efectivo de la ley. Refleja bastante bien, entonces, una realidad que vivimos a diario con nuestras propias injusticias y hasta estafas de lo más descaradas, pero que sin embargo muchos de nosotros hemos normalizado. Al final, esta pieza tiene un giro interesante. Y en El premio, a partir de un error de mención, se desarrollan una serie de situaciones entre la supuesta ganadora de ese galardón y el sujeto que anuncia quién se lo lleva, lo cual logra también reflejar qué pasa cuando nuestro ego es puesto en juego y salta de inmediato nuestro instinto humano de conservación, para no caer presas de la humillación y el fracaso.

Los actores que participan en ambas piezas (Víctor Lucana, Berenis Cornejo, Analucía Gonzales y Carlos Harper) hacen una buena labor entregándonos algunos momentos de tensión y comedia que corresponden a cada microobra, usando también de manera adecuada el espacio y con una muy buena energía física, sobre todo. Se agradece que gradualmente se siga apostando nuevamente por el formato de microteatro, que es un ejercicio interesante en cualquier espacio escénico. Recomendada.

Manuel Trujillo

27 de agosto de 2023

Crítica: LA CASA DE BERNARDA ALBA


Los problemas quedan en casa

Federico García Lorca fue un artista prolífico. No se lo puede considerar siquiera solo dramaturgo; incursionó en la narrativa, la poesía, política, la investigación costumbrista, entre otros. Pero existe un aspecto fundamental que Lorca siempre resaltó: relatar y rescatar la historia de la España profunda. Esto último sería equivalente a escribir sobre el Perú campesino y rural.

La Sala Alzedo del Teatro Segura es realmente espaciosa y ahí está mi primera crítica constructiva: el lugar es mucho más adecuado para la ópera o el teatro musical, pues es muy ancho. Por momentos, los diálogos no se entendían del todo; considero que hay funciones en las que es legítimo usar tecnologías, como los micrófonos de solapa o algo parecido, solo para que se entiendan claramente los diálogos. A continuación, pasaré a dar mis impresiones constructivas de cada actriz.

Male del Águila como la protagonista, Bernarda Alba, fue realmente clara, enérgica y la mejor actuación de la noche, definitivamente. Me gustó su mirada inquisitiva, que le daba una tesitura de maldad adicional a su personaje. Tuvo muy buen manejo de la voz. Además de contar con vestuario muy adecuada a la época. Por otro lado, Daniela Segura (Adela) tuvo una participación interesante, aunque puede trabajar más la armonía de su voz, al cantar una canción de la Oreja de Van Gogh. Liz Roggero (Magdalena) parecía, por momentos, estar en una comedia, como cuando hizo movimientos graciosos al autocoronarse con el velo de su hermana; de hecho, el público llegó a reírse un poco exageradamente en esa escena solo por esa acción, a pesar de que toda la obra es, en general, un drama. Aclaro que mis críticas son constructivas.

Por otro lado, me encantó la actuación de Claudia Mostorino, como La Poncia. Tuvo una muy buena fuerza en la voz y sus acciones eran claras. Me gustó que siempre esperaba la reacción de otra compañera en escena para poder actuar; esto demuestra que es una buena actriz, pues en el teatro se trabaja con el otro, a menos que sea un monólogo. Fátima Matheus (Angustias) tuvo una participación interesante en la escena donde llega a dudar de que merezca la felicidad, a pesar de ser la prometida. Marcela Álvarez, como la criada Esther, fue extraordinaria; creo que tiene mucho talento para los unipersonales, pues siempre prestaba atención a todos los detalles del escenario y permanecía a un ritmo que generaba mucha atención del público. Marilyn Chumbi (María Josefa), la abuela orate, tuvo una excelente participación; la manera cómo construyó su personaje desde lo físico fue genial y también desde el vestuario. Las actrices Romina Farfán (Martirio) y Fabiola Huamán (Amelia) tuvieron actuaciones interesantes.

Quiero felicitar a la directora A. Napuri-Stucchi y a la productora Tomorrow Films Entertainment por proponer una versión más cercana y pedagógica al público. La casa de Bernarda Alba y en general, las obras de García Lorca son muy densas y bien puede plantearse una versión peruana. No olvidar que es un drama campesino y García Lorca lo escribió para promover el empoderamiento de familias rurales. ¿Se podría utilizar el quechua y adaptarlo para un mundo andino y combinarlo con la migración a la ciudad? De todas maneras, felicitaciones por este espectáculo.  

Enrique Pacheco

27 de agosto de 2023

viernes, 25 de agosto de 2023

Crítica: EL AÑO QUE PERDÍ LA FANTASÍA


¿Qué ocurre cuando a tan temprana edad despertamos a la vida?

Todos despertamos a la vida en diferentes contextos, bien sabido es que nuestros padres son nuestros primeros maestros y al ir creciendo, pues les otorgamos el significado de nuestros protectores, superhéroes y los que en suma, solo deberían darnos amor. Así nuestra única función en la infancia pues debería ser eso: ser niños, vivir de la ilusión, de la fantasía. Hasta que un día, que puede incluso ser el mejor de tus días como niño, un tipo de realidad te toca el hombro, te sacude, y en tu consciencia aún de niño, intentas entender cómo tu sistema familiar no era tan estable y feliz como parecía, tus padres presentan grietas en la relación que cada vez se hacen más notorias y una hermana adolescente buscando pertenecer a una familia que ya no siente como tal.

Esta hermosa pieza teatral, El año que perdí la fantasía es muy personal para Federico Abrill, quien escribe, dirige y vivencia es un regalo que hace que te identifiques con tu propia historia familiar, cuando uno se sentaba en la mesa con la familia de pequeño y esa atmósfera de risas y unión de pronto se transforma ante tus ojos en una tensión constante. La familia la interpreta Giselle Collao como la madre, Renato Medina-Vasallo como el padre, Lola Carbo como la hermana y Manuel Baca Solsol como el niño Federico; todos a destacar con un muy buen trabajo. La madre en algún punto menciona una pesadilla, como si el sol creciera tanto, ella pequeñita y de pronto la quemara por completo y eso realmente le está pasando, todo a su alrededor entra en ignición y ella lo siente en todo lo que ocurre, hasta que debe de tomar una decisión que cambiará por completo el rumbo de su familia.

La puesta en escena en cuanto a lo escenográfico es minimalista, pero es que en realidad no necesita más, porque hace volar tu imaginación para ver tu propio hogar con tus propios recuerdos de infancia en familia, que fue lo que me pasó mientras disfrutaba la obra. A veces y sin querer, cargamos con las conductas de nuestros padres y nos sentimos responsables de ocasionar el colapso familiar. Eso le pasa a Federico, nuestro protagonista, que emprenderá un viaje y perderá a un gran amigo, a él mismo, para luego encontrarse y dar paso a una nueva versión de él y su familia. Pasar a una nueva normalidad con una metáfora preciosa sobre la explosión del sol, y es que quizá, con el tiempo haya que entender que hay cosas que no dependen de nosotros, que simplemente no tenemos el control, y habrá que adaptarse, a cualquier edad es difícil, y para que surja algo nuevo quizá se necesite ese proceso de destrucción: la muerte de una estrella, como sucederá con el sol, para el nacimiento de algo nuevo. Y quizá también, lo que nos produce más miedo no sea lo nuevo, lo desconocido; sino el abandonar lo ya conocido. Se agradece este viaje teatral. Muy recomendada.

Manuel Trujillo

25 de agosto de 2023

Crítica: HUMO EN LA NEBLINA


Sobre Lima la gris, 70 años después

La Asociación Cultural Campo Abierto abre sus puertas para la temporada de Humo en la neblina, obra escrita por Eduardo Adrianzén, con la dirección de Esteban Phillipps. El escritor Sebastián Salazar Bondy cobra vida en esta obra, la cual refleja la visión de la sociedad limeña de los años 60. La representación juega con ciertos referentes de la época, además de tocar temas críticos que, sorprendentemente, siguen vigentes en pleno 2023.

Es interesante que una imagen constante con la que se jugó fue con la de los gallinazos. No solo fueron mencionados en la historia de manera sutil, sino también estuvieron incluidos en un plano onírico manejado adecuadamente desde la dirección. Sebastián Salazar Bondy (Jorge Armas) está representado en este montaje como un reflejo de la personalidad creadora retratado en sus emblemáticas obras. Es interesante cómo Armas logra un buen nivel de especificidad dentro de la historia, denotando cada convicción del personaje momento a momento. Flor de Maria Vergaray (María del Carmen Sirvas) es el personaje femenino del montaje, quien tuvo el rol de poner sobre la mesa temas de debate vigentes desde los 60 hasta hoy (el lugar de la mujer, el clasismo, por mencionar un par). Sirvas resaltó gratamente por su versatilidad en escena, pues muchas veces tuvo que cambiar de personaje de manera súbita, lográndolo de manera impecable. Un aspecto por mejorar a nivel del elenco es el hecho de no adelantarse al momento de decir sus textos: muchas veces los actores “se pisaron” los textos, consecuencia de una desconcentración parcial. Además, por requerimientos de la dirección, muchas veces los actores tuvieron que estar presentes en escena sin interactuar entre sí, lo cual podía ser un elemento confuso y distractor de la escena principal.

Sorprende cómo tres personajes retratados en Lima de los años 60 puedan tener tanto en común con el público espectador del 2023. Temas como el clasismo, la discriminación, el machismo y el lugar de la mujer son algunos de los tantos aspectos tocados tangencialmente por Adrianzén, en un texto tan vigente como potente en estos días. Es refrescante la figura de Salazar Bondy en una obra como esta, pues le da un sentido poético al desarrollo de los personajes. El humo y la neblina, imágenes presentes durante toda la representación, parecen envolver poco a poco a los personajes en sus propias decisiones. ¿Qué tienen en común un escritor referente de los 60, una mujer de 35 años y un escritor venido a menos? Los tres son sesgados por Lima la gris, la que los ha visto nacer, la que ha condicionado sus pasiones, la que es sigue siendo testigo del devenir de sus propias historias.

Stefany Olivos

25 de agosto de 2023

Crítica: FREDDY IS IN THE HOUSE


Amistad y empoderamiento

Estrenada previamente en formato de microteatro en la Sala Zurita el año pasado, Freddy is in the House, escrita por Malena Gamarra y Christian Ávalos, viene terminando su renovada temporada en el Teatro Esencia, ahora como una entretenida comedia de 40 minutos. Y si bien su afiche original sugería que se trataría de la historia de dos jóvenes muchachas siendo acosadas por la siniestra criatura de pesadilla creada por Wes Craven (hasta suenan en la puesta los acordes característicos de la saga en Elm Street), lo cierto es que los autores utilizaron ingeniosamente este nombre para representar al gran antagonista de la puesta: un hombre común y corriente llamado Freddy, pero machista e infiel, al que nunca vemos, pero que sí alcanzamos a presenciar las consecuencias de sus actos en la vida de dos mejores amigas.

La práctica Patricia (Kelly Estrada) toma la decisión de mudarse con su mejor amiga, la ingenua Estefanía (Giancarla Saavedra), luego que esta última terminara una relación con altas dosis de toxicidad con este hombre llamado Freddy. Sin embargo, en el día de la mudanza, Patricia siente la presencia de Freddy; entonces, sus planes se verán alterados y la amistad de las mujeres puesta a prueba. El director Ávalos presenta a sus heroínas interactuando juntas en el primer acto y luego delimita con precisión los dos ambientes en los que se desarrolla el segundo, con ambas discutiendo por celular. La historia es entretenida y fluida, con una revelación hacia el final que complicará aun más el panorama.

Muy buen desempeño de ambas actrices, cada una creando simpáticos personajes con características propias y demostrando buena química en escena. Freddy is in the House, presentada por Krakens Producciones, es una divertida y recomendable comedia, que esconde bajo la sencillez de su premisa, las consecuencias de la violencia sicológica y la dependencia emocional en muchas mujeres. Un espinoso tema que abordado desde el humor, lleva al espectador a la oportuna reflexión.

Sergio Velarde

25 de agosto de 2023

jueves, 24 de agosto de 2023

Crítica: DESAPARECIDOS


El valor de la memoria

Tal como lo mencionó el director Leo Cubas, luego del estreno de Desaparecidos de Jorge Bazalar, tercera obra de la Competencia Oficial del Nuevo Teatro Julieta – Primera Edición, las últimas elecciones y, por supuesto, los recientes (y vergonzosos, cuándo no) acontecimientos políticos, han dividido aun más a nuestro golpeado país. Basta con leer los numerosos comentarios en redes sociales, referidos a las últimas movilizaciones de protesta, para comprobar que las heridas que afectan a nuestra patria se encuentran más abiertas y gangrenadas que nunca. Y es que el olvido, la ignorancia y la necedad parecieran ser pan de todos los días. ¿Será tal vez una utopía la tan necesaria reconciliación? En todo caso, poderosas puestas en escena como la mencionada, desde la dramaturgia y la dirección, constituyen una inmejorable oportunidad escénica para ejercitar nuestra memoria.

Desde la primera escena, ya podemos hacernos una idea del desarrollo de la trama, con los cinco actores escenificando prolijamente los momentos previos al estallido de un coche bomba, en tiempos del conflicto armado interno. Luego, se nos presentan los roles principales de la pieza: un militar, su esposa, un profesor universitario y dos de sus estudiantes. Ya sabemos cuál será su terrible destino, pues serán las víctimas de un cruel grupo paramilitar; es por ello que Bazalar se encarga de escribirlos como seres humanos comunes y corrientes (y anónimos), con tantas virtudes como defectos, consiguiendo que el público sienta una profunda compasión por ellos. Sin caer en discursos moralizantes, la puesta acierta, ya en la recta final, luego de una inquietante masacre (con un razonable parecido a la ocurrida en La Cantuta), al regresar al atentado de la escena inicial, en donde este salto temporal nos hace recordar la compleja y absurda violencia del conflicto interno.

Excelentes actuaciones de Emanuel Soriano, Daniela Trucíos, Sandro Calderón, Brian Cano y Luis Miguel Yovera, quienes interpretan los roles protagónicos y también los secundarios en las historias ajenas, con mucha convicción. Las pinceladas de humor, presentes de manera orgánica en la puesta, son de agradecer. Asimismo, las secuencias del cuento del profesor y la pesadilla de su hijo, bien representadas en escena, resultan muy significativas. Desaparecidos, texto ganador del Premio Especial Teatro para la Memoria del Concurso Nacional Nueva Dramaturgia Peruana con la producción de la Asociación Cultural La Manada, es un valioso y valiente espectáculo que suma a la tan difícil misión de despertar la memoria y la reflexión en todos nosotros. Felicitaciones para Bazalar, Cubas y equipo por una más que sobresaliente temporada en la Competencia Oficial del Nuevo Teatro Julieta.

Sergio Velarde

24 de agosto de 2023

miércoles, 23 de agosto de 2023

Crítica: ESTACIONES


Etapas del amor  

COMPAS producciones estuvo presentando la obra Estaciones, escrita por Nicolas Ostolaza y dirigida por Brunamaria Chávez. Las funciones se llevaron a cabo en el Teatro Antonio Banderas del Centro Español.

El numeroso y joven elenco nos revela una trama que gira en torno al amor adolescente, los conflictos personales y familiares, con los que las nuevas generaciones tienen que lidiar. Alaska es un chico de veinte años que, en medio de la búsqueda del verdadero amor, se enfrenta a distintas situaciones que lo llevan a tomar decisiones importantes para reafirmar su identidad, así como para encontrar su verdadera vocación. La honestidad e ingenio con los que se plantea la narrativa son evidentes, pues se utilizan las estaciones del año, equiparándolas a las diversas personalidades y formas de ver el amor, resultando una suerte de alegoría (figura literaria) bien lograda.  

Por otro lado, el esmero en la producción de la escenografía y cambios de vestuario se agradece; sin embargo, los cambios entre escenas se prolongaron en varias ocasiones, lo cual inevitablemente afectó el ritmo de la puesta, además de algunos detalles, como apagar las luces antes de tiempo y que los personajes siguieran hablando. Particularmente esto me distrajo, sacándome de la convención fresca que proponía la historia. Cabe resaltar el trabajo del actor Julio César (Alaska), quien, al ser el protagonista, sostuvo con energía a su personaje, las casi tres horas de función. Las estaciones fueron interpretadas correctamente por Pialuz Mercado, Camila Binek, Nela Vascones y Brunamaria Chávez.

Estaciones fue una propuesta interesante acerca del curioso universo del amor juvenil en nuestros tiempos y por supuesto, los desafíos que adolescentes y jóvenes afrontan en un mundo cada vez más acelerado. Una historia contada con entusiasmo y corazón, que si bien tiene ciertos aspectos técnicos que podrían revisarse, también nos dejó un mensaje real del amplio significado del amor.

Maria Cristina Mory Cárdenas

23 de agosto de 2023

Crítica: SOLÍAMOS MIRARNOS A LOS OJOS


Una obra de vínculo universal

El auditorio del Británico dio lugar a Solíamos mirarnos a los ojos, obra escrita y dirigida por Sebastián Bellina Zagazeta, ganadora de los premios Oficio Crítico 2022 a mejor espectáculo dramático, tanto por la mención del jurado como por votación del público. Se trató de un proyecto testimonial, elaborado en medio de la pandemia, en el que cinco artistas escénicos jovenes peruanos indagan en las memorias con sus abuelos. La investigación precedente a este montaje duró dos años aproximadamente, logrando así un producto artístico propio, donde se exponen diferentes temas relacionados al vínculo entre abuelos y nietos.

Solíamos mirarnos a los ojos está conformado por acciones escénicas, canciones, secuencias de movimiento, monólogos, incluso interacciones con el público asistente. Una de las fortalezas de este montaje es que se sostuvo el ritmo de la obra, momento a momento. Desde la dramaturgia, Bellina supo ordenar la información testimonial recolectada de manera certera, atendiendo a las necesidades dramáticas que un montaje como este debía tener. Además, la división y estructuración del montaje a nivel de dirección fue adecuado, de modo que los cinco artistas tuvieron el mismo peso en escena. El elenco logró un trabajo prolijo en todo sentido, destacando una técnica actoral a la altura del montaje profesional representado, con una interiorización de texto y manejo del espacio adecuados.

Este es uno de los montajes más sinceros y vigentes que haya podido ver recientemente. El vínculo abuelo-nieto constituye un tema universal, sin tiempo o contexto únicos, que puede generar empatía inmediatamente debido a su vigencia. Es interesante cómo, en palabras del mismo elenco, han podido explorar el vínculo con sus abuelos, incluso en casos en los que no han tenido la oportunidad de conocerlos en vida. Además, este proyecto logró ser una vitrina de exposición de temáticas relacionadas como las enfermedades, la muerte, la distancia en tiempos de pandemia, la complicidad entre abuelos, entre otros.

El elenco conformado por Camila Flores Palao, Valeria Conroy Duboc, Jean Carlos López Rufino, Flavia Santillán Málaga y Sebastián Bellina Zagazeta logró un espacio de compartir y confrontación a través de sus propios recuerdos. El producto final resulta ser un disparador para el público, de modo que inevitablemente se empiece a pensar en sus propias memorias, recuerdos, fotos, relatos, gestos heredados, entre otros elementos significativos. Es inevitable, al ver este montaje,  pensar en cuestionamientos relacionados a cómo es que el vínculo con nuestros abuelos ha influido en nuestro aquí y ahora.  Finalmente, esta representación cumple uno de los objetivos del arte: dar un espacio para la sensibilidad.

Stefany Olivos

23 de agosto de 2023

Crítica: MANCO


La historia es cíclica

Confieso que no tenía muchas expectativas sobre el presente montaje, pues hasta el presente nunca he visto una obra histórica (uno de mis temas favoritos) abordada de una manera didáctica y sin sobreactuaciones poco creíbles. Sin embargo, Manco me emocionó sobremanera y superó mis expectativas. Lo más impactante de la noche fue la gran cantidad de aplausos y gestos emotivos que llegó a causar durante toda la función, pues en el fondo el mensaje emocional es muy potente. La escenografía fue realmente creíble e impactante, por la calidad de los materiales.

Quien merece una mención especial es la actriz Liz Navarro por su espectacular voz, ya que tuvo mucha proyección y armonía en sus diálogos y monólogos. Estoy convencido de que tiene mucho talento para el canto lírico y este podría ser un complemento de su carrera. Por otro lado, la representación de Oswaldo Mariño como el papel antagónico de Gonzalo Pizarro, un mercenario conquistador, fue creíble y única. Me gustó la forma de modulación de su voz, con el fin de darle una intención malvada a su personaje Esto último tiene sentido y ayudó a que sea claro su rol como villano. Pienso que podría incursionar en el arte de la ópera, pues alcanzar una proyección de voz elevada es muy difícil.

Gerson Borja, director de la obra, no se quedó atrás y su interpretación de Manco Inca fue sencillamente genial, por la voz y encabezar tan brillante espectáculo. También quiero felicitar su trabajo de investigación como director, porque realmente me sorprendió que se lleve desde un episodio histórico tan complejo a un montaje tan original. Un historiador del Instituto Porras Barrenechea o del Instituto Riva Agüero, donde trabajan los principales historiadores del país, se quedaría muy agradecido con el espectáculo por la calidad del contenido. Manco es una exhibición que es ante todo democrática, en el sentido de que es para todo público; y pedagógica, pues no se apela a tecnicismos o sobreactuaciones tan comunes cuando se aborda a un personaje histórico en el teatro o cine en Perú.

El montaje me hizo reflexionar sobre el teatro histórico y pienso que es una llamada de atención a los dramaturgos y directores que crean sobre estos temas. Yo estoy en contra de deshumanizar a los héroes, pues esto solo hace que el público se aburra. Creo que la construcción de los personajes debe incluir sus complejidades, errores y virtudes, debido a que hacen que esta sea más pedagógica e incitan a reflexionar sobre la historia. ¿Quién se siente atraído hoy en día por Aquiles de Troya? En la misma nota de prensa indican que el propósito del proyecto Manco va más allá del entretenimiento teatral: busca generar interés en la historia del Perú y compartir información menos conocida sobre la conquista española. Estoy convencido de que lo lograron. El teatro y el mundo escénico merecen más espectáculos así. Ver a los personajes históricos como seres humanos con defectos y probidad. Solo así el público tiene la posibilidad de salir con una visión crítica del espectáculo. Felicitaciones.

Enrique Pacheco

23 de agosto de 2023

Crítica: PARTO


Disertación escénica sobre la maternidad

La segunda obra de la competencia oficial del Nuevo Teatro Julieta llegó cargada de nostalgia, ternura y emoción. Y no podía ser de otra manera, ya que la dramaturgia de Parto, en clave de conferencia escénica, le pertenece a Carla Valdivia, una artista que se caracteriza por la gran sensibilidad que le imprime a sus trabajos escénicos. En esta oportunidad, y como lo sugiere el título de la puesta que ella misma codirige junto a Analucia Rodríguez, la propuesta explora el significado que tiene la maternidad en tres jóvenes actores, quienes serán los exponentes de los fuertes vínculos, a manera de testimonios, que mantienen con sus respectivas madres.

El escenario se encuentra decorado con distintos elementos de archivos familiares de cada actor, relevantes para la trama, que luego compartirán con el público, cuando este sea invitado a subir al escenario al terminar la función. La pantalla al foro sirve además, para proyectar los títulos de las tres secuencias que contempla el espectáculo: dilatación, expulsión y alumbramiento; estas tres fases de un parto les permiten a los actores ordenar sus vivencias y experiencias con sus madres, algunas divertidas, otras conmovedoras, que nos reflejan las (a veces) complejas relaciones maternofiliales que cualquiera de nosotros podría sostener. 

Excelente trabajo en conjunto de los jóvenes Marianne Carassa, Brayan Pinto y Daniela Zea, quienes con mucha frescura y carisma nos envuelven en sus historias, interpretando diversos personajes dentro de cada trama. Valdivia nos ofrece con Parto una cálida y conmovedora mirada a un universo tan vasto y heterogéneo como el de los vínculos afectivos entre hijos y madres. Felicitaciones a los organizadores de la competencia oficial del Nuevo Teatro Julieta, pues vienen ofreciendo cada semana muy interesantes montajes de diversos estilos, enriqueciendo sin duda nuestra cartelera teatral.

Sergio Velarde

23 de agosto de 2023


sábado, 19 de agosto de 2023

Crítica: SOBRE TEATRO Y OTROS (DES)AMORES


El amor al arte

Es sabido que el Teatro puede ser el gran amor de muchos artistas. Pero como todo “amor”, este no se encuentra exento de desamor, es decir, de dolor, tristeza, sacrificio y frustración. Muchos quizás inician muy convencidos esta carrera; pero por diversos traspiés u obstáculos, algunos la abandonan con resignación, pena o decepción. Otros, por el contrario, se mantienen al pie del cañón, perseverando y demostrando que las Artes escénicas sí se encuentran más que vivas y vigentes en nuestro medio. Uno de estos artistas es, sin duda, Federico Abrill, quien viene desarrollando una más que interesante producción dramatúrgica. Algunas de sus obras cortas fueron elegidas para ser escenificadas en un ameno espectáculo titulado Sobre TEATRO y otros (DES)AMORES, en el que Abrill nos deja saber el inmenso amor que le tiene a este arte.

Son cuatro los actores que se encargarán de interpretar esta antología teatral que mezcla el Amor con el Teatro: Sergio Caycho, Gabriela Gallegos, Belén Lengua y Eduardo Pinillos, bajo la dirección de Arturo Huapaya. Ellos reciben al público que llega al acogedor espacio de Selina en Miraflores, entonando y bailando canciones de una playlist que los mismos espectadores pueden elegir. Por tratarse de un restaurante, las bebidas y piqueos se reparten durante la función; hecho que no perturba la concentración y frescura de los cuatro actores, quienes realizan una excelente labor al representar las historias, armados con contado mobiliario, telones blancos al fondo con frases de las microobras a representar y mucha versatilidad.

Un actor y una actriz que apelarán al verdadero compromiso con su profesión, para terminar con dignidad la función; una mujer decepcionada del amor, que intentará salir adelante con la ayuda de un actor convertido en improvisado coach emocional; la trágica Ofelia, visitada por un disparatado coro griego del futuro; y una relación sentimental que se cae a pedazos, interpretada de manera intercalada por el cuarteto de actores. El espectáculo finaliza con la lectura de una carta escrita por Abrill, en la que este demuestra su don para trasmitir reales emociones con sus historias. Sobre TEATRO y otros (DES)AMORES es una muy recomendable antología teatral en clave de comedia, bien dirigida y actuada, que evidencia inequívocamente que para Abrill, el Teatro puede convertirse en un verdadero refugio para el amor.

Sergio Velarde

19 de agosto de 2023

Crítica: FIESTA EN EL BOSQUE


Una divertida celebración

En el marco de las celebraciones por sus quince años de fundación, Palosanto Teatro está presentando una entretenida obra para toda la familia: Fiesta en el bosque, escrita por el recordado actor y dramaturgo Ismael Contreras, basada en la fábula de Esopo La liebre y la tortuga, bajo la dirección de Marisa Contreras, la cual tiene como escenario el Centro Cultural CAFAE.SE en San Isidro.

Una entrañable historia que gira en torno a una valiente tortuga, quien tiene la misión de salvar la carrera por el aniversario de su pueblo, a la cual nadie se ha inscrito por temor al señor Liebre, que gana todos los años. Entonces, con mucho empeño y apoyada por los organizadores de la contienda (el Sapo alcalde, la Lora periodista y la señora Vaca), la Tortuga se decide a competir con el señor Liebre. Además, los acompañan los títeres de papá Gepetto, Pinocho y su perro Boliche. El sólido elenco está conformado por Juan de los Santos, Marne Cortijo, Isabel Falcón, Yasmine Incháustegui y Francisco Rodríguez, quienes demostraron un buen manejo del exigente y participativo público infantil. Cabe señalar el profesionalismo de De los Santos, quien pese a una lesión actúo en silla de ruedas, adaptándose a esta condición y haciéndola parte de la puesta.

Fiesta en el bosque, es una divertida obra para grandes y pequeños, que nos ofrece un espectáculo muy cuidado tanto a nivel visual como en la narrativa. Así, los vestuarios, las caracterizaciones, los colores, la ambientación, los bailes y la música en vivo de Francisco Fernández, junto a las composiciones originales de Ismael Contreras, Cecilia Zapata y Marisa Contreras, redondearon esta historia que nos trae un importante mensaje de unión, coraje y amistad.                                                                         

Maria Cristina Mory Cárdenas

19 de agosto de 2023

Crítica: DELIRIO A DÚO


Nuestra burbuja

Una pareja discute sobre si la tortuga y el caracol son los mismos animales, pero esta discusión se traslada a cuatro realidades alternas. La escenografía es muy llamativa, delimita los espacios; dentro del escenario hay cuatro parejas y todas realizan la misma discusión, cada uno de los dúos tiene una particularidad para aproximarse al texto y para realizar sus acciones. Se vive en un mundo azotado por la violencia, mientras en el exterior van sonando bombas y suceden disturbios, las parejas discuten incansablemente.

El texto es dicho por los cuatro dúos, sucede un salto espacial que es delimitado por la escenografía, la construcción alude a espacios internos de diversas casas. Los personajes son distintos, pero se conectan desde los vínculos amorosos, todos son parejas de esposos que viven una realidad concreta desde distintas perspectivas.    

La dirección de Omar Del Águila atina con la distribución espacial de los cuerpos y la composición escenográfica de José Luis Valles; sin embargo, hay algo en los intérpretes que no permite mantener la concentración en lo que sucede. La forma en la que dicen su texto aún está en proceso, parece como si recitaran las palabras y la energía va cayendo poco a poco. Las acciones no están claras, pese a que es evidente que hay una discusión, pero los cuerpos no parecen estar totalmente metidos en la interpretación. Hay algunas excepciones, como la pareja que se ubica en el centro y está elevada por una construcción de madera, estos actores mantienen un ritmo distinto, las acciones son precisas y el juego interpretativo va y viene. No obstante, cuando se pasa a los otros grupos y en especial, a los que están en la derecha y en la izquierda, la expectativa cae, la voz suena en un solo tono y el ritmo es monótono y aletargado.

El diseño de luces de Luis Godoy permite la construcción de distintos espacios escénicos y atmósferas de suspenso y tensión. Hay una pareja que se encuentra en el centro del escenario y no utiliza ninguna construcción de madera; ellos, al igual que los mencionados en el párrafo anterior, también logran mantener una cierta expectativa. Los globos que se van reventando permiten que el espectador despierte de su letargo e intente sumergirse en lo que la historia va narrando.

Pero es necesario resaltar que el grupo se presentó de forma sólida, se notaba la pasión del elenco y las ganas de estar ahí. Había una gran entrega y todo estaba ensayado minuciosamente. Los procesos creativos necesitan tiempo y el trabajo del texto es un reto muy complicado, se necesita mucho estudio, perseverancia y dedicación para llegar a manejarlo.

También hubo algunos errores de dicción que hacía que las palabras se dilaten en el espacio, la proyección también estuvo en niveles disparejos y la construcción de personaje aún permanece en proceso. La dirección de arte de Katia Villachica aportaba dentro de lo que podía entrar por los ojos, porque la construcción escénica era muy llamativa, y cooperaba eficazmente con la escenografía y las luces.

La discusión era un momento que se pudo aprovechar más, con distintas tonalidades y con cuerpos más comprometidos. Sin embargo, hubo momentos interesantes, como la parte en que las parejas demuestran su amor, pese a estar discutiendo todo el tiempo, o cuando empieza y todos están jalando una cuerda divididos en dos bandos, hay una explosión de emociones y el humo y la composición lumínica aportan para llevarnos hacia otro mundo.

Finalmente, es interesante reflexionar sobre un mundo sumido en el caos y cómo estas parejas parecían vivir en su propia burbuja para así defenderse de la hostilidad del mundo. Las peleas y discusiones en pareja se vuelven un aprendizaje, donde las personas están experimentando la aceptación de sus vidas. Pese a todos los malos entendidos se apreciaba el romance y era sutil, de tal manera que no empalagaba sino era un momento real de interacción y de protección.

Moisés Aurazo

19 de agosto de 2023

Crítica: CÓMO APRENDÍ A MANEJAR


Los abusos no prescriben

La obra de Paula Vogel ganadora del Pulitzer en 1997, Cómo aprendía a manejar, regresa a la cartelera limeña, desde que Oficio Crítico la viera en un muy interesante montaje en el 2013. Una mujer madura (Melania Urbina) presenta al espectador, a través de flashbacks en desorden cronológico, sus primeras lecciones de manejo, que se convierten finalmente en oscuros pasajes acerca de su vida y de su relación con el instructor, su propio tío (Óscar López Arias), quien es en realidad un pedófilo que comienza a molestarla desde que ella tenía once años. En esta nueva producción del ICPNA, el director Juan Carlos Fisher consigue una pulcra y sólida puesta en escena, que contrasta con un escabroso tema que nunca debería perder vigencia.

El amplio escenario del ICPNA está bien aprovechado por un funcional diseño de escenografía, con una estructura al centro para las escenas de las lecciones de manejo, con un gran espejo al foro, como retrovisor; y junto al vestuario y al diseño de luces, se nos remite a la Norteamérica de los años noventa. Vogel propone un coro conformado por tres actores que interpreten a los personajes secundarios en la historia; en ese sentido, los competentes Óscar Meza, Alicia Mercado y Verony Centeno los ejecutan sin tacha, aportando el tan necesario humor para no saturar una trama ya demasiado intensa, por los despreciables hechos en ella cometidos. La interacción con la familia y compañeros revela cómo incluso nuestro círculo más cercano puede ser cómplice en mayor o menor medida del delito.

Excelente trabajo el de Urbina, que interpreta a la víctima de acoso en las diferentes edades que exige el libreto, con gran precisión, convincente en su inicial coquetería y su posterior dependencia emocional. Y Oscar López Arias, en su regreso a las tablas, consigue un siniestro y carismático personaje, quebrado moralmente y con traumas sin resolver. Cómo aprendí a manejar, notable y necesario texto de Vogel bajo la experimentada dirección de Fisher, es la íntima y conmovedora colección de recuerdos de una víctima de abusos, organizada sutilmente como un manual de instrucciones de manejo, que a pesar del tiempo transcurrido desde su estreno no ha perdido un ápice de su vigencia y fuerza. Como tampoco debería prescribir ningún hecho de abuso sexual. Una conclusión que debería preocuparnos enormemente como sociedad.  

Sergio Velarde

19 de agosto de 2023

jueves, 17 de agosto de 2023

Crítica: SUERTE QUE ESTÁ POR VENIR


Sobre las contradicciones en la separación

El Club de Teatro de Lima está dando lugar a la obra Suerte que está por venir, de la dramaturga Isabel Sala, bajo la dirección de Manuel Alegría. Esta vez, el elenco está conformado por Katia Salazar, Renato Pantigozo y Jade Durán. El montaje representa la historia de un matrimonio que posiblemente vaya a romperse, y cómo cada miembro de la familia trata de solucionar y sobrellevar la situación. Luis, por un lado, está decidido a divorciarse; Paula, la esposa, cree que la mala suerte es la causa de los recientes conflictos; finalmente, Julieta, la hija de ambos, intenta buscar explicaciones “lógicas” para entender el porqué de la desunión.

La representación se sitúa en el hogar de la familia. Luis acaba de regresar de uno de sus tantos viajes, esta vez decidido a divorciarse. Sin embargo, el inicio en sí mismo no quedó claro dentro de la representación. No se estableció en qué momento la obra empezaba, pues su inicio fue abrupto y confuso. Además, hubo un espacio extraño en el que la hija aparecía sola tocando guitarra por mucho tiempo; es mucho rato después cuando recién se entiende lo que está ocurriendo. Es necesario tener un inicio contundente en una obra de teatro, pues le da al público la información suficiente para entender qué sucede y quién es cada personaje. Hablando desde la técnica, la presentación de los personajes (es decir, su primera aparición), no fue del todo prolija.

En cuanto al nivel de construcción de personaje, el elenco llegó a un buen registro de especificidad en escena. Esto se evidenció, porque hubo apropiación del texto y se notaron los objetivos de cada actante a lo largo de la representación. Uno de los mayores logros de esta obra fue recrear la cotidianidad de un hogar, delineando de manera tangencial las tensiones entre los padres en proceso de separación. Debo hacer mención especial a Durán, quien interpretó a la hija, pues la intérprete logró mostrar la dicotomía de encontrarse en medio del conflicto entre dos padres en proceso de separación, lidiando con las distintas emociones como la culpa y el querer hacer lo que sea para mejorar la situación.

Suerte que está por venir permite ver de cerca el proceso de separación de un matrimonio, y el sentido de la responsabilidad que cada miembro de la familia puede tener con relación al conflicto. ¿Qué tanto se puede hablar de culpables en un divorcio? ¿Cómo lidiar con los hijos en un proceso como ello? Parece no haber una respuesta correcta al respecto. Sin embargo, esta obra logra mostrar de manera íntima cómo tres personas luchan con las herramientas que poseen, logrando que inevitablemente conmover al espectador.

Stefany Olivos

17 de agosto de 2023

Crítica: LA INSOSTENIBLE NECESIDAD DE AGRADAR A LAS PERSONAS


¿Qué tan importante es la relación con nosotros mismos para abordar otras relaciones?

Abordar el tema de las relaciones de pareja en una puesta en escena es siempre desafiante, ya que cada caso es muy particular, partiendo de que cada persona que empieza a relacionarse con otra trae una historia consigo de aprendizaje, de cómo considera que “debería” ser el amor en las relaciones de pareja. Y esto muchas veces no se dialoga al principio, pues nuestra cultura está muy entregada a este enamoramiento inicial, donde todo es color de rosa y al parecer, hay mil compatibilidades entre ambos seres, quizá buscadas para sostener esa atracción física inicial.

La puesta en escena de La insostenible necesidad de agradar a las personas, dirigida por Héctor Ríos-Lamas, escrita por Ronaldo Daniel (también actor de la pieza) y producida por Cielo Abril, nos narra la historia de una pareja joven, David y Diana, que se gustan de muchas maneras; pero como es usual, el gusto no alcanza para sostener una relación. Y quizás, de allí el título de la obra: el intento por tratar de encajar en el mundo del otro, asumiendo lo que el otro piensa. Intentando comprenderlo, pero desde su manera de ver una relación; y el otro, a su vez, intentando ser comprendido, pero sin ser claro, ya que ni él mismo conoce sus propios intereses. En este aspecto, la obra logra llevar adelante la vivencia de este tipo de vínculo y que de alguna manera te identifiques con él. Hay algunos momentos en los que cada uno habla con su terapeuta, que podrían haber ayudado a que se definan más esos cambios en la actuación y quizá, con una luz para esas partes.

Los protagonistas logran ser frescos y se observa también, en buena medida, sus conflictos por sostener y encajar en la relación que se van perdiendo con el transcurrir del tiempo. A destacar el muy buen desempeño de la actriz Alexandra Canicoba, con muy buena energía y muy presente, que era lo que se necesitaba, porque el espacio escénico es reducido, la escenografía minimalista; entonces todo recae en las actuaciones. En algún momento de la obra se usa una guitarra, pero no se llega a cantar y tocar una canción que acompañe a algunos momentos que siento que lo requerían y se hubiese agradecido mucho.

En conclusión, es una interesante propuesta para observar más de cerca y sentirse identificado con lo que pasa cuando nos vinculamos y la importancia de mejorar la relación con nosotros mismos, para saber lo que queremos y nuestros límites sanos dentro de cualquier vínculo. Recomendada.

Manuel Trujillo

17 de agosto de 2023

sábado, 12 de agosto de 2023

Crítica #801: EL PRIMER CASO DE BLACK & JACK


Delirante comedia vintage

Estrenada en 2017, El primer caso de Black & Jack causó sensación por su desenfadado e irreverente sentido del humor, con el que se lucía su trío de actores protagónico; pero también es pertinente mencionar que esta creación colectiva fue censurada desde el inicio en su primera temporada, quizás debido a su polémico (y poco entendido) tratamiento, totalmente incorrecto, de temas como la moral, la sexualidad o la discriminación, que rayaba con el escándalo. Pues bien, solo era cuestión de tiempo para que este sensacional espectáculo, una desopilante comedia con aires ochenteros bajo la dirección de Paloma Reyes de Sá, tuviera su reestreno oficial tras la pandemia, actualmente en la Sala Quilla.

Dos jóvenes desempleados, fanáticos de historias de detectives, se ven involucrados con una peligrosa mafia al encontrar una misteriosa maleta. Las cosas se les complican, cuando se topan con una sexy bailarina de pole dance y deben convertirse entonces en detectives de verdad, con caóticas consecuencias. La puesta en escena no le da tregua al espectador, con una insólita trama repleta de divertidos gags, ensamblada a la perfección con el apoyo de tres tramoyistas-actores y que sabe también aprovechar con ingenio la profundidad del espacio de la Sala Quilla. Delimitados con precisión los espacios (la mesa de apuestas, el departamento de los jóvenes y el escenario de la bailarina) con las obligatorias luces de neón y un vistoso vestuario, la historia no le teme a entrar, sin filtros de ningún tipo, en terrenos controvertidos y políticamente incorrectos.

Siempre es grato ver a los actores divertirse en escena; en ese sentido, unos magníficos Manuel Gold, Cesar García y Jely Reategui se mueven a sus anchas en personajes bien construidos que conocen muy bien y que además, encuentran sus mejores momentos cuando estos permanecen mirándose en silencio por unos segundos, en medio de los delirantes diálogos, mientras el público estalla en carcajadas. El primer caso de Black & Jack critica de manera ácida y sin tapujos mucha de la absurda idiosincrasia que nos rodea, en medio de machismo, homofobia y violencia, con tres intérpretes entregados en cuerpo y alma, con desnudos parciales incluidos, a una puesta en escena desternillante y altamente recomendable.

Sergio Velarde

12 de agosto de 2023 

Crítica: SER PAYASO ES


Menos es más

Jacques Lecoq, pedagogo y teórico del teatro, aseguraba que el movimiento del cuerpo es un campo de investigación amplio y por explorar. Afirmaba que, a través de la improvisación, la máscara neutra, el juego, la construcción de elementos imaginarios y el movimiento, puede el actor descubrir dimensiones profundas de la presencia escénica. Mientras observaba el montaje Ser payaso es de la dramaturga y directora Adriana Muñoz, me acordé de dicho teórico teatral. Cito a Lecoq, pues creo que lo más resaltante fue el trabajo físico de los jóvenes actores y clowns Bruno Luera y Piero Moroni. Estoy convencido de que, muchas veces en el teatro, el texto puede ser reemplazado y hasta prescindible, si la intención de la acción es clara. Para alcanzar un buen montaje teatral el movimiento del actor es clave.

Al principio me asustaba lo vacío del escenario, es decir, la falta de elementos, pero luego entendí una frase de un profesor de teatro: “Menos es más”. En la medida del uso correcto de los elementos del escenario, el espectáculo será más que claro. Desde el punto de vista dramático, creo que el montaje fue muy bien escrito, pues la historia era coherente, dramática y con un final que nos devolvía al inicio para sorprendernos.

Me encantó el montaje pues sentí que era un homenaje al clown. Me hizo recordar la frase de una de las principales docentes en ese arte, Paloma Reyes de Sá, quien en una conferencia hace muchos años aclaró que “el clown (ser payaso) es mucho más que generar risas gratuitas, sino un viaje introspectivo con la técnica de su gestualidad, sus expresiones y sus actos”. Actoralmente, Luera destacó por su expresión facial, el dominio del escenario y el espectáculo de zancos muy original hacia el final de la presentación; tiene mucho talento para el arte del mimo. Por otro lado, Moroni demostró mucho dominio escénico y fueron claras sus intenciones en las acciones conflictivas. Finalmente, quiero felicitar a la dramaturga y directora, pues el conflicto entre los personajes es claro y la historia nunca deja de ser interesante y novedosa.

Es la primera vez que presencio un espectáculo de clown con lenguaje teatral muy original y un mensaje potente sobre la importancia de la amistad. Felicitaciones.

Enrique Pacheco

12 de agosto de 2023

Crítica: DOS FAMILIAS


¿Quién tiene la razón?

El día 4 de agosto se estrenó la obra Dos familias, del dramaturgo español José Pascual Abellán, presentada esta vez por la Compañía Proyecto 88 en la Sala Tovar. La dirección está a cargo de Draco Santos, quien contó con un elenco conformado por Fiorella Díaz, Mario Cortijo y Henry Sotomayor. La obra muestra la problemática que existe alrededor de las familias de acogida, especialmente el impacto emocional por el que pasa cada parte involucrada dentro de este proceso.

La representación condensa momentos desarrollados en las últimas 24 horas. Este factor se sostiene por la urgencia del inicio de la obra: la noticia de que Marcos y Cristina, una pareja de esposos, luego de haber sido la familia de acogida de un pequeño, deben entrégalo al padre biológico, Miguel. Las contradicciones de cada personaje se presentan claramente, pues Marcos y Cristina parecen tener la vida perfecta, controlada, cuesta arriba, con la mejor voluntad hacia el niño; por otro lado, Miguel, un joven que está superando poco a poco su adicción a las drogas y al alcohol, con la ilusión plena de ser un buen padre. Este elenco, bajo la visión de Santos, logró mantener el factor sorpresa momento a momento, evidenciando una apropiación eficiente del texto y del mundo interno de cada personaje. Una obra que empieza con un evento tan fuerte, exige de los actores una concentración especial, para así mantener el sentido de urgencia. Este aspecto fue logrado de manera impecable.

El texto ha tenido muchos retos que resolver, como es el hecho de tener escenas paralelas diferentes, el representar lugares distintos, y la ya mencionada urgencia de las 24 horas anteriores a la entrega del niño al padre biológico. Un elemento destacable y clave de la representación fue la decisión por la escenografía: estructuras cuadrangulares, de color neutro, que permitían distintas entradas, salidas y dimensiones de los distintos espacios representados. Los actores supieron manejarse en un mismo espacio y, a la vez, dejar claro que se encontraban en lugares diferentes, acompañados de algunas sillas versátiles complementarias. Esta decisión tan apropiada permitió darle frescura y fluidez a la obra de inicio a fin, además de darle un toque contemporáneo preciso para este tipo de propuesta.

Ante la situación representada en la obra, el espectador logrará empatizar con las dos familias y sus argumentos, entendiendo que, finalmente, ninguno tiene la razón absoluta. Dos familias resulta ser, en ese sentido, una invitación a repensar el rol de la familia actualmente, tan heterogéneas entre sí, unas más numerosas que otras, con condiciones diferentes, biológicas o de acogida, pero con una misma misión: la de cuidar de sus miembros y prepararlos para lidiar con todos los retos que el entorno nos exige.

Stefany Olivos

12 de agosto de 2023

Crítica: LA GAVIOTA


Chéjov en la formación de actores

Las emblemáticas obras de Chéjov han sido representadas no solo en montajes profesionales, sino también ha servido como material de muestra y estudio para distintos talleres para actores y actrices. En esta ocasión, el Taller de Actuación para actores profesionales de Diez Talentos, bajo la dirección de Bruno Odar, presentó como muestra final la obra La gaviota por tres únicas fechas en el Teatro Barranco. Este clásico del teatro ruso nos muestra los vaivenes de un grupo de artistas e intelectuales reunidos en una finca hacia finales del siglo XIX, quienes luchan por cumplir sus aspiraciones e ideales. El elenco de actores fue conformado por Milena Zárate, Brunella Odar, María del Carmen Castro, Armando Machuca, Fernando Barrs, Patrick D'Ambrosio, Victor Sánchez, Giancarlo Delgado, Alexia Dalmau, Castherinne Morón, Bruno Bernal, Elena Castillo y Rodrigo Wangeman.

Ha sido importante el poder hacer muestras abiertas al público para representar el producto final de un taller de formación, especialmente si los alumnos son actores formados o con experiencia en el rubro. Odar explica, al iniciar la muestra, el sentido de usar obras de Chéjov como una estrategia de aprendizaje profundo en esta ocasión. En este sentido, se confirma que efectivamente las obras de Chéjov están dispuestas para una reinterpretación constante, incluyendo propósitos formativos.

La representación mostró fragmentos elegidos por el director, de manera que cada actor tuvo el espacio para desarrollar los personajes asignados. Tratándose de una muestra, considero que fue equitativa la asignación de roles por parte de Odar. Sin embargo, hubo desconcentración por parte del elenco en ciertos momentos. Este factor estuvo constantemente presente, y en consecuencia hubo textos que no se escucharon, espacios donde el escenario se quedó vacío, porque se evidenció que los actores no entraron a tiempo; un par de entradas y salidas de uno de los actores, porque se notó que olvidó alistar un elemento; entre otros errores que pudieron no ser evidentes. Si bien se trata de una muestra de un taller de formación, se tiene que poner atención a detalles para que el resultado final resulte prolijo en cuanto a técnica y marcaciones especialmente.

El elenco fue numeroso y ha sido grato ver que cada actor pudo mostrar un trabajo interno de construcción de personaje dentro de una obra tan compleja como La gaviota. Se notó el entendimiento del texto por parte del elenco en general, pues todos mantuvieron la línea de la historia de principio a fin. Uno de los méritos más destacables de la representación fue poder demostrar que Chéjov puede estar al servicio del aprendizaje de actores con mayor o menor experiencia, pudiendo aportar, estoy segura, en el desarrollo de una técnica personal.

Stefany Olivos

12 de agosto de 2023

Crítica: HAMLET ESTÁ MUERTO


Repensar la muerte a partir de Hamlet

El personaje más famoso del teatro, Hamlet, sirve como punto de partida para recrear una versión nunca antes vista de la historia del príncipe de Dinamarca. Imagínense trasladar los personajes emblemáticos de la tragedia de Shakespeare a un reino en medio de la naturaleza, específicamente a un bosque espeso e imponente. Hamlet está muerto fue representado en el Teatro Julieta, bajo la dramaturgia y dirección de Galiano. Este montaje representa momentos de los personajes desde una perspectiva onírica, situándolos en un bosque (el cual parece ser un pensadero, el inconsciente donde confabulan todos sus pensamientos ante la muerte del rey Hamlet) donde no parece haber contexto o tiempo específico. El elenco conformado por Renato Rueda, Cindy Díaz, Marcello Rivera, Vanessa Vizcarra, Jorge Villanueva, Alonzo Aguilar, Sebastián Ramos y Paloma Roldán logra construir una lógica interna en su haber.

La obra requiere conocer información previa sobre Hamlet; y si bien es una obra famosa, no todos los espectadores recuerdan detalles de dicha historia. En ese caso, es importante tener en cuenta que la obra en sí misma puede dar pistas de quién es cada personaje, sin caer en la literalidad, sino dejando claro quién es quién desde el primer momento. Y si bien crearon un mundo interno preciso, lleno de detalles, con la aplicación de una técnica actoral impecable por parte de todo el elenco, no estuvo claro desde el inicio qué rol cumplía cada actor. Sin embargo, el espectador podía tener la oportunidad de ubicar conflictos y alianzas entre los personajes, a partir de que se logró una escucha activa entre todo el elenco momento a momento. Si bien a nivel de propuesta el montaje fue claro, considero que no brinda elementos suficientes al espectador para apropiarse de la obra cómodamente: la densidad de la representación, aunque era parte de la propuesta, no se equilibraba con el hecho de que el público por momentos pueda estar confundido por no saber exactamente quiénes estaban interactuando en escena. Hay que pensar en estos detalles, especialmente pensando en que el público asistente puede ser heterogéneo en sus referencias sobre Hamlet.

Es interesante poder entender esta visión contemporánea de Hamlet, pues da lugar a ahondar en el mundo interno del príncipe. Considero que una de las propuestas más importantes de este montaje es el hecho de haber representado la muerte como un acto de liberación, en medio del devenir de los personajes envueltos en la muerte del rey. Desde el principio, al espectador puede quedarle la impresión de que los personajes, en el fondo, desean convertirse o unirse al tronco seco que se encuentra en el espacio, como un acto liberador luego de haber presenciado tanto caos en el reino, en el bosque. Hay un gesto que resulta hasta poético cuando muere un personaje: el sonido de un ave que vuela en medio de las hojas, como quien finalmente ve la luz desde arriba del bosque. A pesar de que algunos momentos de la obra pueden ser confusos (especialmente si no conocen la historia de Hamlet de Shakespeare), son detalles como la representación de la muerte los que demuestran que este montaje logró construir un mundo interno sostenido y justificado.

Stefany Olivos

12 de agosto de 2023