Los problemas quedan en casa
Federico García Lorca fue un artista prolífico. No se lo
puede considerar siquiera solo dramaturgo; incursionó en la narrativa, la
poesía, política, la investigación costumbrista, entre otros. Pero existe un
aspecto fundamental que Lorca siempre resaltó: relatar y rescatar la historia
de la España profunda. Esto último sería equivalente a escribir sobre el Perú
campesino y rural.
La Sala Alzedo del Teatro Segura es realmente espaciosa y
ahí está mi primera crítica constructiva: el lugar es mucho más adecuado para
la ópera o el teatro musical, pues es muy ancho. Por momentos, los diálogos no
se entendían del todo; considero que hay funciones en las que es legítimo usar
tecnologías, como los micrófonos de solapa o algo parecido, solo para que se
entiendan claramente los diálogos. A continuación, pasaré a dar mis impresiones
constructivas de cada actriz.
Male del Águila como la protagonista, Bernarda Alba, fue
realmente clara, enérgica y la mejor actuación de la noche, definitivamente. Me
gustó su mirada inquisitiva, que le daba una tesitura de maldad adicional a su
personaje. Tuvo muy buen manejo de la voz. Además de contar con vestuario muy
adecuada a la época. Por otro lado, Daniela Segura (Adela) tuvo una
participación interesante, aunque puede trabajar más la armonía de su voz, al cantar
una canción de la Oreja de Van Gogh. Liz Roggero (Magdalena) parecía, por
momentos, estar en una comedia, como cuando hizo movimientos graciosos al autocoronarse
con el velo de su hermana; de hecho, el público llegó a reírse un poco
exageradamente en esa escena solo por esa acción, a pesar de que toda la obra
es, en general, un drama. Aclaro que mis críticas son constructivas.
Por otro lado, me encantó la actuación de Claudia Mostorino,
como La Poncia. Tuvo una muy buena fuerza en la voz y sus acciones eran claras.
Me gustó que siempre esperaba la reacción de otra compañera en escena para
poder actuar; esto demuestra que es una buena actriz, pues en el teatro se
trabaja con el otro, a menos que sea un monólogo. Fátima Matheus (Angustias)
tuvo una participación interesante en la escena donde llega a dudar de que
merezca la felicidad, a pesar de ser la prometida. Marcela Álvarez, como la criada
Esther, fue extraordinaria; creo que tiene mucho talento para los
unipersonales, pues siempre prestaba atención a todos los detalles del
escenario y permanecía a un ritmo que generaba mucha atención del público.
Marilyn Chumbi (María Josefa), la abuela orate, tuvo una excelente
participación; la manera cómo construyó su personaje desde lo físico fue genial
y también desde el vestuario. Las actrices Romina Farfán (Martirio) y Fabiola
Huamán (Amelia) tuvieron actuaciones interesantes.
Quiero felicitar a la directora A. Napuri-Stucchi y a la
productora Tomorrow Films Entertainment por proponer una versión más cercana y
pedagógica al público. La casa de
Bernarda Alba y en general, las obras de García Lorca son muy densas y bien
puede plantearse una versión peruana. No olvidar que es un drama campesino y
García Lorca lo escribió para promover el empoderamiento de familias rurales. ¿Se
podría utilizar el quechua y adaptarlo para un mundo andino y combinarlo con la
migración a la ciudad? De todas maneras, felicitaciones por este espectáculo.
Enrique Pacheco
27 de agosto de 2023
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