domingo, 12 de abril de 2009

Crítica: DE LA- TÁ Y CARTÓN


En busca de una propia identidad  

El Grupo Laboratorio de Investigación Teatral Reflejo Alterno viene presentando un espectáculo titulado DE LA- TÁ Y CARTÓN, una creación colectiva en clave de comedia a cargo de Junior Benavente y Henry Sotomayor, estudiantes de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático ENSAD en las especialidades de Pedagogía y Actuación, respectivamente. Dos payasos callejeros, el ingenuo Yuyox y el depresivo Pipo, se ganan la vida fraguando actos de magia en las calles, mientras son perseguidos por la policía.

Toda la historia es narrada con imágenes y sin palabras, apoyados en la simbología que expresan los movimientos corporales de los actores y en la utilería a base de material reciclado (latas y cartón) que se transforman en elementos utilizados durante el montaje. Inspirados evidentemente en espectáculos como LUDICUS de La Tropa del Eclipse, esta sencilla anécdota da pie a una serie de divertidos cuadros elaborados con bastante gracia e ingenio, ejecutados con precisión y coherencia por los actores, pero que podrían ganar más fluidez al engranarlos de manera más efectiva. Algunas secuencias, como por ejemplo la de la playa, si bien resueltas eficientemente, se notan forzadas dentro de la historia principal, sin una justificación concreta para incluirla en el espectáculo, salvo el de lucir el infalible número del “ascensor”, pero esta vez bajo el agua.

Por otro lado, el trabajo actoral es sobresaliente. Y es que ambos intérpretes han logrado, luego de todo un laborioso proceso de investigación en parques y plazas, una sólida comunicación escénica, que les permite a ambos gran soltura y química en el escenario. Pipo (Sotomayor) nos muestra el lado duro de la sociedad, la depresión y la pobreza en un mundo salvaje, mientras que Yuyox (Benavente) representa la esperanza y los sueños con sorprendente ingenuidad. Ambos conforman una entrañable dupla, consiguiendo un lucimiento parejo.

El espacio en el que se presentó el grupo, el patio principal de la AAA, debe reorganizarse de manera urgente, retirando la enorme maceta del medio en primer lugar. El espectáculo, para ser apreciado y disfrutado al 100%, debe contar con el público ubicado de manera frontal (por ejemplo, para la escena bajo el agua), de ninguna manera en laterales (echando a perder el factor sorpresa) y de ser posible en graderías. Si esto no es factible, ambos actores deben ingeniárselas para que el espacio no juegue en contra suya. Por ejemplo, incluyendo la inmensa maceta dentro de la historia. Tratándose de teatro callejero, las escenas deben transcurrir en los niveles medio y alto, nunca a ras del suelo (como la escena del sueño), para no incomodar a los espectadores sentados al final. Podrían adecuarse colchonetas para los más pequeños en primera fila.

El grupo Reflejo Alterno, a cargo de Benavente y Sotomayor, demuestra en este su primer montaje, una preocupación evidente por la investigación y el trabajo de campo como únicas herramientas para conseguir un buen montaje teatral. El balance final es positivo, pero se le recomienda un mayor cuidado en la presentación de sus espectáculos, sobre todo en lo que se refiere a la ubicación del público, y buscar en todo momento el alcanzar una personalidad propia. Condiciones para lograrlo, de seguro, le sobran.

Sergio Velarde

12 de abril de 2009