domingo, 29 de marzo de 2015

Crítica: MIENTRAS CANTA EL VERANO

La trascendencia y vigencia de Martín Adán  

Sorprende la capacidad del director Diego La Hoz para conseguir una nueva y fresca puesta en escena, tomando como punto de partida un propio montaje anterior sobre la vida del destacado poeta barranquino Martín Adán. Mientras canta el verano (2012) fue un simpático y fresco homenaje a La Casa de Cartón, que llegó a escena en Casa EspacioLibre luego del laboratorio anual Libera(c)ciones de ese año, y que viene presentando interesantes y variadas propuestas por el colectivo. Convertido el espacio escénico en una acogedora “chinganita”, en esta nueva versión de Mientras canta el verano, el elenco se ha visto reducido, pero no así las virtudes de La Hoz como autor y director, creando un interesante espectáculo en el íntimo escenario que dirige.

Las formas quizás no sean las mismas en esta nueva versión, pero sí la pertinente crítica hacia nuestra clase política, los inverosímiles medios de comunicación y la búsqueda de inspiración que aqueja al joven escritor. Dos mendigas llegan a un local de barrio llamado "La Casa de Cartón", administrado por un “Gallinazo” con grandes deseos de trascender, acompañado por un joven y entonces desconocido Martín Adán, iniciando su carrera literaria. Las numerosas referencias hacia nuestra golpeada capital, y específicamente, hacia el Barranco de antaño que nunca regresará, enriquecen el montaje, salpicado por imposibles noticias de nuestra coyuntura local. Eso sí, esta vez el aspirante a alcalde, tan sutilmente retratado en el anterior montaje, raya por momentos la gruesa caricatura, sin llegar a romper el estilo de la puesta en escena.

Luego de 87 años, la vigencia de Adán no ha perdido un ápice. Resulta por demás destacable que una íntima y sencilla pieza acerca de nuestra ciudad, pueda tener más consistencia y personalidad que otros trabajos escénicos de mayor producción, como por ejemplo, Lima Laberinto XXI. En el elenco, la veterana Aurora Colina realiza un entrañable trabajo al lado de la joven Eliana Fry García-Pacheco, así como también lo hace Karlos López Rentería con el debutante Javier Quiroz, quien ya había dado muestras de talento dentro de los talleres del grupo, con Entre nubes y alcantarillas. La Hoz escribe y dirige como si fuera la primera vez, manteniendo las mismas cualidades de su antecesora. Mientras canta el verano, la versión (re)contra libre y (re)novada de La Casa de Cartón de Martín Adán del 2015 es un montaje de visión obligatoria.

Sergio Velarde
29 de marzo de 2015

Crítica: LIMA LABERINTO XXI

Las adaptaciones mal entendidas  

Precedida de cierta expectativa, se estrenó en nuestro circuito teatral comercial (según nota de prensa) una adaptación peruana de Madrid Laberinto XXI, dirigida y estrenada en el 2008 por el español Dario Facal y considerada en su momento como “una radiografía de la vida en las ciudades y sus contradicciones, a través de un espectáculo que profundiza en las posibilidades de la performatividad, para crear un collage de imágenes poéticas desde las que abordar problemas contemporáneos”. De acuerdo con esta definición, se desprenden varias conclusiones; entre ellas, que la obra podría tener el nombre de cualquier capital o ciudad iniciando el título y tendría la misma relevancia. Una posibilidad que resulta por demás discutible. Lucía Caravedo, gestora de Patria Producciones y actriz, vio la puesta en escena en Madrid y tomando una decisión completamente válida, logró traer obra y director a nuestra ciudad y estrenarla en complicidad con el Centro Cultural Británico. Sin embargo, lo idóneo hubiera sido estrenarla sin modificaciones en el título y montaje, ya que esta llamada adaptación “a la limeña”, justamente llamada Lima Laberinto XXI, no cumple las expectativas que la misma puesta en escena promete.

Luego de apreciar la entrevista de Facal concedida a Escuela de Espectadores AIBAL, se desprenden algunas conclusiones. Por ejemplo, que para el director la incoherencia es muy liberadora. Paradójicamente, esta frase sí resulta perfectamente coherente con el “incoherente” afiche promocional de la obra, pues en él los actores son retratados como una especie de robots o máquinas con sendos laberintos dentro de sus cráneos. Pero este concepto del “anti-afiche” acierta en gran medida, pues la obra es presentada a través de monólogos ejecutados por seis intérpretes, que nos cuentan (supuestamente) sus más profundas frustraciones y angustias, a modo de laberintos psicológicos, como el miedo a la soledad, al desamor, el culto al cuerpo o la necesidad de reconocimiento por parte de los propios actores. Pero todo el esfuerzo del elenco limeño de Lima Laberinto XXI cae en saco roto, pues resulta contradictorio con el prólogo, que consiste en un video repleto de imágenes de nuestra Lima: vemos en la proyección la pobreza, el caos vehicular, el desorden, la discriminación, la falta de oportunidades, las injusticias sociales y mil problemáticas más, que durante el montaje son apenas mencionadas o sugeridas. Lo visto después del video en el escenario (con los actores bañándose en perfume o engrapando sus ropas al suelo o tomándose unas cervezas), todo muy bien producido con atractivos elementos visuales, no es coherente con la premisa antes mencionada, rematado todo con un musical en inglés que acaso pueda representar solo los sentimientos de una minoría capitalina.

Lo más rescatable de esta puesta en escena, como ya se anotó anteriormente, es el trabajo del elenco: Lucía Caravedo, Dante del Águila, Gonzalo Molina, Anaí Padilla, Andrés Silva y Camila Zavala interpretan con tal naturalidad sus monólogos, que hasta parecen testimoniales, pero no lo son. Todas las palabras recitadas intachablemente le pertenecen al texto original. ¿Cuál es la adaptación a la realidad limeña, entonces? De acuerdo con las propias palabras del director, únicamente el cambio de unas cuantas marcas y palabras españolas por otras peruanas. Habría que preguntarse cuánto de nuestra ciudad conoce Facal y si durante su estancia por estos lares, llegó verdaderamente a empaparse de nuestra castigada urbe, para darse el lujo de afirmar que las problemáticas de Madrid y Lima son tan parecidas. A pesar de algunos innegables aciertos puntuales del montaje (más sensoriales que lógicos), especialmente gracias al talento de sus seis actores protagónicos que se entregan al máximo para darle veracidad a sus monólogos, Lima Laberinto XXI de Darío Facal es una puesta en escena que adolece de una posible y equivocada campaña publicitaria y además, que no cumple lo que promete, sin abarcar los problemas emblemáticos de nuestra ciudad, tan complicada y multicultural, limitándose a mostrarnos únicamente su lado más alienante. Facal afirma también que los espectadores no permanecerán indiferentes luego de ver su montaje, pues podrán salir ya sea contentos o enfadados. En ese punto, estamos completamente de acuerdo.

Sergio Velarde
29 de marzo de 2015

domingo, 22 de marzo de 2015

Entrevista: GISELA PONCE DE LEÓN

“Ni tu personaje ni la obra avanzarán,  si no te das cuenta que tienes un compañero al lado” 

Considerada como una de las mejores actrices de su generación, Gisela Ponce de León siempre sorprende con sus cuidadas actuaciones, especialmente en el teatro. Debutó en un pequeño rol en Annie (1996) en el Teatro Marsano, continuando con difíciles papeles en los que también demostró sus habilidades en el baile y canto, como en Cabaret (2009), Casi normal (2011) y Hairspray (2012). El año pasado intervino en La Tiendita del Horror, una de las mejores puestas en escena de la Asociación Cultural Plan 9, con la que logró los premios del público y crítica de El Oficio Crítico, como la mejor actriz de comedia y musical. Actualmente, y de nuevo con Plan 9, actúa en Chico encuentra chica en el Teatro Larco, en el complejo rol de una joven acosada.

Mi primer maestro de actuación fue Aristóteles Picho”, recuerda Gisela. “Cuando estaba en el colegio, llevé talleres de verano en el Centro Cultural de la Católica, un poco por mona porque no tenía muy claro que quería ser actriz.” Ella recuerda con mucho cariño a Aristóteles. “Fue muy bueno, amoroso y estricto; siempre te decía la verdad. Aprendí que actuar tiene que ver con ser muy disciplinado.” Ya en el TUC, Gisela tuvo la suerte de tener en sus dos primeros ciclos a Alberto Isola. “Le tengo mucho cariño a él, también a Alfonso Santistevan. En verdad, he tenido muchos profesores buenos, no me quiero olvidar de ninguno,  pero ellos son los que se me vienen a la cabeza.

El arte de la interpretación y la dirección

Con una amplia gama de personajes en su haber, Gisela nos comenta las cualidades que debería tener toda actriz de teatro. “Pienso que existe, más allá de un compromiso con los compañeros, uno con tu personaje; debes entenderlo, justificarlo, meterte en él. No digo que sea algo psicomágico, pero debes entender su comportamiento y meterte en su cabeza. Debes empatizar con el personaje que te dan.” También considera que es importante ser muy honesto como actor. “Uno sabe cuando estás “haciendo como”, cuando estás jugando a la comidita. Creo que hay que ser honestos, lo más verdaderos posible; si algo no te está saliendo de verdad, no hay que forzarlo, hay que buscar por otro camino.” Finalmente, considera como muy necesario el aprender a trabajar en equipo y tener conciencia del otro. “Ni la historia de tu personaje ni de la obra va a avanzar,  si no te das cuenta que tienes un compañero al lado, con el que tienes que accionar.

Yo sí creo  que hay gente que nace con talento, que puede cantar muy bien, por ejemplo”, refiere Gisela. “Pero el talento del actor no existe, creo. En todo caso, un talento o característica que podría servirte como actor (que no se aprende, sino con la que se nace) sería por ejemplo, la capacidad de empatizar o ponerte en el lugar del otro. Pero también es algo que se puede aprender. Creo que todo es trabajo. Hay gente que tiene mayor facilidad que otra, como una buena voz para proyectar o tener un buen manejo corporal. No creo que el talento sea un requisito para ser un buen actor, como tampoco creo lo sea para un bailarín el ser elástico. Son aspectos que se pueden trabajar”. Gisela debutó este año como directora, como parte del proyecto Relatos siniestros. “Un director debe tener las cosas claras, no soltártelas desde el principio. Debe darte pequeñas ayudas para que tú encuentres la forma de hacerlo, porque si no lo hace, limitas el trabajo creativo del actor.” Para Gisela, es bonito cuando un director está dispuesto a aceptar propuestas o incluso, cambiar las que ya tenía predeterminadas. “También uno se da cuenta cuando el director está emocionado con el texto, con el elenco, con lo que sucede en el escenario. Eso lo es todo para un actor que está parado ahí, exponiéndose por voluntad propia.

La pertinencia de Chico encuentra chica

Como una obra atípica en el repertorio de Plan 9, Chico encuentra chica, una adaptación a la peruana de Rebecca Gilman, nos adentra en una dramática historia de acoso, un tema por demás, muy pertinente en nuestra actualidad. “Nosotros nos hemos dando cuenta de esto en el camino, pues estuvimos trabajando los personajes y sus relaciones con los otros, y nos damos cuenta que hay un tema fuerte, un discurso.” Para Gisela toda esta reflexión y sorpresa vino a raíz del público asistente. “¡Por qué se ríe la gente! ¡Qué les causa gracia! Nos ponemos a pensar que estamos haciendo una obra que tiene un gran poder de identificación con el público y el tema que se toca sucede todos los días. Deja de ser simplemente un tema feminista, de acoso hacia la mujer, de falta de respeto o de diferencia de género. Este tema se ha ido desgastando, empieza a parecer un tema leve y poco importante.” La actriz afirma también que lo más grave es que a la mujer se le “objetivice” o se le falte el respeto. “Es cómo nosotros como sociedad permitimos banalizar el tema y que se convierta en feminista el hecho que una mujer se defienda,  y que si ser feminista es ser pacato, cuando en realidad solo se trata de respeto.

Consultada sobre si el público considera a Chico encuentra chica como un drama o una comedia, Gisela contesta con firmeza: “¡Como una comedia! Una con suspenso policial”. Durante la obra, los chistes machistas hacen su aparición, especialmente con el personaje que encarna Ricky Tosso. “Un chiste machista puede ser hiriente siempre, y uno lo acepta porque es usual y porque es gracioso, pero es en realidad ofensivo”. Como actriz, Gisela no se lo toma personal, pero se sorprende de las risas, cuando su personaje ha sido acosado y violentado en su espacio y su femineidad. “Creo que estamos envenenados con el tema del machismo, ya no es solo una disputa de género,  es una falta de respeto de uno al otro.” Además de su gran actuación en el mencionado montaje, tendremos a Gisela este año en los escenarios con otras dos puestas en escena: en Las tres viudas, clásica comedia costumbrista en verso de Manuel A. Segura en el Teatro La Plaza, y en Avenida Larco, un musical a fines de año con canciones de rock peruano. Toda la suerte para Gisela en sus nuevos proyectos teatrales.

Sergio Velarde
22 de marzo de 2015

sábado, 14 de marzo de 2015

Crítica: CHICO ENCUENTRA CHICA

Viviendo la época stalker  

Chico encuentra chica. Chica rechaza a chico. Chico no acepta negativa. Chico acosa chica. Tal vez así se podría resumir la nueva propuesta de la Asociación Cultural Plan 9 para este año: Chico encuentra chica de Rebecca Gilman, con adaptación y dirección de David Carrillo, es además, una obra atípica para los estándares a los que nos tenía habituada la asociación en el Teatro Larco. Atípica, pero profundamente pertinente para estas épocas y para una sociedad como la nuestra, machista y sexista hasta la médula, diariamente plagada con noticias, cada una más cruenta que la otra, de atropellos y maltratos contra el sexo femenino. Si bien es cierto, los toques de comedia todavía se mantienen dentro del montaje, estamos ante un contundente drama que desnuda la salvaje situación que (todavía) muchas mujeres deben enfrentar día a día.

Chico encuentra chica no solo es atípica por tratarse de un drama en toda ley, sino porque es la primera vez que el siempre eficiente Carrillo decide adaptar la historia original a nuestra realidad. Con un puñado de notables comedias de autoría y concepto escénico extranjeros en su trayectoria como director, esta versión nacional de Chico encuentra chica no resulta para nada forzada. Por el contrario, desde la primera escena, con Teresa (Gisela Ponce de León) y Toño (Sergio Gjurinovic) encontrándose por primera vez en su cita a ciegas, sorprende la naturalidad con la que el par menciona nombres, datos y situaciones locales, en el mismísimo escenario del Teatro Larco. Y es que la realidad norteamericana (que atraviesa una época stalker), no es tan distinta a la nacional. El progresivo deterioro a lo largo del montaje de Teresa, competente periodista de una revista local, debido al constante y cada vez más alarmante acoso de Toño, es retratado en toda su dimensión, gracias a la siempre efectiva Ponce de León, a pesar de que el público no necesariamente permanezca en silencio durante los momentos más solemnes.

La historia también sorprende por sus logrados momentos dramáticos, con las relaciones que entabla Teresa con la recta policía que atiende su caso (Carol Hernández) y con el sarcástico fotógrafo de calatas que debe entrevistar (un sorprendente Ricky Tosso). Carrillo también asume con propiedad el personaje del pesimista editor de la revista, en la que también trabajan los personajes de Raúl Sánchez McMillan y Valquiria Huerta. Sin duda, la gran revelación de la obra es la cuidada caracterización de Gjurinovic, cuyo protagonismo cobra aún mayor importancia en el segundo acto, cuando ni siquiera aparece físicamente en escena. Chico encuentra chica es un excelente y oportuno montaje de Plan 9, adentrándose en el género de los thrillers, y que le abre una nueva y bienvenida puerta a puestas en escena alternativas y alejadas de sus habituales e impecables comedias.

Sergio Velarde
14 de marzo de 2015

Crítica: EN VITRINA

Todo se compra, todo se vende  

Con tres años de actividad, el Teatro de Lucía se ha convertido en una sólida alternativa para ver buen teatro. Su última puesta en escena se tituló En vitrina, escrita por Claudia Sacha con la dirección de Carlos Mesta. La trama: tres actores de escuelas y pasados dispares se reúnen en el casting para una película de un reconocido director extranjero. Si bien en un primer momento, la relación entre los intérpretes es hasta cierto punto cordial, el posterior afán por ganarse a toda costa la confianza del salvaje director, hace peligrar el delicado equilibrio conseguido y los arrastra a una guerra sin cuartel, tanto física como psicológica. Toda una alegoría acerca de la sobreexposición de la vida privada en los medios de prensa y del dispar destino que les depara a los actores que toman determinadas decisiones, es lo que nos ofrecen Sacha y Mesta con En vitrina.

Lorena (Cécica Bernasconi) viene de ser la protagonista de un escándalo familiar de proporciones que repercutió en los medios; Marcela (Úrsula Mármol) es la estrella del momento, gracias a una popular serie televisiva que estelariza; y Santiago (Nicolás Fantinato) es un actor frustrado que sobrevive como profesor universitario, hasta que alguien se dé cuenta de su talento y lo tome en serio para proyectos de mayor envergadura. Por un lado, estos tres reconocibles arquetipos representan de alguna manera, el abanico de actores que pueblan el medio, lo cual le genera un interés extra al drama, especialmente cuando cada uno justifica (y a la vez reniega) de su propia condición. Pero el interés central de la comedia negra de Sacha radica en los extremos que puede llegar el ser humano para lograr sus objetivos. En ese sentido, en estos tiempos en donde todo se compra y todo se vende, en donde la moral y la ética son dejados de lado por un puñado de billetes, En vitrina acierta en su contundente crítica.

Una vez que los tres personajes son sometidos a las más ridículas y absurdas indicaciones de la voz del cineasta (que se mantiene en off en todo momento) llega la revelación: solo uno será seleccionado para la película. Entonces empieza una feroz guerra física y psicológica, en la que los tres personajes-actores están dispuestos a todo con tal de conseguir su cometido. Los consumados y experimentados Bernasconi y Fantinato lo dejan todo en el escenario, así como también la recuperada Mármol, quien transita peligrosamente en el borde la sobreactuación. Mesta dirige con brío la obra y no da tregua al espectador. En vitrina de Claudia Sacha, primera producción 100% nacional de Teatro de Lucía, es una puesta en escena que divierte y hace reflexionar, por partes iguales.

Sergio Velarde
14 de marzo de 2015

lunes, 9 de marzo de 2015

Crítica: DIARIO DE UN SER NO QUERIDO

La marginación y la violencia de género en el tapete 

Estrenada por una brevísima temporada en diciembre pasado, regresó al Teatro Ricardo Blume de Aranwa Teatro la pieza Diario de un ser no querido, escrita por Celeste Viale y dirigida por Jorge Chiarella. Un espectáculo teatral que se estrenó en coordinación con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, con el propósito de poner en evidencia la discriminación y la violencia contra los sectores vulnerables en nuestra sociedad. Son dos las temáticas elegidas para desarrollar el drama, ambas de una pertinencia total: el maltrato hacia las mujeres y la marginación de la que son víctimas los homosexuales. Dos grandes problemáticas que Viale y Chiarella han intentado unir en una sola obra, con desiguales resultados pero con algunos momentos vibrantes que vale la pena rescatar.

La obra inicia de una manera inmejorable, con un trapo de color rojo en medio del escenario, que más tarde descubriremos es la sangre derramada debido a la brutal agresión y posterior asesinato de una mujer por parte de su pareja. Posteriormente, la víctima comunica sus motivaciones y decisiones al público, en un sentido monólogo notablemente interpretado por Daniela Rodríguez (a quien vimos en Tú no entiendes nada y Carne de mujeres). Una vez consumado el crimen, la acción cambia de locación y además, de giro en forma radical: el asesino arrepentido (limpio trabajo de José Antonio Buendía) lleva el cuerpo al departamento de su vecino, un abogado retirado que se encuentra conversando con otro colega. Con el cadáver de la mujer en medio de la estancia (con un brillante juego escénico con el trapo rojo), sale a la luz el pasado de uno de los letrados: su abuelo fue homosexual y los traumas de su niñez lo han convertido en un ser desalmado e intolerante.

Toda esta segunda parte del drama, con el protagonismo del anciano con el arete en la oreja (un correcto Luis Trivelli), se siente forzada por momentos, como si estuviéramos asistiendo a otra función. Felizmente, ya en el final cuando las víctimas se encuentran, se consigue un emotivo cuadro que disculpa las irregularidades mencionadas. Viale y Chiarella sí consiguen escapar del predecible panfleto y consiguen una digna puesta en escena, perfectamente atinada en estos tiempos de machismo cavernario, de maltrato hacia aquellos seres no queridos e incomprendidos, de tanto descalabro moral y de malentendida valoración de los sentimientos más básicos del ser humano. Diario de un ser no querido es un montaje perfectamente válido y necesario para estos tiempos.

Sergio Velarde
9 de marzo de 2015

domingo, 8 de marzo de 2015

Crítica: JARDÍN DE COLORES

Adiós a las sutilezas 

Hace cinco años se estrenó una discreta pieza de autoría nacional en el Teatro Auditorio Miraflores, que respondía al nombre de Jardín de colores, escrita e interpretada por María del Carmen Sirvas, con la dirección de Paco Echeandía. Se trató de un sencillo y funcional triángulo de seducción entre una posesiva madre, su sometida hija adolescente y el joven  inquilino que ingresa a sus vidas. Con algunos vacíos en la dramaturgia que anotamos en su momento, el montaje fue bastante digno, gracias al esfuerzo de los actores, quienes ejecutaron con bastante sutileza el juego de seducción. En el presente re-estreno de la pieza en la Alianza Francesa, a cargo ahora del experimentado director Carlos Tolentino, toda la sutileza es dejada de lado, en una elección de dirección polémica y arriesgada.

Basta con mirar la foto promocional que acompaña esta reseña, para darnos cuenta del giro radical que Tolentino le ha conferido a este nuevo jardín. Y es que desde el estreno de Japón de Victor Falcón, que dividió al público y a la crítica en su momento, la técnica empleada por Tolentino es la de trastocar el lenguaje escénico para bombardear al auditorio con una generosa cantidad de ambiguos signos y símbolos, que se le podían escapar hasta al espectador menos despistado. Para el recuerdo quedará la gran banderola con una palabra en japonés, expuesta durante toda la obra en cuestión, que no significaba precisamente “Japón”. Este renovado jardín está custodiado por un enorme y surrealista árbol, que deja caer hojas y naranjas en el escenario, el que cuenta solo con una mesa y dos sillas blancas de plástico.

Si en el anterior jardín, la figura de la madre era el detonante de la imposible relación entre los jóvenes, ahora esta es dejada a un lado por la provocadora figura de la hija. Tolentino utiliza el bello cuerpo de Sirvas (que repite su papel en registro contrario) para construir un impactante retrato de seducción de trazo grueso. La figura represora de la madre pierde entonces, aquella fuerza que el texto exige a gritos; sin embargo, el oficio de la actriz Natalia Montoya le da su lugar, consiguiendo muchos momentos de interés. Y el inquilino, ahora interpretado por Esteban Phillips, debe esforzarse el doble para mantener su temple frente al desparpajo y exuberancia de la “tímida” hija. Esta nueva versión de Jardín de colores está destinada a generar controversia y es perfectamente coherente con el estilo del director, tan habituado en sus últimos montajes a buscar la confrontación.

Sergio Velarde
08 de marzo de 2015

sábado, 7 de marzo de 2015

Entrevista: PERCY ENCINAS

“Estamos obligados a valorar y argumentar. El arte no se dirime como una ciencia exacta”.

Los Premios AIBAL a las Artes Escénicas es uno de los reconocimientos más esperados por nuestra comunidad teatral. Su ceremonia final, programada inicialmente para el miércoles 25 de marzo, ha sido postergada para una fecha aún por confirmar. Su organizador, el investigador y crítico Percy Encinas, conversó con El Oficio Crítico sobre el evento. “Es una idea que teníamos abrigando hace algunos años, desde que estaba trabajando en una universidad privada”, comenta Percy. “Hace tres años, un joven crítico que aprecio mucho implementó un premio, que me pareció súper interesante. Yo lo respeto y lo acompaño, aunque no esté de acuerdo con algunos detalles. Entonces decidimos implementar un premio que obedezca a otro concepto y que utilizase otro modelo.” Es así que la institución sin fines de lucro AIBAL (Asociación Iberoamericana de Artes y Letras) decide implementar una estructura y procedimientos distintos a la de los Premios El Oficio Crítico. La diferencia principal, más allá de la envergadura, es que se empezó por la ruta más difícil. “Nos hemos demorado más de un año en conceptualizar el evento, en decidir los nombres y definiciones de cada categoría, producto de una investigación y luego de revisar varios modelos. Incluso existen personas que se sorprenden del hecho que nos hayamos dado ese trabajo.”

“Nos hemos pasado doce meses rastreando la actividad teatral en la ciudad semana tras semana, haciendo un mapeo bastante detallado, acopiando información, programas de mano y esas críticas que dicen que no existen, pero que sí existen”, continúa Percy. “También reunimos comentarios de los medios tradicionales y de los digitales. Es un trabajo riguroso que nos demanda mucho tiempo y que es constante.” Por otro lado, el jurado calificador del evento está integrado por un grupo de especialistas que se revelará en la noche de la premiación. “Se constituyó un comité, para que sean ellos los que deliberen, valoren, evalúen y decidan de manera inapelable. Creemos que estamos contribuyendo con el sector, estamos convencidos de que es necesario y que va a aportar.” Las interacciones virtuales, a través de las redes sociales, no se han hecho esperar y el debate ya se está generando con múltiples opiniones, algunas de acuerdo con el evento y otras, no tanto.

Las críticas que nunca faltan

Consultado sobre su opinión acerca de algunos usuarios de internet que se muestran disconformes con algunos aspectos de los Premios AIBAL, Percy responde que estadísticamente, de acuerdo al último informe de redes sociales provisto por la agencia VODEVIL que hace un trabajo muy profesional, más del 90% de usuarios ha manifestado una respuesta entre positiva y muy positiva hacia el evento. “Menos del 10% han expresado su disconformidad con alguno o varios de los nominados u otros aspectos del anuncio de nominaciones. Dentro de ellos, unos cuantos –quizás un 2% del total de personas que han interactuado—lo han expresado de mala leche. Es el rango que nosotros esperábamos, y es muy comprensible que exista. Yo pregunto: ¿alguien con una mínima experiencia en cómo es nuestro medio puede sorprenderse de que esto suceda? Todos sabíamos que iban a haber gente descontenta, en esto de seleccionar (sea para lo que fuere) la unanimidad es imposible.” A pesar de estos pocos haters, que han expresado su disconformidad, algunos sin argumentación razonable, Percy asegura haberles contestado con prudencia. “Pero algunos siguieron insistiendo de manera prepotente, ya no basados en ideas sino en imposición, con reacciones hepáticas. Decidimos no contestarles más a estos aunque otras personas ajenas a la organización les han respondido y, en algunos casos, muy categóricamente.”

Percy menciona, además, que la organización se ha interesado por el desacuerdo en las nominaciones, en la categorización, en porqué aparecen algunos nominados y otros no están. “Eso es muy saludable: debatir a favor de una propuesta o de otra, intercambiar opiniones”, afirma. “Porque nos permiten repasar y revalorar lo que nos ha dejado este magnífico 2014, a nivel de teatro.” También confirma una verdad ineludible: el territorio que habitamos profesionalmente es de lo más opinable. “Estamos en el terreno de las artes y de su valoración, en donde estamos obligados a sustentar, argumentar y valorar. El arte nunca podrá dirimirse con los procedimientos de una ciencia exacta.”

Otro aspecto importante sobre los Premios AIBAL que Percy señala es que, con todo  lo importante que es el arte, no es algo tan delicado como, por ejemplo, una operación quirúrgica al corazón. “Si te equivocas en esto, no matas a nadie. No quiero ponerme académico en esta entrevista, pero recuerdo los conceptos del filósofo Gianni Vattimo sobre el pensamiento débil, que plantea una ética de la tolerancia y el abandono de la violencia que genera guerras y muerte a favor de relaciones dialógicas. Que alguien diga que esta actuación es más notable que otra, a pesar de que yo no esté de acuerdo,  no le hace daño mortal a nadie.” Percy asegura que cuando se calmen los ímpetus, se extraerá una serie de lecciones a tomar en cuenta. “Estamos seguros que si algo le vamos a aportar al sector, modestamente, será la oportunidad de discutir. Me quedo con la frase que escribió el maestro Alfonso Santistevan para zanjar una discusión: “Los premios, premios son.” Es de una simpleza pero al mismo tiempo de una sabiduría poderosa. Los premios no son ni más ni menos, no matan a nadie pero tampoco son cualquier cosa. Son solo los premios que plantea nuestra organización, eso sí, con la máxima responsabilidad de la que somos capaces.”

Las odiosas comparaciones

En uno de los primeros trailers del evento de los Premios AIBAL, jugaron con las comparaciones con otras importantes premiaciones, como lo son el TONY norteamericano, el MAX español y el ACE argentino. “Pero la propuesta de quienes nos asesoraron y que aceptamos en un inicio, fue señalar que esos premios nos inspiran, pero aclarando que los nuestros van a tener su propia especificidad de acuerdo a nuestra realidad teatral, algo expresamente señalado en nuestra web”, precisa Percy. En todo caso, sí existen elementos en común, como la intención de hacer un show, con fragmentos de obras musicales seleccionadas. “El haber sido comparados, habiendo aclarado expresamente que dichos premios nos inspiran y que nosotros somos diferentes, es una lectura que nosotros lamentamos, que no hubiéramos querido.”

Los demás spots promocionales ya no mencionan a los otros premios en cuestión. “Un grupo de artistas, que colaboraron grabando el spot, afirman sentirse orgullosos de sus colegas, ya que en Lima tenemos teatro de calidad y que necesitan reconocimiento.” La participación del público también es activa, a través de la página web oficial de AIBAL. “Hay un enlace en el que pueden votar por las categorías más populares y de mayor interés para el gran público. Pero solo será referencial. Esto nos va a permitir tomar el pulso de la gente interesada, pero pienso que no debería influir en el comité de especialistas. Los resultados de la votación pública se van a publicar en su momento, pero podría coincidir o no con el veredicto final”, comenta Percy.

Para finalizar esta entrevista, Percy menciona que la invitación está hecha para todo el sector que consume teatro. “Estén seguros que estamos haciendo las  cosas con rigurosidad, respeto y cuidado. Aquí hay una vocación para implementar premios que sirvan al sector.” Reconoce además que todo el equipo se ha comprometido con un tipo de evento que siempre será opinable,  y que podría haber un sector de descontentos. Promete también ajustar ciertos aspectos para el próximo año, como categorías, procedimientos, atendiendo los comentarios argumentados y de buena fe; "algunos realmente valiosos y que agradecemos. Nos sentimos capaces de ofrecerle a la ciudad un evento que reconozca a quienes un jurado especializado encuentre como los más destacados en veinte categorías. Espero nos acompañen en la noche de gala, que será muy emocionante para muchos”, concluye.

Sergio Velarde
08 de marzo de 2015

jueves, 5 de marzo de 2015

Crítica: ENTRE NUBES Y ALCANTARILLAS

Interesante adaptación literaria  

Diego La Hoz y su colectivo Espacio Libre Teatro siempre nos sorprenden. Los resultados obtenidos por su Laboratorio Teatral Libera(c)ciones fueron muy auspiciosos con el estreno de Mientras canta el verano (2012), una libérrima versión de la novela La Casa de Cartón de Martín Adán. Esta vez, el grupo presentó en el íntimo espacio que ofrece su casa en Barranco, una exploración sobre la novela del escritor peruano Jorge Eduardo Eielson, El Cuerpo de Giulia-no. Escrita y dirigida por La Hoz, Entre nubes y alcantarillas nos ofrece una cautivante historia en la que seis personajes, que han abandonado por diferentes razones su lugar de origen, son interrogados tras la muerte de una mujer, que es encontrada flotando muerta en un río.

Interesante que el colectivo Espacio Libre se haya fijado en un autor como Eielson (Lima, 1921- Milán, 2006), que cuenta con un gran número de seguidores que valoran su importancia dentro de la literatura y las artes plásticas. Además, es considerado por no pocos investigadores como “el artista peruano más completo”, pues destacó en la poesía, la novela y el teatro, así como en la pintura, las performances y la fotografía, por ejemplo. La novela El Cuerpo de Giulia-no es una pieza literaria cargada de poesía, en el que se entremezclan  las pasiones de ambivalentes personajes que buscan reconstruir sus pasados, y que con la violencia ejercida por las fuerzas del orden durante los interrogatorios, nos irán develando sus más profundos sentimientos y frustraciones.

El elenco está integrado por los nóveles intérpretes Jhuliana Acuña, Pedro Adolfo Herrera, Sati Brizuela, Luana Fretel, Nilton Minaya y Javier Quiroz, todos ellos comprometidos con su trabajo escénico. A pesar del reducido escenario que cuenta Espacio Libre, las locaciones se crean con bastante precisión, gracias a un sencillo pero efectivo juego de luces. La música en vivo que propone Sati Brazuela con su violín, acompañada por su andrógina presencia, genera una envolvente atmósfera. Diego La Hoz, con el apoyo en dirección de Karlos López Rentería, consigue con Entre nubes y alcantarillas un sólido montaje que no desmerece la impecable y reciente trayectoria del colectivo Espacio Libre.

Sergio Velarde
5 de marzo de 2015