Todo se compra, todo se vende
Con tres años de actividad, el Teatro de Lucía se ha
convertido en una sólida alternativa para ver buen teatro. Su última puesta en
escena se tituló En vitrina, escrita por Claudia Sacha con la dirección de
Carlos Mesta. La trama: tres actores de escuelas y pasados dispares se reúnen
en el casting para una película de un reconocido director extranjero. Si bien
en un primer momento, la relación entre los intérpretes es hasta cierto punto
cordial, el posterior afán por ganarse a toda costa la confianza del salvaje
director, hace peligrar el delicado equilibrio conseguido y los arrastra a una
guerra sin cuartel, tanto física como psicológica. Toda una alegoría acerca de
la sobreexposición de la vida privada en los medios de prensa y del dispar destino
que les depara a los actores que toman determinadas decisiones, es lo que nos
ofrecen Sacha y Mesta con En vitrina.
Lorena (Cécica Bernasconi) viene de ser la protagonista
de un escándalo familiar de proporciones que repercutió en los medios; Marcela
(Úrsula Mármol) es la estrella del momento, gracias a una popular serie
televisiva que estelariza; y Santiago (Nicolás Fantinato) es un actor frustrado
que sobrevive como profesor universitario, hasta que alguien se dé cuenta de su
talento y lo tome en serio para proyectos de mayor envergadura. Por un lado, estos
tres reconocibles arquetipos representan de alguna manera, el abanico de
actores que pueblan el medio, lo cual le genera un interés extra al drama,
especialmente cuando cada uno justifica (y a la vez reniega) de su propia
condición. Pero el interés central de la comedia negra de Sacha radica en los
extremos que puede llegar el ser humano para lograr sus objetivos. En ese
sentido, en estos tiempos en donde todo se compra y todo se vende, en donde la
moral y la ética son dejados de lado por un puñado de billetes, En vitrina
acierta en su contundente crítica.
Una vez que los tres personajes son sometidos a las más
ridículas y absurdas indicaciones de la voz del cineasta (que se mantiene en
off en todo momento) llega la revelación: solo uno será seleccionado para la
película. Entonces empieza una feroz guerra física y psicológica, en la que los
tres personajes-actores están dispuestos a todo con tal de conseguir su
cometido. Los consumados y experimentados Bernasconi y Fantinato lo dejan todo en el escenario, así como
también la recuperada Mármol, quien transita peligrosamente en el borde la sobreactuación. Mesta
dirige con brío la obra y no da tregua al espectador. En vitrina de Claudia
Sacha, primera producción 100% nacional de Teatro de Lucía, es una puesta en
escena que divierte y hace reflexionar, por partes iguales.
Sergio Velarde
14 de marzo de 2015
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