lunes, 29 de junio de 2020

Crítica: LOS DALIO EN CLAVE DE SOL


Una entretenida velada

Bien dicen que “la risa es terapéutica” y con certeza, Los Dalio, dúo payaso conformado por Daniela Ayaipoma y Julio Vargas Rojas, logró arrancar muchas risas con su presentación en la Velada Payasa Los Dalio en Clave de Sol, dirigida por Fiorella Gambini, la cual se presentó a través de la plataforma Zoom.

Si bien fue una propuesta breve, el repertorio de ingeniosas canciones compuestas por los propios actores-clowns, conectaron con el público rápidamente, siendo un factor acertado el hecho de pedir que (solo) las cámaras de los asistentes estuvieran encendidas. Así es, el espectador fue participante activo durante la función virtual, acompañando las interpretaciones con palmas y olas, generándose una sinergia muy natural, la cual por momentos hacía olvidar la evidente distancia que nos separa.

Dotados de sus narices rojas e instrumentos musicales, como una guitarra eléctrica y otros improvisados con materiales caseros, como las botellas, los clowns deleitaron con temas como Botellas, tres botellas, Azul y Luces, los cuales no solo contagiaban alegría, sino también aludían al cuidado de nuestro planeta y claro, a la coyuntura que vivimos actualmente con los protocolos de higiene y desinfección, de una manera lúdica.

Los Dalio en Clave de Sol fue un ameno espectáculo virtual que a través de la música nos muestra que el código clown permanece vigente y es capaz de unir en una sola carcajada a un grupo de personas desde distintos lugares, olvidando por unos instantes la fría pantalla y distancia física que nos separa. ¡Larga vida a las narices rojas!

Maria Cristina Mory Cárdenas
29 de junio de 2020

domingo, 28 de junio de 2020

Crítica: ZOOM DATE


Amor virtual

En junio se celebra a la comunidad LGTB, un año más unidos, abracémonos, amémonos entre todos. Fueron las hermosas palabras de la anfitriona, antes de iniciar la función de Zoom Date. Esta es la historia de dos chicos que se reúnen para celebrar sus cinco meses de “salientes” a través de una videollamada. En el mes del orgullo, Homofobia Show Cultural LGTB, proyecto independiente y autogestionado, nos trae esta comedia, la cual vuelve en su tercera edición, adaptándose al nuevo formato virtual.

Zoom Date está dirigido y co-escrito por Male del Águila y Ale Chávez, bajo la producción ejecutiva Flor Cabrera Cicchini. Actúan Franco Ocaña (Daniel), Christian Mora (Brad) y Almendra Calle (Sandra), quienes supieron interpretar de manera clara el papel que les tocó representar, distinguiéndose visiblemente la personalidad de cada uno de los personajes en los veinte minutos aproximadamente que duró la obra.

Fue divertido ver al público, como se iba identificando con ellos a través del chat, convirtiéndose en aliados o consejeros de cada uno de estos actores en pantalla, especialmente en el momento en que vemos a un nervioso Daniel, tratando de decirle algo importante al que sería su saliente, pero su inseguridad y su temor, le hace buscar un aliado, en este caso sería Sandra. Sin embargo, esto podría jugar en contra, puede distraer al televidente, logrando que preste más atención a lo que escriben y no a lo que están viendo.

En esta oportunidad, utilizaron la plataforma de YouTube, enlazado a StreamYard, la misma que en esta ocasión no tuvo inconveniente alguno de señal; usaron una pantalla en donde se iba visualizando claramente a los personajes cuando aparecían. Por otro lado, podemos decir que se logró transmitir por momentos esa tensión, incertidumbre o emoción que sentimos los seres humanos cuando debemos enfrentamos a situaciones difíciles, como el reconocer y aceptar que la opción sexual que tenemos no necesariamente tiene que ser de carácter hetero, tal como hace referencia Sandra, al recordar todo lo que tuvo que pasar Daniel, tras su temor a aceptar y admitir sus preferencias sexuales.

Asimismo, como sucede en estos tiempos de cuarentena, la sociedad mundial debe aprender nuevas formas de contacto. Resultó acertado y emotivo en Zoom Date, ver cuando dos de los actores simulan cogerse de las manos. Demostrando así que aún en confinamiento, si existe un sentimiento ya sea amical o amoroso, es importante demostrarlo, así sea a través de una pantalla.

Solo me resta decir e invitar a reflexionar que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, sin importar si nuestros gustos o preferencias sexuales son las mismas o no; pero mientras existan personas que no acepten y respeten eso, seguiremos viendo y sumándonos a la lucha de muchos de ellos y ellas por su identidad, igualdad y libertad.

Algunos datos adicionales, según el diario Gestión:
- El 71% de las personas en Perú sostiene que las personas LGBT son discriminadas o muy discriminadas.
- Si tuvieran una empresa, el 37% de personas estarían poco dispuestos o nada dispuestos a contratar a una persona trans y el 30% a una persona homosexual.
- El 45% afirma que una persona se vuelve homosexual por traumas en su infancia o por malas experiencias.
- Casi uno de cada cinco personas en Perú sostiene que la homosexualidad es una enfermedad.


Milagros Guevara
28 de junio de 2020

sábado, 27 de junio de 2020

Crítica: DESDE LA CAVERNA


Las consecuencias del encierro

Acaso lo más realista de una propuesta virtual como Desde la caverna, dirigida por Gianiré Rosalino y Emmanuel Caffó, sea el de presentarnos descarnadamente el abismo psicológico al que peligrosamente podemos acercarnos si no encontramos estrategias para hacerle frente a esta chocante nueva “normalidad” a la que nos tiene condenada esta pandemia. Un hombre (David Otazú) vaga solitario por su confortable departamento sin rumbo fijo, movido por extrañas sensaciones (muy probablemente producidas por el aislamiento impuesto) y que lo hacen ejecutar acciones más extrañas aún, mientras observamos cómo pierde progresivamente la cordura. Presentada como una acción dramática a través de la plataforma Zoom, esta performance virtual de la productora Punto y Coma – Teatro es una curiosa reflexión acerca de la fragilidad de nuestra psique ante situaciones que escapan de nuestro control.

Y se mencionaba anteriormente que este aspecto era lo más realista de la puesta, ya que la filmación en sí de esta acción escapa a cualquier atisbo de realidad. Si en prácticamente todas las producciones virtuales que vienen presentándose en la red se realizan desde cámaras estáticas o móviles pero afincadas en la “realidad”, en Desde la caverna la cámara se encuentra en una perspectiva cinematográfica tradicional, es decir, el “camarógrafo” sigue al personaje a lo largo de su periplo, sin que este se percate que está siendo observado. De entrada, este detalle resulta muy rescatable (al menos por el momento, mientras la comunidad teatral se encuentra en plena etapa de experimentación en redes) y es explotado con acierto hasta cierto punto, encontrando algunos ángulos de cámara interesantes, es cierto, pero que pudieron haber sido mucho más arriesgados, aprovechando todas las posibilidades del espacio de acción.

Por otro lado, un verdadero acierto resulta la actuación de Otazú, muy creíble en su desmoronamiento psicológico, ejecutando con convicción sus acciones, sin que estas parezcan marcaciones. Además, reza en la nota de prensa del espectáculo que “un espectro llamado Mariano vaga en secuencias, en espacios convencionales de lo que representa su casa…” Pero queda la duda: ¿Quién es Mariano? ¿El hombre o el ente que lo sigue por el departamento? Más allá de respuestas claras y afincadas en la realidad, Rosalino, Caffó y Otazú nos ofrecen un cúmulo de fuertes emociones, como la ansiedad y la desesperanza a las que nos hallamos todos expuestos actualmente. Desde la caverna es una sólida performance muy válida, que puede ser el inicio de una serie de bienvenidos experimentos virtuales, que esperemos no cesen al terminar la cuarentena.

Sergio Velarde
27 de junio de 2020

jueves, 25 de junio de 2020

Crítica: ODISEA 2020

La Odisea continúa

Samoa Producciones estrenó recientemente la segunda temporada del proyecto “Odisea 2020”, donde se presentaron cuatro obras, entre ellas  De amores y perros y  Con P de P…T…A.    Esta temporada, a diferencia de la primera, duró una semana, periodo que ha permitido dejar con más expectativas al público espectador. Este proyecto está dando lugar a que tanto dramaturgos como a actores puedan indagar sobre cómo una experiencia, que viene del teatro, puede mutar a un código virtual y establecerse como forma legítima de representación.

De amores y perros

Del dramaturgo Flavio Giribaldi, con las actuaciones de Jano Baca y Augusto Gutiérrez. Dos hermanos convivientes tienen un conflicto: la permanencia de un can en la casa. Mientras que uno es el encargado de mantener a la mascota, el otro es alérgico y está en contra de que la perra esté en la vivienda. Este es tan solo el punto de partida de una serie de reclamos y riñas pasadas entre los dos personajes. La propuesta se desarrolla en el interior de un dúplex, donde se ve a los dos actores desplazándose de un lado a otro. Es interesante la estrategia de cámara que se utilizó en esta ocasión: una que se iba desplazando, además de ciertos dispositivos ubicados en espacios clave. Los cambios de punto de visión fueron certeros y ayudaban a darle dinamismo al desarrollo de la representación, además de que aportaba al espectador la sensación de convertirse en un “espía” mientras la historia iba aconteciendo. La construcción de ambos personajes fue certera para las necesidades de la representación, pues se evidenciaban detalles muy específicos en sus respectivas actuaciones. Es interesante el efecto sorpresa final de esta obra. El espectador, para este momento, no se explica cómo un tema aparentemente banal pudo desencadenar tremendo conflicto. El proceso por el cual se llega a este efecto mantiene la atención del público indudablemente. Es inevitable sentir empatía con una situación de conflicto como la que se presenta en esta obra, dadas las circunstancias de vida doméstica obligatoria actual. Hacia el final de esta obra, el espectador se puede quedar con una sensación de incertidumbre: nunca se sabe lo que puede desatar una simple discusión doméstica.

Con P de P…T…A

De la dramaturga Jimena La Madrid, con las actuaciones de Ilda Polo, Hendrick La Torre y Rommy Aliaga. Una conversación entre dos prostitutas y un extranjero trasciende a un debate sobre las razones para comprar el Perú. La representación constaba de una sola cámara que se movía hacia dos frentes distintos para enfocar diferentes planos de realidad: en primer lugar, el lugar donde ocurría la conversación entre los personajes; y en segundo lugar, distintos escenarios que eran mencionados en el transcurso de la obra. Este fue un recurso acertado, una convención clara para diferenciar los planos de la narración. Era interesante el constante juego con la cámara realizado por los personajes, especialmente en momentos en los que debatían sobre las razones para comprar el Perú. La relevancia y realidad cruda de la información que daban resultaba más impactante al espectador, gracias a la marcación de dirigir el discurso hacia el lente. A pesar de contar solo con una cámara en la obra, el revestimiento de cada espacio fue preciso y diferenciado. La construcción de los personajes estuvo llena de detalles, destacando especialmente los personajes de Polo y Aliaga. En el elenco de esta obra se solucionó de manera eficiente el manejo del espacio y de elementos escenográficos: el vestuario de cada personaje fue atinado, dado que proporcionaba información extra de cada uno de los actantes. En el caso de La Torre, si bien representó de manera verídica a un extranjero, a veces la forma de hablar propia del personaje se distorsionaba, resultando confuso ante el espectador. Un aspecto que se debió tomar con más atención es el manejo del audio durante la experiencia: es necesario tener en cuenta el volumen de la voz y la capacidad del micrófono que se usa durante las representaciones, pues  por cuestiones técnicas el público puede perder información de lo que está pasando.

Stefany Olivos
25 de junio de 2020

lunes, 22 de junio de 2020

Crítica: LUNA NUEVA


Cada vez más lejos de la “teatralidad”

“El teatro persiste. A acomodarnos en (la) sala de nuestras casas. La obra teatral “Luna nueva”, de Lita Baluarte, se reestrenará en vivo por la pla(ta)forma…”, rezaba la curiosa nota de prensa aparecida en un medio de comunicación digital. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Resulta imposible afirmar que efectivamente el Teatro (con mayúscula) persista, si el producto final (acaso uno de los mejores y más sentidos proyectos escénicos virtuales del año) ha encontrado la manera de alcanzar la excelencia artística, alejándose justamente de sus raíces teatrales. Pero este hecho no es para nada negativo, ni para el público ni para los responsables del proyecto. Al contrario: Baluarte (una competente actriz a quien vimos el año pasado en La pera de oro), con la impecable producción de Malu Gil, ha conseguido uno de los productos audiovisuales más emotivos y sinceros creados en medio de esta estresante pandemia, con la aparentemente sencilla y cotidiana conversación virtual de una pareja clasemediera. Y todo esto bien alejado del Teatro.

Las molestas dificultades técnicas ya dentro de la plataforma, durante la emisión de las funciones de la segunda semana de Luna nueva, bien podrían ser comparadas (aunque con mucha cautela) con la interrupción sonora de los benditos celulares en plena función, tal como lo apunta Milagros Guevara en su crítica de El último Barco, aunque este último espectáculo se ofreció en otra plataforma con sus propias limitaciones. Pero esa sería la única analogía posible con el Teatro, ya que tanto una débil conexión, la saturación de usuarios presentes al mismo tiempo en el evento, problemas de diversa índole con la plataforma virtual, los cortes de electricidad u otras situaciones similares, pero ajenas a la producción, pueden provocar aun un daño mayor. Pues dicho y hecho. Por respeto a su público y haciendo gala de gran profesionalismo, la productora Proyecto Lunar ofreció al público de esas dos funciones incompletas, la versión grabada del proyecto. Fue en ese momento en que Luna nueva cortó de raíz cualquier atisbo teatral.

¡Y es que Luna nueva acabó siendo presentada de manera grabada! ¡Y así se acabó la "persistencia" del teatro en la sala de nuestras casas! ¿Es acaso una falta de respeto el no haber sido representada la historia un par de veces más en vivo para el público de la última semana? En lo absoluto. Incluso podría afirmarse que este detalle (que en realidad es enorme, porque el Teatro tiene que ser en vivo) no perjudica en nada la puesta en escena del proyecto. Porque no es Teatro. Pero la calidad se ve a leguas en Luna nueva, ya sea en versión grabada o en directo. Incluso, la “teatralidad” en las actuaciones se encuentra totalmente ausente, gracias a unos soberbios Valeria Escandón y Gonzalo Molina en los roles principales, con interpretaciones precisas, naturales y convincentes, aprovechando cada minuto de esta conversación en videollamada (tan real, tan vigente justo ahora) para restregarnos en nuestra cara la fragilidad del amor de pareja en estos tiempos de pandemia. Luna nueva es un verdadero logro audiovisual que debe motivarnos a dejar de lado esa terca idea de la “persistencia” del Teatro, cuando el lenguaje cinematográfico bien utilizado puede ofrecer felices resultados como este. Cuando todo esto pase y retornemos todos al escenario y a las butacas, entonces volveremos a hacer y ver Teatro. Mientras tanto, con proyectos como Luna nueva, disfrutemos en la sala de nuestras casas de nuevas experiencias de Interpretación de excelente calidad.

Sergio Velarde
22 de junio de 2020

Crítica: EL ÚLTIMO BARCO


En el mar de Grau, muere un Barco

Pasa el tiempo y seguimos viendo que más personas involucradas al arte se suman al reto de contarnos historias a través de las plataformas digitales, pero esto no podría ser posible sin un texto de por medio. Por ello, es mérito resaltar la decisión del dramaturgo César de María, quien viene haciendo un gran aporte, al proporcionar varias de sus obras para ser interpretadas por medio de formatos virtuales, de los que aún no terminamos de acostumbrarnos, pero por el momento es la manera más cercana que tenemos con el teatro. En esta ocasión, Carnaval Colectivo es el encargado de presentarnos la lectura interpretada El último Barco, precisamente del autor antes mencionado, bajo la dirección de Neskhen Madueño y Ray Álvarez. Utilizaron la aplicación zoom.

Esta historia es muy interesante y emotiva, pues está basada en el accidente que en 1987 costó la vida de los futbolistas del club Alianza Lima. Los actores que nos llevan a sumergirnos en este drama son Augusto Mazzarelli (primer actor de Uruguay), Matías Raygada, Andrea Montenegro, Paco Varela, Gustavo Mayer, Omar Del Águila y el mismo Álvarez, bajo la producción de Karen Guiselle Patiño. El texto está centrado en el personaje de Andrés (Raygada), el protagonista, quien es un niño de 9 años, el cual tiene que enfrentar la crisis económica y familiar motivada por la muerte de su padre en ese accidente. El último Barco, nos lleva a un mundo imaginario e irreal, donde aparecen en escena los fantasmas de los futbolistas, el de Miguel Grau y hasta del bíblico Jonás.

En este montaje virtual, el uso de distintas luces en algunas escenas fue de gran ayuda, transportándonos a diferentes momentos dentro de este drama. Asimismo, el acotador cumple un papel de gran importancia para lograr, mientras va narrando, la atmósfera que se necesita en este tipo de formato. Por otro lado, la música dentro de la obra también cumplió un papel indispensable. Sin embargo, en alguna parte de la lectura, el acotador hace mención que el disco que pone la madre es el mismo que puso el niño al comenzar la obra, pero nunca se escuchó dicha canción al inicio. Al tener una duración de 90 minutos podrían haber utilizado algunos recursos sonoros, para dar esos respiros que se necesita en una historia larga y precisamente, por este medio que aún no terminamos de adaptarnos.

Al ser este tipo de formato, es ineludible mencionar que el actor tiene un trabajo corporal distinto, se podría decir, que es más facial; en tal sentido, cabe resaltar la actuación que tuvo Montenegro (madre, bordadora de escudos patrios), pues ella logró un trabajo impecable tanto en interpretación vocal como en interpretación facial–corporal, así como las actuaciones de Mayer (profesor) y Varela (Moisés Barco, padre fallecido); al primero se le sintió súper fresco y natural, mientras el segundo nos hizo vibrar en un monologo que tiene casi al final de la obra. A pesar de ello, hubo una parte donde cuentan que Andrés Barco (el niño) rescata a dos pescadores que estaban a punto de ahogarse, me llamó mucho la atención que uno de ellos salga con el cabello mojado y el otro, no; tal vez deberían ponerse de acuerdo para lograr una uniformidad.

Por otro lado, en algunas ocasiones utilizaban recursos muy teatrales para un medio que aún no termina siéndolo del todo, como el momento en que uno de los actores masca de manera exagerada un chicle, o eso se percibió, lo cual podría funcionar en un teatro, pero esto podría terminar desentonando con el medio que están usando o con la similitud de lo planteado; asimismo, se percibió un silencio prolongado en un monólogo final del niño.

Si bien es cierto, todo esto sigue siendo una experiencia diferente, no se debe perder el cuidado que debemos tener con el público, deben tomar en cuenta algunos aspectos para mejorar la transmisión de esta. Tal vez, la persona que maneja el host, antes de iniciar la función, puede mantener al público con una pantalla de instrucciones donde pidan que apaguen sus cámaras y audios, evitando de esta manera que ocurra lo sucedido en la lectura de El último Barco, donde por ciertos momentos el público se confundía con los actores que estaban leyendo la obra. Podemos decir entonces, que ya no debemos cuidarnos por si suena un celular en plena función, sino que aparezca la cara de alguno de los espectadores, rompiendo así la atmósfera que todo actor necesita para continuar con la función.

En general, El último Barco está muy bien contada e interpretada por todos y te invita a sumergirte en la historia, a excepción de algunos instantes en donde se evidenciaba por parte de algunos actores el truco de apagar y leer en la pantalla, terminando por recordarnos que no estamos viendo una historia, sino que la están leyendo.

Me quedo con dos cosas importantes que percibí en esta obra: el presentimiento que siempre tiene una madre cuando su hijo está en peligro; y la inocencia de un niño, quien no muestra maldad alguna. A pesar de saber que su abuelo no lo quiere, es capaz de arriesgar su propia vida por no poner en riesgo la del anciano.

La obra se ha extendido por dos funciones más (26 y 27 de junio).

Milagros Guevara 
22 de junio de 2020

domingo, 21 de junio de 2020

Crítica: EN EL BORDE


Fusiones que funcionan

La IRA producciones, integrada por Pedro Iturria (gestor y productor cultural), Mikhail Page (director y docente teatral) y Joaquín de Orbegoso (actor de teatro y Tv) nace con el propósito de seguir haciendo arte, esta vez bajo un concepto nuevo: el teatro cinematográfico online. Para esta primera entrega se ha elegido la obra En el borde (1998), escrita por Mariana de Althaus, cuya narrativa nos revela a dos jóvenes suicidas, que al estar al límite de sus emociones y de sus vidas, encuentran en el otro una posibilidad de creer que no todo está perdido. 

Dirigida y adaptada por Page, esta versión se presenta en tiempo real a través de la plataforma Joinnus Live. Protagonizada por Airam Galliani (Lara) y De Orbegoso (Adrián), quienes se convierten en actores-camarógrafos y actores-escenógrafos, pues en ellos recae la tarea de manejar los distintos ángulos y enfoques de la imagen, además de prestar sus ambientes personales, en este caso, por ejemplo, desde sus ventanas/balcones y parte de la sala. Y claro está, el trabajo más importante de los actores es construir e interpretar a los personajes; en ese sentido, se logra un trabajo conjunto –pese a la distancia física- esforzado, amalgamado y con ejecuciones individuales acertadas. Cabe resaltar la participación de Julián Amaru Estrada (director de fotografía), quien realiza un acompañamiento y guía a los actores, consiguiendo mayor precisión en el manejo de los ángulos, la posición de la cámara y los planos compartidos; lo cual permite que los movimientos, acercamientos a la pantalla y gestos de los personajes se aprecien naturales y creíbles.

Por otro lado, el juego de la imagen en blanco y negro (casi toda la obra), con los cambios a color cuando la tensión en los personajes disminuía, funciona y aporta como detalle, quizá para hacer notar al espectador esos contrastes. En cuanto al ritmo de la propuesta, si bien al inicio se percibe cierta lentitud, hacia el final toma viada y se dinamiza en justa medida.
Sin duda, esta propuesta virtual de En el borde tiene como eje principal elementos tomados del cine y del lenguaje audiovisual, que  unidos a un texto teatral –que particularmente considero- dan lugar a un lenguaje nuevo (que no es teatro en sí) para contar este tipo de historias. Los actores completaron el trabajo, desempeñando varias funciones y el reto de representarlas en vivo con profesionalismo, cuidando los detalles y dando un paso más allá, en esta etapa de ‘nueva normalidad’ para las artes escénicas.

Maria Cristina Mory Cárdenas
21 de junio de 2020

sábado, 20 de junio de 2020

Crítica: JUNTA EXTRAORDINARIA


El teatro es una Junta Extraordinaria

La experiencia de asistir a una obra de teatro mediante Zoom es real y brutalmente chocante, a decir verdad. Junta Extraordinaria es el primer montaje de parte del equipo de creación colectiva de La Plaza, integrado por Alejandro Clavier, Chela de Ferrari, Luis Alberto León y Claudia Tangoa. La propuesta es interesante: un grupo de vecinos del El Porvenir se reúne para abordar y gestionar la crisis pandémica. Los principales personajes son el señor Palomino (Christian Ysla) y Gisela Ponce de León, representando a varias vecinas algo excéntricas. Junta Extraordinaria es una puesta de apenas una hora.

La primera escena es un monólogo algo enrevesado del señor Palomino desde un servicio higiénico. Por momentos, Ysla suelta comentarios simpáticos y amenos, pero en general, no se alcanza a comprender el conflicto del montaje. Los vestuarios de los personajes son ropas convencionales; sin embargo, se debe indicar que los de Gisela eran algo exagerados, sobre todo el personaje de la señora italiana quejumbrosa, pues la peluca era tan falsa que generaba más risas que sus diálogos. Aunque es entendible que este aspecto no sea una prioridad, en un contexto como el que se vive.

El montaje es interesante por su propuesta de incluir dentro de los personajes a asistentes reales con previa coordinación. Obviamente, solo manifiestan opiniones bastantes cortas y comentarios breves, pero creo que es lo más rescatable del montaje; no debemos olvidar que el teatro no es solamente un formato, sino una relación con el público, pues es un espectáculo dirigido hacia ellos a quienes debe emocionar.

Junta Extraordinaria destaca por su originalidad, pero pudo haber sido una comedia muy hilarante en muchos momentos. Creo que es un montaje con un gran potencial en la comedia, siempre y cuando se complejice los diversos conflictos.

Enrique Pacheco
20 de junio de 2020

Crónica: PLAZA TOMADA


Susana toma la palabra

Susana Baca no necesita presentación. Fue Ministra de Cultura el gobierno anterior, pero como recalca la investigadora y en esta ocasión, entrevistadora Mariela Noles, fue la segunda ministra afrodescendiente luego de María Zavala Valladares, Ministra de Justicia en el 2006.

Desde Santa Bárbara, Cañete, Susana narra las dificultades de sus vecinos para sobrellevar las consecuencias materiales de la pandemia, como la dolorosa muerte de algunos vecinos, quienes se llevan consigo conocimientos ancestrales. Los ancianos son una fuente de sabiduría, recalca. Desde sus estudios universitarios, cuenta cómo marcaron su vida personajes como el doctor José Campos, la abogada Elsa Velásquez o Micaela Bastidas. Sus clases de canto fueron inducidos por su madre desde adolescente. En el Perú contemporáneo se tiene referentes vivos de la lucha por los derechos de la población afrodescendiente, como el Monseñor Guillermo Elías, nombrado por el papa Francisco.

Además, a través de una red de colaboradores, están armando el Centro Cultural de la Memoria en Santa Bárbara, donde no solo se trata de recuperar la memoria de los afrodescendientes, sino de los migrantes japoneses, chinos y gente de los Andes. Es un espacio donde se documenta las tradiciones de estos pueblos como la fiesta de la marcación del ganado, el baile El Santiago o la tradición china del queso ahumado. Santa Bárbara es un proyecto personal de Susana y tiene relación con el regreso a su tierra de manera permanente luego de muchos años de giras.

¿Qué me faltó como ministra?

Uno de los primeros aciertos fue el relacionado al impulso de la consulta previa en pos de la interculturalidad. Desafortunadamente, la ley fue aprobada a medias y es la raíz de una gran cantidad de conflictos. El diálogo es más que una ley, es una reivindicación frente nuestra cultura milenaria. Susana contó que una serie de proyectos turísticos, arqueológicos y museográficos quedaron en suspenso por falta de apoyo de Gobierno Central, algo relativamente paradójico, pues el Ministerio de Cultura en teoría es el Gobierno Central.

Puntualiza que su mayor frustración fue la imposibilidad de alcanzar la Ley del Artista, que habría sido importante para darle una cobertura de seguridad social para el gremio. Sin embargo, hubo proyectos que aún rinden frutos como fue los Puntos de Cultura o el Observatorio contra el Racismo.

Susana abandona la entrevista, asegurando que sí volvería a ser Ministra, con la condición de estar en un gobierno como el del expresidente uruguayo José Mujica. Con una sonrisa, finaliza la conversación.

Enrique Pacheco
20 de junio de 2020

Crítica: LA HISTORIA DE TU VIDA


Conversar con Dios en tiempos de Covid 

La historia de tu vida es una obra que te atrapa rápidamente por la historia: una mujer es abandonada por su pareja y decide enfrentarse a aquel que se encarga de escribir su vida. ¿Quién más podría ser la persona que interprete a este Creador? Américo Zúñiga. Este personaje está muy bien construido y acompañado de una buena performance a cargo de Lilian Schiappa-Pietra. Ambos llevan a cabo esta historia con una acción dramática clara y atrapando al espectador.

Es interesante ver cómo las producciones están abarcando estas obras digitales o cortometrajes en vivo, debido a que contienen un lenguaje audiovisual con sus códigos y recursos. La comedia y ocasionar risa en el espectador es muy diferente en el teatro que en el lenguaje audiovisual. Se requiere un código distinto, un lenguaje corporal y una modulación de voz que los actores utilizan para la cámara. Ambos resuelven la obra con estos elementos bastante bien y logran que el público entre en el código de la narrativa.

Pienso que quizás, para estas nuevas obras, las producciones podrían comenzar a contar con directores audiovisuales que desarrollen su lenguaje junto al director o directora escénica. De esta manera, podrían explotar más el lenguaje cinematográfico y darnos -al público- un espectáculo más redondo donde se sienta más comodidad de parte de los actores para desarrollar sus capacidades y textos.

Recordemos también que cada plataforma significa algo. No es lo mismo proyectar en Zoom que en YouTube o Joinnus. Todo sugiere una experiencia distinta y, ahora, todas las plataformas resignifican. Hay una aproximación diferente hacia las plataformas online que utilizamos, ya que lo virtual es la única manera en la que nos estamos comunicando con el otro. Sería bueno que las nuevas obras que mantengan este código observen qué les puede brindar la plataforma que han escogido en términos narrativos. Me parece muy interesante realizar una puesta en escena sobre una conversación por Zoom, debido a que todos estamos utilizándola por estos días para reunirnos. Sin embargo, sería bueno pensar en qué la hace especial. Una vez que encontremos y acotemos mejor esa re-definición en las plataformas, las propuestas podrán cerrar mejor y comunicarán por la forma y contenido. Aprovechemos esta oportunidad.

María Fernanda Gonzales 
20 de junio de 2020

viernes, 19 de junio de 2020

Crítica: LA OTRA CARA DE EVA

La nueva cara de la Interpretación  

Mucho se viene hablando y escribiendo sobre el presente y el futuro del teatro en plena pandemia y también cuando esta termine. ¿Será o no será teatro todo lo que estamos viendo en nuestras pantallas? Interminables discusiones e intercambios de opiniones, en las que ninguno tiene la razón y a la vez, todos la tienen. Más allá de las estrictas definiciones de los más puristas y las nuevas tendencias que abrazan con entusiasmo las modernas tecnologías, lo cierto es que una característica ineludible e irremplazable del Teatro (así, con mayúscula) es la del convivio, en donde actor y espectador conviven en el mismo espacio y tiempo, de manera directa y sin intermediarios. Detalles que lo son todo, como por ejemplo, que el actor pueda percibir en vivo la respiración y las reacciones del espectador; y este último pueda además, escrutar todo el espacio en donde se mueve el intérprete, sin las restricciones que impone una pantalla. Lo que sí existe, sin duda, es la Interpretación y en ese sentido, absolutamente todos los proyectos virtuales que se vienen gestando son válidos y valiosos, como lo es la breve temporada de La otra cara de Eva, a cargo de Piso 1 Producciones.

No es un secreto que quien escribe estas líneas tiene (tuve y me imagino, nunca dejaré de tener) ciertas reticencias hacia el microteatro (así, todavía, con minúscula). ¡Y eso que ahora casi todo lo es! Sin embargo, la calidad de las últimas microobras que este servidor alcanzó a ver (en aquellos tiempos de “normalidad” que se ven cada vez más lejanos) ha ayudado no solo a darle a este formato, que cuesta lo mismo que una entrada de estudiantes para una obra independiente de hora y pico de duración, el beneficio de la duda. Agregando además, el talento y oficio de dramaturgos, directores, productores y actores involucrados que encuentran en estas microhistorias de cuarto de hora, la oportunidad perfecta para experimentar y subsistir. La otra cara de Eva, escrita por el venezolano José Gregorio Rodríguez y dirigida por el joven actor Manuel Baca Solsol, a quien vimos en la muy recomendable Los cachorros (2019), no defrauda las expectativas y mantiene el ritmo y el suspenso a lo largo de su corta duración en línea.

La destreza actoral de Yamil Sacin y Andrea Luna permite que esta historia del parroquiano homofóbico y la sensual prostituta en “caliente” comunicación virtual funcione y que también sea creíble su sorpresivo desenlace. La otra cara de Eva forma parte de esta nueva oleada de espectáculos en línea, realizados con profesionalismo y convicción, al lado de lecturas dramatizadas, fragmentos adaptados de obras de largo aliento, relatos radiofónicos y mucho más. ¿Teatro o no? Que siga la polémica. Pero es esta la nueva “normalidad” y la adaptación se hace imprescindible. Este amable espectáculo de Piso 1 Producciones refleja la nueva cara de la Interpretación en tiempos de pandemia, una a la que solo podremos ver (por el momento) a través de la pantalla de nuestro dispositivo.

Sergio Velarde
19 de junio de 2020

Crítica: SEX NO #CUARENTENA


Humor en cuarentena

“La función debe continuar” reza una popular frase que en estos tiempos cobra más vigencia que nunca, debido al gran desafío que enfrenta el sector cultural en nuestro país, ante la pandemia mundial y la crisis que esta ha provocado.

Si algo positivo hay que rescatar, son las ganas y motivación de muchos artistas escénicos, que han volcado toda su creatividad y esfuerzo para mantenerse en pie y adaptarse a las nuevas circunstancias que vivimos. Es así que Fabiola Coloma y Poly Ávila se han unido para crear una comedia, escrita e interpretada por ellas a través de la plataforma ‘Zoom’.

Al ingresar al evento, la voz de una de las actrices va anunciando la primera, la segunda y la tercera llamada; entonces aparecen los dos personajes en pantalla: ‘María Julia’ (Coloma) y ‘Juliana’ (Ávila), dos amigas que se han juntado en medio de la cuarentena para hablar sin tabúes de sus conquistas en *Tinder, del amor en cuarentena y de sexo o no sexo en este periodo de distanciamiento. Los personajes tienen personalidades diferenciadas, pues mientras una de ellas es extrovertida y decidida, la otra es tímida e insegura. Ahora bien, el tema principal de esta comedia gira en torno a las dudas y preferencias sexuales de estas dos mujeres –en épocas de citas on line-, siendo los diálogos bastante coloquiales y mostrando una conversación natural, divertida, ‘picante’, y no por ello vulgar; consideramos que se logró un acertado manejo de humor, contrastado con un tema que si bien puede parecer trivial en estos momentos, también es válido tratar.

En cuanto al ambiente elegido, las actrices provistas de sus cámaras mostraron sus espacios personales tales como un dormitorio o el baño, lo cual también funciona para dinamizar la imagen que se proyecta. Con relación a las interpretaciones, Coloma, como ‘pez en el agua’, manejando el código de comedia muy bien; por su parte, Ávila, con la energía correcta y haciendo buena dupla con su compañera.  

SEX NO #CUARENTENA es una comedia presentada correctamente en un formato audiovisual y en tiempo real; no obstante, considero de forma muy particular que aún falta camino por andar para reconocer a estos nuevos formatos como ‘obras de teatro’ en su sentido más estricto.      

Maria Cristina Mory Cárdenas
19 de junio de 2020

*Aplicación de citas, considerada como una red social.  

domingo, 14 de junio de 2020

Crítica: PARALELOS SECANTES


Nosotros, que nos queremos tanto…

“Y pensar que existen quienes creen que la felicidad es algo estático, una planta que se riega con cariño. Un día despiertan y ven a la planta ahogada por tanto riego implorante, mientras por el aire un breve pájaro azul migra sin detenerse a mirar a esos huérfanos, que tampoco se percatan de él.” Iván Thays, “Escena de caza” (1995)

En su segunda temporada de lecturas dramatizadas, “BUTACA Arte & Comunicación” puso en la cartelera virtual Paralelos secantes, obra del dramaturgo nacional Juan Manuel Sánchez, escrita en 1993 y ganadora del Primer Concurso de Dramaturgia Joven en 1999 convocado por el entonces Teatro Nacional del INC. Esta obra presenta la historia íntegra de una pareja, desde el enamoramiento hasta la separación, jugando con dos visiones paralelas de la misma: la de los personajes como niños inmersos en la dinámica de un juego, y la de ellos mismos como adultos a lo largo de los años que la relación dura. La dirección de esta lectura estuvo a cargo de Herbert Corimanya (quien también leyó las acotaciones en off) y su ejecución, a cargo de Mayella Lloclla y Luis Cárdenas Natteri en la parte actoral.  

La elección del texto de Sánchez es peculiar. Habiendo sido escrita hace 27 años y abordando un tema que, digámoslo así, rara vez gana concursos de dramaturgia en la actualidad, podría pensarse que Paralelos secantes no es una opción que resulte de interés para el espectador promedio. Sin embargo, “Butaca” volvió a apuntar bien, apostando por un texto que se mantiene vigente, precisamente por tratar sobre la naturaleza de las relaciones de pareja en tiempos postmodernos, y por hacerlo a través de una dramaturgia cargada de frescura y realidad. Quizás por estas mismas razones encontramos que esta obra ha sido montada en más de una ocasión (y no solo en Lima) a lo largo de sus casi 30 años de existencia. La visión en paralelo del juego infantil con la dinámica de pareja y los saltos temporales entre una realidad y otra, ofrece múltiples interpretaciones que cautivan al espectador y lo enganchan en esta historia.

La dirección de Corimanya encausa con fluidez la dinámica que propone la obra, entre el inocente juego infantil y la permanente negociación de la vida adulta en pareja. El director parece confiar y dejarse llevar por el instinto de sus actores, que alternan sin inconvenientes entre ambas realidades. Y he aquí la mayor dificultad que la obra ofrece: convencer al espectador de aceptar con la misma disposición el código infantil y el adulto. Creemos que esta lectura lo logra sin dificultad y este es un mérito importante tanto del director como de la pareja actoral. La dirección también parece haber cuidado el aspecto técnico de la ejecución de la lectura. El actor y la actriz miran a la cámara mientras dicen sus parlamentos e “intercambian” elementos a través de la pantalla, como si ambos interactuaran mirándose y como si no se tratara de una lectura dramatizada sino de una interpretación sin el auxilio del texto. Este detalle es doblemente valioso para maximizar la realidad de la experiencia. El uso de earphones de teléfono celular no significó problema alguno en esta ocasión, facilitando el movimiento de los ejecutantes sin mellar la calidad del audio. La estabilidad de la transmisión fue adecuada en general, a pesar de que, en la función a la que asistimos, hubo un abrupto corte en la señal del actor faltando apenas cinco minutos para el final. Afortunadamente, la actriz y el director resolvieron el inconveniente  para cerrar la lectura. Posteriormente, tras reincorporarse el actor a la conferencia y con la anuencia de los asistentes virtuales, los lectores repitieron el último pasaje de la obra. 

En cuando a lo actoral, “Butaca” acierta al apostar por la calidad y solvencia actoral de Mayella Lloclla y Luis Cárdenas Natteri. El trabajo de ambos es eficiente y parejo. La química que exhiben contribuye a generar la atmósfera de pareja entre los personajes, sobre todo durante la primera mitad de la obra. El juego infantil resulta entrañable para el espectador, quien entra con facilidad en el código de dos adultos interpretando niños. Si hubiera algo que observar es, quizás, la elección de estrategias durante las discusiones. Quienes lleven vida de pareja de años saben que se puede discutir y hasta insultar a los gritos durante una crisis. Pero saben también que las palabras más hirientes son también las más arteras, las que vienen del conocimiento de los puntos débiles del otro, de sus heridas sin sanar. Vienen en frases que se disparan como dardos envenenados, y se pronuncian con esmero, a cuentagotas, incluso en voz baja, desde la amargura y el dolor, y con la certeza de su poder destructivo. Una mayor dosis de ponzoña en lugar de gritos en los momentos de ruptura quizás hubiera contribuido a hacer más creíble el carácter definitivo e irremediable de estas peleas conyugales.

Esta lectura de Paralelos secantes nos recuerda, una vez más, que las relaciones humanas, como la vida, pueden ser efímeras como un juego de niños. Nuestros paralelos no se prolongan hasta el infinito teórico. Por el contrario, colisionan en algún punto y hasta sucumben, como nosotros mismos, al desgaste del tiempo. Ese tiempo que, por breve, es también invaluable. Y, en algunos casos, hasta hermoso.

David Huamán
14 de junio de 2020

Crónica: PLAZA TOMADA

Los privilegios y valores de la hegemonía blanca

El homicidio de George Floyd en Minneapolis ha despertado muchos debates a nivel mundial sobre cómo la discriminación y el racismo todavía son instituciones vigentes actualmente. La Plaza Tomada es un espacio de reflexión en torno a una problemática relacionada con los derechos humanos que se emite todos los martes en la mañana. En esta oportunidad, los invitados fueron la activista y actriz Ebelin Ortiz y la docente universitaria Ana Lucía Mosquera, con la moderación de Orlando Sosa.

Tanto Ebelin como Ana Lucía son mujeres afrodescendientes que han vivido experiencias de discriminación en diferentes ámbitos de sus desarrollos profesionales y personales. Por un lado, Ebelin reflexionó sobre cómo la familia peruana, incluso afrodescendiente, reproduce el discurso racista cuando indican que “eres el orgullo de tu raza”: un mensaje que esconde la dificultad de un individuo afrodescendiente para lograr ser profesional, es decir, es un mensaje que edulcora la discriminación. También puntualizó sobre el “ideal hegemónico” asociado a la belleza en la sociedad peruana. Por ejemplo, la sociedad asocia, en el discurso, el pelo lacio al “orden” y el ondulado (rasgo físico más común en los afros) a los “desordenado”. Por otro lado, criticó fuertemente las cuotas en la publicidad que tampoco ayudan, pues no es que la empresa crea en la igualdad, sino que lo hace como decoración y en el fondo hiere al individuo. La diversidad desde la cuota no solo es insuficiente como política pública, sino que es inútil. Angela Davis indicaba la importancia de involucrarse activamente en el antirracismo. El racismo no solo queda como un discurso, sino que se materializa también cuando mucha gente de improviso quiere tocarle el pelo a un afrodescendiente solo porque es ondulado. Ebelin resalta que esta es no solo una invasión a la privacidad, sino que un acto humillante y racista.

Ana Lucía abordó el tema de la discriminación desde un plano más personal. Ella indica que tener una piel ligeramente más clara que el resto de los afrodescendientes le ha permitido transitar en muchos otros espacios, pero que eso no ha impedido que los prejuicios tarde o temprano afloren y que le generen un ambiente de incomodidad. Por otro, lado menciona que el discurso del “blaqueamiento” en América Latina se asocia a estar ligado a un ideal hegemónico y esto se refleja en chistes hirientes como el “¿Eres negro porque te dio más el sol?”. Lo mejor es no reproducir estos estereotipos desde las escuelas.

La conversación fue por otras experiencias tangentes, pero bajo la misma línea: el ideal hegemónico. Para entenderlo hay que recurrir a la academia que lo explica de manera clara: es una ideología asociada al racismo y que estereotipos asociados a la belleza, poder desproporcionado y toma de decisiones, generen que los que no se encuentran dentro de estos “ideales” naufraguen en ámbitos diferentes. También, esto ha generado privilegios, pues se debe tener siempre presente que el racismo es un sistema institucionalizado (desde la esclavitud y luego colonización) que siempre ha generado desigualdades estructurales. Un ejemplo de ello es que las comunidades afrodescendientes en América Latina son particularmente vulnerables y con pocas oportunidades.

Es un paradigma difícil de superar. El Perú es sociedad racista y el resto de las personas tienen que hacer un doble esfuerzo para acceder a muchos espacios como la educación y esto se ha transmitido por generaciones. Orlando lo resalta con la siguiente pregunta: “¿Acaso es normal ver afrodescendientes en las universidades?”

¿Quién instrumentaliza el racismo en Perú? Nadie asume la responsabilidad y basta con tener una amistad afro para liberarse de la culpa. Y para profundizar la problemática, los medios de comunicación no paran de reproducir estereotipos y en algunos casos, el victimismo. Sin embargo, hace unos años el gobierno peruano ofreció disculpas públicas por la esclavitud, pero esto no se materializó en políticas públicas reales contra la discriminación.

Laissez faire no debe ser una opción definitivamente. Una respuesta concreta es usar la escuela como herramienta pedagógica, por ejemplo, para visibilizar la importancia de la comunidad afrodescendiente en la historia del Perú. Es vital luchar contra la naturalización del racismo en nuestra vida cotidiana, sobre todo en lo discursivo. El ahogamiento de Floyd es como el racismo lento e institucionalizado al cual debemos combatir.

Enrique Pacheco
14 de junio de 2020

sábado, 13 de junio de 2020

Entrevista: RENATO MEDINA-VASSALLO


“Debemos confiar en nosotros mismos”

El viernes 12 de junio fue el estreno de la serie web LEO EN EL ESPACIO, proyecto virtual escrito, dirigido e interpretado por Renato Medina-Vassallo. La post-producción se encuentra a cargo de Jorge Cárdenas, quien realizó la edición de video en Adobe Premiere y algunos efectos fueron agregados con Adobe After Effects. La serie tendrá una temporada de 10 episodios, trasmitidos de forma gratuita a través de la plataforma YouTube.  

Renato ha tomado los cambios producidos por la pandemia con actitud positiva, pues crear esta serie web ha sido una oportunidad para aprender acerca del lenguaje audiovisual, además de aprovechar este momento para contar una historia de ciencia ficción y humor: En el siglo XXII, Leo despierta en una nave espacial sin recordar nada de su pasado ni el motivo de estar en tal lugar, solo le queda seguir adelante y llegar a su objetivo… sea cual sea.

Grabada con una cámara de teléfono celular, esta serie ha sido adaptada a un lenguaje estándar, a fin de ser conocida por un público nacional e internacional.    

A continuación, Renato Medina-Vassallo responde nuestras preguntas:

-¿Cuál ha sido el mayor desafío en el proceso de creación de la serie web? Quizá alguna anécdota que puedas contarnos.
Nos hemos enfrentado a muchas cosas, durante todas las etapas del trabajo. Creo que lo más difícil siempre es empezar. La idea llegó a mí en plena pandemia, yo estaba escribiendo las escenas finales de una obra de teatro, un drama, que ha sido puesto en "cuarentena" hasta que todo lo de Leo termine. Hay dos anécdotas que me gustaría contar:
La primera fue en el lugar de grabación, que era una habitación vacía de la casa de mis padres. Llené la ventana de colchones para evitar los ruidos pero aún así tenía que detener las grabaciones cada vez que ladraba un perro o pasaba un vendedor ofreciendo a gritos sus productos. Solo quedaba ser paciente.
La segunda tiene que ver con el tema tecnológico, por mi parte ha habido varios aprendizajes y ¡mucho riesgo! Hace unos días, cuando ya teníamos todo grabado, pensé que había borrado todos los archivos y sus copias de seguridad, pero solo se habían cambiado de lugar. No recuerdo haber sentido tanto pánico en la vida. Casi me desmayo (risas). Luego de eso hice triple copia de todos los archivos.

- ¿Qué edad tiene Leo, el personaje de la serie?
Leo, al empezar esta aventura sin memoria, no recuerda cuántos años tiene exactamente, pero él considera que no tiene más de 85 años. Aunque dice que tranquilamente podría pasar por alguien de 60. En el siglo XXII, la gente vive mucho más (risas).

-Como artista escénico y profesor de teatro, ¿se ha hecho difícil para ti adaptarte a los cambios debido a la pandemia? En todo caso, ¿cuáles serían los pro y contra de interactuar de forma virtual con alumnos y compañeros de escena? 
Sin duda ha sido difícil. A todos nos está costando. Pero creo que debemos aceptar rápidamente estas nuevas dificultades para poder convivir con ellas, así será por un buen tiempo. Yo trabajo con la Asociación Cultural Diantres, donde estoy dictando actuación para teatro de manera virtual. Los proyectos escénicos que tenía para el 2020 han sido cancelados o postergados. Pero volveremos, los artistas estamos acostumbrados a luchar, porque el arte en sí mismo es lucha.

-¿Por qué ver ‘LEO EN EL ESPACIO’?
Porque es una historia honesta y divertida, con un personaje que toma la decisión de embarcarse en una aventura, sin saber cuál será el resultado, pero que siempre tiene mucha fe en sí mismo. Creo que es algo parecido a lo que sentimos todos ahora: no sabemos del todo cómo terminará esta crisis, cómo será nuestro futuro. Pero debemos confiar en nosotros mismos y en que superaremos lo que venga. Por eso amo la comedia para contar historias, porque es capaz de regalarnos mensajes realmente profundos. Además, porque es una historia que ha sido realizada en tiempo récord y durante el período de cuarentena, y donde únicamente hemos trabajado dos personas. También porque es una historia de ciencia ficción peruana que, desde el guion, tiene los elementos necesarios para atrapar al espectador, sin necesidad de costosos efectos especiales o locaciones gigantescas.

Finalmente, el actor deja un mensaje a los nuevos artistas: “Que se atrevan a realizar sus proyectos, que sean ordenados y se pongan plazos porque sí se puede lograr”.

Las redes de la serie ‘LEO EN EL ESPACIO’:

Maria Cristina Mory Cárdenas
13 de junio de 2020

jueves, 11 de junio de 2020

Crítica: CASI LAS DOCE


¿Un cortometraje en vivo o teatro virtual?

El teatro virtual sigue siendo teatro. En esta obra dirigida por Samoa Alvarez encontramos que su principal comunicación y publicidad es el hecho de que se juntan dos lenguajes: el teatral y el cinematográfico. Esto me hace reflexionar sobre si es correcto decir que en esta obra exclusivamente se juntan dos lenguajes. Al fin y al cabo, un actor performando frente a una cámara incluye siempre un lenguaje cinematográfico. Por lo tanto, el teatro virtual o frente a una cámara siempre tendrá un lenguaje de medios audiovisuales.

Sobre la obra: dura quince minutos y trata sobre una mujer atrapada en una casa donde hay un fantasma que la atormenta. Su relación, bastante desgastada, se va problematizando mientras avanza el tiempo. Los dos actores están permanentemente en personaje y nos invitan a entrar a un espacio que parece muy privado. Nosotros, el público, estamos invadiéndolos. Y durante los quince minutos se siente así.

Me pareció muy interesante el uso de dos cámaras para retratar la historia. Ambas ubicadas en lugares diferentes de la locación para ver qué hace un personaje, mientras el otro está en escena. Esto me llamó mucho la atención, debido a que la dirección fotográfica se enfocaba en lo que había o no en cámara, en qué nos llevaba la dirección a observar y qué no. Por momentos, el terror estaba dirigido a aquello que no podíamos ver; pero los personajes, sí. Algo que se consigue muy difícil en el teatro debido a que lo que vemos en escena es lo que existe. Las luces y el lenguaje audiovisual, sumado al terror de lo que sabemos que está pero no vemos fuera de cámaras, me hizo cuestionar si lo que veíamos no era más un cortometraje en vivo que una obra de teatro. De igual manera, ambos son formatos que valen la pena explorar.

Sobre la puesta, se sentía por momentos que el teléfono en la mano estorbaba a los actores. Además, la trama se vuelve un poco extraña mientras se va sintiendo más la presencia de aquello que los atormenta. La sensación que queda en el espectador es una sensación de confusión al no saber a qué prestarle atención, más que de terror. Quizás algo más interior y con mayor ensayo en los movimientos hubiera confundido menos. Un aspecto que puede mejorar con mayor aporte de parte de dirección.

Odisea 2020 (que incluye varios proyectos, entre ellos Casi las doce) es parte del movimiento teatral intentando realizar teatro en mitad de una pandemia. Cada vez más iremos explorando nuevas maneras de mostrar y entregar nuestras historias. Lo virtual es totalmente explotable y explorable para seguir trabajando y realizando nuevas historias, con propuestas cada vez mejor elaboradas y más interesantes.

María Fernanda Gonzales
11 de junio de 2020