Cada vez más lejos de la “teatralidad”
“El teatro persiste. A
acomodarnos en (la) sala de nuestras casas. La obra teatral “Luna nueva”,
de Lita Baluarte, se reestrenará en vivo por la pla(ta)forma…”, rezaba
la curiosa nota de prensa aparecida en un medio de comunicación digital. Sin
embargo, nada más lejos de la realidad. Resulta imposible afirmar que efectivamente el Teatro (con mayúscula) persista, si el producto final (acaso uno de los mejores y más sentidos
proyectos escénicos virtuales del año) ha encontrado la manera de alcanzar la
excelencia artística, alejándose justamente de sus raíces teatrales. Pero este
hecho no es para nada negativo, ni para el público ni para los responsables del
proyecto. Al contrario: Baluarte (una competente actriz a quien vimos el año
pasado en La pera de oro), con la impecable producción de Malu Gil, ha
conseguido uno de los productos audiovisuales más emotivos y sinceros creados
en medio de esta estresante pandemia, con la aparentemente sencilla y cotidiana
conversación virtual de una pareja clasemediera. Y todo esto bien alejado del
Teatro.
Las molestas dificultades técnicas ya dentro de la plataforma,
durante la emisión de las funciones de la segunda semana de Luna nueva, bien podrían
ser comparadas (aunque con mucha cautela) con la interrupción sonora de los benditos
celulares en plena función, tal como lo apunta Milagros Guevara en su crítica
de El último Barco, aunque este último espectáculo se ofreció en otra
plataforma con sus propias limitaciones. Pero esa sería la única analogía posible
con el Teatro, ya que tanto una débil conexión, la saturación de usuarios presentes
al mismo tiempo en el evento, problemas de diversa índole con la plataforma
virtual, los cortes de electricidad u otras situaciones similares, pero ajenas a la
producción, pueden provocar aun un daño mayor. Pues dicho y hecho. Por respeto a su
público y haciendo gala de gran profesionalismo, la productora Proyecto Lunar ofreció
al público de esas dos funciones incompletas, la versión grabada del proyecto.
Fue en ese momento en que Luna nueva cortó de raíz cualquier atisbo teatral.
¡Y es que Luna nueva acabó siendo presentada de manera grabada! ¡Y así
se acabó la "persistencia" del teatro en la sala de nuestras casas! ¿Es acaso una
falta de respeto el no haber sido representada la historia un par de veces más
en vivo para el público de la última semana? En lo absoluto. Incluso podría afirmarse que este detalle (que en realidad
es enorme, porque el Teatro tiene que ser en vivo) no perjudica en nada la
puesta en escena del proyecto. Porque no es Teatro. Pero la calidad se ve a leguas en Luna nueva, ya sea en
versión grabada o en directo. Incluso, la “teatralidad” en las actuaciones se
encuentra totalmente ausente, gracias a unos soberbios Valeria Escandón y Gonzalo
Molina en los roles principales, con interpretaciones precisas, naturales y convincentes,
aprovechando cada minuto de esta conversación en videollamada (tan real, tan
vigente justo ahora) para restregarnos en nuestra cara la fragilidad del amor de
pareja en estos tiempos de pandemia. Luna nueva es un verdadero logro
audiovisual que debe motivarnos a dejar de lado esa terca idea de la “persistencia”
del Teatro, cuando el lenguaje cinematográfico bien utilizado puede ofrecer felices resultados
como este. Cuando todo esto pase y retornemos todos al escenario y a las butacas, entonces volveremos a hacer y ver Teatro. Mientras tanto, con proyectos como Luna nueva, disfrutemos en la sala de nuestras casas de nuevas experiencias de Interpretación de excelente calidad.
Sergio Velarde
22 de junio de 2020
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