miércoles, 30 de junio de 2021

Crítica: ESO QUE NOS ALTERA


¿Lo eliminamos o lo normalizamos?

El cierre de las salas teatrales provocó la migración de los artistas escénicos a las plataformas virtuales y viene generando una enorme y variada gama de propuestas. Si bien es cierto el peligro de agotarse las fórmulas asoma de vez en cuando (especialmente en la saturación de videollamadas de tipo coloquial), la experimentación sí ha estado presente en ciertos espectáculos, atípicos y sugerentes en sus propuestas y resultados. Las ficciones auditivo-“invasivas” del colectivo EspacioLibre como Buzón de voz o algunos inclasificables experimentos como La comunidad de l%s poetas surrealistas de Wil León son claros ejemplos de proyectos que buscaron alejarse de lo convencional. En ese rubro habría que ubicar Eso que nos altera, autodenominada experiencia multimedia, a cargo del colectivo El Quipu Enredado, elenco artístico de la Casa de la Literatura Peruana, bajo la dirección de Roberto Sánchez-Piérola.

Fue curiosa la experiencia desde su presentación, ya que ni siquiera en la información para la prensa se nos adelantó de qué iba la propuesta. Aunque muy en el fondo, ello carezca realmente de importancia. En el sencillo comunicado, que acompañaba al flyer con imágenes de los ojos de las cuatro protagonistas, se nos invitaba a una reunión de emergencia por Zoom, debido a “la gravedad de los últimos acontecimientos que afectan a nuestra sociedad”. El escrito estuvo firmado por “cuatro ciudadanas comprometidas con la comunidad”, una agrupación democrática que nació debido a la supuesta inacción de las autoridades respectivas. Es así que Rou Aguirre, Claudia Caro-Sánchez, Maritza Castañeda y Nathaly Fuentes nos recibieron en la mencionada reunión y para nuestra sorpresa ¡nunca mencionaron específicamente qué es “eso que las altera”! Eso sí, inmersas ellas en una conversación cargada de humor e ironía; pero una interrogante sí queda (acaso) clara con respecto a “eso que nos altera”: ¿lo eliminamos o lo normalizamos?

Y es que Sánchez-Piérola, quien nos regalara simbólicos y notables montajes presenciales con el grupo Cuer2, como Palintrópolis (2006), Interruptor (2008) o Hebras (2011), no pierde su lado lírico y subjetivo, incluso en la virtualidad. Después de la citada reunión, somos invitados a participar de un grupo de WhatsApp, en el que se nos comparte textos, audios, imágenes, videos y enlaces para entrar a otras plataformas, como Blogger, Instagram y YouTube, durante tres días seguidos. La rastros poéticos que Sánchez-Piérola nos deja están ahí, solo que hay que buscarlos con atención. Y además, reflexionar sobre ellos. Como toda obra de arte que se precie, los participantes terminan la experiencia con más preguntas que respuestas. ¿Eliminamos o normalizamos? Y justamente, esas interrogantes son las que hacen de Eso que nos altera un magnífico ejemplo de cómo la experimentación sirve como un necesario detonante para conseguir estas atípicas propuestas artístico-vivenciales, que son mejores de disfrutar sintiendo, más que entendiendo.

Sergio Velarde

30 de junio de 2021

Crítica: EL PERÚ EN III ACTOS


Microrreflexiones

“En un país como el nuestro [Perú], para entender el presente, es imperativo mirar hacia el pasado; la herencia colonial. Y es imperativo mirar la economía, la sociedad, la cultura, la política.” Martin Tanaka

La cita arriba mencionada es un comentario del conocido politólogo Martín Tanaka en relación con Julio Cotler (1932-2019), el mayor intelectual y fundador del Instituto de Estudios Peruanos. Mientras miraba los videos de este joven colectivo, Esperanta, y con la difícil coyuntura que atraviesa el país de caras al bicentenario, se me ocurrió recordar las reflexiones de este importante sociólogo. A continuación, paso a comentar los muy breves monólogos de apenas unos minutos que componen este espectáculo.

Acto 1: Los artistas y el Perú

Si bien la escenografía pudo ser mejor, rescato el fuerte contenido de la reflexión de la obra de Cesar de María, A ver, un aplauso, en relación con los trabajadores del arte en las calles. La actuación de Diego Salinas, como el payaso Tripaloca, fue muy interesante y además, que se haya grabado en la calle, precisamente el espacio de los payasos. Hubiese sido ideal que se grabara en la Plaza San Martín, un lugar icónico de este arte urbano.

Acto 2: Ser peruano y no vivir en el Perú

Bernardo Scerpella, como Alejo en Newmarket, un suburbio muy al norte de Jorge Castro, hizo un monologo interesante sobre una de las mayores tragedias de la sociedad peruana: las familias separadas por la migración. El sonido del audio, sin embargo, fue débil y había que subir el volumen para entender el contenido. Por otro lado, me gustó cómo explora su habitación, pues dejaba la sensación de búsqueda y frustración, pero pienso que no hacía falta que fume un cigarrillo, ya que se notaba que el actor no es un asiduo fumador.

Actor 3: El Perú y el fútbol

Marcelo Rodríguez, interpretando a Julio en Gol de Roberto Ángeles, José Diez Canseco y Fernando Luque, dio un testimonio muy conmovedor sobre la grandeza de las subjetividades, que son necesarias en una sociedad como la peruana. Estos aspectos culturalistas tan subjetivos, pero fundamentales en la formación de la identidad: el fútbol. A raíz de este monólogo releí a Cotler. Creo que pudo realizarse en una mejor locación, como por ejemplo, en las afueras del Estadio Nacional. Además, la actuación fue la más creíble.

Lo más rescatable de este proyecto es la colaboración entre sus miembros. Me pareció muy positivo, que en los tres actos los mismos actores fueron también directores o asistentes. Esto demuestra la importancia del trabajo en equipo. Les deseo muchos éxitos en sus proyectos futuros.

Enrique Pacheco

30 de junio de 2021

Crítica: REALIDADES


¿Y la tragedia?

El montaje Realidades prometía mucho desde iniciadas las tres llamadas, principalmente por lo audiovisual, el punto más fuerte de los espectáculos de Jorge Pecho. Con los antecedentes de Titanomaquia o El Divorcio de Hera, parecía indicar que este espectáculo sería similar, pero lamentablemente no lo fue del todo. Creo que el afiche de presentación sí fue muy impactante.

El inicio fue intrigante, pues el personaje que interpretaba Yei Vegas (Zia) estaba totalmente cubierta por una sábana, haciendo movimientos pendulares, que con la música de introducción daba a entender que veríamos un espectáculo lleno de intrigas psicológicas en un contexto mágico. Sin embargo, apenas la acción dramática comenzó y entró en escena el personaje de Cory Salgado (la doctora Michael), el montaje se tornó extraño y explico el porqué: Zia es una paciente con serios trastornos de personalidad y su terapeuta, la doctora Michael, no es lo que aparenta. Hubo una escena estrambótica donde Salgado hace un papel de clown por un par de minutos, lo que cambió totalmente la narración dramática de la obra y, hasta cierto punto, empezó a dejar de atraer, pues constituía un giro discursivo muy extremo. También se descubre que ambos personajes compartían un episodio trágico en el pasado, pero nunca queda claro cuál fue.

Los diálogos eran difusos y con poco sentido, pues hacían referencias a eventos que solo los dos personajes conocían. Sinceramente, creo que dejar al público la tarea de hacer muchas inferencias sobre el contexto hizo que el espectáculo se torne denso. Definitivamente, la dramaturgia no fue clara. Por otro lado, las actuaciones, sin ser malas, fueron un poco forzadas. Además, otro punto muy débil fue la duración del montaje, pues no pasó de los treinta y cinco minutos.

Creo que Realidades prometía mucho y creo que la volvería a ver si el argumento cambia. El tema es potente, pero propondría un micromontaje o un monólogo en donde el personaje de Zia destaque sus complejidades psicológicas. Mi crítica la hago con absoluto respeto hacia las actrices, productores y a la dirección, ya siempre se busca ser constructivo.

Enrique Pacheco

30 de junio de 2021

martes, 29 de junio de 2021

Crítica: EL DESAYUNO


La mala familia

Las relaciones familiares siempre serán fuente inagotable para el drama. Los fuertes lazos formados entre estos seres humanos, que no por compartir carga genética deben siempre estar de acuerdo en todo, pueden desencadenar situaciones inimaginables. Pues bien, estrenada en 2014 en el marco de la convocatoria 7 voces en escena, la actriz Yasmine Incháustegui escribió y dirigió El desayuno, un contundente drama familiar, que tiene como protagonistas a una madre y sus tres hijas, en medio de turbios secretos que las unen y separan a la vez. La transmisión se llevó a cabo el 18 de junio por transmisión desde Facebook.

Si algo podemos rescatar de estos tiempos pandémicos, probablemente sería la posibilidad de acceder, por lo menos de manera virtual, a aquellos espectáculos presenciales que por diversas razones no pudimos ver en su momento. La dramaturgia de Incháustegui nos regala cuatro personajes femeninos bien definidos, que inician una revelación de oscuros secretos a partir de la beca conseguida por una de las hijas, mientras todas desayunan en el comedor. A pesar de su corta duración, la historia es atrapante y nos muestra lo dolorosa que puede llegar a ser la convivencia entre personas, que aunque sean familia, nunca aprendieron a comunicarse y entenderse.

El elenco se encuentra a la altura de las circunstancias. La madre (una sobrecogedora Regina Limo) es una mujer castrante y profundamente insensible, quien somete a sus hijas a vivir una vida imposible y que no está dispuesta a firmar el documento que le permitiría a una de ellas alzar vuelo (Lorena Ureta). Las otras dos, la Puta (Nadyr Castillo) y la Niña (Daniela Rodríguez Aranda) sorprenden también con sus desgarradoras revelaciones. El desayuno es un valioso texto de Incháustegui que hemos podido disfrutar en línea y que bien merecería una reposición ya sea virtual o presencial en el futuro.

Sergio Velarde

29 de junio de 2021

Crítica: JUZGADO DE FAMILIA NÚMERO 6


Es solo un caso más

El teatro nunca debe perder su capacidad transformadora, la de tocar las fibras más sensibles de los espectadores para incomodarlos, sacudirlos emocionalmente y provocar reacciones, a través de historias que nos hagan crecer como sociedad. Y en estos tiempos, desde la virtualidad, con mayor razón. No debería bastar solo con entretener. Es por ello que siempre debe celebrarse cuando un montaje escénico, armado con recursos mínimos, alcanza estos niveles transformadores. Contados elementos, tema relevante, enormes resultados. Ese es el caso de /Otro/colectivo Teatro y el preestreno de Juzgado de Familia Número 6, puesta creada e interpretada por Nani Pease, con la dirección de Tirso Causillas, y que tendrá una temporada oficial durante este año.

Se mencionaba los contados elementos, ya que la obra virtual cuenta solo con Pease, su aro de luz, algo de música incidental y la cámara; con todo ello se crean las diversas atmósferas para contar la historia. Y es que el tema no puede ser más relevante y desgarrador. Luego de una corta dinámica dirigida por la actriz con los espectadores, nos preparamos para conocer la historia de una mujer que atraviesa mil y un obstáculos para denunciar un hecho ante el sistema de justicia. Los pormenores son lo de menos, y es ahí donde radica la mayor fortaleza del proyecto, pues son la negligencia, la desidia, el machismo, la burla, la injusticia y la barbarie las grandes protagonistas en la historia de esta mujer, una víctima más de la incapacidad del Estado para impartir justicia. Como esta mujer hay miles. Es por ello que, lamentablemente, se trata solo de “un caso más”. Y eso es lo que duele.

Los enormes resultados que consigue Juzgado de Familia Número 6 se deben a la cuidada y estilizada dirección de Causillas, así como a la poderosa actuación de Pease; la voz, la fuerza, la valentía y la indignación que le presta a esta mujer no producen ningún efecto en los administradores de justicia de la ficción, pero sí que incomoda y sacude al espectador en el mundo real. Y además, saber que este doloroso mundo de ficción que nos muestran Pease y Causillas no deja de ser una dura realidad. Esta pieza es parte de una investigación-creación artística, en el marco del proceso de obtención de Licenciatura en Creación y Producción Escénica por la PUCP de Tirso Causillas con la asesoría de Lorena Pastor, y presentada en el Encuentro de Derechos Humanos de Idehpucp. La temporada oficial de Juzgado de Familia Número 6 debería ser de visión obligatoria para toda nuestra comunidad, para que nunca más la denuncia de una mujer se convierta simplemente en “un caso más”.

Sergio Velarde

29 de junio de 2021

Crítica: ÉLITE


Versionando series

Presentada por La Escena Producciones y con la dirección de Johan Alejandro Robles, se estrenó en nuestra cartelera virtual una adaptación nacional de la popular serie original de Netflix, Élite. La producción española, que cuenta con un joven elenco en el que se encuentra la actriz y cantante Danna Paola, se ha convertido en un fenómeno mundial y ya se encuentra en su cuarta temporada. Constituye, sin duda, un enorme riesgo versionar una serie televisiva de varias temporadas y capítulos en un solo espectáculo virtual; sin embargo, Robles y el responsable de la adaptación, Carlos Verá, se las ingenian para salir airosos en su cometido, de la mano de un entusiasta elenco de jóvenes.

La historia (inclusive para los que no somos fanáticos) es ya conocida: las tribulaciones de un grupo de bellos y guapos estudiantes en un colegio español de clase alta. Hasta allí llegan tres jovencitos de clase obrera que deberán adaptarse a su nueva situación, en medio de burlas, discriminación, celos, hipocresía, libertinaje, violencia, un alto contenido sexual y además, un misterioso asesinato. Es precisamente en ese punto cuando empieza el espectáculo, con la inspectora (Raquel Ugaz) iniciando la investigación con las declaraciones de los jovencitos. Los hechos presentados corresponden a la primera temporada y a pesar de su dilatada duración (casi dos horas de transmisión) y algunas irregularidades, la puesta peruana virtual de Élite se sostiene en general.

Anotamos algunas recomendaciones: se hace necesario mejorar el apartado estético, como los fondos oscuros de cada ventana, ya sea utilizando uno virtual u homogenizando el mismo material para todas las paredes. Los cambios de escena pueden ser reemplazados por secuencias pregrabadas para evitar así el oscuro de transición. Es necesario ocultar de alguna manera las notificaciones de mala conexión cuando esta suceda. Conservar el dejo español constituye un enorme riesgo, pero el elenco lo asumió con mucha solvencia. Los ajustados diálogos y situaciones favorecieron en general a los dos elencos que actuaron durante las cuatro semanas de temporada.

Los jóvenes, algunos con mayor oficio que otros, supieron sacar adelante sus personajes con mucha frescura y desenfado. Bien por Fabiana Ferreti y Andrea Lafora como Marina, Jorge Ascoy y Jose Ticse como Samuel, y Nick Lombardi como Christian; así como el resto del carismático colectivo interpretativo que conformaron Melissa Huerta, María Jesús Moreno, Erick Herrera, Santiago Guzman, Luis Ronquillo, Cristian Odar, Jordey Falcón, Mayte Gastelo, Juan Salvador Salinas, Antonella Huerta, Joyce Hyllarie Santos, Florian Ndiaye Boubacar, Adrian Hermoza y Valeria Miranda. Felicitaciones a La Escena Producciones por el trabajo y por darles oportunidad a jóvenes valores para demostrar su talento.

Sergio Velarde

29 de junio de 2021

lunes, 28 de junio de 2021

Crítica: CELLA


Otra forma de crear una historia trillada

Daniel Peredo, periodista deportivo, tenía una frase específica y contundente en los momentos finales de cada encuentro ganado, pero sufrido, de la selección nacional de fútbol. Luego de la última ocasión de gol errado del equipo rival, en el momento de tiempo agregado, se escuchaba de él un agitado “si no sufrimos, no vale”. Tenía razón. Pues esos momentos finales significaba sufrimiento. Además, podía desembocar en un dolor para el seleccionado nacional y los hinchas fieles de “La blanquirroja”, que querían que acabe ya el encuentro. Es que a nadie le gusta naufragar por esa angustia. Tal vez porque a nadie le gusta deambular por el dolor, buscamos escapar de ese momento, aunque aprendamos mucho de eso. De este tema, el dolor, trata Cella, obra producida por Sonder compañía. Además, los intérpretes de la obra son María del Carmen Sirvas y Daniel Cano, dirigidos por el también dramaturgo Víctor Camino.

La obra se transmitió a través de la plataforma YouTube. Previamente, la productora enviaba el enlace oculto al correo designado por el usuario.

Cella es la historia de Nanya, una señorita que busca la razón por la cual su enamorado terminó la relación. Para lograr su cometido, ella se ha suscrito a la plataforma Cella. Este es un programa en software o página web para simular la conectividad con cualquier persona a cambio de depositar información sobre sus recuerdos. Así, ella, a través de la plataforma, viaja hacia varios tiempos para buscar el punto de quiebre en su relación. Desde la trama de la obra, la situación se ubica en un tiempo futuro, pues un software inexistente en el plano real habita en el lado ficcional. Además, presenta referencias como el gobierno de Fujimori, la pandemia por el coronavirus y otra pandemia futura, que es el tiempo de la situación.

Por otro lado, la performance, en general, estuvo bien lograda por los agentes participantes, ya que cada parlamento interpretado adquiría cierto sentido o valor en la historia; también la edición en el vídeo, aunque un momento de transición rompió la atmósfera que los actores habían creado previamente.

El call to action o la llamada a la acción de la performance se centra en reflexionar sobre el proceso de dolor ante el término de una relación de amantes. Sin embargo, también podría considerarse el papel que podría obtener la tecnología en un futuro muy cercano. En ese sentido, Cella cumple un rol importante e interesante, porque la plataforma no solo se convierte en el único medio para buscar e inferir hechos, sino que es una consejera para Nanya en el fragmento final de la obra. Entonces, el hecho de accionar sobre Nanya de esa manera le suprime el carácter de objeto para adquirir una característica humana.

Existen varias historias escritas en parlamentos o guiones que tratan sobre el dolor que genera el término de una relación; no obstante, en este caso los intérpretes (dramaturgo, director, actores, escenógrafos y diseñadores) contaron una historia, ya muy trillada, desde una visión futura. Esto le brinda un sentido innovador en la forma que es contada la situación.

En resumen, Cella es una obra trasmitida vía streaming interesante de ver por las buenas interpretaciones y por el tema tratado de forma distinta.

Elio Rodriguez

28 de junio de 2021

Crítica: CAJA NEGRA


El teatro para audífonos: una importante alternativa de creación

El terreno es amplio y fértil para el proceso de creación artística. Prueba de ello es la continuidad de los proyectos, aún en tiempos de crisis como los que vivimos actualmente. Así, el grupo EspacioLibre apostó una vez más por las piezas de audio-ficción como medio de creación, siendo dicha propuesta una coproducción junto a FIAED-Vodevil para el Festival Internacional de Artes Escénicas por la Diversidad 2021.

Caja Negra está compuesta por tres historias, bajo la autoría y dirección de Karlos López Rentería (quien también interpreta algunos personajes), las mismas que giran alrededor de un colectivo: un Grupo que narra la operación que una organización de mujeres emprende buscando justicia, hasta que la revelación de sus planes al mundo pone en jaque la estabilidad de sus cimientos; una Escuela nos presenta una reunión de padres de familia, en donde salen a relucir situaciones que trascienden a los meros asuntos de los escolares, además de mostrarnos la confesión de un padre que ve la feminidad de la Virgen María en el rostro de su hijo; y por último, una Familia, en donde una madre estricta conocerá en una curiosa cena al prometido de su hijo.

Cabe resaltar la coherente articulación de estas historias, que pese a ser independientes están conectadas no solo porque suceden en un pueblo cerca del campo, sino también por las descripciones y palabras clave que sirven como puente entre una y otra, por lo cual, se pueden escuchar en cualquier orden, encontrándose naturalmente el hilo conductor o relación que las une.

La interesante experiencia sonora que se brinda al oyente mediante los efectos y acompañamiento musical crean una atmósfera única que permite estimular los sentidos, abriendo paso a la imaginación de aquello que no podemos ver. Por otro lado, el elenco se completa con la participación de Aurora Colina, Alexandra Jiménez, Diego La Hoz, Eliana Fry García-Pacheco, Ilda Polo y Luis López Rentería, cuyas versátiles voces complementan el desarrollo de la propuesta, siendo precisamente la voz el elemento principal del teatro para audífonos.

Caja Negra es una sólida propuesta de audio-ficción, que además de explorar esta herramienta de creación, pone en la palestra el tema de la diversidad, el cual merece seguir exponiendo la lucha por el respeto a los derechos de la comunidad LGBTIQ+.

Maria Cristina Mory Cárdenas

28 de junio de 2021

Colaboración regional: MAMA ANGÉLICA


Siempre de pie, teatrista

El teatro, hoy, se nos muestra como una línea de tiempo que transcurre en un letargo de deseos de salidas itinerantes, de intentos de aciertos o de reinventos, de uniones digitales de convenciones nuevas que antes coexistían solo como una opción, solo una línea. Ahora son la base, son la adaptación para poder seguir creando, para poder seguir caminado, caminamos en un mundo de reinvención y más reinvención, nada más que eso, ¿y dónde está la horizontalidad?, donde está el paso del tiempo compartido entre el hombre que se destila en su técnica, en su arte, en su puesta; ya no tenemos ese suelo, ese espacio.

Ahora somos pantallas indiscutiblemente frías, más frías que aquella butaca que aguarda a su público de aplausos de observación, de rizas, de emociones, de fascinación. El teatro sigue su curso para los tercos, para los curtidos. Para los que creemos que el teatro dinámico es vivencial, de tú y yo, de emociones y experiencias, se sigue laborando del recuerdo, de la emotividad, del trabajo consecuente, de compromiso latente. Esta experiencia trascendental nos volverá a ver el teatro con otros ojos, con otros sueños, con otras miradas de amor a lo que hacemos.

Es importante ver que las influencias de trabajos escénicos virtuales nos acompañará por mucho más tiempo o por siempre, por los que vivimos del día a día, siempre con nosotros sea la resistencia sólida y vigilante, es una forma de escribir con tesón las páginas de estos tiempos difíciles. Vamos siendo los virtuales intentando ser más humanos y más presentes, la virtualidad no se ira, la virtualidad siempre estará con nosotros, pero habremos pocos que digamos “quiero que estés con nosotros para estrecharte las manos y darte un abrazo después de una función, de luces de cortinas, de vida entre nosotros”.

Vamos con fe y confianza hacia nuestro producto escénico que verá la luz este octubre, entre la luz de la digitalización virtual y la pandemia. Vamos con esperanza de soñar y reflexionar, la emoción nos quebrará posiblemente y tal vez nos confundamos en esos momentos entre nuestros vestuarios andinos y aromas de Ayacucho.

Ya verá la luz Mama Angélica, con sus historias y con sus recuerdos, nos conocerá como el niño que empieza a sonreír con todo el amor, que caminará en este mundo escénico, vamos con esperanza, porque el teatro será el reflejo de nuestra memoria, de nuestra historia y de nuestra esperanza…

Edgar Palomino

Ayacucho, 28 de junio de 2021

miércoles, 23 de junio de 2021

Crítica: LAS SOMBRAS DE AL LADO


Los riesgos que no se pierden

Si hay algo que caracteriza a las muestras del último año de actuación del Club de Teatro de Lima es el riesgo que asumen elenco y director, al momento de elegir el proyecto a mostrar. Pareciera que no existen límites en cuanto al fondo y forma de sus propuestas, lo cual sorprendentemente casi siempre juega a favor del trabajo mostrado. Pues bien, en tiempos pandémicos resultaba lógico que los nuevos egresados exploraran las diversas historias que hemos visto o vivido todos encerrados en cuarentena. Con dramaturgia y dirección de Paco Caparó, nueve nóveles actores se encargan de presentar contundentes dramas urbanos que no se quedan en la mera anécdota.

El universo que esboza Las sombras de al lado nos toca muy de cerca y se enriquece de nuestra propia (e incómoda) historia como sociedad: contagiados que intentan conseguir ayuda en hospitales, personal de salud con sus propios problemas existenciales, familias disfuncionales afectadas por la rutina del encierro, vecinos que deben convivir con la irresponsabilidad y la paranoia, o jóvenes comprometidos que salen a marchar para ser reprimidos a la fuerza. Y cuando parece que las tramas no dan para más, pues la puesta arriesga con epílogos extraterrenales que saca bajo la manga. Las secuencias más logradas: el conflicto emocional entre el joven que sale a marchar y el policía que lo abate; y el desgarrador final de dos vecinos víctimas del temido virus.

La obra de Caparó intercala actuación en vivo con escenas pregrabadas, consiguiendo un ritmo fluido que no decae en ningún momento. Los escasos traspiés de audio y video no afectan el resultado final. El fondo de periódicos resuelve acertadamente ciertas escenas, quedando clara la convención. Todos los intérpretes, María Paz Milla, Renee Cabrera, Mónica Pacheco, Flor Hernández, Omar Chaparro, Renato Donayre, Diego Amacifuén, Jessenia Espinoza y Arom Castillejo, realizan un encomiable trabajo, defendiendo cada uno a sus personajes. Las sombras de al lado, muestra final del Club de Teatro, no decepciona en el riesgo asumido y fomenta en sus egresados a no temer abordar historias incómodas, pues el arte debería servir para arriesgar, reflexionar e incomodar.

Sergio Velarde

23 de junio de 2021

martes, 22 de junio de 2021

Entrevista: GABRIELE SOFIA


Diálogos entre las Artes Escénicas y las Neurociencias

“El teatro es el arte de la relación.” Gabriele Sofía

Dentro del marco del festival internacional ALEPH, organizado por el centro cultural de la Universidad Nacional de México (UNAM) y cuya finalidad es acortar las fronteras entre el arte y la ciencia, estuvo de invitado Gabriele Sofia (Italia), investigador en las artes escénicas. Él es doctor por la Universidad de Roma Sapienza y la Universidad de Paris VIII, investigador especialista en las relaciones entre teatro y neurociencias, quien ha publicado diversos artículos especializados sobre la historia de las técnicas de la actriz y el actor. Es autor de Las acrobacias del espectador, relaciones entre teatro y neurociencias, traducido de italiano en 2015 por Paso de gato y Artezblai. Además, es coordinador de los libros Diálogos entre teatro y neurociencias en italiano, con su correspondiente publicación en español editada por Artezblai en 2010.  Actualmente, es profesor asociado de la Universidad de Grenoble Alpes (Francia) y se dedica a la creación artística con grupos de investigación en Italia, Francia y Argentina.

Luego de participar en el seminario titulado Teatro y Neurociencia. Prácticas escénicas y nuevas perspectivas de investigación y tras escuchar su ponencia sobre El espacio vivo. La experiencia del espacio teatral en vivo y en pantalla el pasado 29 de mayo, Gabriele tuvo la amabilidad de conceder una entrevista a Oficio Crítico, la cual tuvo lugar el 13 de junio a las 4.00 p. m. (hora Italia) vía la plataforma Zoom.

Oficio Crítico. Muy buenas tardes, Gabriele, gracias por acceder a esta entrevista. Iniciemos contándome un poco de ti. Por lo que sé, desde el 2006 iniciaste una investigación multidisciplinar en neurofisiología del actor y del espectador. ¿Es cierto este dato?

Gabriele Sofia. Sí, yo inicio las investigaciones el 2006. Sin embargo, siempre me he quedado en el marco de los estudios teatrales. No tengo una formación en neurología o psicología. Pero sí he participado de experiencias interdisciplinarias, he tomado clases de neurociencia o ciencia cognitiva; pero no soy científico, soy estudioso de teatro.

OC. Bien, me gustaría saber qué te motivó a investigar el teatro desde la rama de las neurociencias.

GS. Fue algo muy simple, mi pregunta fue: ¿Por qué como espectador disfruto algunos espectáculos y otros, no los disfruto? Mis primeras preguntas fueron: ¿Cómo el espectador percibe un espectáculo? ¿Y por qué lo disfruta?  Mi pregunta estaba conectada con el problema del placer. Pero pasó que en ese momento mi universidad, que era La Sapienza de Roma, formaba parte de un Master Europeo Internacional entre Italia, Malta, Polonia, Francia e Inglaterra. Donde hubo profesores de diferentes disciplinas que investigaban sobre la creatividad del performer. Entre estos, profesores de estudios teatrales, de ciencias del deporte, en filosofía, en neurociencia y en psicología cognitiva, que hacían las clases juntos para estudiar la creatividad performativa. Así fue que empecé a seguir estas investigaciones, gracias a esto. En octubre del 2006 inicio un workshop junto a este master, durante el cual, por tres semanas seguí clases conjuntas con estudiosos de teatro, neurocientíficos, psicólogos y filósofos sobre el tema del performer.

OC. ¿De qué rama de las artes escénicas vienes, Gabriele, y a qué te dedicas desde la práctica teatral?

GS. Desde el punto de vista práctico tengo una formación de actor; entre el 2009 y 2012 he trabajado como director con mi compañía en Roma y posteriormente, he seguido haciendo teatro, pero no de manera continua. Sin embargo, en la universidad soy docente de actuación y dirección, donde he realizado en los últimos años siete u ocho espectáculos con los estudiantes.

OC. A lo largo de tu experiencia en la investigación del teatro, en relación con la neurociencia, ¿qué beneficios encuentras de mirar las artes escénicas desde la neurociencia?

GS. Para las artes escénicas es muy claro, pues se comprende mejor cómo el espectador percibe un espectáculo. Nos da mucha más información de cómo algunas técnicas de actuación se han desarrollado. Me ayudó a comprender que el teatro no es un objeto, sino una relación entre dos grupos de seres humanos. Entender cómo el espectador ve y crea el espectáculo me ha ayudado a comprender cómo funciona el espectáculo. Si lo veo desde el punto de vista de la pedagogía, comprender mejor el cuerpo humano es comprender mejor cómo funciona el trabajo de la actriz o del actor. Ya que para la actriz y el actor, el cuerpo es el principio de su trabajo.

OC. Y por otro lado, según tu experiencia y comunicación con neurólogos, ¿qué piensas que aportan las artes escénicas a la neurociencia?

GS. Las artes escénicas aportan en dos elementos fundamentales: primero, hoy hemos empezado a hablar sobre Social Neurocience, las neurociencias sociales, estas estudian desde un punto neurocientífico las relaciones entre personas. Hoy comprendemos cuán importante es estudiar y comprender la importancia de la relación en la salud física y mental de la persona. “El teatro es el arte de la relación”; entonces, para un neurocientífico estudiar mejor el teatro es estudiar mejor al ser humano. El actor es un lugar muy particular para estudiar al ser humano, para un neurocientífico, pero este debe tener paciencia para comprender de verdad cómo funciona el teatro. No estudiar el teatro solo desde el punto de vista del espectador, sino comprender cuál es el proceso que conduce a un espectáculo. No ver solamente el resultado final, sino también tomar en cuenta el proceso. En este sentido, no hay muchos científicos que cuenten con esta paciencia para eso, por ello también es difícil establecer esa comunicación. Segundo punto: la actividad performativa teatral en situaciones de terapia han mostrado una eficacia muy fuerte. Como en un laboratorio que participé con sujetos con problemas de Parkinson, los científicos se dieron cuenta que el trabajo escénico lograba una mejoría más grande que trabajando con terapia tradicional. Esto pasaba porque el trabajo teatral es uno que renueva al mismo tiempo el cuerpo, pero también el nivel emocional, el nivel psicológico, abstracto, de imaginación. Tiene un acercamiento más holístico a la actividad, es por ello que tiene mejor resultado. Pero los científicos se han sorprendido mucho de la eficacia de implementar este trabajo. Estos son los dos elementos principales que encuentro; una es la cuestión de la relación y la otra la terapia.

OC. Tú comentas en varias de tus ponencias que el teatro para ti es la relación entre el actor y el espectador. ¿Cómo calificarías esta relación?

GS. Es difícil definir la relación, puesto que comprende todos los niveles de organización de cada uno. No se puede decir que es una relación solo física o psicológica o social. Es la relación de “dos personas”, pero diferente al acontecimiento cotidiano, puesto que una de “las dos personas” ha trabajado para desarrollar una serie de técnicas físicas en la organización de sí mismo, diferente al espectador que está en lo cotidiano. El actor es alguien que está entrenado para captar mi atención.

OC. Lo relacionaba a la característica co-constituyente que mencionas en tu conferencia de UNAM, de la cual seguiremos hablando.

GS. Sí, pero toda la relación con otro ser humano es co-constituyente. Porque cada vez que yo comparto un espacio con otras personas, mi constitución del espacio depende de la manera de cómo la otra persona interactúa con el mundo. La co-constitución es una traducción que el neurocientífico Alain Berthoz hizo del término del fenomenólogo Husserl “co-constitución” (en alemán, Mitverfassung). Este describe exactamente este hecho: que mi percepción del mundo depende de cómo las personas comparten el mundo. En el teatro es muy interesante, puesto que las personas que comparten el espacio conmigo son personas que no utilizan las mismas organizaciones físicas que podría realizar yo. Utilizan otras organizaciones físicas que modifican mi percepción del mundo, como espectador.

OC. En la conferencia que diste para la UNAM, titulada “El espacio vivo. La experiencia del espacio teatral en vivo y en pantalla”, mencionas algunas diferencias entre la expectación de un espectáculo en vivo y un espectáculo virtual. ¿Nos podrías comentar brevemente, a manera de síntesis, estas características que mencionas sobre la experiencia del espectador?

GS. Básicamente las cuatro características son las que he desarrollado en la conferencia. El hecho que el espectador es relacional, que la percepción del espectador siempre es encarnada (es decir, todo lo que el espectador ve resuena en su cuerpo), que el espectador siempre está anticipando las acciones del actor y la co- constitución espacial. Pero hay una diferencia importante: la relación de lo que está alrededor de nosotros desde la virtualidad podría no existir o ser mínima modificando toda la experiencia. La experiencia performativa del espectador está conformada de estas cuatro características: a) Relacional, la relación con otra persona no existe cuando estamos ante una cámara; algunos experimentos, como los presentados en la conferencia, muestran cómo el hecho de ver un espectáculo acompañado con personas modifican mi percepción desde un punto de vista fisiológico; b) Encarnada, desde el punto de vista de la encarnación, la resonancia física es algo que pasa en la pantalla, pero cuando estamos en vivo, vemos el cuerpo en su totalidad por lo cual, la resonancia tendrá que ser mayor; c) Anticipatoria, sobre la anticipación es lo mismo, el espectador anticipa las intenciones del actor, gracias a la sinergia presente en todo el cuerpo; por ejemplo, el desplazamiento de una pierna me lleva a pensar en lo que va pasar, pero si pensamos en la pantalla, es la cámara la que guía las anticipaciones y no todo el cuerpo del actor que muchas veces no se ve por completo; y d) co-constituyente, como ya lo conversamos, no hay una co-costitución espacial, que quiere decir que en el encuentro, se ve modificada la percepción de nuestro espacio. En conclusión, los cuatro elementos son diferentes, ya que la relación con la otra persona no existe o no se da con la misma intensidad que en el acontecimiento en vivo; la relación es diferente, la resonancia física es diferente, lo mismo con la anticipación y la co-constitución espacial.


Link de la Ponencia: “El espacio vivo. La experiencia del espacio teatral en vivo y en pantalla” http://culturaunam.mx/elaleph/eventos-2021/092-el-espacio-vivo-la-experiencia-del-espacio-teatral/?fbclid=IwAR3PsbAgHi4Y1XGare2845Gfr219JnS2p1AnbFeLTckQGV9bUOl-nWaVM8s

OC. Y Me pregunto si las características performativas del espectador están también presentes de otra manera en el proceso creativo del performer, llámese actor.

GS. Dentro del proceso creativo esto podría pensarse en la actividad del director, puesto que este, al convertirse en el primer espectador, sus indicaciones dependen y están relacionadas a su propia percepción. Sin embargo, el proceso del actor es muy diferente al proceso del espectador. Si bien, el proceso del actor enriquece su propio proceso como espectador, en la experiencia creativa el proceso es muy diferente.

OC. ¿Cuánto el tener en cuenta estas características que acabas de mencionar ayuda o ayudaría al creador en su proceso creativo? ¿O cuánto ya se viene dando intuitivamente por el cuerpo de los creadores?

GS. Para hacer un buen espectáculo no es necesario saber neurociencia. Hay artistas que no saben nada de esto, pero hacen un gran espectáculo. Todo lo que hemos comentado no es necesario. Pienso que puede ser útil para aquellos que desean abrir una escuela de teatro o para un proceso pedagógico.  Pero para los creadores que suelen trabajar en procesos más profundos no es necesario.

OC. Me preguntaba si estos conceptos podrían ser útiles de tomarse en cuenta para la recepción desde la tarea del crítico teatral.

GS. La verdad que no lo sé, ya que no he trabajado mucho con críticos. O nunca he hecho yo mismo crítica, porque para mí es muy difícil dar rápidamente una descripción de la experiencia que yo vivo cuando veo teatro. Imagino que para los críticos podría aportar saberlo, pues conocer más del ser humano es conocer más de la actriz o actor. Pero creo que principalmente, los críticos necesitan conocer mejor la referencia cultural de lo que leen, hablar el lenguaje cultural de la persona (actor, actriz), del espectáculo que leen, esta es otra situación. Pero no me parece que sea necesario saber neurociencia; sí les puede servir, pero una vez más, esto no es necesario.

OC. Por otro lado, relacionado a estas diferencias entre lo presencial y lo virtual a la que nos estamos enfrentando por la coyuntura de emergencia sanitaria, muchas universidades y escuelas de artes escénicas han iniciado e intentado adaptarse a la virtualidad. Me pregunto cuánto cambia o afecta el aprendizaje del joven que inicia su formación en las Artes escénicas.

GS. Para mí afecta muchísimo, no solamente a las artes escénicas, sino para todas las formas de aprendizaje, en todas las carreras universitarias. Ha sido terrible hacer clases online, porque considero que las clases universitarias no son solamente una trasmisión de sabiduría, sino son logos de aprendizaje y se aprende porque estamos en una sociedad, en una comunidad científica. Entonces es un aprendizaje no solo individual, sino también colectivo, que no se puede proporcionar a través de una pantalla. Por esto, desde un punto de vista pedagógico ha sido un desastre el aprendizaje online. Aunque al mismo tiempo, era la única solución que se ha podido dar, no había otra vía para evitar un desastre que habría podido ser mayor de otra forma. Personalmente, como profesor, quedo contento de poder realizar clases online, no porque me guste realizarlas por ese medio, porque ya lo digo, es terrible para los estudiantes. Pero de pronto me di cuenta que las universidades eran un lugar donde el virus circulaba mucho, de un día a otro te enterabas de alumnos que estaban infectados y que al mismo tiempo, podían contagiar a otras personas. Entonces, estas se convertían en un lugar peligroso. No crítico el hecho de realizar clases online, pero al mismo tiempo digo que las clases virtuales son terribles.


OC.
Como para ir cerrando, Gabriele, ¿cuándo llegará a Perú tu libro “Las acrobacias del espectador. Neurociencias y teatro y viceversa”?

GS. Bueno, eso no depende mucho de mí. La distribución en Latinoamérica la tiene a cargo la editorial Paso de Gato, este regularmente tendrá que ir llegando.

OC. Y terminando cuéntanos, ¿últimamente qué otras investigaciones estas realizando?

GS. En este momento he terminado un libro sobre un actor siciliano que se llama Giovanni Grasso. Este es un actor que nació a fines del siglo XIX y murió en 1930 y ha sido muy importante para todos los maestros de principios del siglo XX. Ahora he trabajado un poco sobre Meyerhold y me gustaría trabajar un poco más sobre Gordon Craig. En decir, hacer trabajo de historia del teatro.

OC. Muchas gracias, Gabriele, ha sido un gusto conversar contigo. Espero que haya otra oportunidad para volver a conversar, quizá cuando llegue tu libro a Perú.

Kiara Castro Béjar

22 de junio de 2021

lunes, 21 de junio de 2021

Crítica: AMÉRICA – UNA FARSA SOCIAL CONFUSA


Un pueblo que aún no ha roto sus cadenas

José Carlos Mariátegui decía que “el artista que no siente las agitaciones, las inquietudes, las ansias de su pueblo y de su época es un artista de sensibilidad mediocre, de comprensión anémica”. En ese sentido, el teatro se convierte en un medio para hablar de nuestro pueblo a individuos de nuestro pueblo. Entonces, el drama se convierte en un espacio de cuestión sobre tu historia, mi historia: nuestra historia, porque la historia de uno es la historia de todos. Este es el caso de la obra América – una farsa social confusa, obra del dramaturgo Alonso La Hoz y producida por Espacio Libre y el Colectivo Autogol. En esta ocasión, la obra fue dirigida por Karlos López Rentería e interpretada por Eliana Fry García – Pacheco, Ilda Polo, Paco Caparó, Jhosep Palomino, Fito Bustamante y el mismo López Rentería.

América – una farsa social confusa se presentó en un formato de audio-ficción a través de la plataforma SoundCloud. Además, estuvo dividida en seis fragmentos, que la compañía enviaba por seis días consecutivos (uno cada día) al espectador a través de su e-mail. De esta manera le brindaba al espectador la libertad de escucharlo las veces que quería y cuando lo deseaba.

La historia estuvo dividida en fragmentos de seis o diez minutos de duración aproximadamente. También el espectador tenía la posibilidad de escuchar los fragmentos anteriores, pero con un tiempo limitado por el vencimiento del link. Esto con la posibilidad de que el público no recuerde algún pasaje de la historia.

América – una farsa social confusa es la historia de dos parejas que están de vacaciones en la playa exclusiva América. Pero la presencia de un revolucionario terrorista girará el destino de sus felices vidas. La obra presenta objetos o situaciones extravagantes como un “vibrador con conexión a Bluetooth” o una playa exclusiva que es tomada por un terrorista. Esto argumenta el título de la obra como farsa. Además, el objetivo es cuestionar la realidad; de ahí que los personajes sean grotescos y caricaturescos.

El audio-ficción invitaba al espectador a imaginarse la atmósfera y personajes en cada situación, pues los efectos de sonido brindaban la impresión de estar en una playa, servirse un vaso con cerveza o escuchar los sonidos de un cuchillo de combate. Sin embargo, la interpretación en general de los actores no brindó la misma impresión en algunos pasajes de la obra. Cada uno accionaba, pero al parecer no era espontáneo, honesto o no terminaba de creer en la identidad de su personaje.  

Por otro lado, la obra no solo es un acierto para esta época, sino para las que se fueron y las que vienen, ya que trata sobre la recuperación de la honra americana, tema que engloba todos los pueblos americanos. Ya, Nino Bravo cantaba lo siguiente:

El perfume de una flor

El ritmo de un tambor

En las praderas

Danzas de guerra y paz

De un pueblo que aún

No ha roto sus cadenas

Quizás ya sea tiempo para romper la ominosa cadena que el americano oprimido arrastró por largo tiempo. Quizás ya sea tiempo de que la conocidísima frase “América para los americanos” lo diga un amerindio con decoro y pundonor. Quizás ya sea tiempo para que el “yana siki” tenga supremacía sobre el “yuraq siki”.

Elio Rodríguez

21 de junio de 2021

Crítica: SOMOS VIDA


El rol de las mujeres como madres: el teatro como espacio de reflexión

El teatro es un espacio para entretener al espectador. Pero también puede convertirse en un lugar para reflexionar sobre algunos temas íntimos, que casi nunca son expuestos. Este es el caso de la obra teatral Somos vida, pues la performance brinda la oportunidad para preguntarnos sobre el rol de las mujeres como madres en la sociedad. Así, la productora Taripay Pacha reestrena esta obra dirigida por Julissa Paredes e interpretada por las actrices internacionales Vanessa Duron y Florencia Recio. 

La acción tuvo lugar a través de la plataforma Zoom. Sobre este aspecto, el espectador fue testigo de los problemas tecnológicos que presentaba una de las actrices, ya que se escuchaba que una de ellas dijo un texto relacionado a “encender la cámara”. Esto lo escuchó la otra actriz que se encontraba en un espacio distinto, cumpliendo su acción, pero su cuerpo relejaba una tensión que no provenía de la escena. Al final, solucionaron el problema, pero no sutilmente. Así, este hecho quebrantó la complicidad del espectador en creer todo lo que ocurre en la escena en ese momento.

En el marco de las interpretaciones, las actrices cumplieron su rol de una manera regular, porque no prestaban atención a lo que el momento les regalaba. Por ejemplo, había una situación en la que reflexionaban sobre el amor a sus hijos de uno de los personajes. En ese instante, se escuchaba el llanto de un bebé que provenía del lugar del personaje que hablaba sobre el cariño a su hijo. Para el espectador, esta situación parecía parte de la obra. Pero la actriz no escuchaba lo que el momento requería, que era calmar a su hijo para respaldar su objetivo. Finalmente, el llanto del niño no significó nada y solo se convirtió en un ruido que perjudicaba la escena.

Por otro lado, el tema de la puesta fue muy acertado para el tiempo y lugar donde se produce la obra, pues plantea un espacio para reflexionar sobre la renuncia de la mujer a sus objetivos por la de ser madre. En términos generales, la performance trata sobre una madre soltera de treinta y cinco años que desea renuncia a su papel de madre por cumplir sus objetivos. Esta situación en sí es transgresora para una sociedad conservadora como la mayoría de países de Sudamérica -que es el lugar donde reside el target de la productora-. Pero el personaje principal lo expresa y se cuestiona varias cosas, como la renuncia a sus sueños solo por cumplir su labor de madre.

Existen dos tipos de madres: las que nunca han deseado ser madres (motivo por el cual abandonan a sus hijos) y las que han deseado ser madres (pero también desean cumplir sus sueños). La obra trata sobre el segundo caso, motivo que desencadena la acción dramática. Sin embargo, también presta el espacio para reflexionar sobre el código de reglas sociales que rigen cómo debe pensar, sentir y comportarse una madre. En ese sentido, en el Perú, por ejemplo, la condición de ser madre limita a varias mujeres a no autorrealizarse. La razón es que en la mayoría de los hogares la labor de cuidar a los hijos los tiene la madre cuando la tarea debería ser compartida con el padre.

En resumen, Somos vida es una obra que sufrió momentos tensos que rompieron la magia que propuso. Pero el tema principal es abordado desde un espacio de reflexión que puede convertirse en uno controversial.

Elio Rodríguez

21 de junio de 2021

domingo, 20 de junio de 2021

Crítica: EMMA, MILLENIAL


Jane Austen actualizada

Dos de las grandes cualidades de la prosa de la novelista británica Jane Austen son el humor y la fina ironía con los que narraba los conflictos románticos de sus heroínas, todas ellas inteligentes y liberales. Estos aciertos se mantienen plenamente en la adaptación contemporánea virtual de Emma realizada por Federico Abrill, titulada Emma, millenial, y presentada en vivo desde el Teatro Británico. La dirección de Micaela Valdés no solo aprovecha todo el potencial de la dramaturgia, sino que además usa los ambientes del Británico, como la recepción y la cafetería para las escenas de baile, así como el mismo escenario, con la escenografía y las cámaras instaladas a la vista, para introducirnos de lleno en una propuesta visualmente teatral.

Abrill consiguió el triunfo en la convocatoria “De la hoja al Zoom” 2020, actualizando la historia de Emma Woodhouse, una muchacha acomodada y de buenas intenciones, que se entromete en la vida romántica de los demás, ahora a través de llamadas telefónicas y mensajes de texto, aunque termine provocando más de una confusión. A pesar de haber sido escrita la original en 1815, los cambios a los nuevos tiempos no distraen de las verdaderas emociones que se generan de los desencuentros sentimentales. Se percibe además, una sólida propuesta en las formas y colores de la escenografía y los vestuarios para unir diferentes estilos, desde los clásicos hasta los más modernos, que trae como resultado una obra visualmente atractiva y estilizada.

Si esta propuesta escénica del Teatro Británico funciona y muy bien, es gracias también al elenco que hace creíble la historia. Los jóvenes Giovanni Arce y Renato Rueda interpretan con mucha convicción sus roles, pero son las damas quienes destacan nítidamente: Brigitte Jouannet contagia energía y vitalidad, y la carismática Vania Accinelli se luce en el rol principal, en una cuidada interpretación llena de matices. Emma, millenial le hace justicia a uno de los clásicos de la literatura británica, como lo es la obra de Austen, y nos devuelve, aunque sea virtualmente, la experiencia teatral desde uno de los escenarios más representativos de nuestra ciudad, que esperemos no demore en convertirse en una de tipo presencial.

Sergio Velarde

20 de junio de 2021

viernes, 18 de junio de 2021

Crítica: ODISEA 2021 – TERCERA TEMPORADA


Reflexión y decisión

La incansable directora Nella “Samoa” Alvarez sigue adelante con su producción creativa en época pandémica, en esta tercera temporada de Odisea 2021. El concepto que emplea, “teatro cinematográfico”, es atinado, ya que combina escenas pregrabadas bien editadas con actuación en vivo, dotando de personalidad y estilo propios a sus proyectos. En la temporada anterior, sus tres piezas se abocaron a denunciar la violencia y la injusticia presentes en nuestra sociedad; para la presente, Alvarez plantea solo dos historias que nos llevan a reflexionar sobre la condición humana y a la vez, la necesidad de tomar decisiones, a veces no muy convencionales, ante las dificultades que se aparecen en el camino.

En No me olvides de Marcos Gamboa Loayza, un hombre en sus cuarentas (Gian Paul Miranda) se encuentra en un estado de frustración y molestia por problemas cotidianos, cuando recibe la misteriosa videollamada de un muchachito (Piero Arce), que lo hará reflexionar sobre su pasado y sus sueños por cumplir. A pesar de su joven apariencia, el experimentado Miranda le da peso y presencia a su personaje, muy bien acompañado por Arce, quien con mucha simpatía y aplomo le da la réplica. Se trata de un oportuno llamado a no dejarnos aplastar por la rutina y las vicisitudes de la vida diaria, para así optar por vivir a plenitud el presente y mirar con esperanza el futuro.

Escrita y dirigida por la misma Alvarez, El mal creador abraza las convenciones del thriller: una madre (Micaela Paradiso) recibe en su casa a un misterioso hombre de su pasado (Tomas Mussini), quien acude para extorsionarla. A pesar de la algo forzada presencia del hijo en la historia, la tensión que se genera entre los actores funciona muy bien e incluso, se crea la ilusión que comparten el mismo espacio físico. El diálogo mantiene el interés hasta el final, cuando la mujer debe tomar una decisión que termine de una vez por todas con su sufrimiento. Cada temporada de las Odiseas de Alvarez mantiene un nivel muy parejo, no solo por el contenido de las historias, sino además por la aplicación de ese estilo cinematográfico que enriquece sus propuestas audiovisuales.

Sergio Velarde

18 de junio de 2021

jueves, 17 de junio de 2021

Entrevista: JULIO CÉSAR FLOREZ


“Qué maravilloso es ser loco en este mundo tan difícil de comprender.”

Oficio Crítico conversó con el actor y director Julio César Florez, quien estará en la segunda conferencia temática sobre los procesos del Teatro de grupo ENSAD-ONANTI, el día sábado 19 de junio a las 6:00 p. m., que podrá verse desde la página de Facebook de Dirección de Investigación de la Escuela. El director de la Asociación Cultural Ikaro Teatro estará compartiendo con otros notables invitados: Celeste Viale, creadora junto a Jorge Chiarella de la Asociación cultural Aranwa y creadora junto a Alberto Ísola de la Asociación Cultural Coladecometa, Artes escénicas para la Infancia; y César Escuza, fundador y director artístico de Vichama Teatro y reconocido por el Ministerio de Cultura como Personalidad Meritoria de la Cultura Peruana (2012). Acompañarán como moderadores María Teresa Zúñiga, fundadora del grupo de teatro Expresión, junto con Christian Saldívar, dramaturgo y docente ENSAD.

La temática de la conferencia será las dramaturgias diversas en el teatro de grupo. El concepto de Dramaturgia ha estado tradicionalmente vinculado a la producción literaria de textos dramáticos para ser puestos en escena. Sin embargo, desde mediados del siglo XX y con acento creciente, éste ha sido ampliado abarcando además del código lingüístico, nuevas categorías vinculadas a las dimensiones performativas, el acto cocreativo de sus protagonistas y los diversos roles y niveles de organización de la escritura escénica. En este proceso, el Teatro de Grupo y sus laboratorios de creación, han aportado múltiples miradas y prácticas dramatúrgicas que, con su diversidad y dinamismo, enriquecen el teatro peruano y latinoamericano y dialogan desde nuestras propias raíces y culturas diversas, con la escena y el acontecer mundial en sus múltiples dimensiones.

La conferencia se realizará el sábado 19 de junio a las 6:00 p. m. desde el enlace: https://www.facebook.com/ENSADinvestigacion/live

Sergio Velarde

17 de junio de 2021

miércoles, 16 de junio de 2021

Crítica: EL LADO OSCURO


Yo soy tu padre

Una de las confesiones más memorables en la historia del cine fue, sin duda, el descubrimiento de la paternidad del joven Luke Skywalker en la saga de Star Wars (La guerra de las galaxias). Pues bien, en El lado oscuro, ingeniosa comedia escrita por Jano Baca y producida por Esmeralda Fern, se exploran con acierto estas dos temáticas: el ferviente fanatismo que viene generando a nivel mundial la historia y los personajes creados por George Lucas; y las relaciones entre padres e hijos, no siempre transparentes del todo, y que pueden esconder muchos secretos de diversa índole.

Presentada como una videollamada en un futuro postpandémico (esperemos) no tan lejano, el fan número uno de Star Wars, Arturo (Pold Gastelo), identificado con el infame sobrenombre de “Arturito”, fallida traducción del robot R2-D2, viene coordinando asistir a la primera convención temática presencial con su hija Ana (Liz Roggero), quien se muestra al inicio reacia a acompañarlo. Pronto, una sorpresiva revelación por parte de Ana alterará todos los planes y acaso, la misma relación que viene manteniendo con su padre. El director Johan Escalante aprovecha todo el humor que desprende la dramaturgia y no descuida el lado afectivo de la puesta, creando una genuina conversación entre padre e hija, apoyado por el talento de los intérpretes.

Gastelo, luego del éxito de Delicada Flor de Loto, sigue demostrando sus enormes habilidades para la comedia. Por su parte, Roggero viene consolidándose como una versátil actriz, con un amplio registro que le permite solvencia en variados proyectos virtuales, desde dramas mitológicos como la saga de Afrodita, hasta disparatadas comedias como Game over. El lado oscuro nos permite explorar uno de los tantos conflictos que pueden producirse en el núcleo familiar, desde una perspectiva cómica como lo es todo lo relacionado al fanatismo, a veces desmedido, que genera esta saga galáctica en la cultura pop.

Sergio Velarde

16 de junio de 2021

lunes, 14 de junio de 2021

Crítica: ARTEMANÍA


La delgada línea entre el bien y el mal

La difícil e incierta situación que atravesamos como país no detiene el impulso creativo de los artistas escénicos, quienes continúan ejecutando sus propuestas, valiéndose de los recursos tecnológicos que le permiten al público teatrero seguir disfrutando de estos espectáculos de una manera distinta.

Artemanía, escrita y dirigida por Brayan Vilchez, nos revela la historia de Carlos (Jefferson Cornejo), quien llega a la capital con una mochila cargada de sueños y objetivos por cumplir; sin embargo, los obstáculos que se presentan en su camino lo llevan a tomar decisiones equivocadas cuando conoce a Juan (interpretado por Andre Natteri), quien le ofrece su ayuda, además de proponerle una peligrosa oferta de trabajo. Esta situación lleva al protagonista a debatirse entre sus arraigados valores y la posibilidad de ganar dinero ante la falta de oportunidades laborales.

Vale resaltar el cuidado en los detalles de la propuesta, que empezaron desde el inicio con la pequeña guía informativa al público/participante, a fin de disfrutar mejor del espectáculo. Asimismo, fue un acierto combinar la presentación en vivo con las imágenes pregrabadas, las cuales complementaron y enriquecieron el desarrollo de la obra. Por otro lado, la buena química y complicidad entre los actores permitió al espectador identificarse con los personajes y las disyuntivas a las que se enfrentaban, siendo las ejecuciones individuales bastante naturales y limpias, lo cual terminó por ofrecer una grata experiencia.      

A través de una historia sencilla y honesta, Artemanía nos acercó a la realidad que muchos jóvenes viven debido al impacto que la escasez de trabajo ocasiona en sus vidas, realidad que no escapa al sector artístico, donde cada vez hay mayor competencia, pues para conseguir una oportunidad como bien reza una frase popular: ‘Hay que buscársela’; sin embargo, la preparación y la iniciativa propia son imprescindibles para lograr el éxito. Tampoco podemos olvidar que nuestras acciones tienen consecuencias y asumirlas es parte de nuestra responsabilidad; tal como sucede con el protagonista de la obra, quien finalmente decidió cruzar esa delgada línea que hay entre el bien y el mal.

Maria Cristina Mory Cárdenas

14 de junio de 2021

sábado, 12 de junio de 2021

Crítica: EL DIVORCIO DE HERA


Sueños de engaño

En el año 2010, el conocidísimo actor venezolano Edgar Ramírez interpretó una película llamada Carlos (Olivier Assayas) que fue muy disruptiva en Europa, pues estuvo a punto de ser postulada al Oscar a mejor película extranjera. Pero no lo logró, porque ganó premios para la televisión y también para el cine; es decir, de un mismo contenido logró generar dos lenguajes. (1)

Este segundo montaje de Jorge Pecho, luego de ver Titanomaquia, El fin de los dioses, nos lleva a reflexionar cuáles son los límites del teatro en estos tiempos de virtualidad y cómo elegimos interpretarlos. Desde el inicio del espectáculo, el formato audiovisual que se presenta ronda lo cinematográfico, pero al mismo tiempo, me hace concluir que su adaptación a las tablas sería un trabajo sencillamente imposible. Entonces, la pregunta cae por sí sola: ¿Esto es teatro? Muchos ortodoxos de la dramaturgia estarían en contra; yo, en cambio, discrepo. Estoy convencido que Jorge está marcando un nuevo lenguaje disruptivo en la forma de hacer teatro. Además, es innovador y de admirar, pues este formato llegó para quedarse, sobre todo en nuestro contexto actual.

El trabajo visual fue obra de Luis Peche y la organización general de Daisy Avilan. Ellos son los que merecen los principales aplausos en estas funciones sobre mitología griega. El montaje apela mucho al color, lo cual deja absorto a cualquiera. De igual manera, las voces en off dan la sensación muy realista del contexto mitológico. Es interesante cómo han adaptado la tragedia de Hera a lenguajes más convencionales. Un divorcio que genera una serie de emociones en la protagonista; de hecho, en cada escena se puso un subtítulo de acuerdo a sus estados de ánimo. Es de felicitar esa limpia actuación que logró Liz Roggero (Hera), pues fue impactante la degeneración y luego, recuperación mental de su interpretación. Por otro lado, la naturalidad de Karla Puppo (Hipnos) fue interesante, aunque siempre mantenía la misma fuerza. Finalmente, el controversial papel de Ceres y cómo interpretó muy bien la desesperación y el dolor Leonela Alarcón.

Finalmente, el montaje no solo es fuerte por lo visual, sino también por el contenido, pues demuestran que lo clásico no solo son obras indescifrables para públicos reducidos, sino intentan acercarlos a la gente. Por ejemplo, existe una escena en que se apela a los juguetes para representar un conflicto real de la mitología de la diosa Hera. Un ortodoxo habría preferido hacer algo más literal o utilizar elementos indescifrables, solo para saciar una autocomplacencia de intelectual. Creo que si el objetivo es generar públicos fieles y diversos, los sectarismos no ayudan nada. Personalmente, propondría a la producción realizar un montaje de Antígona. Vaticino un gran éxito.

Enrique Pacheco

12 de junio de 2021

(1) Crítica Carlos. Diario El Espectador. http://www.elespectadorimaginario.com/pages/abril-2011/criticas/carlos.php

lunes, 7 de junio de 2021

Crítica: LOS 15 MIL


Nadie nos va a borrar de la memoria

Vivimos tiempos de crisis, no solo sanitaria, sino también política, y justamente en estos tiempos es cuando una frase muy peculiar puede resonar para todos los que hayamos vivido el periodo más alto de violencia en nuestro país, “nadie nos va a borrar de la memoria”, podemos decir al recordar las constantes desapariciones y masacres innecesarias que había en tiempos del terrorismo. Justamente esta frase (textualmente) es quizá la más importante para para Los 15 Mil, una microobra que presentó el colectivo teatral El Grito junto con Teatro UAIFAI, que, aunque fue cortísima, pues solo duró 15 minutos aproximadamente, nos dejó un claro mensaje.

La dramaturgia es de Mavi Vásquez, un texto corto, pero muy bien contado. Nos narra la historia de Clara, una mujer ayacuchana que pierde a su esposo, sabe que se lo llevaron, pero no sabe quiénes, ni por qué lo hicieron; ella nunca se rindió en su búsqueda y luego de muchos años, llega a una especie de laboratorio forense donde finalmente logra hallar una respuesta a todas sus dudas.

Se pudo apreciar en todo momento la buena dirección, la misma que estuvo a cargo de Ray Alvarez, logrando conmovernos e identificarnos desde el inicio, utilizando luces, música e imágenes que sumaron de manera efectiva a esta, además de la utilería adecuada, la cual hizo que traiga a nuestra memoria la historia de nuestro país, pues no necesariamente lo tenemos que haber vivido, pero como se sabe, a partir de 1980 se inician las acciones terroristas y duraron casi 20 años, periodo en el que muchas personas inocentes murieron. Sin embargo, en algún minuto de la obra se notó algunos desenfoques, sin terminar de distinguir si fue parte de la historia o un error que podría suceder cuando se transmite en vivo.

Los actores encargados de darle vida a esta historia fueron Juana Arteaga y Jesús Izquierdo, a quienes se les notó el buen trabajo que hicieron para crear y darle vida de manera impecable a sus personajes, notándose los cambios de emociones de manera natural, con un lenguaje claro y los movimientos correctos, consiguiendo nuestra atención en todo momento a fin de no perder ningún detalle. En el caso de Arteaga, no solo actuó, sino también cantó, logrando con esa canción, involucrarnos aún más en la historia.

Milagros Guevara

7 de junio de 2021