miércoles, 30 de junio de 2021

Crítica: ESO QUE NOS ALTERA


¿Lo eliminamos o lo normalizamos?

El cierre de las salas teatrales provocó la migración de los artistas escénicos a las plataformas virtuales y viene generando una enorme y variada gama de propuestas. Si bien es cierto el peligro de agotarse las fórmulas asoma de vez en cuando (especialmente en la saturación de videollamadas de tipo coloquial), la experimentación sí ha estado presente en ciertos espectáculos, atípicos y sugerentes en sus propuestas y resultados. Las ficciones auditivo-“invasivas” del colectivo EspacioLibre como Buzón de voz o algunos inclasificables experimentos como La comunidad de l%s poetas surrealistas de Wil León son claros ejemplos de proyectos que buscaron alejarse de lo convencional. En ese rubro habría que ubicar Eso que nos altera, autodenominada experiencia multimedia, a cargo del colectivo El Quipu Enredado, elenco artístico de la Casa de la Literatura Peruana, bajo la dirección de Roberto Sánchez-Piérola.

Fue curiosa la experiencia desde su presentación, ya que ni siquiera en la información para la prensa se nos adelantó de qué iba la propuesta. Aunque muy en el fondo, ello carezca realmente de importancia. En el sencillo comunicado, que acompañaba al flyer con imágenes de los ojos de las cuatro protagonistas, se nos invitaba a una reunión de emergencia por Zoom, debido a “la gravedad de los últimos acontecimientos que afectan a nuestra sociedad”. El escrito estuvo firmado por “cuatro ciudadanas comprometidas con la comunidad”, una agrupación democrática que nació debido a la supuesta inacción de las autoridades respectivas. Es así que Rou Aguirre, Claudia Caro-Sánchez, Maritza Castañeda y Nathaly Fuentes nos recibieron en la mencionada reunión y para nuestra sorpresa ¡nunca mencionaron específicamente qué es “eso que las altera”! Eso sí, inmersas ellas en una conversación cargada de humor e ironía; pero una interrogante sí queda (acaso) clara con respecto a “eso que nos altera”: ¿lo eliminamos o lo normalizamos?

Y es que Sánchez-Piérola, quien nos regalara simbólicos y notables montajes presenciales con el grupo Cuer2, como Palintrópolis (2006), Interruptor (2008) o Hebras (2011), no pierde su lado lírico y subjetivo, incluso en la virtualidad. Después de la citada reunión, somos invitados a participar de un grupo de WhatsApp, en el que se nos comparte textos, audios, imágenes, videos y enlaces para entrar a otras plataformas, como Blogger, Instagram y YouTube, durante tres días seguidos. La rastros poéticos que Sánchez-Piérola nos deja están ahí, solo que hay que buscarlos con atención. Y además, reflexionar sobre ellos. Como toda obra de arte que se precie, los participantes terminan la experiencia con más preguntas que respuestas. ¿Eliminamos o normalizamos? Y justamente, esas interrogantes son las que hacen de Eso que nos altera un magnífico ejemplo de cómo la experimentación sirve como un necesario detonante para conseguir estas atípicas propuestas artístico-vivenciales, que son mejores de disfrutar sintiendo, más que entendiendo.

Sergio Velarde

30 de junio de 2021

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