sábado, 5 de junio de 2021

Crítica: TITANOMAQUIA, EL FIN DE LOS DIOSES


Teogonía Virtual

Titanomaquia y la Teogonía son clásicos de la literatura griega muy conocidos desde hace décadas y llevadas al teatro. Especialmente, he estudiado el segundo por considerarlo más clásico; sin embargo, luego de ver este montaje, me quedé anonadado con lo presentado. Al principio, pensé que se trataría de un espectáculo convencional que extrapola una obra clásica a situaciones más coloquiales o contemporáneas con fines humorísticos o emotivos. Nada de eso gratamente sucedió, pues el montaje es tremendamente atractivo, principalmente por lo audiovisual. Es de felicitar la dirección de Jorge Pecho y particularmente, la producción de Luis Peche. Los intermedios entre las escenas consistieron en ediciones de video de lujo, que ayudaban mucho al espectador a contextualizarse en un ambiente mitológico, con un sonido y audio espectacular y atractivo. Por momentos, parecía que uno estaba inmerso en un capítulo de las historias de J.R. Tolkien y su Tierra Media, solo que mitológica. El cuidado y uso del color para cada personaje fue conmovedor y atractivo, así como los vestuarios y maquillajes resaltantes de los actores. Aunque estos últimos pudieron tener más elementos.

Por otro lado, estéticamente hablando, me gustó la dicción de los actores. No cayeron en la abstracción de mostrar un lenguaje altamente complicado que pudiese confundir las ya de por sí innumerables y enredadas complejidades de los personajes como Artemisa, Zeus o Ares. Me gustó que se apelara a coloquialismo peruanos (felizmente no vulgares) en los diálogos. Esto fue un recurso al que Jorge Pecho apeló y funcionó muy bien, pues fue pedagógico y el público emocionadamente entendía las intrincadas acciones y conflictos de los personajes. Este es otro punto que muchas veces el dramaturgo suele olvidar: el público. Hace unos meses se estrenó una obra llamada Antígona de Daniel Goya, donde las escenas, el lenguaje y contexto eran absolutamente fuera de lo convencional y parecía que era un montaje para que solo un aficionado al español antiguo o filólogo lo entienda. Titanomaquia, en cambio, es una muestra de cómo lo clásico puede ser universal con un gran esfuerzo. Jorge Pecho tiene un gran talento para eso.

Finalmente, entre las actuaciones más relevantes destacan las de Artemisa (Lorena Reynoso) y Dionisio (André Núñez). Lorena resaltó debido a la fuerza de sus intenciones, así como su trabajo gestual. Artemisa es un personaje altamente complejo que nos lleva a reflexionar sobre la justicia, el perdón y la compasión, y en ese sentido la actriz lo trabajó muy bien. Por otro lado, la representación de Dionisio que hizo André fue limpia y altamente creíble. Es un personaje con quien uno empatiza fácilmente, debido a la emotividad que emana, así como su candidez, inocencia y fragilidad. En ese sentido el actor construyó muy bien a su personaje.

Titanomaquia es un ejemplo de la importancia del trabajo colectivo, pero yo lo resumiría, en una palabra: la creatividad. Felicitaciones a todo el equipo por entregar un montaje original.

Enrique Pacheco

5 de junio de 2021

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