lunes, 21 de junio de 2021

Crítica: SOMOS VIDA


El rol de las mujeres como madres: el teatro como espacio de reflexión

El teatro es un espacio para entretener al espectador. Pero también puede convertirse en un lugar para reflexionar sobre algunos temas íntimos, que casi nunca son expuestos. Este es el caso de la obra teatral Somos vida, pues la performance brinda la oportunidad para preguntarnos sobre el rol de las mujeres como madres en la sociedad. Así, la productora Taripay Pacha reestrena esta obra dirigida por Julissa Paredes e interpretada por las actrices internacionales Vanessa Duron y Florencia Recio. 

La acción tuvo lugar a través de la plataforma Zoom. Sobre este aspecto, el espectador fue testigo de los problemas tecnológicos que presentaba una de las actrices, ya que se escuchaba que una de ellas dijo un texto relacionado a “encender la cámara”. Esto lo escuchó la otra actriz que se encontraba en un espacio distinto, cumpliendo su acción, pero su cuerpo relejaba una tensión que no provenía de la escena. Al final, solucionaron el problema, pero no sutilmente. Así, este hecho quebrantó la complicidad del espectador en creer todo lo que ocurre en la escena en ese momento.

En el marco de las interpretaciones, las actrices cumplieron su rol de una manera regular, porque no prestaban atención a lo que el momento les regalaba. Por ejemplo, había una situación en la que reflexionaban sobre el amor a sus hijos de uno de los personajes. En ese instante, se escuchaba el llanto de un bebé que provenía del lugar del personaje que hablaba sobre el cariño a su hijo. Para el espectador, esta situación parecía parte de la obra. Pero la actriz no escuchaba lo que el momento requería, que era calmar a su hijo para respaldar su objetivo. Finalmente, el llanto del niño no significó nada y solo se convirtió en un ruido que perjudicaba la escena.

Por otro lado, el tema de la puesta fue muy acertado para el tiempo y lugar donde se produce la obra, pues plantea un espacio para reflexionar sobre la renuncia de la mujer a sus objetivos por la de ser madre. En términos generales, la performance trata sobre una madre soltera de treinta y cinco años que desea renuncia a su papel de madre por cumplir sus objetivos. Esta situación en sí es transgresora para una sociedad conservadora como la mayoría de países de Sudamérica -que es el lugar donde reside el target de la productora-. Pero el personaje principal lo expresa y se cuestiona varias cosas, como la renuncia a sus sueños solo por cumplir su labor de madre.

Existen dos tipos de madres: las que nunca han deseado ser madres (motivo por el cual abandonan a sus hijos) y las que han deseado ser madres (pero también desean cumplir sus sueños). La obra trata sobre el segundo caso, motivo que desencadena la acción dramática. Sin embargo, también presta el espacio para reflexionar sobre el código de reglas sociales que rigen cómo debe pensar, sentir y comportarse una madre. En ese sentido, en el Perú, por ejemplo, la condición de ser madre limita a varias mujeres a no autorrealizarse. La razón es que en la mayoría de los hogares la labor de cuidar a los hijos los tiene la madre cuando la tarea debería ser compartida con el padre.

En resumen, Somos vida es una obra que sufrió momentos tensos que rompieron la magia que propuso. Pero el tema principal es abordado desde un espacio de reflexión que puede convertirse en uno controversial.

Elio Rodríguez

21 de junio de 2021

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