martes, 2 de junio de 2009
Crítica: PALINTRÓPOLIS
La ciudad del palo o del pecado
Asistir al Centro Cultural El Averno para ver la obra “Palintrópolis”, a cargo del grupo de teatro Cuer2 con la dirección y dramaturgia de Roberto Sánchez Piérola, puede tener una doble lectura: la obra transita en medio del caos y la violencia de nuestra querida y maltratada ciudad, con personajes conflictivos y conflictuados en medio de la asfixiante contaminación que nos embarga. Y es así como lucen los alrededores del Averno en horas de la noche, con prostitutas, fumones, locos y mendigos pululando por la zona, que supongo de alguna manera determina la escasa concurrencia a una de las obras más logradas e interesantes en lo que va del año. Y ojo que asistí a la última función de una corta temporada con pasada de sombrero.
“Palintrópolis”, descrita como una oda a la ciudad donde se pierde el logos (la razón, el conocimiento), nos presenta la historia de Francisco (homónimo del fundador de Lima) y su terrible vida, pasión y muerte en una ciudad tan apocalíptica como reconocible. Desde su nacimiento hasta su muerte y a lo largo de quince escenas, el grupo nos propone una oscura visión de una sociedad en la que reina el caos, el miedo y el desconcierto, de la mano de Francisco y de dos grotescos personajes enmascarados (dos figuras masculina y femenina), que representan los estereotipos clásicos que deambulan por las calles. Armados con una teatralidad poética o poesía teatral, tal como el grupo describe su propuesta, los cuadros se suceden con energía y ritmo, elaborando una interesante metáfora sobre la contaminación, representada por bolsas de plástico blancas o negras (según sea el caso) y que le dan un respiro a Francisco y a la contundencia de algunas escenas bastante chocantes.
Tratándose de una creación colectiva del director junto con los actores, es justo resaltar la excelente performance de los tres intérpretes: José Luis Urteaga, Rosa Jiménez y Roly Dávila, quienes convincentemente alternan las tres figuras que intervienen en la puesta en escena (Francisco, el hombre y la vieja). Las escenas tienen un nivel bastante parejo, destacando “Plato de perro” y “El micro”, que confrontan al espectador con sus deseos e instintos más básicos y primarios. El escenario del Averno es por cierto, uno de los más incómodos y marginales del medio, pero el grupo logra adaptarse y aprovechar cada recoveco del espacio, pero sin lograr acallar la bulla pachanguera dentro del mismo local, que merecería una llamada de atención a la administración.
“Palintrópolis” o “La ciudad del Palo” es un montaje salvaje, directo y brutal, que no hace concesiones con el espectador y lo confronta con sus miedos y temores más comunes. Acaso la contundencia de la puesta en escena sea la razón por la cual sólo asistieron once personas (incluyéndome) a la última función de su temporada en “El Averno”. O tal vez sea la zona, que por cierto, cada vez luce más peligrosa en el trayecto por Jr. Quilca hacia la Av. Wilson. Sea la razón que fuera, no es excusa para dejar de ver uno de los montajes más interesantes y polémicos del año. Y que ciertamente no merece “palo”, sino hartas palmas. “Palintrópolis” se presentará todo el mes de abril en el Centro Cultural Apu Teatro en Las Calezas 275 Urb. El Manzano Rímac, alt. Cdra. 6 de la Av. Alcázar, Parque del Avión. Imposible perderse esta siniestra mirada a la “Ciudad del Palo o del Pecado”.
Sergio Velarde
Marzo del 2006
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