Las estilizadas y delicadas muchachas de la banda
Este fue un año de grandes pérdidas para el escenario
peruano: uno de esos artistas fue, sin duda, Ricky Tosso. Si bien es cierto siempre
supo aprovechar su extraordinaria vena cómica desde sus inicios, fue acaso en sus
últimos trabajos donde demostró una inusual versatilidad para interpretar una
variada gama de personajes, como fueron los de En el parque, Chico encuentra chica, Hombre mirando al sudeste o ¡Ay amor!, por citar algunos. Justamente el
citado artista tenía, entre sus varios compromisos teatrales para el 2016, el
de dirigir una pieza que supiera conjugar drama y comedia por partes iguales;
en ese sentido, Orquesta de señoritas (L'Orchestre, 1962) del dramaturgo
francés Jean Anouilh resultaba ser a todas luces la mejor opción. Ricky no pudo
concretar el mencionado estreno, pero sí lo hizo el director David Carrillo
(con quien trabajó en La tiendita del horror) y el resultado es una deliciosa
tragicomedia producida por Plan 9 en el Teatro Larco, en honor al recordado actor
y con la participación de su hijo Stefano Tosso en el elenco.
La trama de Orquesta de señoritas involucra a un grupo de
mujeres y un pianista, todos integrantes de una esperpéntica orquesta durante
los difíciles tiempos de la postguerra, mientras hablan sobre sus problemas del
día a día hasta que se avecina la tragedia sobre una de ellas. La obra se estrenó
inicialmente a finales de la década del sesenta en el popular y distinguido
Teatro Histrión, con la participación de primeros actores interpretando a las
damas en cuestión: nada menos que Mario y Carlos Velásquez, Adolfo Chuiman,
Jorge López Cano, Cesar Urueta y Willy Gutiérrez, con Rodolfo Carrión como el
pianista. En los setentas con Edgar Guillén y en los noventas con Ricardo
Fernández, la pieza regresó a los escenarios, e inclusive este año en un
discreto montaje a cargo de Rafael Sánchez y su Teatro de Cámara.
Por su parte, la puesta de Carrillo luce sumamente
estilizada: el diseño de producción y los vestuarios brillan en escena, como también las
voces en vivo durante los números musicales. Se desdibujan los estragos de la
crisis como consecuencia de la guerra, eso sí, pero se gana en picardía y vistosidad. Acaso el triste final de una de
las muchachas no tiene todavía la contundencia necesaria para generar el
descalabro en la última escena, pero la dirección sí se luce con un elenco que
depara más de una sorpresa: el cómico Ernesto Pimentel, quien regresa a los
escenarios luego de años haciendo televisión, ciertamente construye un sólido personaje
como la directora de la orquesta, ganándole incluso a su colega Manolo Rojas en
La sangre del presidente. Stefano Tosso también consigue un par de escenas
conmovedoras, al igual que un inspirado Job Mansilla como el hilarante
pianista. Y las señoritas de la banda, que interpretan los jóvenes Pedro Pablo
Corpancho, Mauricio Lombardi, Alex Mori y Francisco Luna,
resultan desternillantes en escena, cada una con una personalidad propia.
Orquesta de señoritas le hace justicia a uno de los actores más
entrañables y completos de nuestra comunidad teatral, como lo es Ricky Tosso. El
montaje contiene delirantes diálogos y un corrosivo humor, comandado por el
experimentado Pimentel, quien se burla (sin caer demasiado en el abuso) de la ambigua
apariencia de las señoritas y del romance entre una de ellas y el pianista. Más
allá de ser un justo homenaje para un actor que nunca olvidaremos, los
responsables de esta nueva versión de Orquesta de señoritas de Jean Anouilh logran uno de los espectáculos
más interesantes y cuidados de la presente temporada.
Sergio Velarde
19 de noviembre de 2016
19 de noviembre de 2016
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