A ajustar el paso
Manuel Ascencio Segura (1805 – 1871) es considerado el creador del teatro nacional peruano, el padre de la comedia peruana, por ser uno de los representantes más importantes del costumbrismo del siglo XIX (junto a Felipe Pardo y Aliaga), escribiendo una de las más logradas comedias teatrales latinoamericanas: “Ña Catita”, que narra las peripecias de aquella vieja celestina, armando enredos amorosos para su propio beneficio. En sus piezas, Segura mostraba con acierto a la nueva sociedad limeña, enriqueciendo sus versos con todo el sabor criollo de dichos y refranes de la época, y retratando personajes amables y simpáticos, criticando las costumbres de su tiempo.
“El Sargento Canuto” ridiculiza las maniobras del militar fanfarrón que le da nombre a la obra, quien busca casarse a la fuerza con Jacoba, hija de don Sempronio, para su beneficio personal. También nos muestra la tosca autoridad del simpático viejo, quien cree que al casar a su hija Jacoba con el militar, logrará escalar de posición social. Los matrimonios por conveniencia (lugar común de las comedias de aquella época, incluida “Ña Catita”), los amores a escondidas (Jacoba ama en secreto a Pulido) y la crítica hacia el militarismo, convierten a “El Sargento Canuto” en una de las piezas más representativas de su autor.
Actualmente, se viene presentando esta clásica pieza en el Teatro Auditorio Miraflores con el grupo Aqualuna, pero ésta vez, en una adaptación a ritmo de marinera limeña. El director Ricardo Morante acierta en incluir algunos números de este baile para enriquecer la puesta en escena, pero dilata demasiado la duración del montaje (con el texto adaptado, éste no puede exceder la hora de duración). Y esto se debe principalmente a la falta de ritmo con la que se desarrollan algunos cuadros (como en la primera escena de Jacoba y Nicolasa, a cargo de Analía Laos y Sofía Rebata) y a un manejo del verso pausado y afectado (como en el simpático personaje de Pulido a cargo de Jonathan Oliveros). Si “El Sargento Canuto” es considerado clásico, se le debe más a aquellos notables textos que reflejan las costumbres e idiosincrasia de aquella época, que a su sencillo y predecible argumento. Los versos son muchas veces opacados por innecesarias contraescenas, que impiden gozar de todo el ingenio de su autor. Sin embargo, Paco Varela y Daniel Zarauz logran una buena dupla como Sempronio y Canuto, valorando sus diálogos y ejecutándolos con energía y dinamismo. “El Sargento Canuto” lograría un mejor resultado si todo su elenco ajustara el paso, disminuyendo así su duración.
Sergio Velarde
05 de diciembre de 2009
Sergio Velarde
05 de diciembre de 2009
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