domingo, 4 de mayo de 2025

Crítica: MANCO


Historia cantada de una rebelión y muchas traiciones

Manco es una propuesta teatral que, con el formato de concierto escénico, nos conduce entre canción y canción, por un momento clave de nuestra historia: la rebelión de Manco Inca.

Cuatro actores y cuatro actrices alineados en sus respectivas sillas esperan el inicio de la función. Luego, de pie, cada uno frente a un micrófono y dando cara al público con su energía, la narración alcanza altos niveles de emoción. La dirección musical se hace sentir desde el primer momento, logrando una equilibrada armonía. Varios de los actores tienen experiencia en el teatro musical y aprovechan esa experiencia y sus buenas voces, pero esta vez con la fuerza dramática necesaria para el contexto.

El escenario y vestuarios negros, así como la discreción de los elementos que identifican a los personajes hace que la atención esté absolutamente centrada en los temas cantados y la carga emotiva de las interpretaciones. 

Cómo no felicitar a Gerson Borja, autor, actor y director de Manco, por el bien logrado trabajo, compuesto por varias canciones que desarrollan el tema de manera articulada, sin decaer en ningún momento. Los coros, dúos, tríos y solos se alternan con eficacia con los relatos, con un fondo musical de tonos andinos, técnicamente bien administrado.

A mitad del primer tema y viendo cómo se ajustaban los micrófonos, imaginé una escenificación en formato de teatro musical, con grandes desplazamientos y muchos recursos escenográficos, pero una vez planteada la propuesta escénica confirmo que eligieron el mejor formato y los casi setenta minutos se llevan bien de cara al público, como una clase cantada en coro y casi una interpelación a nuestro conocimiento de la historia.

En cuanto al texto, sin vano chauvinismo ni exagerado academicismo, el relato nos pone frente a una realidad inocultable: el principal factor de éxito de la conquista fue la tremenda división y profundos resentimientos en el imperio incaico. La vieja máxima - de autor desconocido - según la cual los enemigos de mis enemigos son mis amigos se aplicó una y otra vez: Atahualpa para vencer a Huáscar se apoyó en las etnias resentidas con los cusqueños y luego confió en los españoles; Manco Inca, para evitar a sus enemigos internos, se alió con los españoles y estos consiguieron luego diversas alianzas con pueblos indígenas para derrotarlo. Demasiado tarde se dio cuenta del engaño de los castellanos. Solo la puñalada final es una escena confusa y ante la imprecisión histórica nos quedamos con el símbolo de la traición. Pero no se trata de una clase de historia, sino, en palabras del autor-director, este concierto es "un viaje de emociones a través de los miedos del personaje y su camino a enfrentarlos". Un viaje de aproximadamente setenta minutos que nos deja lo que el teatro debe dejar al espectador: emociones y reflexiones sobre lo que somos a partir de nuestros antepasados.

David Cárdenas (Pepedavid)

4 de mayo de 2025

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