“La acción siempre es el eje fundamental.”
El emblemático grupo Cuatrotablas cumple cincuenta años de
actividad teatral ininterrumpida, siempre preocupados por mantener viva la
memoria, nuestra memoria. Conversamos con una de sus actrices más
representativas, Flor Castillo, para conversar sobre sus inicios, su
trayectoria y experiencia profesional, así como de su destacada labor en el
colectivo escénico que fundara el maestro Mario Delgado.
¿Cómo fue tu comienzo en el teatro?
Fui una jovencita muy privilegiada, fue una oportunidad
maravillosa a los 14 años. Me enteré por mi madre que había llegado a Piura
Luis Valdivieso, maestro y director teatral, con el propósito de impartir
cursos de formación teatral. Él era piurano, egresado de la ENAE – Lima,
invitado por la ORAMS (Oficina de apoyo a la movilización social del área
cultural - Piura). Y es así que feliz me inscribí en el verano de 1971, me integré
al elenco del taller de teatro móvil, forme parte del TNT (Trabajadores del
nuevo teatro). Todo esto fue parte del sueño de Jorge Díaz Herrera, escritor y
poeta que diseñó el plan nacional de Inkarri, durante el gobierno de Velasco
Alvarado. Fui parte de esa maravillosa experiencia en la creación y difusión de
teatro, títeres y mimos. Escenificamos obras como El Amo de Luis Valdivieso, Callejón de Victoria Santa Cruz y Domingo 7 de Leónidas Yerovi. Fue un tiempo increíble e
irrepetible, de aprendizajes, ensayos y presentaciones
en plazas de los pueblos, colegios, municipios y la cárcel de Piura. Recuerdo
que nuestro grupo teatral fue asistido por
los soldados del ejército, como apoyo logístico en la instalación de luces,
tabladillos, junto al director y a los jóvenes integrantes del grupo. Tengo la
convicción que hicimos teatro en pueblos,
donde antes no había llegado ningún grupo.
¿Cómo fue tu encuentro en Cuatrotablas?
Me encontraba participando en la obra Carmen de Prospero Merime, dirigida por Kathy Serrano. En esa
temporada, Mario Delgado me invitó a participar en el remontaje de la obra La nave de la memoria de Ricardo Oré.
¿Qué es el método de Cuatrotablas para ti?
El método es la columna vertebral al cuerpo Cuatrotablas.
Porque ha formado a sus actores, permitiendo tener una reserva permanente para
sus creaciones, siendo una constante en la creación colectiva o de autor, tanto
como actores de la escuela y actores invitados.
¿Cómo tomas el método del grupo en tu proceso?
El método de Cuatrotablas llegó como para afilar la sierra y
reconocer la importancia del laboratorio en la creación, en mi formación y
disciplina. El proceso creativo se realizaba en el laboratorio donde nos
proponían ideas relacionadas con enraizarnos, tomar conciencia de tu aire, del
equilibrio, de la columna, de las oposiciones, de la importancia de tu
diagnóstico y pronósticos a través de acciones como caminar, saltar, correr,
estar allí presente para ir hacia el acto creativo, pasando por las fases del
calentamiento, creación de secuencias, la improvisación y el montaje. Esto se
constituía en la dinámica creativa de los procesos por Mario Delgado.
¿Cuándo comienza el proceso del laboratorio de Arguedas?
Del 2003 al 2006 fue el primer laboratorio, se estrenó en
FITECA (Fiesta Internacional de Teatro en calles abiertas) en el 2006. Partimos
de la primera hoja de la novela Los ríos profundos
de José María Arguedas. Un año buscando el lenguaje, para interpretar la
primera versión. Pilar Ochoa, José Infante, Juan Maldonado, Helena Huambos y
Rosario Gamarra, fueron convocados y estuvieron acompañando el proceso, como
también la maestra Rosa María Salas.
¿Cómo vinculas el canto y la acción?
Nuestra tradición es musical, El Taquioncoy, La fiebre del
canto y la Danza de la curación, en palabras de Ricardo Oré. En la voz está
guardada la memoria. El canto era parte de mi camino de búsqueda con Retablo,
con la creación de la obra Herraduras en
el alma, obra de creación colectiva que cuenta la historia de del Perú a
través del canto y la danza desde la llegada de los españoles, tomando como
hitos treinta sucesos históricos. Por eso me fascinó el proceso de la nave de
la memoria de Cuatrotablas, había una gran afinidad, un teatro histórico
musical peruano. Yo creo que mi proceso anterior me permitió aportar esos
hallazgos de Retablo a Cuatrotablas.
¿La voz como camino a la acción o la acción como camino a la
voz?
La acción siempre es el eje fundamental, imagen, sentimiento
y acción, enseñanza de María Escudero, transmitido por Manuel Luna, en el proceso
de la obra Herraduras. Preparar el
cuerpo, la voz para la acción física y vocal. La voz es acción, te detiene, te
corta, te abraza, de hiela, te eleva, es acción en sí.
¿Cómo llegas al canto Arguediano? ¿Y cómo influye en ti?
En el proceso de investigación y creación de la novela Los ríos profundos, encontramos el canto
Arguediano. La novela recoge cantos tradicionales de la infancia de José María
Arguedas y de los pueblos que lo vieron crecer. Luego María Rosas Salas fue
convocada por José María Arguedas para cantar y grabar sus cantos recopilados; asimismo,
ella también aportó como investigadora e interprete, con otras hermosas
canciones a la dramaturgia musical en el primer montaje de Los ríos profundos. Esta rica enseñanza elevó en la poética del
montaje, así también como las danzas dirigidas con Juan Maldonado y el músico guitarrista
ayacuchano Américo Peñafiel, que también aportó nuevos cantos a mi versión de canto
Arguediano, cantos que aprendió desde niño.
¿En cuántos procesos y versiones de Arguedas has estado?
Aproximadamente en nueve versiones, entre el primer
Laboratorio y el de Las Chicheras parte 3.
¿Cuál fue tu hilo conductor en estos procesos?
El amor por la obra Los
ríos profundos de José María Arguedas. Partí del personaje Ernesto Mujer, su
madre ausente, el escritor. Todos éramos Ernesto Niño, Ernesto Adolescente,
Ernesto Padre. Y después en la versión unipersonal, integré todas las versiones
de Ernesto y al mismo José María Arguedas, con los textos de sus cartas del
libro El zorro de arriba y el zorro de
abajo. El sentido de las obras es que se hagan y representen, para que
estén vivas.
¿Cómo has interiorizado cada uno y lo transformas para el
siguiente proceso de creación?
No estar aferrada a nada, como decía Mario Delgado, lo único
que es permanente es el cambio, que en lo personal, a mí me costaba mucho, fue
lo más duro del aprendizaje, me creaba una oposición interna, pues cada proceso
significaba pulir y afinar una puesta y luego volver a empezar y recuperar lo
logrado, en otras palabras lograr el desapego. Pues en el fondo, cuando
capturas la esencia, ya es posible todo, como reducir los espacios, el tiempo,
el vestuario, los elementos, etc. Sentarte y desde allí detenerte, poner la
danza, el delirio y en esa aparente quietud darlo todo. Aprender desde la
mirada del niño Ernesto vehemente y delirante; me fascinaba ver cómo miraba el
mundo, la gente, las aves, los ríos, los árboles, la música, el canto y la
ternura de sus sirvientes indios. Estaré siempre agradecida por Mario Delgado y
José María Arguedas, pues tensamos siempre ese hilo conductor y ahí siempre
hice batallas con Cuatrotablas. Ávidos y seducidos por vivir Los ríos profundos, al modo de Ernesto y
ahí encontrar al Ernesto nuestro.
¿Cuál es la memoria de Arguedas en los siguientes procesos
de creación?
Ya camino con el papacho Arguedas, ya está en el alma y el
cuerpo, su legado. Tan claro como en su discurso Yo no soy un aculturado; y ese concepto te va dilatando, de su
libro ¡Sigo siendo! Kachkaniramqmi! y
su vigencia, después de tomar su vida y trascender.
¿Cómo festejas los 50 aniversarios de Cuatrotablas?
Esta pandemia y el confinamiento me ha permitido re-visionar,
ordenar, recopilar, registrar procesos, elaborar planes, proyectos de todo el
material de la trayectoria de Cuatrotablas, lo cual me ha permitido mostrar al
mundo cultural, la vigencia de Cuatrotablas, mediante conversatorios,
entrevistas, etc.
¿Qué encuentros y desencuentros tienes con las lecturas
dramatizadas?
Para las lecturas dramatizadas, Mario nos pedía dominar el
texto, de tal modo que pudiéramos accionar con el libreto o sin él. Ahora hemos
abierto un laboratorio específico con el primer elenco del grupo Cuatrotablas,
de modo virtual, que es el medio que nos permite mantenernos conectados y
vigentes. Permitiendo adecuar las obras a la demanda de esta plataforma virtual,
sin perder la esencia del teatro de Cuatrotablas.
¿Nuevos proyectos?
Re-visionar mis 50 años como actriz, coincido gratamente con
los aniversarios de Cuatrotablas; este 2021, también cumplo 50 años ejerciendo
esta hermosa labor de actriz.
Algunas palabras adicionales.
Seguir explorando sobre el universo de la performer. Estrenar
la serie virtual 14 de noviembre 1997,
basada en la obra teatral del mismo nombre estrenada en marzo del 2020, previos
al confinamiento por el Covid-19. Revisar mi trayectoria artística de 50 años,
con el objetivo de realizar una puesta escénica, en homenaje y gratitud a la
vida por permitirme, celebrar mis “Bodas de Oro” de mi labor artística. Escribir
un libro, como dice el personaje Elvira Rupay, de la obra La nave de la memoria.
“Que remedie lo que
está arriba y abajo, así el tiempo vuelva a este mundo; Canto de las
temporadas, aires de partida y de regreso, danza de la curación”.
Miguel Gutti Brugman
26 de julio de 2021