martes, 31 de enero de 2023

Colaboración regional: SHAULLO CHICO


Niños que caminan como si flotaran

Shaullo Chico es un centro poblado que está ubicado en el distrito de Baños del Inca en la provincia de Cajamarca. Ahí se encuentra la casita cultural “Caminos del corazón”- “Wasisitu Shunqupa Ñanninkuna”, dirigida por la profesora Elena Sánchez. En esta casita nos reunimos con un promedio de 20 niños que reciben reforzamiento matemático y verbal, además de estimulación artística desde la música, la pintura, el teatro y la danza.

Hacer una obra de teatro o componer música con niños rurales es una travesía hermosa, las ideas vuelan desde los pies a la cabeza. Es cierto que las redes sociales están inmersas en todos los espacios y construyen sistemas de valores y pensamiento; sin embargo, la naturaleza que nos rodea, porque estamos sumergidos entre árboles y montañas, permite que el espíritu se despliegue de otra manera. Dia a día luchamos como seres humanos por no caer en la desidia o en el control que azota la tecnología y los sistemas sociales. De esta manera, jugar con los niños nos permite volver a creer, seguir soñando y purificar nuestra esencia, nuestra vida.

La base pedagógica con la que trabajamos es la pedagogía teatral, que basa sus preceptos en las etapas del juego. Dos días a la semana nos reunimos con los niños y empezamos a jugar, aprendemos desde la espontaneidad de los cuerpos, no se busca la rigidez de una disciplina artística, se busca la liberación del espíritu y la libre expresión.

El juego empieza y la creatividad corre como un rio cristalino, purificado por sueños y por anhelos. Construimos nuestra dramaturgia como si los niños estuvieran jugando sin la necesidad de una guía profesional o adulta, nos convertimos en niños y juntos construimos nuestras escenas y nuestros guiones. No utilizamos ningún texto específico y menos intentamos que los niños aprendan diálogos extensos que ni si quiera entienden o perciben cercanos; al contrario, todo lo que dicen sus personajes nace de ellos, de sus intereses, de sus deseos y de sus necesidades.

El teatro es una herramienta que nos permite desarrollar habilidades sociales en los niños, porque se practica para comprender la vida, para entender cómo funciona el sistema social. Jugamos y levantamos nuestras alas, pero llega un momento donde el vuelo debe asentarse en un terreno firme, aterrizamos y descansamos nuestros pensamientos, para reflexionar sobre lo que está sucediendo, sobre lo que sale de nuestra boca y también de sus bocas. Es vital la acción colectiva, percibirse parte de un grupo se torna una necesidad, más ahora cuando el país está tan dividido y ya no defendemos la vida, solo defendemos nuestro confort y nuestra seguridad.

El niño expresa lo que siente y es consciente del poder que tiene su voz; a partir del juego ensayamos escenarios que permiten la reflexión para poder conversar y saberse un ciudadano que tiene algo que decir y que siempre puede aportar desde su propia inteligencia. El trabajo en grupo es muy importante en el teatro, para saber respetar a los demás y poder conseguir acuerdos que favorezcan a toda la comunidad.

Así pasan los días, escuchando a la lluvia que llega con un viento fuerte que nos hace presumir la posibilidad de lavarnos de este mundo cada día mas controlado, nuestro cuerpo danza y adopta posturas inesperadas debido a una energía superior que deambula por los prados verdes y celestes de Shaullo Chico. Si alguna vez deseas ver teatro que no esté regido por los parámetros espectaculares de la contemporaneidad, visita Shaullo Chico y podrás admirar la expresión de los seres humanos reflejada en las pupilas de niños que caminan como si flotaran y juegan a construir mundos, a construir identidades y promesas que puedan servir para el futuro o mejor dicho para el presente.

Moisés Aurazo

Cajamarca, 31 de enero de 2023

Crítica: DESAMOR


En el desamor, pero aquí estoy

Porque claro, se supera y hay que dar nuestra mejor versión/creación.

Cual relación “tóxica”, a veces desearíamos tener una con el teatro “convencional” aristotélico, realista con personajes solemnes y su dichosa psicología; o una arriesgada puesta simbolista, bechtiana. Otras muchas veces solo nos gustaría entregarnos al disfrute de las nuevas formas, no tan nuevas. No importa cuál de las relaciones se emprenda; habrá amor. Siempre y cuando, la estrategia escénica comprenda una laboriosidad, la sencilla, pero determinante molestia de darle un aprecio al detalle, al juego y al apropiarse. Porque es admirable cuando una puesta en escena presenta el motivo que impulsó a la actriz, dramaturga o directora, de tomar la decisión y poner un pie en la tabla, el patio, acera para comunicar algo, más allá de la sola acción de compartir el texto o dialogo. Porque el teatro es más que eso, tiene que serlo. Y por eso, en esta ocasión, mi amor por él se desvaneció, se convirtió en desilusión, dejé de decidir amarlo por el tiempo que duró este espectáculo.

Por ello, la importancia de detenernos en el desamor, entendido como tiempo de reflexión, para mejorarnos como seres humanos y es ahí donde aparecerían los cuatro monólogos que pretenden retratar esta etapa.

1. La negación. No, no y no. Me niego a creerlo, no puede ser posible. Se entiende que la temporada fue corta, pero ¿dónde está la labor escénica? ¿Hubo dirección? Las y los espectadores esperan desesperados por creer todo aquello que se le comparte en escena, claro. Se ingresa al recinto, inocente, dispuestos a creer todo aquello que se nos venda; pero tampoco se les ha de tomar el pelo. No, me niego a creerlo. Siendo un texto muy cotidiano y citadino, queda muy corto desde donde se le vea en cuanto a discurso o poética.

2. Aceptación. Bien, hay que aprender a soltar, tomarse la vida de manera ligera. Tener las manos un poco libres, sueltas. Aceptar las nuevas estructuras. Se juega, la actriz presenta una propuesta. Parece tener coherencia, se divierte, nos divierte. Buen manejo escénico, pero se queda en lo tópico del tema.

3. Confrontación. La revisión hacia una misma. La actriz nos comparte un diálogo con su voz interior, texto tan potencialmente poético, pero se ensimisma en lo superficial. ¿Hubo dirección? La actriz, a pesar de tener todos los recursos técnicos para realizar una labor destacable, se regodea en lo tangible y se olvida la poética que ofrece el escenario en todas sus dimensiones.

4. Y, por último. La “superación”. Esta engloba la situación que vivimos actualmente. La constante búsqueda de paradigmas que nos legitimen como lo que queremos ser aceptados por los demás. Y es así como aparece el empoderamiento sexual femenino. Vaya monólogo a elección. Parece olvidar mirar un poco más allá, a la industria, el capital que saca provecho hasta de nuestra respiración, ¿qué nos hace creer entonces que este no es un nuevo asunto para comercializar con nuestros cuerpos?

Los cuatro monólogos presentan, ya que parten de situaciones cotidianas, temas profundamente humanos. Pero no han sido direccionados de tal modo, es una pena. Pareciera que cuando se utiliza la palabra cómico o comedia, se nos olvida que esta es parte de la vida misma y que, detrás de cada vida que se presenta o representa en escena, no solo existe la risa, es parte de, pero no el fin único.

Conny Betzabé

31 de enero de 2023

lunes, 23 de enero de 2023

Crítica: LA BRUJA ESCARLATA


¿Cómo descubrir el poder oculto que hay en ti?

Una joven acude al salón de una mujer dedicada a las artes místicas, una bruja muy poderosa que la recibe con un reto muy particular para su oficio, y es el de resucitar al exnovio de la misma.

Una pieza teatral de comedia absurda, que cumple muy bien con el objetivo de pasarla bien y tener una noche de magia, diversión y misterio, de estar atento a las diferentes posibilidades que van surgiendo en la obra, para sumergirte en un mundo donde realmente todo es posible.

Las dos actrices desarrollan bastante bien sus personajes, de una manera solvente, y se nota que se divierten con naturalidad y disfrutan haciéndolo, mezclando magia, sensualidad, danza y la muy buena química que hay entre las dos.

El escenario cuenta con lo mínimo indispensable para que todo se centre más en el trabajo de las actrices, que dicho sea de paso, utilizan hasta el espacio entre el público; con lo cual uno se siente que es un testigo muy presente en todo momento, que hasta podría ser elegido para participar de una escena. El diseño de las luces ayuda muchísimo también a propiciar una atmósfera o ambiente que contribuye favorablemente a los momentos más intensos, en su mayoría rojos y azules, en los que uno se siente realmente en una sesión de espiritismo.

Es grato ver obras de teatro que apuestan y sobre todo se arriesguen por lo nuevo. Lo nuevo no solo experimentado desde el punto de vista de un texto, sino también desde la misma puesta en escena, haciendo transversalidad entre diferentes temas; en este caso, desde lo mágico, surrealista, en comedia y que en verdad el púbico la pase bien.

Esa es la verdadera magia del teatro, que se pueda ir sin expectativas y dejarse sorprender, instante a instante, por lo vivo que está y cómo la están pasando en el escenario. Finalmente allí está la magia de nuestro arte.

Manuel Trujillo

23 de enero de 2023

domingo, 22 de enero de 2023

Crítica: PEREGRINOS


La comedia es existencial

Por ende, usted será quien considere este espectáculo una comedia como tal. O no. Silencio en la sala. Bajo una dirección escénica concreta y útil. Las cuatro técnicas aplicadas en esta obra teatral lo retratan así. Ba dum tsss. No obstante, son actrices y actores con habilidades suficientes para ser capaces de probar un poco de la misma historia que comparten: arriesgarse a peregrinar desde sus labores. Peregrinar de una misma, uno mismo y sus formas. Ahí radicaría la esencia del arte, del teatro. La constante peregrinación: la búsqueda de lo extraño, del detalle, de la vida en transformación, cambio que otorga libertad, esa que desde sus personajes planean conseguir.

La ironía entre el arte y la vida plasmada por Un suertero (Pancho Fierro) costumbrista y charlatán, que desde su convicción o falsedad, a fin de cuentas, se muestra sediento de libertad; muy bien resuelto, comparte a sus pares un discurso existencial en oposición a la idea clásica de objeto-sujeto a lo obsoleto, al abandono, al traslado a una sala de arte o depósito, generando así el conflicto para con La dama del armiño (Leonardo da Vinci) y el Autorretrato como alegoría de la pintura (Artemisia Gentileschi), correspondientes al Renacimiento y Barroco, respectivamente, que desde lo actoral desconciertan –con acciones gratuitas y sin justificar- inicialmente, pues se muestran bastante alejadas de lo que podría intuirse buscaban retratar sus creadores, para quizá, a mitad de función, de manera certera –gracias al texto- cerrar con una sorpresa inesperada. Sin embargo, esto no será un obstáculo; es más, se observa bien aprovechado para después de una buena charla, juego y exceso de deseo, enriquecer el ímpetu del Suertero por peregrinar y, a raíz de su nueva condición revelada, emprendan con mayor necesidad la búsqueda de libertad. Ganando así las tres obras de arte, profundidad ante el traficante de cuadros que reflejaría la imagen humana actual: dependiente de algún vicio, conectado a un teléfono celular y de compañera, la soledad; el cual claramente no parece tener idea del para qué en su vida.

Co mi quí si mo.

Cuatro técnicas que desconectadas trastabillan, pero a medida que avanza la acción en Peregrinos, logran complementarse por la destacada labor de Manuel Gold, que la suda desde el inicio hasta el final, porque ahí está. Funcionan, pero podrían hacerlo más; solo basta con agudizar la escucha e ir más allá. Así ganaría la necesaria profundidad que les ofrece el mismo texto, siendo este el que se lleva la honorabilidad por ser una dramaturgia bien lograda que parece invitarnos a cuestionar quiénes somos o qué nos hace ser lo que somos; a quién copiamos, y si no, qué nos hace original; para qué estamos en esta vida; qué papel jugamos en una sociedad sobreestimulada de discursos, íconos, símbolos y simulacros; ¿nos espera ser suplantados y olvidados como los cuadros?, ¿acaso somos verdaderamente libres como pensamos?

Conny Betzabé

22 de enero de 2023

viernes, 20 de enero de 2023

Crítica: EN MI SALSA - CRÓNICA DE UN VIAJE A LA RAÍZ


Unipersonal con ritmo y sabor

“Salsa” significa, de acuerdo a la RAE, “aquel género de música popular bailable, con influencia afrocubana, que ejecuta una orquesta acompañada por instrumentos tradicionales del Caribe y por uno o varios cantantes”; así como también el baile que se ejecuta al son de esta. Se trata pues, de un contagioso ritmo que ha hecho bailar a generaciones de personas en todo el mundo. Justamente, se estrenó el año pasado un logrado unipersonal de autoficción titulado En mi salsa - Crónica de un viaje a la raíz, una creación colectiva del intérprete Diego Zúñiga y de la directora Bea Heredia, la cual estuvo acompañado por muchas de aquellas clásicas e incombustibles canciones de salsa, ejecutadas en escena por el virtuoso bailarín Zúñiga, además de información pertinente acerca de los orígenes e historia de este género musical.

Pero “salsa” denota también, según la misma fuente, “aquella composición o mezcla de varias sustancias comestibles desleídas, que se hace para aderezar o condimentar la comida.” De manera ingeniosa, Heredia y Zúñiga crean un paralelo entre este concepto y los propios orígenes del actor bailarín de padres son salseros y además, este revela que durante su propia concepción, la pareja escuchaba Radiomar Plus. Proveniente de Toquepala, Zúñiga tuvo que adaptarse a una nueva vida en la capital; sus intentos por encajar en esta realidad son análogos a todos los esforzados ensayos que debe hacerse para entrar en el ritmo correcto del baile.

Finalmente, la locución coloquial “En mi salsa” da a entender “En un entorno conocido que propicia que alguien o algo se manifieste con toda naturalidad”. Y acaso sea este el mayor mérito en escena de En mi salsa - Crónica de un viaje a la raíz, presentada en el Teatro de Lucía: el de lograr una total identificación por parte del público con la propuesta de autoficción de Heredia y Zúñiga, con este último conjugando baile, actuación y performance, plenos de ritmo y sabor, para así lograr un sólido y vibrante espectáculo que puso, literalmente, a todo el mundo a bailar al finalizar la función.

Sergio Velarde

20 de enero de 2023

jueves, 19 de enero de 2023

Crítica: RELATOS (IN)CONEXOS


Recuerdos teatrales en pandemia

La dramaturga y directora Paola Vicente también formó parte, muy al principio, del progresivo retorno a la presencialidad teatral luego del forzado encierro por pandemia. Después de empezar una maestría en Escritura Creativa, Vicente estrenó en el Centro Cultural Ricardo Palma el unipersonal Relatos (in)conexos (2021), en el que recopiló un puñado de historias propias, independientes entre sí, a partir de diversas técnicas narrativas. Los resultados obtenidos en esta autoficción escénica fueron ciertamente auspiciosos, pues la autora exploró con acierto y desde su propia perspectiva muchos de los miedos y temores a los que todos, sin excepción, nos tuvimos que enfrentar en aquel tiempo de encierro.

La actriz Denise Arregui es la encargada de presentar el espectáculo, asumiendo el rol de Vicente, en seis secuencias en las que quedará la interrogante sobre el grado de veracidad y ficción en cada una, así como el de descubrir las posibles conexiones entre estos relatos. Veremos entonces a Arregui evocar y actuar diversos pasajes en la vida de Vicente: un viaje familiar a Huánuco; la recuperación de un cadáver desmembrado luego del estallido de un coche bomba; la terrible angustia al recibir los resultados de varias ecografías; y un día rutinario de teletrabajo en la que alternará con el panadero, el reparador de cortinas, la empleada, el vecino, el portero, su madre y sus dos hijas. También asistiremos a una narración teatralizada sobre una mujer sobreviviente llamada Viola y su relación con las campanas; y a una breve charla sobre la desaparición de la cultura maya, a raíz de un sueño que tuvo Vicente sobre unos tótems en la playa.

Más allá de encontrar un probable enlace entre todas las secuencias presentadas, basta con saber que Vicente, con ingenio y sutileza, nos ha compartido su mundo interior, con sus miedos, recuerdos y sueños, tan parecido al de cualquiera de nosotros. Complementan bien las imágenes proyectadas en la pantalla del foro, con panorámicas de nuestra desolada ciudad en ese entonces, pero también con videos de todo el mundo, incluido Trump despojándose de la mascarilla en vivo. A destacar, por supuesto, la comprometida actuación de Arregui, haciendo propias las palabras escritas por la autora, en una ejecución limpia y enérgica. Con solo un sillón y un escritorio con una laptop, Relatos (in)conexos es el resultado de un genuino proceso de sanación y liberación de una sensible artista en pandemia.

Sergio Velarde

19 de enero de 2023

miércoles, 18 de enero de 2023

Crítica: COSTUMBRES


Esforzado y complejo drama familiar

Siempre será de aplaudir la creación de nuevos colectivos teatrales, especialmente los integrados por jóvenes artistas, quienes deciden iniciar la ardua batalla de la autogestión de sus propios proyectos. La pasión, la perseverancia y la necesidad de explorar problemáticas trascendentes pueden compensar la falta de experiencia y oficio en las tablas. Tal es el caso de CRAF Producciones (Centro De Rehabilitación Para Artistas Frustrados) y su brevísima temporada en diciembre del año pasado en el Teatro Mocha Graña, llamada simplemente Costumbres. Pero esta simplicidad de la que se hace mención es justamente la que le faltó a la dramaturgia, pues esta abarcó un gran número de temáticas dentro un mismo núcleo familiar que no pudieron desarrollarse todas adecuadamente en escena.

La joven Mía Camila Romaní, quien escribe y dirige, nos presenta a la enésima familia disfuncional: un padre tradicional, una madre distante, dos hijas rebeldes e ingenuas y un hijo incomprendido; además de las parejas de las muchachas y un inesperado y peligroso antagonista que aparece a la mitad de la puesta. En medio de cada una de sus historias se mezclan enormes temas como la infidelidad, la violencia contra la mujer, los trances de la adolescencia y hasta la esquizofrenia. Demasiadas piezas en el tablero, que luego no encuentran el momento oportuno para exponerse y asimilarse. Ayuda, por supuesto, el esforzado trabajo del elenco, que integran Christian Suito, Alexandra Abadíe y Jose Miguel Argüelles, al lado de los jóvenes Alison Velazco, Luis Fabian, Jorge Iturriaga, Walter Guerrero y la misma Romaní.

Bien por el trabajo de este nuevo y entusiasta colectivo y por el riesgo asumido para sacar adelante un proyecto escénico de esta envergadura. Felicitaciones también para la joven creadora Romaní, a quien se le podría sugerir que dosifique los temas para sus próximos textos y que además, delegue funciones hasta ganar una mayor experiencia en las tablas. Costumbres bien merece una revisión a nivel de dramaturgia y dirección, pues contiene secuencias interesantes y sobre todo, un mensaje de esperanza y reconciliación, en medio de una sociedad cada vez más violenta y hostil.

Sergio Velarde

18 de enero de 2023

martes, 17 de enero de 2023

Crítica: EL HIJO


La salud mental en adolescentes

Todo un acontecimiento teatral resultó el estreno de El padre (2017) del autor francés Florian Zeller, no solo por otorgarle el papel definitivo de su carrera al inolvidable Osvaldo Cattone, sino porque la pieza puso sobre el tapete, de manera magistral, el duro trance que deben atravesar los pacientes de Alzheimer junto a sus familias. Especialmente, en países como el nuestro, en la que la salud mental viene siendo relegada por décadas. Pues bien, siguiendo el mismo camino, Zeller escribió una suerte de “precuela”, titulada El hijo (2022), mostrando la difícil realidad de muchos adolescentes y la tirante relación con sus padres. Su estreno en Perú en el Teatro de Lucía destacó dentro de nuestra (saturada) cartelera, ofreciendo una conmovedora puesta en escena con numerosos aciertos.

Dirigida con buen pulso por el joven pero experimentado Rodrigo Falla Brousset, la historia gira alrededor del introvertido Nicolás (Brando Gallesi), el hijo adolescente de Pedro (Ismael La Rosa) y Ana (Marisa Minetti), ambos ya separados. El joven, luego de descubrirse inexplicablemente que no ha asistido al colegio por tres meses, se muda con su padre y su nuevo compromiso, Sofía (Fiorella Luna), quien acaba de tener un hijo. El errático comportamiento del muchacho y los desesperados intentos de su padre por comprender y frenar la situación se presentan de manera dosificada, con un controlado manejo del suspenso y la anticipación del inevitable y doloroso desenlace. En el apartado técnico, las luces y el sonido, bien puestos; así como una funcional escenografía, que delimita las salas de las dos casas y el consultorio psiquiátrico, en el que aparecen el doctor y el enfermero, José Miguel Arbulú y Brian Savitzky, respectivamente.

La dilatada duración de la puesta es compensada por una inspirada dirección de actores, en la que habría que destacar el excelente trabajo en conjunto de La Rosa y Gallesi, ambos en complejos personajes, quienes lucen sólidos y conmovedores (y por los pelos, sin caer en excesos). A su lado, unas formidables Minetti y Luna componen convincentes figuras de madres y esposas. Bien por Falla Brousset, quien sale airoso del difícil reto de dirigir una obra de esta envergadura; además de promover con su temporada la necesaria preocupación por la salud mental en nuestro país. El hijo de Zeller es una muy pertinente llamada de atención hacia nuestras autoridades sanitarias acerca de una problemática que no debería cobrar más vidas.

Sergio Velarde

17 de enero de 2023

lunes, 16 de enero de 2023

Crítica: HOY MATÉ A MAMÁ


Hilarante crisis familiar

Quizás uno de los más desagradables conflictos familiares sea el de la lucha por la herencia entre hermanos. Dichos problemas deben ser tratados con mucho cuidado, pues de no ser así puede generar fracturas irreparables dentro de las relaciones fraternales. Es por ello que sorprende gratamente cuando de este difícil trance puede resultar una ácida comedia muy bien escrita, dirigida y actuada, que arranque genuinas risas de los espectadores, aun cuando se toque el tema del asesinato de la matriarca de la familia, con el propósito de aliviar las deudas de los insensibles hijos. Es el caso de Hoy maté a mamá, premiado texto de Paris Pesantes, bajo la dirección de Emilio Montero.

Presentada en el Centro Cultural Ricardo Palma en Miraflores, la historia arranca desde la primera llamada, cuando los cuatro hermanos, interpretados por Carolina Cano, Alonso Cano, Lia Camilo y Pedro Pablo Corpancho, van apareciendo sobre el escenario para tener una reunión con su madre, a cargo de la primera actriz Attilia Boschetti, con el propósito de convencerla de vender su casa, ya que hace poco enviudó. Montero delimita con precisión los tres ambientes en los que se desarrolla la acción sobre el escenario (recibidor, comedor y cocina) y dosifica muy bien el humor y el suspenso conforme la situación de los cuatro hermanos va resquebrajándose hasta tomar la fatal decisión.

Los estereotipos de los hermanos (la fría lesbiana, la alcohólica coqueta, el homosexual reprimido y el bravucón fanfarrón) son hábilmente compensados por el talento de sus intérpretes, creando hilarantes secuencias, como por ejemplo toda la farsa de la taza de café. Por supuesto, la gran atracción de la puesta es ver en escena a la enorme Boschetti, que impone su presencia frente a la nueva generación, como aquella dominante, terca y entrañable matriarca. Hoy maté a mamá es una lograda comedia negra, muy ingeniosa para reflexionar desde el humor acerca de las incómodas y trágicas situaciones que pueden generarse dentro de un mismo clan, cuando se anteponen las conveniencias materiales frente a los lazos de amor y respeto entre familiares.

Sergio Velarde

16 de enero de 2023

Crítica: CASI DON QUIJOTE


No hay teatro sin un sueño, no hay sueños sin teatro

Según la RAE, Teatro significa “lugar dónde nacen y se hacen realidad los sueños”. No es cierto, pero debería ser una acepción. Porque es lo que se logra percibir de inicio a fin, gracias a esta propuesta teatral muy bien lograda y apta para todo público. En esta ocasión, una reposición con elenco nuevo bajo la afortunada dirección de Paloma Reyes de Sá, quien sabe aprovechar lo mejor de cada una de las actrices y actores. Así, esta comedia familiar alcanza captar la atención de grandes y chicos por su formato íntimo en la Paya Casa desde la primera llamada, pues te acoge con una atmósfera de hogar-comunidad arriesgada y creativa, además de acertada para el desarrollo de la historia de la mano de los cinco artistas, quienes con sus talentos, particularidades y personalidades, diríase que de manera bastante metateatral, consiguen una yuxtaposición entre la realidad de lo que concierne a la creación artística de una pieza teatral y la ficción misma del entrañable Miguel de Cervantes en su novela Don Quijote de la Mancha; componiendo así, como ellos mismos lo dejan claro, su versión Casi Don Quijote.

Asimismo, se alcanza a apreciar la “mística” teatral detrás de este gran espectáculo gracias a la certera estrategia musical, una partitura de texto -por decirlo así- ya que se presenta abierta al juego mediante la necesaria escucha que les permite la improvisación, resolución y transformación de errores en escena a través de la maravillosa magia del clown; siendo este un espectáculo escénicamente estratégico, con un espacio íntimo como limpio en todas sus dimensiones. Únicamente con la observación de, tal vez, equilibrar los volúmenes de audios e instrumentos en relación a las voces de los actores para que no se pierda ninguna información.

De modo tal que esta propuesta te abraza por la energía única y extraordinaria de cada una de las actrices y actores: un Roni Ramírez que disfruta el error; alta escucha de la mano de Joamoc More; Atria Fiol, súper lúdica; Julian Reyes, necesario, organizado y organizador; y Úrsula Palomino, jugándosela con pasión. Así como de la misma dramaturgia que nos van representando y narrando. Aunado a la ruptura del tiempo y espacio muy bien acompañados por las luces y utilería precisas, que invitan a involucrarse en el viaje de los –inicialmente– fracasados artistas que, poco a poco en el hacer, irán descubriendo que el trabajo en equipo, la aceptación y compañía del otro, la identificación de deficiencias y virtudes propias dejando de lado el ego, será el camino para lograr nuestros sueños. Entonces el juego, la complicidad y las ganas de hacer realidad cada uno de estos, acompañará a los apreciables personajes a correr el riesgo de montar nada más y nada menos que su versión pospandemica/performática/virtual/presencial a la cual llamarán Casi Don Quijote. 

Conny Betzabé

16 de enero de 2023

domingo, 15 de enero de 2023

Crítica: LA CAUTIVA


Conmovedor e imprescindible clásico peruano

Estrenada en el 2014, La cautiva fue, sin duda, un espectáculo “rompedor” a todo nivel. No solo la cruda pero lírica dramaturgia de Luis Alberto León y la inspiradísima dirección de Chela De Ferrari llamaron la atención, sino además el hecho de presentarse en un teatro de Miraflores, uno que por lo menos hasta ese año no era muy pródigo en estrenos nacionales, una historia ubicada en el convulsionado Ayacucho de los años ochenta, en pleno conflicto armado interno. La puesta en escena fue unánimemente aplaudida por público y crítica y recibió además, ciertamente como un valor adicional, una investigación por parte de la Dircote al año siguiente por un supuesto delito de apología al terrorismo. Todo ello la convirtió, por derecho propio, en uno de los textos teatrales de referencia obligatoria de la década del 2010.

Pues bien, finalizando el año del regreso a la presencialidad, el Teatro La Plaza acertó en reponer La cautiva, pieza ganadora del concurso de Nueva Dramaturgia Sala de Parto 2013, con sutiles cambios desde la dirección en relación a la puesta original, sin perder ni un ápice de su contundencia y vigencia como libre creación ficticia, basada en hechos absolutamente reales. En una oscura y perturbadora morgue ayacuchana, el cadáver de la adolescente María Josefa “despertará” antes de ser examinada por un joven y sorprendido perito; lo que ella ignora es que pronto será víctima de necrofilia por parte de un capitán y su tropa. Los excesos de la guerra son retratados en todo su horror, encontrando un ingenioso escape con los “preparativos” de la fiesta de quince años de la muchacha.

Los sólidos Luis Acuña y Paco Varela se integran al elenco de manera apropiada y Emilram Cossío retoma su papel de sádico capitán en gran forma. Pero la mayor atracción del montaje recae en la actuación de Nidia Bermejo, quien sigue siendo la misma enérgica y carismática adolescente María Josefa, en el que acaso sea el papel de su vida. Con los nombres reales de las numerosas víctimas de la época del terrorismo, escritos en la pared del foro por los mismos familiares, La cautiva es un grito desgarrador y emotivo, que refleja el abandono al que se le condenó a una gran cantidad de peruanos y cuya historia no deberíamos estar dispuestos a repetir.

Sergio Velarde

15 de enero de 2023

jueves, 12 de enero de 2023

Crítica: ESTACIÓN DESAMPARADOS: ESTAMOS AQUÍ REUNIDOS EN CEREMONIAS DE DUELO


Paliativo para el dolor de ausencia

El colectivo CUER2 siempre se ha caracterizado por llevar hasta las últimas consecuencias los resultados de sus exploraciones teatrales; desde hace ya 22 años, su director Roberto Sánchez-Piérola, dramaturgo e investigador comprometido y coherente, nos ha ofrecido interesantes espectáculos de diverso calibre, como Palintrópolis (2006), Interruptor (2008) o Hebras (2011), hasta un curioso experimento virtual con el elenco de El Quipu Enredado, Eso que nos altera (2021). En noviembre del año pasado, incluso el formato teatral tradicional fue dejado de lado para el estreno de una autodenominada experiencia participativa, sentida y atractiva, titulada Estación Desamparados: Estamos aquí reunidos en ceremonias de duelo, en la Casa de la Literatura Peruana en el Centro Histórico de Lima.

La propuesta ofrecida por Sánchez-Piérola fue el resultado del proyecto Duelo, dentro del Aula de Investigación y Creación, en el que los participantes exploraron las duras consecuencias que trajeron consigo los tiempos de pandemia y de cómo la pérdida de nuestros seres queridos afectó nuestra sensibilidad. Justamente, el colectivo nos invitó a participar de una experiencia por completo sensorial, en la que los ritualistas Kiara Castro, Eduardo Jara, Nola Ordóñez, Salmira Paucar, Isabel Polo, Ricardo Quintanilla y Gustavo von Bischoffshausen, cada uno asumiendo un rol muy particular, se apropiaron de los diferentes espacios que ofrece la Casa de la Literatura Peruana en sus pisos superiores, para ejecutar ceremonias individuales y así conjurar los espíritus de aquellos que partieron de este plano.

Para los que acuden al teatro a vivir experiencias “a la distancia” y de manera pasiva, pues Estación Desamparados: Estamos aquí reunidos en ceremonias de duelo definitivamente no será de su agrado. Primero, porque no es teatro; y segundo, la propuesta le exige una participación activa y comprometida al asistente (por ejemplo, se debe entregar celulares antes de iniciar, de lo contrario las puertas están abiertas para poder retirarse) y de esta manera, dejarse llevar por sus recuerdos, entrando en la convención de cada uno de los rituales para invocar a los seres queridos. El uso de los diversos elementos a lo largo de todo el recorrido, el muy ingenioso aprovechamiento de las posibilidades del espacio y la energía de los ritualistas en sus performances compensan el reducido tiempo para poder experimentar todas las ceremonias. El éxito de esta experiencia dependerá del grado de participación de cada asistente. Nuevamente, el colectivo CUER2 sorprende con una atípica propuesta, revelando las múltiples virtudes de aquellas exploraciones realizadas para ofrecer nuevas experiencias y sensaciones al espectador.

Sergio Velarde

12 de enero de 2023

miércoles, 11 de enero de 2023

Crítica: LA MADRE


Sara, vigente y necesaria

Dramaturga, crítica, investigadora, editora y difusora de nuestro teatro peruano, la infatigable Sara Joffré (1935-2014) ya estaría cavilando qué acciones tomar frente a nuestro escandaloso y convulso panorama político actual. ¡Cuánta falta nos hace Sara en estos tiempos tan oscuros! Acérrima militante de nuestras artes escénicas, Sara siempre viajó por todo el Perú, buscando el diálogo, promoviendo el alturado intercambio de ideas y bregando tercamente por convertir al teatro en aquella herramienta que busque cuestionar y reflexionar al espectador. Sus textos dramáticos, revisitados con relativa frecuencia en nuestra cartelera, encierran certeras y atinadas críticas hacia nuestra sociedad. Por ejemplo, La madre (1994) es una de sus piezas más conocidas y tuvo una breve temporada de dos únicas funciones a fines del año pasado.

Presentado por dos colectivos, el limeño Tejedora Teatro y el arequipeño Gallito de Papel, este monólogo pudo verse en el Espacio Teatro Esencia de Barranco. La trama involucra la próxima actuación de la veterana estrella de un cabaret, la que peligra por la inesperada presencia en el público de su hijo. Joffré no solo explora en su sencillo y enigmático texto aquella conocida máxima del artista (“la función debe continuar”), sino que además exhibe la doble moral a la que se exponen todos aquellos que deciden apartarse de las conductas “correctas” y “normales”. La difícil decisión que debe tomar la conflictuada vedette es una que cientos de personas deben tomar a diario.

Dirigida con sobriedad por Judith Cortez Mongrut, la puesta en escena luce muy respetuosa del material original y además, se ve favorecida por la performance del actor arequipeño Pedro Adolfo Herrera, quien suple su evidente juventud con mucho carisma y energía en su interpretación. Valiosa también la oportunidad de apreciar en vivo aquellos espectáculos regionales que muchos no tenemos la chance de acceder por diversos motivos. Y es que el legado de Sara siempre permitirá crear lazos entre peruanos, esos lazos que tanta falta nos hacen cuando nuestro país, tan absurdamente dividido, se desangra. La madre es una sólida puesta, muy vigente y necesaria como toda la producción dramatúrgica de Sara, que bien merece verse en todo escenario de nuestro país.

Sergio Velarde

13 de enero de 2023  

martes, 10 de enero de 2023

Crítica: EL ENEMIGO


Heroicidad y mezquindad

Son justamente en épocas política y socialmente tan convulsas como las que estamos atravesando como nación, cuando el Teatro se convierte en el valioso ejercicio de crítica, reflexión y memoria en los espectadores, que siempre debería intentar ser. Por ejemplo, escudriñar en nuestra propia historia republicana para presentar historias en escena se convierte en una opción sumamente atinada para derribar paradigmas, entender los contextos y reafirmar que el ser humano siempre será capaz de realizar los actos más heroicos, como también ser responsable de las atrocidades más viles. Así, al lado de interesantes propuestas como Bolognesi en Arica (2013), Bajo la Batalla de Miraflores (2015) o Memorias del Pacífico (2022), la puesta en escena de El enemigo de Daniel Subauste se convierte en una nueva pieza de referencia obligada al hablar de aproximaciones dramatúrgicas sobre la guerra con Chile.

Estrenada a finales del año pasado en el Nuevo Teatro Julieta, el texto de Subauste se ve muy favorecido por la propuesta escénica de la Compañía de Teatro Físico y de su director Fernando Castro, responsable de aquel prodigio teatral llamado Los regalos (2015). Escenografía, elementos y vestuarios llamativos, de un aséptico blanco futurista, contrastan con la turbia situación que deben enfrentar cinco jóvenes soldados peruanos, quienes deben refugiarse en el morro de Arica durante la Guerra del Pacífico, mientras que son asediados por el “enemigo”, uno que siempre sabe con antelación sus siguientes movimientos. La trama, en la que vemos a los soldados tomar difíciles decisiones (algunas valientes, otras mezquinas), se suceden sin descanso, manteniendo siempre la energía y la fluidez.

Gran trabajo del elenco, conformado por Gabriel Gil, Omar Peralta, Diego Pérez, Santiago Torres y Luis Miguel Yovera, quienes asumen sus roles con gran convicción y derrochando vitalidad en su ejecución en equipo. Notables las imágenes que crea Castro, apoyado en el excelente trabajo corporal y gestual de los intérpretes. El enemigo, ganadora del primer puesto del concurso de dramaturgia TeatroLab 2018 del Centro Cultural de la Universidad de Lima, cumple a cabalidad su condición de ser un vehículo ideal para enviar una clara y fuerte crítica hacia nuestras eternas debilidades como nación, en las que las traiciones, las mentiras y la propia conveniencia siempre pueden más que nuestro compromiso y apoyo hacia los demás.

Sergio Velarde

10 de enero de 2023

lunes, 9 de enero de 2023

Crítica: PIZZA PARTY


Un musical... ¡de terror!

¿Cómo una noche de diversión se convierte en una noche de terror con mucho humor?

Tienes la casa sola, es 31 de diciembre y eres muy joven: reúnes todos los requisitos para hacer una fiesta increíble en casa, llamas a la chica que te gusta, pides unas pizzas para comer. Todo parece andar muy bien, sino fuese porque el plan, en apariencia perfecto, es interrumpido por el fantasma de una tía muy particular, que honra la música criolla y está decidida a que se cumplan sus últimas exigencias más allá de la muerte.

Pizza Party es una comedia musical que realmente tiene todos los ingredientes para pasar un buen rato: entretiene, divierte, te saca algunas carcajadas; es interesante, por ejemplo, cómo usan el concepto del tiempo que se repite cada vez que aparece el fantasma de la tía para impedir la fiesta, regresando al protagonista al instante en que empieza a planear y llama a los invitados. Es así que Julián, el protagonista, se ve condenado a repetir muchas veces ese inicio, hasta que comprenda qué es lo que la tía exige en cada repetición; esto por supuesto, acompañado de efectos prácticos que ayudan en el desarrollo de la historia.

Julián, a su vez, siempre llama a ordenar las pizzas y el repartidor también se vuelve un personaje importante en la trama, en la que se ve involucrado en este ciclo aparentemente sin fin. Cuando por fin entiende el porqué de las apariciones de la tía y se reconcilia esta con su propia historia, es cuando es liberada y todos empiezan a disfrutar de lo que ocurre.

En este instante, empieza la jarana criolla, en medio de cada escena una pieza musical cantada en vivo por cada actor y actriz, con un performance de voz bastante bueno que te hace tararear cada canción. Las luces y la paleta de colores que tiene la escena en general son bastante acertados, porque acompañan bien al contexto de lo que ocurre.

Es así como ese todo hace una buena sinergia, donde en definitiva se pasa un buen rato. Una puesta en escena diferente que se agradece.

Manuel Trujillo

9 de enero de 2023

Crítica: LA CASONA


Viaje perverso

Hay recuerdos que nos atormentan como si fueran fantasmas que vienen desde tiempos cuando fuimos infelices. Muy difícil es superar ese dolor, pues al querer recuperarnos solo volvemos a tocar una herida que, en lugar de sanar, se hace más grande y nos consume, ya que hemos decidido escoger el sufrimiento permanente. Sin embargo, al parecer es mucho más difícil retratar esta problemática en el teatro. Así queda demostrado en La casona, una creación colectiva dirigida por Víctor Bustillos, la cual intenta probar una forma menos convencional de contar una historia, pero su ejecución deja bastante que desear.

Uno de sus mayores desaciertos está en la dramaturgia. Entiende de forma muy superficial el tema que toca y no tiene un conflicto sólido que nos mantenga interesados en saber más de sus personajes. Para empezar, seguimos a la pareja conformada por Ricardo (Cesar Salvatore) y Laura (Alexandra Garcés), donde el primero sorprende a su novia visitando una antigua casa ubicada en Urubamba donde ella vivió su infancia y adolescencia Entonces, Laura vuelve a vivenciar recuerdos de sucesos violentos ocasionados por el abuso de su alcohólico padre (Juan Carlos Mendoza). El drama se centra en que no puede contarle a Ricardo la razón de por qué odia la casa y que quiere irse de ahí lo más rápido posible, pero no puede darse todavía por motivos bastante simplones que alargan la acción innecesariamente. No ahonda en cuestionamientos sobre la violencia doméstica o la necesidad de recuperarse de los traumas emocionales, tan solo pareciera que ver a los personajes interactuar es una excusa para presenciar escenas de abuso físico y escuchar a los actores tener diálogos olvidables. 

Por otro lado, también se pueden rescatar detalles que funcionan dentro del espectáculo. Entre ellos, encontramos la creación de una atmósfera muy lograda. Presentimos el misticismo y a la vez, las penas de la quebrada familia de Laura mediante música andina mixeada con sintetizadores e iluminación fría y opaca, que por momentos daba atisbos de terror al tener la presencia maligna del padre. Sumado a la intención de alentar al público a adentrarse en este espacio íntimo, invitándolos a moverse e interactuar con el lugar, donde vemos objetos simbólicos que representan con precisión un pasado que posiblemente tuvo una fugaz felicidad, pero que al final fue sucumbida por el sufrimiento. Sin embargo, las interpretaciones poco comprometidas desbaratan lo anteriormente construido. Los actores intentan, de forma fallida, adentrarse en las circunstancias problemáticas, pero no consiguen conmoverse. Están aburridos en el escenario y no saben cómo hacer más participativo al público.

Si bien fue una idea con cierto riesgo creativo, la propuesta quedó muy por debajo de las expectativas. Una pena desaprovechar un lindo espacio como es la Casona Grau en Barranco. Merece tener proyectos atrevidos, pero mejor hechos, definitivamente.  

Christopher Cruzado

9 de enero de 2023

sábado, 7 de enero de 2023

Crítica: ¿DE QUIÉN ES EL MAR?


Historia de amor en medio del desastre ecológico

¡Qué importante que el Teatro Peruano asuma problemáticas y siente posiciones actuales y propias, especialmente de la mano de jóvenes creadores, y que se busque en su ejecución en el escenario la oportuna reflexión de los espectadores! Acaso esa sea la mayor virtud de la más reciente puesta estrenada en el espacio de Campo Abierto en Miraflores, titulada ¿De quién es el mar?, que toma como contexto el real derrame de petróleo ocurrido el 15 de enero del año pasado, y que cuenta con la dramaturgia colaborativa de Duncan Torres y Gretta Marston, bajo la dirección de Quini Gómez.

Mario (Torres) y Xiomara (Marston), una pareja de enamorados, irrumpen en la casa de playa de uno de los petroleros responsables del desastre ecológico en Ventanilla, con el propósito de encontrar pruebas sobre la desaparición del hermano de la joven. No obstante, los planes de la pareja se verán alterados cuando ambos decidan consumir una sustancia alucinógena; es justamente esta acción la que le permite a Gómez crear algunas secuencias surrealistas muy conseguidas, apoyándose en las luces, imágenes en video, sonidos y mobiliario que le ofrece el espacio alternativo, en las que como espectadores nos involucramos en las duras vidas de los personajes protagónicos, quienes irán develando sus intenciones (algunas no tan santas) de forma gradual. Todas las acciones de la pareja están ejecutadas sin tacha por los jóvenes actores, quienes además se complementan con efectividad en el escenario.

Quizás la aparición hacia el final de un tercer personaje (que no figura en el flyer promocional) pueda revisarse, ya que toda su secuencia luce algo disruptiva en relación al resto. Sin embargo, el bello epílogo redondea la labor interpretativa de los actores y ofrece una luz de esperanza y redención en medio de tamaña injusticia, una más de las que vemos reiteradamente en nuestra vida diaria. ¿De quién es el mar? es un sólido espectáculo que denuncia una realidad tangible, cuyas consecuencias sigue pagando nuestro castigado ecosistema y que nuestro Teatro joven hace muy bien en escenificar para que nunca un desastre de esta magnitud y complejidad deje de sensibilizarnos.

Sergio Velarde

7 de enero de 2023

viernes, 6 de enero de 2023

Crítica: MARIA J.


Valiente precursora del feminismo

Considerada la primera feminista de Perú, María Jesús Alvarado Rivera (1878-1971) fue, es y será siempre una figura clave en la indesmayable lucha por los derechos de la mujer. Desde su primera conferencia titulada El Feminismo en 1911; pasando por la creación del movimiento Evolución femenina, que propuso necesarias reformas educativas; hasta la fundación de la Escuela-Taller Moral y Trabajo, que permitió que hijas de obreras aprendan Mecanografía, Contabilidad, Educación Cívica e Inglés, entre otros cursos. Alvarado marcó, sin duda, un hito en la historia de la moderna sociedad peruana y en el feminismo en general. Tamaño personaje fue motivo más que suficiente para la realización de una inolvidable e impostergable conferencia escénica unipersonal, a cargo de dos maestros como lo son Ana Correa y Miguel Rubio Zapata, titulada María J., en la Casa Yuyachkani en Magdalena.

Dividida en tres secuencias claramente definidas, Rubio aprovecha la versatilidad y el oficio de Correa para que haga las veces de anfitriona, conferencista y actriz, en ese orden. En la primera media hora, la artista invita al público al escenario para observar los elementos que luego utilizará durante su performance, como documentos, fotografías, recortes periodísticos, vestuarios y registros históricos diversos, que nos ponen en contexto como espectadores. Luego, inicia la conferencia, en la que la misma Correa nos da a conocer el resultado de la rigurosa investigación realizada acerca de la vida y obra de Alvarado, acompañada además de su propio y valioso testimonio como danzante de música afroperuana y como defensora de los derechos de las mujeres.

Es en el tercer acto en el que podemos disfrutar como espectadores de toda la sapiencia y experiencia de una consumada actriz como lo es Correa; su cuerpo, sus gestos y su voz, así como una logradísima utilización de elementos, se ponen al servicio del emocionante ritual para conjurar el espíritu de Alvarado. Notable espectáculo, como los que nos tiene acostumbrado el colectivo Yuyachkani, María J. es una inmejorable carta de amor hacia una valerosa mujer, precursora del feminismo en nuestro país, que todo peruano debería conocer.

Sergio Velarde

6 de enero de 2023

jueves, 5 de enero de 2023

Crítica: EL SOPLADOR DE ESTRELLAS


Historia de amor y altruismo

La muy popular obra de Ricardo Talento, El Soplador de Estrellas, tuvo una muy exitosa temporada en el 2011 en la Asociación de Artistas Aficionados (AAA) en el Centro de Lima. Pues bien, ahora presentada en el marco del Taller de producción escénica de la PUCP y con la dirección de Leny Luna Victoria, la simpática pieza tuvo un breve paso por el escenario circular del Teatro Ricardo Blume de Aranwa en Jesús María. Los resultados obtenidos, en los que se lucieron justamente los valores de producción, confirman el eventual redescubrimiento de todas las posibilidades creativas que ofrece el teatro para niños en la actualidad y que fue, por cierto, tan descuidado en décadas pasadas.

La trama es ya conocida: desde la terraza de un edificio, el altruista maestro Bornolio pide buenos deseos para toda la humanidad, pero a cambio tiene que soplar y apagar las estrellas del firmamento. Será su nueva ayudante, la ingenua Cibelina, quien ponga en tela de juicio su trabajo, pues dejaría a oscuras el cielo. Luna Victoria dirige la historia con sobriedad y fluidez, encontrando además distintas maneras de conseguir la participación activa de los pequeños en momentos clave, mientras la atracción que sienten los dos protagonistas se hace cada vez más evidente. Además, la tarima al centro y la gran cantidad de cajas de cartón en el escenario permiten crear atractivas secuencias que generan interés en los niños.

Los actores Carla Martel y Rodrigo Rodríguez consiguen entrañables personajes, se complementan muy bien en escena y ejecutan sus secuencias con precisión y cuidado. Oportuna también la reflexión que se ofrece a los niños, en la que a veces las mejores intenciones de dos personas que se aman pueden acaso ser contradictorias. El Soplador de Estrellas, en su versión 2022, ostenta un nivel de calidad bastante óptimo, respeta la sensibilidad de sus pequeños espectadores y no subestima en lo absoluto su categoría de teatro para niños, pues esta tiene mucho que ofrecer.

Sergio Velarde

5 de enero de 2023

Crítica: ÍNTIMOS SECRETOS


Cuatro mujeres en crisis

El universo femenino es una fuente dramática inagotable para la creación de historias. Los textos teatrales creados y protagonizados enteramente por mujeres, generalmente, resultan muy atractivos al llevarlos a escena. Por otro lado, si bien falta aún mucho para conseguir a nivel mundial aquellas tan necesarias igualdad y equidad de género, sí es cierto que en estos días muchas mujeres viven una etapa de empoderamiento, lejos del abusivo sometimiento histórico de la contraparte masculina, y que es saludable ver en salas teatrales. Es por ello que resultó atinada y valiosa la última apuesta de Fátima Producciones, titulada Íntimos secretos, en la que la artista Antonella Gallart actuó, escribió y dirigió una propuesta escénica netamente femenina en el Teatro Mocha Graña.

Combinando de manera equilibrada comedia y tragedia, la historia, que sigue con interés, gira en torno a las idas y venidas de cuatro mejores amigas, que tienen que lidiar no solo con sus complicadas vidas, sino además con sus personalidades tan diversas. Son estas diferencias las que terminan enriqueciendo el producto final. Frivolidad, represión sexual, secretos guardados, medias verdades y una penosa enfermedad pondrán a prueba la amistad del cuarteto conformado por las experimentadas Gallart, Tabata Fernández Concha, Daniela Sosa del Rio y Carla del Solar, en medio de hilarantes secuencias y dramáticos diálogos, muy bien ejecutados por las actrices, destacando la vena cómica de Gallart y la sobriedad de Sosa del Río.

Acaso lo más destacable de la propuesta de la creadora sea el de no haberse centrado en presentar a sus protagonistas como mujeres fuertes, cerebrales o imbatibles, sino como personas comunes y corrientes, con virtudes y defectos, con debilidades, frustraciones y necesidades, encontrando la redención en la comprensión y el apoyo mutuo. Íntimos secretos es una sólida y entretenida tragicomedia que explora con mucho humor negro algunas de las enormes posibilidades que ofrece el universo femenino.

Sergio Velarde

5 de enero de 2023  

miércoles, 4 de enero de 2023

Crítica: ¿QUÉ QUIERE LA MUJER?


Cómo los cuentos pueden ser el camino ideal para reflexionar sobre algún aspecto de nuestra vida.

En este caso, el joven rey Arturo es interpretado de manera muy solvente por el narrador de cuentos Francois Vallaeys, quien irradia siempre que le apasiona lo que hace en escena; junto a la también narradora Briscila Degregori, tienen como importante desafío el descubrir: “¿Qué quiere la mujer?” Pero esto no será nada sencillo, porque lo que está en juego es su propia vida, por aquella respuesta que tiene que pedírsela a una misteriosa dama; no sin antes, como es de esperar, transitar por historias de los distintos rincones de la tradición oral.

Acompañados de los sonidos de Rafo Ráez y la voz de Gisela Pérez-Ruibal, definitivamente, la pieza escénica te hace un viaje fantástico y onírico a través de cada cuento que te deja una profunda reflexión sobre la vida, la muerte, la belleza, lo que verdaderamente importa, y sobre todo, obviamente, qué es lo que busca la mujer. Así, a través de estos milenarios y profundos cuentos, nos van conduciendo de manera muy lúdica, tierna y sencilla a esa gran respuesta final.

La pieza teatral está ejecutada con mucha energía, en un escenario con los espacios bien distribuidos, con la puerta de fondo como división perfecta en lo que pasaba en el escenario y lo que instalan en tu imaginación de lo que pasaba detrás de aquella puerta; todo esto acompañado de elementos mínimos que junto a un gran trabajo de luces y sombras dan como resultado esta magia que es la narración de cuentos, en la que nuestra imaginación, al estar conectada, juega un papel vinculante en el desarrollo de cada historia, haciendo que esperemos expectantes y con ansias al final, para tan filosófica pregunta que seguro nos ha perseguido por muchos años sobre la mujer.

Quizá lo más significativo no fue tanto la respuesta final a la pregunta, sino cómo con cada historia te llevaban según tu experiencia de vida o cómo lo interpretaban a observar una parte de ti, si estabas abierto de corazón a recibirla. Y es que siento que para eso son los cuentos finalmente, pues todos tenemos historias que contar y a través de ellas podemos en gran medida cambiar las historias de los que vienen. No dejemos de contar, como aquellos primeros seres humanos reunidos juntos al fuego, que contando historias se vincularon y fortalecieron aún más sus lazos.

Manuel Trujillo

4 de enero de 2023

domingo, 1 de enero de 2023

Evento: CEREMONIA DE PREMIACIÓN OFICIO CRÍTICO 2022


Registro de video

Oficio Crítico realizó su acostumbrada premiación, retomando la presencialidad, para celebrar lo mejor de las Artes Escénicas del 2022.

El evento se llevó a cabo en la Asociación de Artistas Aficionados en el Cercado de Lima, el miércoles 28 de diciembre desde las 8:00 p. m.

Participó la mayoría de nominados en las distintas ternas, así como representantes de las instituciones que colaboraron con la realización de este evento. Ximena Arroyo de la AAA; y Martín Abrisqueta, Cecilia Tosso y Jose Cárdenas de Interartis Peru.

El registro de fotos y video le corresponde a Amancio Caballero.

¡Que el 2023 venga cargado de espectáculos teatrales de gran calidad!

Los enlaces para ver todas las partes del evento se encuentran en la descripción de cada video, entrando en YouTube.