viernes, 30 de diciembre de 2011
Evento: BALANCE FINAL 2011
Como todos los años, El Oficio Crítico propone dos listas de obras y artistas independientes que destacaron en las tablas durante el 2011. La primera es en base a una encuesta realizada por el mismo blog, en la que todo aquel que entre al mismo puede dejar su voto; y la segunda, en la que se consideran los mejores actores, directores y espectáculos, de acuerdo al criterio de quien escribe. Ambas maneras de “evaluación” son por supuesto, falibles y mejorables, y gracias a las opiniones y sugerencias vertidas durante la premiación en vivo en el Centro Cultural CAFAE, este proceso se irá afinando hasta conseguir (si es que esto sea posible) la total justicia e imparcialidad requerida.
Destacar asimismo, que todos los nominados en todas las ternas de la encuesta realizaron un extraordinario trabajo durante el 2011, y que los resultados obtenidos pueden haberse debido a muchos factores, pero que son al fin y al cabo perfectamente válidos. ¡Mis sinceras felicitaciones a todos los nominados y ganadores!
En todo caso, y como ya se ha mencionado anteriormente, sirva la premiación como una mera excusa para poder reunirnos todos a fin de año y recordar aquellos montajes que tanto sacrificio nos costó sacar adelante. Esa es la verdadera motivación que inspira a este blog y se seguirá trabajando en ello, ahora que tuvimos por fin, esta primera experiencia.
La encuesta a lo mejor del teatro independiente 2011 arrojó los siguientes resultados:
Mejor actriz de reparto:
OLENKA CASTRO por Historias para ser contadas.
Joven actriz quien logra, junto a sus compañeros de elenco, un excelente trabajo actoral en conjunto.
Mejor actor de reparto:
MIGUEL CANO por Todas las sangres.
Formó parte de un elenco de jóvenes actores, quienes dieron vida a los entrañables personajes de José María Arguedas.
Mejor actriz:
KATIUSKA VALENCIA por Electra.
Enérgica e intensa, esta actriz de impecable trayectoria interpretó un difícil papel con gran convicción.
Mejor actor:
JOSÉ MIGUEL ARBULÚ por Pedro y el Capitán.
Convenció con un complejo personaje escrito por Mario Benedetti, sosteniendo un dilatado y emocionante interrogatorio.
Mejor director:
YASMIN LOAYZA por El Soplador de Estrellas.
Joven directora, quien aprovecha al máximo a sus experimentados intérpretes, para regalarnos un montaje aleccionador.
Mejor obra:
EL SOPLADOR DE ESTRELLAS de Ricardo Talento.
Una obra para toda la familia, de sencilla y edificante dramaturgia, pero llevada a escena con convicción y energía intachables.
Por otro lado, en el Balance Anual 2011, El Oficio Crítico consideró entregar los galardones a los siguientes artistas y espectáculos:
Mejor actriz de reparto:
LAURA ARAMBURÚ por El Dragón de Oro
Enérgica y sorprendente la actuación de Aramburú, salida de las canteras del Club de Teatro de Lima, que supo aprovechar la riqueza del texto de Roland Schimmelpfennig, gracias a una inspirada dirección.
Menciones especiales: una intensa SANDRA QUIROZ por Todas las sangres y una divertidísima CYNTHIA SCHREIBER por Estrés.
Mejor actor de reparto:
MIGUEL ÁNGEL MALPARTIDA por El triciclo
Un joven actor, que ya había dado muestras de un buen registro en Los asesinos, y que sorprendió este año con una lograda caracterización, interpretando a un anciano, en la obra de Fernando Arrabal.
Menciones especiales: el hilarante ALFREDO LÉVANO en El misterioso asesinato de You Payaso y el versátil MARIO SOLDEVILLA en La otra Bolena y El anfitrión.
Mejor actriz:
JACQUI CHUQUILLANQUI por Navaja en la carne
Una actriz que sabe moverse en el drama y la comedia con gran facilidad, y que este año conmovió al público con una desgarradora y valiente actuación como una otoñal prostituta en la obra escrita por Plinio Marcos.
Menciones especiales: ANGELITA VELÁSQUEZ, demostrando su enorme talento en Historia de un hombre; y LUCCÍA MÉNDEZ, anticipando una cautivante personalidad en Super Popper.
Mejor actor:
DANIEL ZARAUZ por Prometeo encadenado
Siempre pulcro y veraz en sus actuaciones, se lució este año colgado de dos telas en la adaptación de la obra de Esquilo y en el reestreno de Atahualpa, intentando otra mirada, del grupo Teatro de la Resistencia.
Menciones especiales: ROLY DÁVILA y JOSÉ LUIS URTEAGA por su intenso trabajo en Hebras; y LUIS ALBERTO URRUTIA por su frescura y naturalidad en De repente un beso.
Mejor director:
DAVID CARRILLO por Demasiado poco tiempo
Ser independiente significa no depender de otro, ser autónomo y que mantiene sus propias opiniones; por eso, Demasiado poco tiempo logró escenas memorables y notables actuaciones, gracias a una propia, cuidadosa y estilizada dirección.
Menciones especiales: DANIEL DILLON, por un inquietante experimento llamado Historia de un hombre; y JORGE VILLANUEVA, por insuflar alma y espíritu a El Dragón de Oro.
Mejor obra:
EL DRAGÓN DE ORO de Roland Schimmelpfennig
Un montaje sobresaliente debe saber sensibilizarnos, hacernos reír, llorar y reflexionar: la historia de estos incansables cocineros sirvió de pretexto para construir un mosaico de personajes y escenas desgarradoras e inolvidables.
Menciones especiales: HEBRAS, radical propuesta del grupo Cuer2; y SUPER POPPER, enérgico ejercicio actoral de egresados de la ENSAD.
Gracias a todos por apoyar a este blog y es el compromiso ya adquirido de preparar el próximo año un mejor evento para celebrar a nuestro teatro independiente. ¡Felices fiestas!
Sergio Velarde
30 de diciembre de 2011
jueves, 29 de diciembre de 2011
Evento: DESPUÉS DE LA CEREMONIA
Sergio Velarde y Leonardo Alegre del grupo Yawar.
Director y actor de Prometeo encadenado, Ricardo Morante y premiado Daniel Zarauz.
Elenco y director de ¿Qué tierra heredarán los mansos?
Renato Iberico y Sergio Velarde
Ganadora por Electra, Katiuska Valencia.
Jacqui Chuquillanqui de Navaja en la carne, premiada por El Oficio Crítico.
Angelita Velásquez, nominada por Historia de un hombre, y Sergio Velarde.
Leonardo Alegre y el director de Espacio Libre, Diego La Hoz.
Actor y director de Navaja en la carne, Javier Quevedo y José Medina.
Juan Maldonado y Luis Gustavo Gonzáles.
Nelson Gonzaga, Martín Abrisqueta, Sandro Calderón y Cristian Esquivel.
Actores de Historia de un hombre, Fito Valles y Angelita Velásquez.
Feliz ganadora por Historias para ser contadas, Olenka Castro.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Crítica: EL ANFITRIÓN
Historia de dioses y cuernos
Se viene presentando en el Instituto Italiano de Cultura, con la producción del Teatro de Cámara y bajo la dirección de Rafael Sánchez Mena, la obra El anfitrión de Plauto. Se trata de una divertida tragicomedia escrita por el autor latino, pero que en esta versión, inexplicablemente, los dioses mantienen sus nombres griegos. Cuenta como el dios Zeus (Júpiter) decide seducir a la bellísima Alcmena, esposa del general Anfitrión, y se hace pasar por éste adoptando sus rasgos físicos. Para lograr su propósito, Zeus cuenta con la ayuda de su hijo Hermes (Mercurio), quien también usurpa la personalidad del criado Sosia. La trama, llena de enredos de alcoba y personalidades intercambiadas, ha sido revisitada muchas veces, especialmente por Moliere, y este montaje en general, logra arrancar más de una carcajada al público, con una escenografía funcional y un cuidado vestuario.
Paco Varela asume su doble papel con bastante aplomo y precisión (su galante dios Zeus contrasta con su iracundo Anfitrión), aunque en el último cuadro su voz en off debe revisarse, para la total comprensión de la conversación entre ambos personajes. Por su parte, Mario Soldevilla resulta sumamente convincente y enérgico como Hermes, especialmente en su monólogo inicial, crucial para entender la dinámica de la puesta en escena. María Carbajal, Salomé Reyes, Mario León y el mismo Sánchez Mena completan el competente elenco. Otro acierto es el de escuchar canciones interpretadas en vivo por los propios actores, hecho que de por sí eleva su espectáculo por encima de otras producciones, empecinadas aún en continuar con el uso del espantoso playback. En este apartado, Varela y Reyes resultan sobresalientes.
Acaso el único serio reparo que se le podría atribuir a este montaje dirigido por Sánchez Mena, sea el de controlar mejor a sus actores cuando dejan de lado sus personajes y comienzan a bromear entre ellos, provocando peligrosamente la risa fácil; por una cuestión de orden, es preferible no caer en lo gratuito (o hasta en lo chabacano) y conseguir un humor fino, de acuerdo a la riqueza de las acciones y los diálogos. El anfitrión constituye una grata sorpresa en nuestra cartelera y es un digno espectáculo de dobles y usurpadores, que bien merece una revisión.
Sergio Velarde
11 de diciembre de 2011
Se viene presentando en el Instituto Italiano de Cultura, con la producción del Teatro de Cámara y bajo la dirección de Rafael Sánchez Mena, la obra El anfitrión de Plauto. Se trata de una divertida tragicomedia escrita por el autor latino, pero que en esta versión, inexplicablemente, los dioses mantienen sus nombres griegos. Cuenta como el dios Zeus (Júpiter) decide seducir a la bellísima Alcmena, esposa del general Anfitrión, y se hace pasar por éste adoptando sus rasgos físicos. Para lograr su propósito, Zeus cuenta con la ayuda de su hijo Hermes (Mercurio), quien también usurpa la personalidad del criado Sosia. La trama, llena de enredos de alcoba y personalidades intercambiadas, ha sido revisitada muchas veces, especialmente por Moliere, y este montaje en general, logra arrancar más de una carcajada al público, con una escenografía funcional y un cuidado vestuario.
Paco Varela asume su doble papel con bastante aplomo y precisión (su galante dios Zeus contrasta con su iracundo Anfitrión), aunque en el último cuadro su voz en off debe revisarse, para la total comprensión de la conversación entre ambos personajes. Por su parte, Mario Soldevilla resulta sumamente convincente y enérgico como Hermes, especialmente en su monólogo inicial, crucial para entender la dinámica de la puesta en escena. María Carbajal, Salomé Reyes, Mario León y el mismo Sánchez Mena completan el competente elenco. Otro acierto es el de escuchar canciones interpretadas en vivo por los propios actores, hecho que de por sí eleva su espectáculo por encima de otras producciones, empecinadas aún en continuar con el uso del espantoso playback. En este apartado, Varela y Reyes resultan sobresalientes.
Acaso el único serio reparo que se le podría atribuir a este montaje dirigido por Sánchez Mena, sea el de controlar mejor a sus actores cuando dejan de lado sus personajes y comienzan a bromear entre ellos, provocando peligrosamente la risa fácil; por una cuestión de orden, es preferible no caer en lo gratuito (o hasta en lo chabacano) y conseguir un humor fino, de acuerdo a la riqueza de las acciones y los diálogos. El anfitrión constituye una grata sorpresa en nuestra cartelera y es un digno espectáculo de dobles y usurpadores, que bien merece una revisión.
Sergio Velarde
11 de diciembre de 2011
Crítica: EN BUSCA DE LA NAVIDAD
Discretísimo juguete navideño
Ya convertido en su centro de operaciones, el Centro Cultural Ricardo Palma de Miraflores viene presentando otro montaje del grupo teatral Ayepotamono, escrito y dirigido por Alexander Pacheco. En busca de la Navidad, basada en la famosa novela del escritor inglés Charles Dickens, es la enésima repetición de la historia del inhumano y descreído abogado llamado J. J. Jones, interpretado por el mismo Pacheco, que no cree en las fiestas navideñas y sólo se preocupa en el trabajo y en el tiempo invertido para generar más dinero. Hasta su oficina llega la mismísima Nochebuena, quien lo transporta a un mundo mágico habitado por dos duendes y un Papa Noel, y en donde deberá encontrar el espíritu de la Navidad si quiere volver a su realidad. Por supuesto, aparece la figura antagónica, la Parca, que busca acabar finalmente con esta festividad.
Pacheco repite el efectivo esquema que utilizó en sus dos anteriores montajes, El sastrecillo valiente y Juan sin miedo: la acción dramática es acompañada por la música en vivo del inamovible piano en el escenario. La puesta en escena es entretenida, aunque es demasiado breve y sencilla. Se agradece también el hecho de mantener siempre una comunicación efectiva con los niños, quienes siguen la historia con interés. La utilería, las máquinas de humo y las luces deben todavía afinarse.
A destacar, eso sí, la caracterización de la Parca por Renato Iberico y la melodiosa voz en vivo de Michella Challe, interpretando un típico villancico acompañada por el piano. El molesto playback debe ser desterrado de una buena vez, como si no hubiera actores capaces de entonar correctamente una melodía. Fernando Barandiarán también está correcto en su doble papel, como el ingenuo empleado de J. J. Jones y como Santa Claus. En busca de la Navidad es un discreto espectáculo para toda la familia, acaso demasiado breve y sencillo, pero apropiado para estas fechas navideñas.
Sergio Velarde
11 de diciembre de 2011
Ya convertido en su centro de operaciones, el Centro Cultural Ricardo Palma de Miraflores viene presentando otro montaje del grupo teatral Ayepotamono, escrito y dirigido por Alexander Pacheco. En busca de la Navidad, basada en la famosa novela del escritor inglés Charles Dickens, es la enésima repetición de la historia del inhumano y descreído abogado llamado J. J. Jones, interpretado por el mismo Pacheco, que no cree en las fiestas navideñas y sólo se preocupa en el trabajo y en el tiempo invertido para generar más dinero. Hasta su oficina llega la mismísima Nochebuena, quien lo transporta a un mundo mágico habitado por dos duendes y un Papa Noel, y en donde deberá encontrar el espíritu de la Navidad si quiere volver a su realidad. Por supuesto, aparece la figura antagónica, la Parca, que busca acabar finalmente con esta festividad.
Pacheco repite el efectivo esquema que utilizó en sus dos anteriores montajes, El sastrecillo valiente y Juan sin miedo: la acción dramática es acompañada por la música en vivo del inamovible piano en el escenario. La puesta en escena es entretenida, aunque es demasiado breve y sencilla. Se agradece también el hecho de mantener siempre una comunicación efectiva con los niños, quienes siguen la historia con interés. La utilería, las máquinas de humo y las luces deben todavía afinarse.
A destacar, eso sí, la caracterización de la Parca por Renato Iberico y la melodiosa voz en vivo de Michella Challe, interpretando un típico villancico acompañada por el piano. El molesto playback debe ser desterrado de una buena vez, como si no hubiera actores capaces de entonar correctamente una melodía. Fernando Barandiarán también está correcto en su doble papel, como el ingenuo empleado de J. J. Jones y como Santa Claus. En busca de la Navidad es un discreto espectáculo para toda la familia, acaso demasiado breve y sencillo, pero apropiado para estas fechas navideñas.
Sergio Velarde
11 de diciembre de 2011
jueves, 8 de diciembre de 2011
Crítica: YERMA... MUJER QUE NO SE HABITA
Personalísima lectura de Lorca
Junto con La casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre, Yerma completa la “trilogía” del dramaturgo español Federico García Lorca. Acaso el factor común de las tres obras en mención, sea la represión de los sentimientos más profundos del ser humano: en La casa de Bernarda Alba, las hijas viven en el luto más absoluto, imposibilitadas de amar y ser amadas; en Bodas de Sangre, la Novia busca el amor en los brazos del hombre prohibido, desencadenándose la tragedia; y en Yerma, la protagonista anhela de todo corazón ser madre ante la negativa de su esposo, mientras duda de su verdadero amor. Actualmente se viene presentando en la AAA, la puesta en escena de Yerma... mujer que no se habita, una personalísima revisión del clásico lorquiano, adaptada por María Laura Vélez y dirigida por Ximena Arroyo, y que mantiene esta aguda crítica hacia las sociedades represoras.
Yerma (interpretada por turnos por Vélez, Yvonne Ydrogo y Marietta Tonsmann) es una mujer que piensa que su única misión en la vida es ser madre, y su obsesión aumenta cuando ve que todas las mujeres que conoce ya lo son. Influyen también la negativa de su esposo Juan y el secreto amor que siente por Víctor (ambos bien interpretados por Manuel Calderón). La obra, que incluye marionetas, danza, música y poesía peruana, se sirve de la dramaturgia para crear un universo propio, y es definida con justicia como una intervención a la obra original. Acaso el hecho de no abordar la muerte del esposo como punto final a la historia de Yerma pueda resultar polémico; sin embargo, la puesta en escena cierra dignamente con la protagonista en estado de represión, como lo están aún muchas mujeres en pleno siglo XXI, y llena de ausencias, como la del hombre que ama y la del hijo que nunca llega.
La adaptación e intervención de la Yerma original de García Lorca, en co-producción de la Asociación de Artistas Aficionados y el Proyecto de Mariposa – ecléctica del arte- es coherente al retratar a la mujer como víctima de la sociedad represora y disfuncional, incapaz de descubrir y disfrutar de su propia esencia. La primera escena merece una revisión en cuanto a su ejecución escénica. Contar con tres actrices turnándose para interpretar a Yerma fue una de decisión arriesgada, ya que debían mantener un registro parejo. Ydrogo y Tonsmann demuestran gran soltura escénica, pero es María Laura Vélez quien consigue las mejores escenas, ya sea como Yerma (especialmente, en su coqueteo con Víctor) o como una de las Lavanderas. Las cuñadas de Yerma, interpretadas por marionetas, resultan brillantes. Yerma... mujer que no se habita es un interesante y estilizado montaje, lleno de sugerentes imágenes y cumple con mantener el espíritu lorquiano, a pesar de su personalísima lectura.
Sergio Velarde
08 de diciembre de 2011
Junto con La casa de Bernarda Alba y Bodas de sangre, Yerma completa la “trilogía” del dramaturgo español Federico García Lorca. Acaso el factor común de las tres obras en mención, sea la represión de los sentimientos más profundos del ser humano: en La casa de Bernarda Alba, las hijas viven en el luto más absoluto, imposibilitadas de amar y ser amadas; en Bodas de Sangre, la Novia busca el amor en los brazos del hombre prohibido, desencadenándose la tragedia; y en Yerma, la protagonista anhela de todo corazón ser madre ante la negativa de su esposo, mientras duda de su verdadero amor. Actualmente se viene presentando en la AAA, la puesta en escena de Yerma... mujer que no se habita, una personalísima revisión del clásico lorquiano, adaptada por María Laura Vélez y dirigida por Ximena Arroyo, y que mantiene esta aguda crítica hacia las sociedades represoras.
Yerma (interpretada por turnos por Vélez, Yvonne Ydrogo y Marietta Tonsmann) es una mujer que piensa que su única misión en la vida es ser madre, y su obsesión aumenta cuando ve que todas las mujeres que conoce ya lo son. Influyen también la negativa de su esposo Juan y el secreto amor que siente por Víctor (ambos bien interpretados por Manuel Calderón). La obra, que incluye marionetas, danza, música y poesía peruana, se sirve de la dramaturgia para crear un universo propio, y es definida con justicia como una intervención a la obra original. Acaso el hecho de no abordar la muerte del esposo como punto final a la historia de Yerma pueda resultar polémico; sin embargo, la puesta en escena cierra dignamente con la protagonista en estado de represión, como lo están aún muchas mujeres en pleno siglo XXI, y llena de ausencias, como la del hombre que ama y la del hijo que nunca llega.
La adaptación e intervención de la Yerma original de García Lorca, en co-producción de la Asociación de Artistas Aficionados y el Proyecto de Mariposa – ecléctica del arte- es coherente al retratar a la mujer como víctima de la sociedad represora y disfuncional, incapaz de descubrir y disfrutar de su propia esencia. La primera escena merece una revisión en cuanto a su ejecución escénica. Contar con tres actrices turnándose para interpretar a Yerma fue una de decisión arriesgada, ya que debían mantener un registro parejo. Ydrogo y Tonsmann demuestran gran soltura escénica, pero es María Laura Vélez quien consigue las mejores escenas, ya sea como Yerma (especialmente, en su coqueteo con Víctor) o como una de las Lavanderas. Las cuñadas de Yerma, interpretadas por marionetas, resultan brillantes. Yerma... mujer que no se habita es un interesante y estilizado montaje, lleno de sugerentes imágenes y cumple con mantener el espíritu lorquiano, a pesar de su personalísima lectura.
Sergio Velarde
08 de diciembre de 2011
Crítica: PARÉNTESIS
La urgencia de detener el tiempo
Desde hace 12 años, Espacio Libre viene desarrollando una intensa y comprometida labor como grupo, presentando obras de autores peruanos, siempre con el inconfundible sello de su director Diego La Hoz. Su último trabajo, denominado Paréntesis, escrito por La Hoz, es un interesante trabajo actoral a cargo de Karlos López Rentería, en el que se hace una crítica hacia la necesidad de no vivir tan de prisa, a entender que el tiempo no debe marcar nuestra pauta, a buscar nuestra propia sensibilidad sin prisas ni apuros, tomando como punto de partida el cumpleaños veinticuatro de un hombre que intenta dominar el tiempo, a través de un necesario paréntesis. El montaje es ordenado, limpio y de ritmo sostenido, aprovechando el espacio del sótano del Teatro Juan Parra del Riego. Un dato curioso: todos los elementos que manipula el actor en escena han formado parte de la historia del grupo y del mismo actor, como un recuento del tiempo transcurrido y de la impecable trayectoria del grupo. Las funciones de Paréntesis continuarán en Arequipa, en el XII Festival Máscaras del Tiempo y luego en Argentina en el VIII Festival Del Copete y en el XV Festival De La Víspera. Espacio Libre es uno de los grupos más representativos de nuestro teatro independiente, siempre con la consigna de lo valioso que significa hacer verdadero teatro de grupo en el Perú.
Sergio Velarde
08 de diciembre de 2011
Desde hace 12 años, Espacio Libre viene desarrollando una intensa y comprometida labor como grupo, presentando obras de autores peruanos, siempre con el inconfundible sello de su director Diego La Hoz. Su último trabajo, denominado Paréntesis, escrito por La Hoz, es un interesante trabajo actoral a cargo de Karlos López Rentería, en el que se hace una crítica hacia la necesidad de no vivir tan de prisa, a entender que el tiempo no debe marcar nuestra pauta, a buscar nuestra propia sensibilidad sin prisas ni apuros, tomando como punto de partida el cumpleaños veinticuatro de un hombre que intenta dominar el tiempo, a través de un necesario paréntesis. El montaje es ordenado, limpio y de ritmo sostenido, aprovechando el espacio del sótano del Teatro Juan Parra del Riego. Un dato curioso: todos los elementos que manipula el actor en escena han formado parte de la historia del grupo y del mismo actor, como un recuento del tiempo transcurrido y de la impecable trayectoria del grupo. Las funciones de Paréntesis continuarán en Arequipa, en el XII Festival Máscaras del Tiempo y luego en Argentina en el VIII Festival Del Copete y en el XV Festival De La Víspera. Espacio Libre es uno de los grupos más representativos de nuestro teatro independiente, siempre con la consigna de lo valioso que significa hacer verdadero teatro de grupo en el Perú.
Sergio Velarde
08 de diciembre de 2011
miércoles, 30 de noviembre de 2011
Crítica: HEBRAS
Amor radical
Hebras, el último montaje del interesante grupo teatral Cuer2, es el más radical que se les haya visto últimamente. Palintrópolis (2006) fue un contundente retrato de nuestra caótica y salvaje ciudad; e Interruptor (2008), una acertada denuncia contra el progresivo aislamiento del ser humano, en contraste con los últimos avances tecnológicos. En ambos montajes, el director Roberto Sánchez-Piérola logró en sus actores un excelente equilibrio de sus capacidades gestuales, corporales y vocales, en beneficio de las puestas en escena. Pero en esta oportunidad, Sánchez-Piérola lleva a sus actores de siempre Roly Dávila y José Luis Urteaga al límite: confunde sus personalidades con la imposición de máscaras y el mismo corte de pelo, además de limitarlos a expresar sus emociones con sus cuerpos y no con sus voces. Los resultados son por supuesto, muy positivos, y marcan una nueva etapa en el grupo, que los llevan a radicalizar aún más sus propuestas, luego de su proceso de exploración con respecto a un sentimiento tan complejo como lo es el amor.
Las hebras no sólo están presentes en el suelo del íntimo salón de la Casona de San Marcos, en donde se viene realizando una cortísima temporada, sino también en los instrumentos musicales de cuerda (guitarra y violín) que acompañan en vivo la performance. También vemos simbólicamente los hilos que se tejen entre ambos cuerpos andróginos (jugando con el mito de Aristófanes), que amplía el término amor hacia otras variantes. Y por supuesto, las hebras que nacen de uno al convertirse en títere del otro, representadas en el mejor cuadro del conjunto. Hebras es un montaje físico, pero también poético, pues explora las relaciones humanas (ya sea amorosas, amicales o fraternas) de manera contundente y estilizada, justificando así la ausencia de texto, pues en una puesta en escena como ésta, las palabras salen sobrando.
Excelente trabajo físico de ambos actores, muy precisos en cada uno de sus movimientos, escenificando las escenas con vigor y fluidez. Acaso el tipo de montaje que se propone no sea apto para todos los públicos, pero sí confirma la madurez de Cuer2 como un colectivo comprometido con sus puestas en escena, intachable en el desarrollo de sus conceptos, y que los confirman como uno de los grupos más interesantes y coherentes de nuestro medio. Hebras podría ser llamado un montaje radical, poco convencional, pero es consecuente con la línea que se viene trazando el grupo, y es por supuesto, muy recomendable.
Sergio Velarde
30 de noviembre de 2011
Hebras, el último montaje del interesante grupo teatral Cuer2, es el más radical que se les haya visto últimamente. Palintrópolis (2006) fue un contundente retrato de nuestra caótica y salvaje ciudad; e Interruptor (2008), una acertada denuncia contra el progresivo aislamiento del ser humano, en contraste con los últimos avances tecnológicos. En ambos montajes, el director Roberto Sánchez-Piérola logró en sus actores un excelente equilibrio de sus capacidades gestuales, corporales y vocales, en beneficio de las puestas en escena. Pero en esta oportunidad, Sánchez-Piérola lleva a sus actores de siempre Roly Dávila y José Luis Urteaga al límite: confunde sus personalidades con la imposición de máscaras y el mismo corte de pelo, además de limitarlos a expresar sus emociones con sus cuerpos y no con sus voces. Los resultados son por supuesto, muy positivos, y marcan una nueva etapa en el grupo, que los llevan a radicalizar aún más sus propuestas, luego de su proceso de exploración con respecto a un sentimiento tan complejo como lo es el amor.
Las hebras no sólo están presentes en el suelo del íntimo salón de la Casona de San Marcos, en donde se viene realizando una cortísima temporada, sino también en los instrumentos musicales de cuerda (guitarra y violín) que acompañan en vivo la performance. También vemos simbólicamente los hilos que se tejen entre ambos cuerpos andróginos (jugando con el mito de Aristófanes), que amplía el término amor hacia otras variantes. Y por supuesto, las hebras que nacen de uno al convertirse en títere del otro, representadas en el mejor cuadro del conjunto. Hebras es un montaje físico, pero también poético, pues explora las relaciones humanas (ya sea amorosas, amicales o fraternas) de manera contundente y estilizada, justificando así la ausencia de texto, pues en una puesta en escena como ésta, las palabras salen sobrando.
Excelente trabajo físico de ambos actores, muy precisos en cada uno de sus movimientos, escenificando las escenas con vigor y fluidez. Acaso el tipo de montaje que se propone no sea apto para todos los públicos, pero sí confirma la madurez de Cuer2 como un colectivo comprometido con sus puestas en escena, intachable en el desarrollo de sus conceptos, y que los confirman como uno de los grupos más interesantes y coherentes de nuestro medio. Hebras podría ser llamado un montaje radical, poco convencional, pero es consecuente con la línea que se viene trazando el grupo, y es por supuesto, muy recomendable.
Sergio Velarde
30 de noviembre de 2011
martes, 29 de noviembre de 2011
Crítica: EL GATO, EL CORONEL Y 101 DÁLMATAS EN APUROS
Al rescate de los canes
101 Dálmatas (1961) fue la decimoséptima película animada de Walt Disney Pictures. La historia se centró en la pareja de dálmatas conformada por Pongo y Perdy, quienes traen al mundo a un grupo de cachorros, secuestrados luego por una pareja de torpes ladrones liderados por la archi malvada Cruella de Vil, con el propósito de confeccionar su abrigo de pieles. Muchos años después llegaría la versión en carne y hueso con una desbordada Glenn Close en el papel principal. La historia tiene los suficientes atractivos como para encandilar a los más pequeños, aunque representa todo un reto llevar la trama al escenario, especialmente para representar a los 101 dálmatas. Y por supuesto, una actriz capaz de darle vida a una de las malvadas más sobresalientes y estilizadas del mundo animado.
El director Josse Fernández, egresado de la ENSAD, sí demuestra tener conocimientos y sobre todo, sentido común, sobre cómo montar un espectáculo teatral. La adaptación de la historia se centra en personajes humanos y caninos por igual. La idea de los títeres para representar a los dálmatas con la ayuda de la luz negra es ingeniosa, aunque pudo ser ejecutada con mayor orden y sin demasiada aparatosidad. La escenografía y el vestuario son funcionales para hacer avanzar la historia, aunque tengo mis reparos con el uso del playback para la canción de “Cruella de Vil”. Eso sí, el montaje debió realizarse en el estrado, ya que la disposición elegida para el escenario y las tribunas no permitieron que el 100% del público apreciara todas las acciones escénicas.
Algunos efectivos gags como el secuestro de los canes y las secuencias del espejo y del veneno, a cargo de los experimentados Fernández y Walter Huallpa, superan con creces a algunas débiles y poco claras escenas de los canes con sus dueños. La "Cruella de Vil" de Ivonne Soto se queda corta en representar la maldad y la codicia necesaria para convertirse en el centro de atención. Los personajes caninos deben delinearse mejor, a pesar de ser caricaturas de por sí. En última instancia y sin mayores contratiempos, El gato, el coronel y 101 dálmatas en apuros cumple con entretener a grandes y niños.
Sergio Velarde
27 de noviembre de 2011
101 Dálmatas (1961) fue la decimoséptima película animada de Walt Disney Pictures. La historia se centró en la pareja de dálmatas conformada por Pongo y Perdy, quienes traen al mundo a un grupo de cachorros, secuestrados luego por una pareja de torpes ladrones liderados por la archi malvada Cruella de Vil, con el propósito de confeccionar su abrigo de pieles. Muchos años después llegaría la versión en carne y hueso con una desbordada Glenn Close en el papel principal. La historia tiene los suficientes atractivos como para encandilar a los más pequeños, aunque representa todo un reto llevar la trama al escenario, especialmente para representar a los 101 dálmatas. Y por supuesto, una actriz capaz de darle vida a una de las malvadas más sobresalientes y estilizadas del mundo animado.
El director Josse Fernández, egresado de la ENSAD, sí demuestra tener conocimientos y sobre todo, sentido común, sobre cómo montar un espectáculo teatral. La adaptación de la historia se centra en personajes humanos y caninos por igual. La idea de los títeres para representar a los dálmatas con la ayuda de la luz negra es ingeniosa, aunque pudo ser ejecutada con mayor orden y sin demasiada aparatosidad. La escenografía y el vestuario son funcionales para hacer avanzar la historia, aunque tengo mis reparos con el uso del playback para la canción de “Cruella de Vil”. Eso sí, el montaje debió realizarse en el estrado, ya que la disposición elegida para el escenario y las tribunas no permitieron que el 100% del público apreciara todas las acciones escénicas.
Algunos efectivos gags como el secuestro de los canes y las secuencias del espejo y del veneno, a cargo de los experimentados Fernández y Walter Huallpa, superan con creces a algunas débiles y poco claras escenas de los canes con sus dueños. La "Cruella de Vil" de Ivonne Soto se queda corta en representar la maldad y la codicia necesaria para convertirse en el centro de atención. Los personajes caninos deben delinearse mejor, a pesar de ser caricaturas de por sí. En última instancia y sin mayores contratiempos, El gato, el coronel y 101 dálmatas en apuros cumple con entretener a grandes y niños.
Sergio Velarde
27 de noviembre de 2011
sábado, 26 de noviembre de 2011
Crítica: SUPER POPPER
Inquietante héroe de locura
De acuerdo a una nueva ley impuesta por la ENSAD, los alumnos de actuación del noveno ciclo deben tener como mínimo 200 horas de práctica pre-profesional. Hecho curioso (por elegir el adjetivo más diplomático), pero que en todo caso nos permite ser testigos de la evolución de una puesta en escena, que valgan verdades, rebasa las expectativas generadas. Acaso se pueda suponer que una obra interpretada por estudiantes no podría ser catalogada como profesional; sin embargo, la nueva versión de Super Popper de César de María, ganadora del Premio del Jurado y público en el Festival de Teatro del ICPNA 2006, y que actualmente se encuentra en temporada en el Centro Cultural CAFAE, demuestra un profesionalismo y entrega tal, que no queda más remedio que ubicarla por encima de otros montajes supuestamente profesionales, pero que dejaron mucho que desear.
Super Popper es un héroe de historieta, que vive en la mente de Brunella, una joven que asesinó a sus padres adoptivos y que actualmente está interna en un manicomio infantil. Cuando conoce a Joe, el chico de la limpieza, ella lo confundirá con su personaje de ficción. Y Joe, con la finalidad de protegerla, asumirá esta identidad para buscar venganza. Mientras tanto, en el manicomio los internos planean una fuga, incrementándose los niveles de violencia. La obra entonces, plantea dos planos bien marcados: la realidad del sanatorio y sus alrededores, en donde ocurren violentos asesinatos; y la fantasía, en la que se mueven Brunella y Joe y sus más oscuros impulsos, representados por entes de pesadilla.
Super Popper inquieta, desenfrena, sorprende y desconcierta. Una vez que disculpamos el estilo de actuación teatral (aún en búsqueda de un naturalismo más auténtico), la puesta en escena no se detiene en ningún momento. La directora Guadalupe Vivanco aprovecha los cuerpos de los actores para lograr un montaje fluido y visceral. La Brunella de una descollante Luccia Méndez acapara y llena el espacio: es sugerente, pero a la vez sensual y conmovedora. Su encuentro sexual con el Joe de Herberth Hurtado es brutal y estilizado a la vez, ejecutado con pasos de danza contemporánea. El vestuario, el maquillaje, el empleo multimedia y los recursos escenográficos generan un ambiente irreal y atemporal. El doctor (Max Yovera) parece no escuchar o no entender el clamor de los internos y su falta de comunicación con Joe es desconcertante. Las víctimas del Super Popper también tienen mucho que decir en sus breves apariciones, bien interpretados por Melina Bonifacio y André Silva. Super Popper cumple todas las condiciones para convertirse en el montaje revelación del año, rescata un excelente texto de César De María y propone una propia visión, ejecutada con pasión y profesionalismo.
Sergio Velarde
26 de noviembre de 2011
De acuerdo a una nueva ley impuesta por la ENSAD, los alumnos de actuación del noveno ciclo deben tener como mínimo 200 horas de práctica pre-profesional. Hecho curioso (por elegir el adjetivo más diplomático), pero que en todo caso nos permite ser testigos de la evolución de una puesta en escena, que valgan verdades, rebasa las expectativas generadas. Acaso se pueda suponer que una obra interpretada por estudiantes no podría ser catalogada como profesional; sin embargo, la nueva versión de Super Popper de César de María, ganadora del Premio del Jurado y público en el Festival de Teatro del ICPNA 2006, y que actualmente se encuentra en temporada en el Centro Cultural CAFAE, demuestra un profesionalismo y entrega tal, que no queda más remedio que ubicarla por encima de otros montajes supuestamente profesionales, pero que dejaron mucho que desear.
Super Popper es un héroe de historieta, que vive en la mente de Brunella, una joven que asesinó a sus padres adoptivos y que actualmente está interna en un manicomio infantil. Cuando conoce a Joe, el chico de la limpieza, ella lo confundirá con su personaje de ficción. Y Joe, con la finalidad de protegerla, asumirá esta identidad para buscar venganza. Mientras tanto, en el manicomio los internos planean una fuga, incrementándose los niveles de violencia. La obra entonces, plantea dos planos bien marcados: la realidad del sanatorio y sus alrededores, en donde ocurren violentos asesinatos; y la fantasía, en la que se mueven Brunella y Joe y sus más oscuros impulsos, representados por entes de pesadilla.
Super Popper inquieta, desenfrena, sorprende y desconcierta. Una vez que disculpamos el estilo de actuación teatral (aún en búsqueda de un naturalismo más auténtico), la puesta en escena no se detiene en ningún momento. La directora Guadalupe Vivanco aprovecha los cuerpos de los actores para lograr un montaje fluido y visceral. La Brunella de una descollante Luccia Méndez acapara y llena el espacio: es sugerente, pero a la vez sensual y conmovedora. Su encuentro sexual con el Joe de Herberth Hurtado es brutal y estilizado a la vez, ejecutado con pasos de danza contemporánea. El vestuario, el maquillaje, el empleo multimedia y los recursos escenográficos generan un ambiente irreal y atemporal. El doctor (Max Yovera) parece no escuchar o no entender el clamor de los internos y su falta de comunicación con Joe es desconcertante. Las víctimas del Super Popper también tienen mucho que decir en sus breves apariciones, bien interpretados por Melina Bonifacio y André Silva. Super Popper cumple todas las condiciones para convertirse en el montaje revelación del año, rescata un excelente texto de César De María y propone una propia visión, ejecutada con pasión y profesionalismo.
Sergio Velarde
26 de noviembre de 2011
sábado, 5 de noviembre de 2011
Crítica: TÚ NO ENTIENDES NADA
Obra peruana en estreno simultáneo
El joven artista peruano Juan José Oviedo puede sentirse afortunado, pues su pieza dramática Tú no entiendes nada, publicada en la revista Muestra N° 22, ha sido estrenada en Argentina, España y ahora en Perú. Lujo que no todos nuestros dramaturgos pueden darse. Mérito también, el haberlo conseguido con una obra poco convencional y de corta duración, adaptada por sus directores, cada uno con su particular visión. Y es que de acuerdo a la información de los montajes mencionados en la web, cada uno ha seguido la propia personalidad de sus creadores, consiguiendo espectáculos muy diferentes entre sí partiendo de un mismo conflicto: la impotencia y la depresión por no seguir los sueños propios ante el temor al fracaso, y el no arriesgarse por conformismo.
Estrenada en Mar del Plata, Argentina y dirigida por Juan Carlos Ruiz, la versión gaucha recibe un tratamiento aparentemente surrealista y onírico, pero acaso sea la más fidedigna con el texto original, pues el mismo autor actúa en la puesta en escena. Por su parte, la actriz peruana Mercy Bustos se encargó de dirigirla en Madrid, España, pero con un elenco netamente femenino (ella misma incluida) y otorgándole un giro distinto a la temática propuesta por el autor. Esta versión madrileña se basa en “tres mujeres que hablan de su condición de género y el maltrato que a veces reciben por tal motivo; es una obra que llega a develar el alma humana, y que propone el mundo del corazón y de la no violencia”.
La puesta en escena limeña de Tú no entiendes nada, a cargo del novel colectivo Teatro del Riesgo, le debe mucho al director Diego La Hoz, hecho que ellos mismos se encargan de reconocer. Y si bien es cierto, por momentos pareciera que estamos ante una obra de Espacio Libre, su director Paco Caparó sabe imprimirle su propia personalidad, a pesar de considerarse él mismo como un “colaborador eficaz” dentro de la realización de un espectáculo con estilo “pastrulo”. Los actores Omar Del Águila, Jonathan Oliveros y Daniela Rodríguez demuestran en escena sus evidentes recursos interpretativos y corporales, a pesar de no estar del todo clara la primera parte de la obra. Pero acaso esto no sea del todo importante, ya que la obra contiene suficientes imágenes contundentes y creativas, con el apoyo multimedia y un original vestuario, además de tomar forma el mensaje del autor en la parte final. Los estrenos en simultáneo de Tú no entiendes nada, una pieza interesante pero menor de un joven dramaturgo peruano, son motivos suficientes para celebrar.
Sergio Velarde
05 de noviembre de 2011
Crítica: DE REPENTE, UN BESO
Triángulo amoroso en los noventa
Luego de dos puestas en escena con aciertos parciales estrenadas este año, como lo fueron Sangre como flores y Demonios en la piel, el dramaturgo Eduardo Adrianzén puede sentirse satisfecho por los resultados obtenidos con De repente, un beso, un reestreno tardío de su debut teatral (allá por 1995 en el Teatro Británico con la dirección de Pipo Gallo y la actuación de un trío de ases: July Natters, Gabriela Bilotti y Carlos Mesta), gracias principalmente a la acertada (y virtualmente infalible) dirección del experimentado Carlos Acosta, en el acogedor espacio de Teatro Racional.
De repente, un beso aborda el tema de la soledad en un trío de treintones de clase media, en plena década de los noventa, en medio de canciones de Avril Lavigne y Cristina y los subterráneos. Las frustraciones intelectuales, la incapacidad de comprometerse y la vida que avanza sin dar tregua ni respiro, afectan las relaciones sentimentales de los tres protagonistas: la esposa y madre aburrida de su vida; la productora de televisión incapaz de mantener una relación estable; y el profesor universitario sin rumbo fijo. A lo largo de la obra los tres se conocen, dialogan, discuten, se amistan, tienen relaciones, se juntan, se separan; todo narrado en un tono coloquial y contemporáneo, que engancha al espectador hasta el final. Adrianzén consigue un fiel retrato de toda una generación en un tiempo determinado de nuestra historia.
Como en todo montaje de Carlos Acosta, las actuaciones son sobresalientes: Jackeline Vásquez, Maricarmen Valencia (gran improvisadora a quien vimos en El baúl mágico) y Luis Alberto Urrutia (actor de reparto en la notable Los cachorros) asumen sus roles con gran convicción, logrando un trabajo en conjunto muy parejo y transmitiendo con precisión y veracidad sus motivaciones. El íntimo espacio de Teatro Racional resulta inmejorable para sentirnos cómplices de la historia. La puesta en escena avanza sin tropiezos, con momentos dramáticos y cómicos en perfecto equilibrio. Gran acierto el mantener la puesta en escena en los noventas. Adrianzén y Acosta logran con De repente, un beso un excelente montaje, fresco, melancólico y divertido, que retrata con acierto la atemporal soledad dentro de nuestra vida cotidiana.
Sergio Velarde
06 de noviembre de 2011
Luego de dos puestas en escena con aciertos parciales estrenadas este año, como lo fueron Sangre como flores y Demonios en la piel, el dramaturgo Eduardo Adrianzén puede sentirse satisfecho por los resultados obtenidos con De repente, un beso, un reestreno tardío de su debut teatral (allá por 1995 en el Teatro Británico con la dirección de Pipo Gallo y la actuación de un trío de ases: July Natters, Gabriela Bilotti y Carlos Mesta), gracias principalmente a la acertada (y virtualmente infalible) dirección del experimentado Carlos Acosta, en el acogedor espacio de Teatro Racional.
De repente, un beso aborda el tema de la soledad en un trío de treintones de clase media, en plena década de los noventa, en medio de canciones de Avril Lavigne y Cristina y los subterráneos. Las frustraciones intelectuales, la incapacidad de comprometerse y la vida que avanza sin dar tregua ni respiro, afectan las relaciones sentimentales de los tres protagonistas: la esposa y madre aburrida de su vida; la productora de televisión incapaz de mantener una relación estable; y el profesor universitario sin rumbo fijo. A lo largo de la obra los tres se conocen, dialogan, discuten, se amistan, tienen relaciones, se juntan, se separan; todo narrado en un tono coloquial y contemporáneo, que engancha al espectador hasta el final. Adrianzén consigue un fiel retrato de toda una generación en un tiempo determinado de nuestra historia.
Como en todo montaje de Carlos Acosta, las actuaciones son sobresalientes: Jackeline Vásquez, Maricarmen Valencia (gran improvisadora a quien vimos en El baúl mágico) y Luis Alberto Urrutia (actor de reparto en la notable Los cachorros) asumen sus roles con gran convicción, logrando un trabajo en conjunto muy parejo y transmitiendo con precisión y veracidad sus motivaciones. El íntimo espacio de Teatro Racional resulta inmejorable para sentirnos cómplices de la historia. La puesta en escena avanza sin tropiezos, con momentos dramáticos y cómicos en perfecto equilibrio. Gran acierto el mantener la puesta en escena en los noventas. Adrianzén y Acosta logran con De repente, un beso un excelente montaje, fresco, melancólico y divertido, que retrata con acierto la atemporal soledad dentro de nuestra vida cotidiana.
Sergio Velarde
06 de noviembre de 2011
domingo, 30 de octubre de 2011
Crítica: EL AMOR YA NO ES LO QUE ERA
¿Hasta cuándo la informalidad?
Con ese afiche ya todo estaba “cantado”. Asistir al cómodo y nuevo Teatro Auditorio del colegio Miguel Grau en Magdalena para ver la obra El amor ya no es lo que era, comedia escrita y dirigida por Federico Merani, es como entrar en una máquina del tiempo y retroceder varias décadas, cuando supuestamente todavía no se “descubría” el verdadero potencial que tenía el teatro en sí como medio de comunicación, como herramienta para emocionar y cuestionar al público, y por supuesto, como un sano e inteligente entretenimiento. Pues Merani no es Osvaldo Cattone, tampoco es Tito Salas, y por lo tanto no puede salvar su débil y además dilatada comedia de enredos, que cuenta con un irregular elenco (que él mismo integra) y con una dramaturgia fallida, plagada de situaciones en absoluto inverosímiles.
La historia va como sigue: Renato (Havier Arboleda) es un mujeriego incorregible, dueño de una empresa con obreros varones exclusivamente, a punto de cumplir 45 años, divorciado tres veces y con ansias de encontrar el verdadero amor. Como El amor ya no es lo que era, sus grandes amigos, el homosexual Virgilo (Merani) y el bisexual Carlos (Renato Iberico), sólo parecen complicarle su existencia, especialmente con la aparición de un amor del pasado de nombre Talula (debut de la cantante Ghiis), quien busca recuperar el tiempo perdido. Toda la trama no tiene ni pies ni cabeza, con algunas pinceladas de humor involuntario y nada más. Acaso el hacer mención que aparece un bebé siendo cargado con toda naturalidad dentro de una maleta para pizzas (!), sea suficiente para entender el supuesto humor del director.
Las actuaciones, a pesar de los esfuerzos de un actor entrenado como lo es Iberico, nada pueden hacer para hacer creíble o al menos, medianamente entretenida, la imposible historia de amor, pues como ya sabemos, El amor ya no es lo que era. Finalmente, y de acuerdo a la publicidad que “adorna” el afiche, se debe señalar que la presente obra tuvo su estreno mundial aquí, antes del propio en las ciudades de Los Ángeles, Buenos Aires, Bogotá, Off Broadway y Madrid (sic). Ojalá encuentre su público objetivo por esos lares, pues acaso por allá El buen teatro ya no es lo que era.
Como nota adicional, al investigar sobre el pasado del dramaturgo y director Federico Merani, descubro que escribió y dirigió una obra el año pasado llamada Los indestructibles, protagonizada por Cecilia Tosso y Gustavo Mac Lennan, producida por Vicky Paz y estrenada en el Teatro Auditorio Miraflores. Dicha obra no es otra que Dinosaurios, comedia escrita y dirigida por el dramaturgo argentino Santiago Serrano, tal como lo demuestra su página oficial y lo confirman las sinopsis de las notas de prensa aparecidas sobre Los indestructibles, en donde Merani no hace mención alguna al verdadero autor de su montaje. Una lástima que a estas alturas se continúe con la informalidad en un nuestro medio teatral. Una pena, pues La informalidad en el teatro sigue siendo todavía lo que es.
Sergio Velarde
30 de octubre de 2011
Con ese afiche ya todo estaba “cantado”. Asistir al cómodo y nuevo Teatro Auditorio del colegio Miguel Grau en Magdalena para ver la obra El amor ya no es lo que era, comedia escrita y dirigida por Federico Merani, es como entrar en una máquina del tiempo y retroceder varias décadas, cuando supuestamente todavía no se “descubría” el verdadero potencial que tenía el teatro en sí como medio de comunicación, como herramienta para emocionar y cuestionar al público, y por supuesto, como un sano e inteligente entretenimiento. Pues Merani no es Osvaldo Cattone, tampoco es Tito Salas, y por lo tanto no puede salvar su débil y además dilatada comedia de enredos, que cuenta con un irregular elenco (que él mismo integra) y con una dramaturgia fallida, plagada de situaciones en absoluto inverosímiles.
La historia va como sigue: Renato (Havier Arboleda) es un mujeriego incorregible, dueño de una empresa con obreros varones exclusivamente, a punto de cumplir 45 años, divorciado tres veces y con ansias de encontrar el verdadero amor. Como El amor ya no es lo que era, sus grandes amigos, el homosexual Virgilo (Merani) y el bisexual Carlos (Renato Iberico), sólo parecen complicarle su existencia, especialmente con la aparición de un amor del pasado de nombre Talula (debut de la cantante Ghiis), quien busca recuperar el tiempo perdido. Toda la trama no tiene ni pies ni cabeza, con algunas pinceladas de humor involuntario y nada más. Acaso el hacer mención que aparece un bebé siendo cargado con toda naturalidad dentro de una maleta para pizzas (!), sea suficiente para entender el supuesto humor del director.
Las actuaciones, a pesar de los esfuerzos de un actor entrenado como lo es Iberico, nada pueden hacer para hacer creíble o al menos, medianamente entretenida, la imposible historia de amor, pues como ya sabemos, El amor ya no es lo que era. Finalmente, y de acuerdo a la publicidad que “adorna” el afiche, se debe señalar que la presente obra tuvo su estreno mundial aquí, antes del propio en las ciudades de Los Ángeles, Buenos Aires, Bogotá, Off Broadway y Madrid (sic). Ojalá encuentre su público objetivo por esos lares, pues acaso por allá El buen teatro ya no es lo que era.
Como nota adicional, al investigar sobre el pasado del dramaturgo y director Federico Merani, descubro que escribió y dirigió una obra el año pasado llamada Los indestructibles, protagonizada por Cecilia Tosso y Gustavo Mac Lennan, producida por Vicky Paz y estrenada en el Teatro Auditorio Miraflores. Dicha obra no es otra que Dinosaurios, comedia escrita y dirigida por el dramaturgo argentino Santiago Serrano, tal como lo demuestra su página oficial y lo confirman las sinopsis de las notas de prensa aparecidas sobre Los indestructibles, en donde Merani no hace mención alguna al verdadero autor de su montaje. Una lástima que a estas alturas se continúe con la informalidad en un nuestro medio teatral. Una pena, pues La informalidad en el teatro sigue siendo todavía lo que es.
Sergio Velarde
30 de octubre de 2011
viernes, 28 de octubre de 2011
Crítica: NAVAJA EN LA CARNE
Una mirada a nuestras miserias
Plinio Marcos es un autor brasilero que se caracteriza por retratar las miserias de los parias de la sociedad, sin dejar de exponer con sutileza sus sentimientos y sus motivaciones. En Perdidos en una noche sucia (acaso su obra más representada en nuestro país y que encontró su montaje ideal, obviamente, en el dirigido por Jerry Galarreta), Marcos expone la tirante relación de dos delincuentes que luchan a muerte por un par de zapatos que podrían rescatarlos de su dura realidad. La crudeza del intercambio verbal de los personajes resulta siempre lo más destacable del drama. Actualmente se viene presentando en la AAA, con la producción de Pasión Mystica Teatro, Navaja en la carne, otra mirada del autor a un puñado de personajes que habitan en zonas marginales y su desesperanzadora vida, de la cual aparentemente no pueden ni quieren escapar.
La pieza Navaja en la carne (escrita en 1967, pero que aún posee contundente actualidad) nos traslada a una sucia habitación en la que conviven una cansada y recorrida prostituta con su abusivo proxeneta; la convivencia es atroz, pero ambos parecen estar conformes con su miserable estilo de vida; especialemente ella, quien es sometida a una terrible agresión física y sicológica por parte de él. La desaparición de un dinero dentro del cuarto trae a escena al homosexual encargado de la limpieza, quien saca a relucir la sordidez de la pareja, que termina en un brutal duelo verbal. Los diálogos, de fuerte carga erótica y contenido vulgar, son contundentes y recrean el insoportable ambiente en el que los personajes se encuentren inmersos.
El ahora director José Medina (antes actor de reparto en todos los montajes de Pasión Mystica Teatro) propone un sencillo y directo montaje, con mínimos cambios de luz y efectos de sonido, privilegiando la acertada construcción de los personajes marginales que participan en la historia. Javier Quevedo convence como el bravucón protagonista, especialmente en su ensañamiento con la prostituta; y Santiago Moreno se luce como el divertido homosexual, cuando intenta seducir al matón. Mención especial para Jacqui Chuquillanqui, quien hace creíble la desesperanza de su otoñal prostituta, así como su absurda decisión de someterse día a día al lado del hombre que más la humilla. Y es que Chuquillanqui es creíble y se mueve con igual solvencia en drama y comedia. Navaja en la carne de Plinio Marcos es un modesto pero contundente retrato de las miserias del ser humano.
Sergio Velarde
29 de octubre de 2011
Plinio Marcos es un autor brasilero que se caracteriza por retratar las miserias de los parias de la sociedad, sin dejar de exponer con sutileza sus sentimientos y sus motivaciones. En Perdidos en una noche sucia (acaso su obra más representada en nuestro país y que encontró su montaje ideal, obviamente, en el dirigido por Jerry Galarreta), Marcos expone la tirante relación de dos delincuentes que luchan a muerte por un par de zapatos que podrían rescatarlos de su dura realidad. La crudeza del intercambio verbal de los personajes resulta siempre lo más destacable del drama. Actualmente se viene presentando en la AAA, con la producción de Pasión Mystica Teatro, Navaja en la carne, otra mirada del autor a un puñado de personajes que habitan en zonas marginales y su desesperanzadora vida, de la cual aparentemente no pueden ni quieren escapar.
La pieza Navaja en la carne (escrita en 1967, pero que aún posee contundente actualidad) nos traslada a una sucia habitación en la que conviven una cansada y recorrida prostituta con su abusivo proxeneta; la convivencia es atroz, pero ambos parecen estar conformes con su miserable estilo de vida; especialemente ella, quien es sometida a una terrible agresión física y sicológica por parte de él. La desaparición de un dinero dentro del cuarto trae a escena al homosexual encargado de la limpieza, quien saca a relucir la sordidez de la pareja, que termina en un brutal duelo verbal. Los diálogos, de fuerte carga erótica y contenido vulgar, son contundentes y recrean el insoportable ambiente en el que los personajes se encuentren inmersos.
El ahora director José Medina (antes actor de reparto en todos los montajes de Pasión Mystica Teatro) propone un sencillo y directo montaje, con mínimos cambios de luz y efectos de sonido, privilegiando la acertada construcción de los personajes marginales que participan en la historia. Javier Quevedo convence como el bravucón protagonista, especialmente en su ensañamiento con la prostituta; y Santiago Moreno se luce como el divertido homosexual, cuando intenta seducir al matón. Mención especial para Jacqui Chuquillanqui, quien hace creíble la desesperanza de su otoñal prostituta, así como su absurda decisión de someterse día a día al lado del hombre que más la humilla. Y es que Chuquillanqui es creíble y se mueve con igual solvencia en drama y comedia. Navaja en la carne de Plinio Marcos es un modesto pero contundente retrato de las miserias del ser humano.
Sergio Velarde
29 de octubre de 2011
sábado, 22 de octubre de 2011
Crítica: VISITANTE NO IDENTIFICADO
Curiosos encuentros cercanos
Discurre en ciertos círculos un errado concepto sobre la producción en el teatro independiente: creer que el economizar significa por ejemplo, contar con un elenco cada vez más reducido, que interprete varios personajes en la obra; convocar a una persona sin entrenamiento previo y sin la mística teatral obligatoria para apoyar en la parte técnica; y un promotor que escriba, actúe, dirija y produzca la obra, sabiendo de antemano que no podrá cumplir al 100% sus deberes, en demérito de la puesta en escena. Es necesario dejar sentado que cualquier carencia que pueda afrontar un grupo de teatro independiente (¿qué grupo no tiene problemas en producción en estas épocas?) debe ser resuelta de manera creativa por parte de los responsables del proyecto. Y por supuesto, tomando en cuenta siempre el respeto hacia el sufrido público, que frecuentemente hace las veces de conejillos de indias. Felizmente, esta mentalidad poco a poco está desechándose, gracias a la calidad de la mayoría de teatristas independientes.
Acaso importe este comentario antes de reseñar la nueva puesta en escena de La Caja de Oropel Producciones, estrenada en el Teatro Auditorio Miraflores, titulada Visitante no identificado. Un freak llamado Odiseo (Alfonso Pagaza), ávido por descubrir la existencia de vida extraterrestre, encuentra en la calle a un misterioso ser llamado Xadón (Edward Montano), quien afirma haber sido abandonado en este planeta por expedicionarios del planeta Tryor. La comunicación entre ambos personajes es posible, gracias a los conocimientos de Odiseo en el idioma de Xadón. Así se inicia el aprendizaje por parte del supuesto extraterrestre para poder sobrevivir en nuestro mundo. Sin embargo, las apariencias engañan y ambos personajes finalmente revelarán sus verdaderas intenciones. Si bien la historia resultó interesante por momentos, la caótica operación de luces y sonido, así como el retraso en el inicio de la función y los largos cambios de escena, le restó demasiados puntos al montaje, debido principalmente a la inasistencia del operador de luces y sonido, que tuvo que ser reemplazado a última hora.
Al autor, director y actor de Visitante no identificado, Alfonzo Pagaza, le pasa factura el pretender abarcar demasiadas funciones en el montaje, pues esto conlleva al descuido de esos detalles técnicos, que pueden parecer triviales en un inicio, pero que terminan por arruinar la función. Los dilatados cambios de escena pueden ser corregidos, ya sea con la presencia de más apoyo en tramoya o utilizando creativamente las luces. A estas alturas, el apagón y la interminable música de fondo pueden ser sustituidas de mil maneras con creatividad. Contar con un técnico que pueda faltar a una función, sea cual sea el motivo, denota una enorme irresponsabilidad pues su labor es crucial para el espectáculo. Ni siquiera el director pudo asumir esta función, ya que participó en el montaje como actor. Actuar y dirigir a la vez son dos responsabilidades muy grandes para una sola persona; la decisión de asumir ambas debe ser tomada con mucha prudencia y siempre tomando en cuenta el no descuidar la calidad del espectáculo. De las tres funciones que asume Pagaza en la obra, la que tiene mayor mérito es la de dramaturgo, pues Visitante no identificado tiene una historia curiosa que bien pudo ser mejor aprovechada.
Sergio Velarde
22 de octubre de 2011
Discurre en ciertos círculos un errado concepto sobre la producción en el teatro independiente: creer que el economizar significa por ejemplo, contar con un elenco cada vez más reducido, que interprete varios personajes en la obra; convocar a una persona sin entrenamiento previo y sin la mística teatral obligatoria para apoyar en la parte técnica; y un promotor que escriba, actúe, dirija y produzca la obra, sabiendo de antemano que no podrá cumplir al 100% sus deberes, en demérito de la puesta en escena. Es necesario dejar sentado que cualquier carencia que pueda afrontar un grupo de teatro independiente (¿qué grupo no tiene problemas en producción en estas épocas?) debe ser resuelta de manera creativa por parte de los responsables del proyecto. Y por supuesto, tomando en cuenta siempre el respeto hacia el sufrido público, que frecuentemente hace las veces de conejillos de indias. Felizmente, esta mentalidad poco a poco está desechándose, gracias a la calidad de la mayoría de teatristas independientes.
Acaso importe este comentario antes de reseñar la nueva puesta en escena de La Caja de Oropel Producciones, estrenada en el Teatro Auditorio Miraflores, titulada Visitante no identificado. Un freak llamado Odiseo (Alfonso Pagaza), ávido por descubrir la existencia de vida extraterrestre, encuentra en la calle a un misterioso ser llamado Xadón (Edward Montano), quien afirma haber sido abandonado en este planeta por expedicionarios del planeta Tryor. La comunicación entre ambos personajes es posible, gracias a los conocimientos de Odiseo en el idioma de Xadón. Así se inicia el aprendizaje por parte del supuesto extraterrestre para poder sobrevivir en nuestro mundo. Sin embargo, las apariencias engañan y ambos personajes finalmente revelarán sus verdaderas intenciones. Si bien la historia resultó interesante por momentos, la caótica operación de luces y sonido, así como el retraso en el inicio de la función y los largos cambios de escena, le restó demasiados puntos al montaje, debido principalmente a la inasistencia del operador de luces y sonido, que tuvo que ser reemplazado a última hora.
Al autor, director y actor de Visitante no identificado, Alfonzo Pagaza, le pasa factura el pretender abarcar demasiadas funciones en el montaje, pues esto conlleva al descuido de esos detalles técnicos, que pueden parecer triviales en un inicio, pero que terminan por arruinar la función. Los dilatados cambios de escena pueden ser corregidos, ya sea con la presencia de más apoyo en tramoya o utilizando creativamente las luces. A estas alturas, el apagón y la interminable música de fondo pueden ser sustituidas de mil maneras con creatividad. Contar con un técnico que pueda faltar a una función, sea cual sea el motivo, denota una enorme irresponsabilidad pues su labor es crucial para el espectáculo. Ni siquiera el director pudo asumir esta función, ya que participó en el montaje como actor. Actuar y dirigir a la vez son dos responsabilidades muy grandes para una sola persona; la decisión de asumir ambas debe ser tomada con mucha prudencia y siempre tomando en cuenta el no descuidar la calidad del espectáculo. De las tres funciones que asume Pagaza en la obra, la que tiene mayor mérito es la de dramaturgo, pues Visitante no identificado tiene una historia curiosa que bien pudo ser mejor aprovechada.
Sergio Velarde
22 de octubre de 2011
viernes, 14 de octubre de 2011
Entrevista: ALONSO CHIRI
Pasión por el teatro
"El Teatro de mi Vida"es un muy visitado blog creado por un joven apasionado de las artes escénicas y lleno de una energía desbordante: Alonso Chiri, sobrino nieto de la teatrista María Isabel Chiri, quien gentilmente atendió nuestro pedido para una entrevista en El oficio crítico, con motivo de celebrarse los dos primeros años de su bitácora teatral, en la que entrevista a actores y directores; además de comentar estrenos teatrales en nuestra capital. “Al inicio, yo mismo me puse de sobrenombre Alonso El Champiñón”, recuerda Alonso. “En las reuniones familiares siempre éramos mi computadora y yo. Era muy tímido y calladísimo”. Una historia muy conocida para todos aquellos que estamos inmersos en el mundillo teatral (incluido quien escribe). “Hace 4 años mi papá me llevó a ver varias obras, entre ellas una obra de Moliere en el Centro Cultural de La Católica. Luego de la función no podía dejar de hablar de ella. Estaba “alucinado” con los actores, las luces, con todo. Algo hervía dentro de mí”, recuerda emocionado. Fue así que esa energía interna que Alonso sentía hacia el teatro, se volcaría después en un interesante blog que existe desde el 2009.
“Entré primero al Taller que dictó Oscar López Arias, luego de ver dos de sus obras: Arsénico y encaje antiguo y El mentiroso”, recuerda Alonso, quien se volvió en el alumno más empeñoso del taller. “Para cada cosa que Oscar pedía, yo levantaba la mano. Oscar tuvo que pedirme después que le diera la oportunidad a los demás compañeros”. Luego Alonso llegó (cómo no) al Club de Teatro de Lima, la ya mítica institución teatral a cargo del señor Reynaldo D’Amore. “Estuve sólo dos años en el Club”, precisa el bloggero, quien también tenía que atender sus estudios de Ingeniería de Sistemas en la Universidad San Martín. “En el Club me enseñaron Gerardo Cárdenas y Pold Gastello. Con Gerardo reforcé mi parte creativa, teníamos que inventar historias en 15 minutos. Con Pold tuve las cosas más claras, ya que inmediatamente comenzamos los ensayos de nuestra muestra, que se llamó La vida sigue igual de Emilio Carballido”.
La génesis del blog
Sobre la creación del blog El Teatro de mi Vida, Alonso nos cuenta que “todo comenzó en el Teatro La Plaza Isil, cuando asistí, invitado por mi amiga Gloria Farfán, a ver la obra Incierto Concierto. En la obra, Gisela Ponce de León juega con el público y me sacó a escena a participar. Fue muy emocionante. Esa noche no pude dormir ni de madrugada, estaba lleno de energía y decidí crear el blog”. Elegir el nombre fue tarea difícil, ya que el que más le gustaba ya estaba tomado: Tu vida es puro teatro ya era el blog del dramaturgo César De María. “Fue así que decidí llamarlo El Teatro de mi Vida, escribí todo lo que ya comenté y listo”. Alonso trata de abarcarlo todo, aunque sabe lo difícil que esto puede resultar. “Lo que yo quiero hacer es contarles a todos sobre el gran trabajo que realizan los actores y directores”, cuenta entusiasmado. “Hacer una obra de teatro cuesta, es mucha “chamba”, sudor y sufrimiento. Quiero compartir todo este proceso con los que visiten el blog".
Una anécdota muy simpática fue la que tuvo cuando entrevistó al actor Carlos Tuccio. “¿Eres pariente de Manuel Chiri?, me preguntó. Le contesté que sí y luego me dijo que conocía a mi tío abuelo del trabajo en el banco, y a mi tía abuela del teatro. Fue una conversación muy divertida e interesante”. Alonso considera que él es el único de la familia que heredó la “locura” del teatro, si bien es cierto tiene primos y primas que también actúan. “Siento una pasión desbordante por el teatro y me demoro hasta más de 12 horas en preparar cada una de las entradas a mi blog”. También afirma que uno de los grandes problemas que afectan al teatro actual es la falta de comunicación y unión entre los teatristas. “Fue una sorpresa para mí conocer a tantos actores y directores en la reunión que se realizó con la ministra. Tenemos que conocernos más para poder estar unidos”, afirma.
Finalmente Alonso Chiri les da un consejo a aquellos jóvenes que deseen incursionar en el teatro y que sienten la misma pasión por él. “La actriz Ana Cecilia Natteri me dijo algo muy sabio: Excelente que el teatro te haga volar, pero debes tener algo que te haga retener tus piececitos en la tierra. Si te gusta la actuación o el teatro, aprende algo, estudia algo”, concluye Alonso. Desde El oficio crítico le deseamos mucho éxito con su blog El Teatro de mi Vida y que su pasión desbordante por el teatro nunca se extinga. El teatro necesita de comunicadores como él.
Sergio Velarde
14 de octubre de 2011
“Entré primero al Taller que dictó Oscar López Arias, luego de ver dos de sus obras: Arsénico y encaje antiguo y El mentiroso”, recuerda Alonso, quien se volvió en el alumno más empeñoso del taller. “Para cada cosa que Oscar pedía, yo levantaba la mano. Oscar tuvo que pedirme después que le diera la oportunidad a los demás compañeros”. Luego Alonso llegó (cómo no) al Club de Teatro de Lima, la ya mítica institución teatral a cargo del señor Reynaldo D’Amore. “Estuve sólo dos años en el Club”, precisa el bloggero, quien también tenía que atender sus estudios de Ingeniería de Sistemas en la Universidad San Martín. “En el Club me enseñaron Gerardo Cárdenas y Pold Gastello. Con Gerardo reforcé mi parte creativa, teníamos que inventar historias en 15 minutos. Con Pold tuve las cosas más claras, ya que inmediatamente comenzamos los ensayos de nuestra muestra, que se llamó La vida sigue igual de Emilio Carballido”.
La génesis del blog
Sobre la creación del blog El Teatro de mi Vida, Alonso nos cuenta que “todo comenzó en el Teatro La Plaza Isil, cuando asistí, invitado por mi amiga Gloria Farfán, a ver la obra Incierto Concierto. En la obra, Gisela Ponce de León juega con el público y me sacó a escena a participar. Fue muy emocionante. Esa noche no pude dormir ni de madrugada, estaba lleno de energía y decidí crear el blog”. Elegir el nombre fue tarea difícil, ya que el que más le gustaba ya estaba tomado: Tu vida es puro teatro ya era el blog del dramaturgo César De María. “Fue así que decidí llamarlo El Teatro de mi Vida, escribí todo lo que ya comenté y listo”. Alonso trata de abarcarlo todo, aunque sabe lo difícil que esto puede resultar. “Lo que yo quiero hacer es contarles a todos sobre el gran trabajo que realizan los actores y directores”, cuenta entusiasmado. “Hacer una obra de teatro cuesta, es mucha “chamba”, sudor y sufrimiento. Quiero compartir todo este proceso con los que visiten el blog".
Una anécdota muy simpática fue la que tuvo cuando entrevistó al actor Carlos Tuccio. “¿Eres pariente de Manuel Chiri?, me preguntó. Le contesté que sí y luego me dijo que conocía a mi tío abuelo del trabajo en el banco, y a mi tía abuela del teatro. Fue una conversación muy divertida e interesante”. Alonso considera que él es el único de la familia que heredó la “locura” del teatro, si bien es cierto tiene primos y primas que también actúan. “Siento una pasión desbordante por el teatro y me demoro hasta más de 12 horas en preparar cada una de las entradas a mi blog”. También afirma que uno de los grandes problemas que afectan al teatro actual es la falta de comunicación y unión entre los teatristas. “Fue una sorpresa para mí conocer a tantos actores y directores en la reunión que se realizó con la ministra. Tenemos que conocernos más para poder estar unidos”, afirma.
Finalmente Alonso Chiri les da un consejo a aquellos jóvenes que deseen incursionar en el teatro y que sienten la misma pasión por él. “La actriz Ana Cecilia Natteri me dijo algo muy sabio: Excelente que el teatro te haga volar, pero debes tener algo que te haga retener tus piececitos en la tierra. Si te gusta la actuación o el teatro, aprende algo, estudia algo”, concluye Alonso. Desde El oficio crítico le deseamos mucho éxito con su blog El Teatro de mi Vida y que su pasión desbordante por el teatro nunca se extinga. El teatro necesita de comunicadores como él.
Sergio Velarde
14 de octubre de 2011
lunes, 10 de octubre de 2011
Crítica: TODAS LAS SANGRES
Arguedas siempre vigente
Sumándose al centenario del nacimiento de José María Arguedas, como ya lo hiciera el grupo Teatro del Sol y su obra Mitos de fuego, el Taller de Teatro Zapatos Rotos rinde homenaje a nuestro ilustre hombre de letras, quien reivindica como ningún otro a los forjadores andinos. Acaso lo que diferencia a Arguedas de otros indigenistas es el ver al indio desde dentro. Despreciado por su madrastra al morir su padre, es obligado a dormir en la cocina con los indios y convivir con ellos. Es por ello que en su obra involucra aspectos económicos, sociales, políticos y religiosos dentro de la cultura occidental, revalorando al mundo andino, la comunión con la naturaleza y especialmente, la justicia.
La trascendental obra de José María Arguedas, Todas las sangres, adaptada al teatro por Áureo Sotelo y presentada por el Consorcio Cultural La Compañía en Los Olivos, es un crudo retrato de la situación social del gamonalismo andino anterior a la reforma agraria de Velasco. El suicidio del viejo hacendado Andrés Aragón y Peralta (Freddy Miranda) provoca que su herencia sea repartida entre sus hijos Bruno (Roger Guerrero) y Fermín (Martín Sepúlveda), ambos con caracteres muy diferentes. En medio de ellos, el minero Rendón Willka (Miguel Cano) se convierte en el digno héroe que defiende los derechos de los indios; mientras que el inescrupuloso ingeniero Cabrejos (Jhimi Zegarra), en el malvado intrigante que sólo busca su conveniencia económica.
El director Arturo Fernández saca partido a su joven y numeroso elenco, muy entusiasta y enérgico, para mantener el ritmo de la obra interpretando a varios personajes cada uno; además de aprovechar el reducido espacio que dispone con paneles y cubos. La utilización de algunas máscaras y el vestuario enriquecen la puesta, así como el baile y música en vivo. Acaso el recargado maquillaje en las caracterizaciones, como en el caso del patriarca don Andrés, desentone debido a la cercanía del público con los actores. Los movimientos corporales durante las escenas con diálogo son coherentes, pero también deberían estar presentes en las escenas con Matilde (Ginger Apaza). A destacar también el personaje de Asunta (Sandra Quiroz), muy preciso y convincente. Todas las Sangres de Arguedas es una obra coral en donde se encuentran todas las razas y culturas del Perú, y que el Taller de Teatro Zapatos Rotos se encarga de mantener vigente.
Sergio Velarde
10 de octubre de 2011
Sumándose al centenario del nacimiento de José María Arguedas, como ya lo hiciera el grupo Teatro del Sol y su obra Mitos de fuego, el Taller de Teatro Zapatos Rotos rinde homenaje a nuestro ilustre hombre de letras, quien reivindica como ningún otro a los forjadores andinos. Acaso lo que diferencia a Arguedas de otros indigenistas es el ver al indio desde dentro. Despreciado por su madrastra al morir su padre, es obligado a dormir en la cocina con los indios y convivir con ellos. Es por ello que en su obra involucra aspectos económicos, sociales, políticos y religiosos dentro de la cultura occidental, revalorando al mundo andino, la comunión con la naturaleza y especialmente, la justicia.
La trascendental obra de José María Arguedas, Todas las sangres, adaptada al teatro por Áureo Sotelo y presentada por el Consorcio Cultural La Compañía en Los Olivos, es un crudo retrato de la situación social del gamonalismo andino anterior a la reforma agraria de Velasco. El suicidio del viejo hacendado Andrés Aragón y Peralta (Freddy Miranda) provoca que su herencia sea repartida entre sus hijos Bruno (Roger Guerrero) y Fermín (Martín Sepúlveda), ambos con caracteres muy diferentes. En medio de ellos, el minero Rendón Willka (Miguel Cano) se convierte en el digno héroe que defiende los derechos de los indios; mientras que el inescrupuloso ingeniero Cabrejos (Jhimi Zegarra), en el malvado intrigante que sólo busca su conveniencia económica.
El director Arturo Fernández saca partido a su joven y numeroso elenco, muy entusiasta y enérgico, para mantener el ritmo de la obra interpretando a varios personajes cada uno; además de aprovechar el reducido espacio que dispone con paneles y cubos. La utilización de algunas máscaras y el vestuario enriquecen la puesta, así como el baile y música en vivo. Acaso el recargado maquillaje en las caracterizaciones, como en el caso del patriarca don Andrés, desentone debido a la cercanía del público con los actores. Los movimientos corporales durante las escenas con diálogo son coherentes, pero también deberían estar presentes en las escenas con Matilde (Ginger Apaza). A destacar también el personaje de Asunta (Sandra Quiroz), muy preciso y convincente. Todas las Sangres de Arguedas es una obra coral en donde se encuentran todas las razas y culturas del Perú, y que el Taller de Teatro Zapatos Rotos se encarga de mantener vigente.
Sergio Velarde
10 de octubre de 2011
sábado, 8 de octubre de 2011
Crítica: PEDRO Y EL CAPITÁN
Pedro y el capitán, obra de teatro escrita en 1979 por el escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti, nos remite a una época muy cercana a nuestra realidad: los interrogatorios entre las fuerzas del orden y los detenidos por apoyar causas izquierdistas durante la dictadura militar uruguaya. La misión del capitán en cuestión es la de averiguar datos y acciones de los implicados en las manifestaciones contra el régimen; mientras que la de Pedro, ocultar y proteger a sus colaboradores, a pesar de las terribles amenazas y castigos que sufre. La violenta etapa de la historia reciente de Uruguay es muy reconocible por nosotros, ante las reiteradas denuncias de abusos cometidos contra los presos políticos. Pero, más allá de las motivaciones de ambos personajes, erradas o no, la pieza nos envuelve en una dilatada y emocionante lucha psicológica.
Dividida en cuatro cuadros, Pedro y el capitán nos muestra un vibrante diálogo entre el mencionado capitán, representante de las fuerzas armadas; y Pedro, víctima de la persecución a los activistas de las ideologías de izquierda durante la dictadura militar de su país. Los brutales abusos físicos cometidos contra el preso no son mostrados en el escenario, pero sí sus consecuencias. En el primer cuadro, Pedro no pronuncia una palabra, siempre encapuchado con un sucio costal, negándose a delatar a sus socios ante las insistentes preguntas y amenazas del capitán. El mismo resultado obtiene el capitán en los siguientes interrogatorios, pero ahora él es quien comienza a relatar anécdotas familiares, las figuras de autoridad parecen modificarse, hasta producirse el quiebre emocional del capitán en el último acto.
La puesta en escena de Pedro y el Capitán, dirigida por Jimena Del Sante, acierta al elegir su espacio: el sótano del Centro Cultural Juan Parra del Riego es lo suficientemente oscuro, húmedo y claustrofóbico como para semejar un intimidante calabozo subterráneo. El capitán, interpretado por José Miguel Arbulú, inicia el interrogatorio con mucha energía y llega a ser realmente perturbador. Sin embargo, algunos detalles como su particular orden y su obsesión por la limpieza no son coherentes del todo cuando, por ejemplo, manipula el costal ensangrentado y sucio de Pedro, colocándolo junto al café sobre su mesa. Acaso lo sobresaliente del montaje sea la actuación de Ray Álvarez como Pedro, quien hace creíble a este torturado, que nunca revela su secreto y quiebra sicológicamente a su torturador. Algunas escenas, como la onírica, en la que Pedro se libera metafóricamente de sus ataduras, son arriesgadas pero ajustadas a la propuesta de la directora. Las luces y los sonidos apoyan la recreación del ambiente. Pedro y el capitán es una pieza bien ejecutada, sólida y conmovedora, que retrata con acierto la lucha ideológica entre dos hombres no muy diferentes entre sí.
Sergio Velarde
08 de octubre de 2011
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Crítica: LOS GIGANTES DE LA MONTAÑA
Pirandello según Riboty
Carlos Riboty tiene una presencia constante en nuestra historia teatral. Fue fundador del Movimiento de Teatro Independiente del Perú (MOTIN) y condujo los laboratorios teatrales con el elenco de Cuatrotablas en el Instituto Italiano de Cultura de Lima, que dieron como resultado los siguientes espectáculos: Incas Trágicos (2002), El Infierno de Dante (2004) y Sacrosanto Pasolini (2006). Para esta oportunidad, dentro del XII Festival Internacional de Teatro de Grupo, se eligió al gran dramaturgo italiano Luigi Pirandello y una de sus obras más exigentes, Los gigantes de la montaña, que aborda la conflictiva relación entre una troupé de actores y su comunidad, y que le sirve al director para exponer sus puntos de vista sobre las importantes raíces que tiene un pueblo, sus costumbres, sus ritos y su mística propia. Las excelentes actuaciones de Rocío Antero Cabrera, Raúl Durand, Pilar Ochoa, Sonia Franco y Wady Fulton, quienes nos muestran sus innegables virtudes interpretativas, musicales y plásticas, nos hacen olvidar a menudo del conflicto mismo de la obra. Los gigantes de la montaña, obra inconclusa de Pirandello no será considerada como un espectáculo teatral por su mismo director, pero sí es un genuino y entretenido experimento escénico, con alma y vida propia, que nos acerca a un interesante director como lo es Carlos Riboty.
Sergio Velarde
28 de setiembre de 2011
Carlos Riboty tiene una presencia constante en nuestra historia teatral. Fue fundador del Movimiento de Teatro Independiente del Perú (MOTIN) y condujo los laboratorios teatrales con el elenco de Cuatrotablas en el Instituto Italiano de Cultura de Lima, que dieron como resultado los siguientes espectáculos: Incas Trágicos (2002), El Infierno de Dante (2004) y Sacrosanto Pasolini (2006). Para esta oportunidad, dentro del XII Festival Internacional de Teatro de Grupo, se eligió al gran dramaturgo italiano Luigi Pirandello y una de sus obras más exigentes, Los gigantes de la montaña, que aborda la conflictiva relación entre una troupé de actores y su comunidad, y que le sirve al director para exponer sus puntos de vista sobre las importantes raíces que tiene un pueblo, sus costumbres, sus ritos y su mística propia. Las excelentes actuaciones de Rocío Antero Cabrera, Raúl Durand, Pilar Ochoa, Sonia Franco y Wady Fulton, quienes nos muestran sus innegables virtudes interpretativas, musicales y plásticas, nos hacen olvidar a menudo del conflicto mismo de la obra. Los gigantes de la montaña, obra inconclusa de Pirandello no será considerada como un espectáculo teatral por su mismo director, pero sí es un genuino y entretenido experimento escénico, con alma y vida propia, que nos acerca a un interesante director como lo es Carlos Riboty.
Sergio Velarde
28 de setiembre de 2011
miércoles, 14 de septiembre de 2011
Crítica: ESTRÉS
Disminuyendo tensiones en tres actos
El grupo Puesta viene presentando desde hace algunos años un notable repertorio de comedias claun, con diversos temas de interés general para desarrollar hilarantes e ingeniosas historias: Clauning Perú (2005) aborda la relación del peruano con sus referentes patrios (la bandera, el himno), la corrupción de la justicia, el racismo y la ausencia de un congreso sensible a los problemas de hoy; y en Doctor Gen (2007), las peripecias de una pareja para poder concebir un hijo con ayuda de la medicina y la ciencia más disparatada. Cada puesta en escena destacaba por su creativa realización y por el excelente desempeño actoral. Pues bien, Estrés es el nombre de la sexta puesta del Grupo de Teatro Puesta, espectáculo claun estrenado en el Centro Cultural CAFAE de San Isidro, bajo la dirección de Luis Gustavo Gonzales, quien esta vez busca relajarnos del estrés con una historia por triplicado, que nos demuestra que al fin y al cabo, no todo es tan malo como parece.
Utilizando los nombres de los mismos actores, la historia que presenta Estrés incluye a un variopinto grupo de personajes, todos ellos relacionados de alguna manera entre sí y agobiados por sus propios problemas: el hijo rebelde, la estricta directora, la pareja disfuncional, el padre en búsqueda de su hijo abandonado y otros, inmersos en una trama imposible pero cautivante. Todos ellos encuentran un trágico final al terminar el primer acto. El drama resulta intachable, pero felizmente Estrés es un montaje del grupo Puesta, así que la comedia no demora en hacer su aparición. En el segundo acto, los actores vuelven a interpretar la misma historia, pero esta vez en clave de comedia, relajando el ambiente y convirtiendo el conflicto en un divertidísimo enredo plagado de hilarantes situaciones. El último acto, ahora en clave de claun, remata un impecable espectáculo de humor, que busca a través de este supuesto experimento, disminuir las tensiones generadas por el estrés.
El elenco debía ser creíble en las tres secuencias de la obra: el drama, la comedia y el claun. Todos los actores cumplen a cabalidad este requerimiento, especialmente Cynthia Schreiber, Rossana Ramón, Jonathan Oliveros y el propio Luis Gustavo Gonzales, quien nuevamente acierta en su doble función como intérprete y director. Estrés es un montaje muy recomendable para relajarse luego del terrible estrés que vivimos en nuestro día a día, y por supuesto, es un agradecido regreso del grupo Puesta a nuestra cartelera teatral, y en su mejor forma.
Sergio Velarde
14 de octubre de 2011
El grupo Puesta viene presentando desde hace algunos años un notable repertorio de comedias claun, con diversos temas de interés general para desarrollar hilarantes e ingeniosas historias: Clauning Perú (2005) aborda la relación del peruano con sus referentes patrios (la bandera, el himno), la corrupción de la justicia, el racismo y la ausencia de un congreso sensible a los problemas de hoy; y en Doctor Gen (2007), las peripecias de una pareja para poder concebir un hijo con ayuda de la medicina y la ciencia más disparatada. Cada puesta en escena destacaba por su creativa realización y por el excelente desempeño actoral. Pues bien, Estrés es el nombre de la sexta puesta del Grupo de Teatro Puesta, espectáculo claun estrenado en el Centro Cultural CAFAE de San Isidro, bajo la dirección de Luis Gustavo Gonzales, quien esta vez busca relajarnos del estrés con una historia por triplicado, que nos demuestra que al fin y al cabo, no todo es tan malo como parece.
Utilizando los nombres de los mismos actores, la historia que presenta Estrés incluye a un variopinto grupo de personajes, todos ellos relacionados de alguna manera entre sí y agobiados por sus propios problemas: el hijo rebelde, la estricta directora, la pareja disfuncional, el padre en búsqueda de su hijo abandonado y otros, inmersos en una trama imposible pero cautivante. Todos ellos encuentran un trágico final al terminar el primer acto. El drama resulta intachable, pero felizmente Estrés es un montaje del grupo Puesta, así que la comedia no demora en hacer su aparición. En el segundo acto, los actores vuelven a interpretar la misma historia, pero esta vez en clave de comedia, relajando el ambiente y convirtiendo el conflicto en un divertidísimo enredo plagado de hilarantes situaciones. El último acto, ahora en clave de claun, remata un impecable espectáculo de humor, que busca a través de este supuesto experimento, disminuir las tensiones generadas por el estrés.
El elenco debía ser creíble en las tres secuencias de la obra: el drama, la comedia y el claun. Todos los actores cumplen a cabalidad este requerimiento, especialmente Cynthia Schreiber, Rossana Ramón, Jonathan Oliveros y el propio Luis Gustavo Gonzales, quien nuevamente acierta en su doble función como intérprete y director. Estrés es un montaje muy recomendable para relajarse luego del terrible estrés que vivimos en nuestro día a día, y por supuesto, es un agradecido regreso del grupo Puesta a nuestra cartelera teatral, y en su mejor forma.
Sergio Velarde
14 de octubre de 2011
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