Intruso
Teatro
La agrupación “Intruso Teatro” tiene sus
orígenes en el 2004, cuando un conjunto de estudiantes de antropología dan
inicio a este ser idílico llamado grupo, como todo ser vivo tiene cambios en su
vida, también referentes que lo ayudan a crecer, como son los directores y
actores cusqueños Oswaldo Povea, Rodo Rodríguez,
Oscar Espinoza y otros nacionales, como Lucho Ramírez, Ana Correa, Alberto
Isola, entre otros; maestros y compañeros que nos alimentan en el camino, y entre idas y venidas, recién en el 2012,
llega a consolidarse siendo este un punto de inflexión para “Intruso Teatro”, pues con la convicción de
su director Eduardo Flores, quien persiste en el tiempo para que el oficio dé
frutos. Ahora, en el 2022, y con el recuentro escénico con una de las
fundadoras del grupo Almendra Vivanco, nace esta nueva flor en el oficio: En la mitad de todos mis caminos, obra
inspirada en los poemas de María Emilia Cornejo.
Es tiempo de poesía, en estos tiempos de supervivencia,
de demencia política, de automatismos, de capitalismo darwiniano, de guerras, intolerancia,
racismo, convulsión social, apatía y encallecimiento de nuestra amígdala más
primitiva, esa que nos hace humanos. Digo es tiempo de poesía, no en vano en
Cusco diversos colectivos y grupos secuestran en las tablas a Vallejo, Varela,
Oquendo, Eielson entre otros, pues como diría nuestra poetisa Magda Portal (1) "Usad palabras como antorchas/ para
alumbrar la noche de los pueblos/ como picas y palas o martillos/ o llamas
desatadas para incendiar los campos enemigos." Las palabras son
instrumentos para actuar que se convierten en la transformación misma. Y en
esta ocasión, “Intruso Teatro” nos trae a María Emilia Cornejo para
cuestionarnos, a través de un cuerpo en acción y en reflexión, que nos comparte
su búsqueda .
Hablar de Maria Emilia Cornejo es hablar de
sensualidad, de transgresión, de lucha social,
quizás también de (2) “convertir
lo interior en exterior sin usar el cuchillo sobrevolar el tiempo memoria
arriba y regresar al punto de partida”, pero también es hablar de la doble
moral limeña quien no dudó en juzgar la libertad de sus escritos en crear mitos
sobre su autoría, en secuestrar su pensamiento, en abanderarla y encarcelarla
en un estereotipo. Qué sarcástica puede ser la historia con quien más que nada
buscaba la libertad. He aquí uno de los primeros retos para poder llevar a
escena a esta poetisa.
El inicio del proceso creativo se encuentra
con la realidad del artista, estas “resistencias
para la creación”; en esta ocasión, es el recuentro con el cuerpo quien ha
sido encerrado por meses, casi años, por una pandemia que nos obligó a
replegarnos en nuestros cuarteles de invierno, que si a veces pequeños espacios
fungían de salas de entrenamiento, estas no eran suficientes pues no existía
este encuentro con el otro pues (3) “¿qué
es el laboratorio? Son los días para compartir investigaciones, para descubrir
las cosas que no sabemos, en última instancia, para descubrirnos a nosotros mismos,
que no sabemos, porque la verdad humana se revela y se revela solo en la
presencia de otros seres humanos”. Es por ello que cuando la actriz y el
director se encuentran en el espacio de entrenamiento, el recuentro con el
cuerpo es intenso, buscando nuevas posibilidades o quizás antiguas disfrazadas o
rejuvenecidas con el juego de acciones y encuentro con los elementos, pero
también respetando los límites de un cuerpo que sale del yeso del encierro,
trabajando las propias posibilidades y retos.
Los detonadores son diversos; mientras que
para la actriz estos transitan por el sonido de un frasco de pastillas, que
como un segundero de reloj a cuerda es constante y reiterativo mientras se
inserta en nuestra mente, para el director transcurren en la búsqueda constante
de situaciones corporales que cuenten poesía, imágenes que navegan en una
azotea de un barrio emergente de Lima, con fierros de construcción que desnudos
miran al sol, mientras un cuerda es atada de extremo a extremo del espacio
escénico, línea roja de vida que se tiempla y destiempla transformándose en el
uso de vestir, desvestir, acariciar, acorralar, estrangular, abrazar mientras
la actriz se transfigura dejando la sensualidad de lado, se dobla en dos
distorsionando su voz, volviéndola autentica, no imitando la posible
musicalidad de Maria Emilia, sino de la armonía de la entraña del músculo en tensión
que lucha con la columna de aire para hilvanar el cuerpo, la voz y el sentir.
Es una lucha difícil, teniendo altos y bajos, quizás una tarea pendiente para
profundizar en la constante evolución del proceso de creación que se expande más
allá de una obra que sigue su tejido en el oficio.
Si bien (4) “en su sentido clásico, la dramaturgia se refiere al arte de la
composición de las obras escritas de teatro. Desde la perspectiva contemporánea,
el concepto de dramaturgia abarca además del texto escrito, la manera en la que
se suceden y se plasman las diferentes secuencias de acción que constituyen la
puesta en escena. Tal es el punto de Eugenio Barba que se refiere a la
dramaturgia como la forma en que, por medio de todos los elementos que
conforman la puesta en escena, las acciones se elaboran se conectan y se interrelacionan en el espectáculo.” Tomando
en cuenta esto, podríamos hablar de una dramaturgia escénica compartida por un
lado la elección de textos, su orden, desorden, mezcla entre ellos y elección
de fragmentos queda en manos de Almendra Vivanco y por otro lado las imágenes,
acciones, música, luz y composición escénica en manos de Eduardo Flores en un tácito
acuerdo simbiótico entre el director y la actriz, que llevan a escena la poesía
de María Emilia Cornejo.
Conclusiones
En el Cusco hay muchas obras que llegan a
estar en escena, la gran mayoría a simple vista, sin mayor investigación aunque
llenas de entusiasmo, de grupos jóvenes, pero solo llegan a ser estrenadas y su
muerte es rápida y silenciosa sin mayor trascendencia. Faltándoles uno de los
pilares fundamentales del oficio: la persistencia en el tiempo, pues este es el
que nos ayuda a aprender, mejorando nuestras herramientas de entrenamiento de
investigación y composición, etc. Al otro extremo, hay grupos que persisten en
el tiempo, con la terquedad de seguir aprendiendo, investigando, componiendo,
buscando descubrir sus propias estéticas e identidad más allá de un sistema
hegemónico que nos quiere arrastrar a lo superficial, tratando al oficio como
mercancía barata que se quiere instrumentalizar para hacer la labor de un
estado ausente, que lanza migajas disfrazadas de estímulos nacionales, que poco
les importa el arte, en vez de buscar consolidar políticas culturales, como una
red de salas nacionales (quizás salas concertadas con apoyo estatal), para que
obras como esta no sucumban a la falta de público y espacios donde mostrarla.
La persistencia en el tiempo se hace a
pulso, casi siempre con la autogestión, más en el caso del interior del país,
donde los grupos no piden para la creación, pero sí la presencia de un estado
que ayude en la creación de públicos y apoye a los espacios independientes a
seguir en pie . Estamos “a la mitad de
todos los caminos”, no retrocedamos sigamos, (5) vamos a llegar, si seguimos vamos a llegar... hay un punto, carajo, que
está aquí mismito, carajo... que lo hemos pasado mil veces y es de nosotros...
de los padres y los hijos. ¡A un nacimiento vamos!
Referencias
(1) Mujeres
y movimientos sociales en América Latina: Ángela Ramos y Magda Portal,
escritoras políticas de pie en la Historia del Perú. Lady Rojas-Trempe*
(2)
Fragmento de Ejercicio materiales. Blanca Varela
(3) Ewa
Bennez
(4)
EL ARTE DEL ACTOR EN EL SIGLO XX. Un recorrido teórico y practico por las
vanguardias. Borja Ruiz Pg. 426
(5)
Cuarto Hermano Ayar “La Nave de la memoria” Ricardo Ore.
Miguel
Gutti Brugman.
Cusco, 21 de octubre de 2022