viernes, 14 de octubre de 2022

Crítica: BESO DE ALACRANES


Un cómplice y casual encuentro  

Bajo la producción de A Toda Costa Asociación Cultural, se estrenó esta semana por una breve temporada Beso de Alacranes, obra teatral escrita por la autora uruguaya Sandra Massera y dirigida por Augusto Mazzarelli. La puesta se está presentando en el Teatro de Lucía, en Miraflores.

Con las intensas y sólidas interpretaciones de Giovanni Arce y Verónica Miranda, la narrativa nos presenta a un hombre y a una mujer que se encuentran casualmente en un paradero de autobús, dos desconocidos que aparentemente solo tienen algo en común: la espera. Dos seres humanos que contra todo pronóstico deciden hablar y sin querer, descubren una conexión a través de sus confesiones. ¿Será que en estos tiempos es más fácil confiar en un desconocido? ¿La comunicación entre los humanos se facilita cuando se revela ese lado más instintivo? Son algunas interrogantes que surgen de este fascinante texto, que nos moviliza y nos invita a la reflexión sobre distintos temas como el amor, la felicidad, la vida y la muerte.

La sencillez de la escenografía, coherentemente acoplada con los efectos sonoros, las luces y la musicalización, permite al espectador centrar su atención en este diálogo honesto y surrealista, que supera las premuras del tiempo y el miedo a lo desconocido. En esta conversación de dos se apertura la confianza -cuestión que considero se ha perdido en la actualidad-, se permite que la fragilidad humana y el instinto animal convivan, se mezclen y den como resultado el desahogo que estos personajes requerían.

Beso de Alacranes es una valiosa y cuidada puesta en escena, cuyo texto franco y metafórico nos reta como público a observar más allá del hecho escénico, a trascender el significado de un encuentro inesperado que pone en la palestra el lado más vulnerable del ser humano, fundiéndolo con ese innegable lado salvaje y animal del que estamos hechos.

Maria Cristina Mory Cárdenas

14 de octubre de 2022

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