Celebrando nuestra identidad
EspacioLibre vuelve a triunfar en escena. Su última puesta, con el
intrigante título de Un saludo que no llega y como siempre, bajo la acertada
dirección del experimentado Diego La Hoz, funciona como una celebración del Arte
(así, con mayúscula) en múltiples niveles. Gestado en el Laboratorio
“Libera(c)ciones”, del que también forman parte las interesantes Mientras canta el verano (2012) y Entre nubes y alcantarillas (2015), el eje temático en esta
oportunidad es el centenario de la creación del Movimiento Colónida, teniendo
como figura principal al inolvidable e imprescindible escritor peruano Abraham Valdelomar.
Pero La Hoz logra incluir, sin tropiezos en la trama, otro importante
acontecimiento: los sesenta años de vida teatral de la veterana actriz peruana
Aurora Colina. Y es que en el fondo, tanto Valdelomar como Colina, son auténticos
luchadores que representan (tal como lo mencionó Mariátegui) “una actitud, un
estado de ánimo” para encontrar nuestra verdadera y propia identidad.
En escena, cuatro jóvenes actores (Alexandra Jiménez, Natalio Diaz, Nilton
Minaya y Javier Quiroz) acompañan eficientemente a Colina, no solo dramatizando
la vida de Valdelomar en medio de la temprana aparición de los gremios, sino
también en la recreación de aquellos montajes históricos en los que la actriz
participara. La misma Colina nos recibe en el teatro, nos reclama un saludo que
nunca llega y nos presenta algunos de sus antológicos trabajos interpretativos,
siendo el más memorable el de “Abuse usted de las cholas”, monólogo incluido en
La Ciudad de los Reyes de Hernado Cortés. La Hoz hilvana finamente los textos
que toma prestados de diversos autores, aparte de las ya mencionados, como Bertolt
Brecht, Alfonso Gonzalez Prada, Federico García Lorca y César Vallejo, así como
de colaboradores del colectivo como Jhuliana Acuña, Luana Fretel, el director
adjunto Karlos López Rentería y los propios actores.
Un saludo que no llega (que cuenta además, con un interesante concepto
y diseño gráfico de Yuriko Tanaka) no solo se constituye en una acertada celebración
por partida doble en toda regla, sino que se inscribe perfectamente en la línea
artística del colectivo EspacioLibre, dedicado por años a mostrarnos el lado
más oscuro e injusto de nuestra castigada urbe, desnudando nuestras miserias de
la mano de un corrosivo sentido del humor. Y si bien Colina prefiere alejarse
de todo tipo de superfluos homenajes por su destacada e ininterrumpida trayectoria,
tal como manifiestan sus allegados, resulta envidiable verla cumplir tantos
años de vida artística sobre un escenario, en una puesta en escena
confrontacional, poco tradicional y nada complaciente. Desde esta humilde trinchera,
sí le ofrecemos el saludo que se merece a EspacioLibre, a Valdelomar, a Colina,
a La Hoz y a todo artista que busque la pertinente y necesaria reflexión en los
espectadores.
Sergio Velarde
27 de marzo de 2016