miércoles, 29 de junio de 2022

Crítica: LA POETA


Entre libros y traiciones

Una incisiva periodista busca escribir un libro que se convierta en un bestseller; entonces le propone a una convicta por homicidio y aficionada a la escritura enseñarle el oficio, a cambio de que esta le cuente su vida y así construir la exitosa novela que podría cambiar el destino de ambas. Bajo este argumento, La Poeta, escrita y dirigida por el galardonado dramaturgo, guionista y director español David Planell, lleva a escena por primera vez a Norma Martínez y Fiorella Pennano, quienes se enfrentan en una suerte de duelo que pone a prueba valores como la amistad, la lealtad y la ética profesional.

Esta propuesta escénica supone el regreso a la presencialidad de ANIMALIEN, productora fundada por Martínez y Pennano, la cual nos tiene acostumbrados a interesantes y enriquecedores proyectos artísticos. Con una dinámica ágil desde el inicio, el encuentro entre los personajes se sostiene en medio de una escenografía minimalista y práctica, en donde los libros se convierten en símbolos de poder y fragilidad. Las actrices, conocedoras de su oficio, defienden sus roles con aplomo, manejando las pulsiones y tensiones con suma precisión; así, el espectador es testigo del viaje y transformación de estas mujeres, cuyos secretos y estrategias para lograr sus objetivos se confrontan en una lucha sin vencedores, ni vencidos. Cabe resaltar el excelente trabajo de iluminación y los efectos logrados en la puesta, lo cual se agradece a nivel visual.

La Poeta es una obra íntima y contemporánea desde la narrativa hasta el propio montaje, pues nos plantea temas que comprenden el universo más complejo de los seres humanos: las traiciones, el engaño, la admiración, el deseo de superación y el perdón como prueba máxima de que los cambios son posibles por más difícil que parezca. La temporada está presentándose en el Teatro de Lucía de jueves a domingo, hasta el 9 de agosto.

Maria Cristina Mory Cárdenas

29 de junio de 2022

lunes, 27 de junio de 2022

Crítica: UN MUNDO DE COLORES


Pesadilla multicolor

Mencionábamos en una reseña anterior cómo muchos de los últimos estrenos teatrales presenciales abordaban las complejas problemáticas sociales en la actualidad, cada uno de acuerdo a su particular estilo. La omnipresente corrupción en El candidato, la sistemática violencia contra la mujer en La sangre es mujer o las tirantes relaciones entre padres e hijos en Oh, father!, por citar algunos ejemplos. Es por ello que llama poderosamente la atención cuando todos estos álgidos temas (y algunos más) se amalgaman (y por poco se desbordan) en un solo montaje. Christopher Cruzado escribe y Gerardo Fernández dirige Un mundo de colores, curiosa pieza entregada en su 100% al surrealismo, que viene presentándose en el Espacio Teatro Esencia.

Acaso el calificativo más honesto que se le puede asignar a esta propuesta sea la de ser excesiva. Pero todos estos excesos quedan plenamente justificados, pues tanto la dramaturgia como la dirección han apostado por bombardear al espectador con sórdidas escenas salidas de una auténtica pesadilla, con muy poca sutileza y un sobrecargado efectismo. De entrada se nos presenta a un hombre atormentado llamado Leónides (Alberto Vidarte), un profesor que viene siendo acosado salvajemente por tres personajes, que resultan ser su esposa (la productora del montaje, Cynthia Bravo), su hijo (Samir Sayac) y su amigo (Álvaro Pajares). El trío, extrañamente maquillado y cada uno con un comportamiento completamente grotesco e inapropiado, se dedica a maltratar física y psicológicamente a Leónides, llevándolo prácticamente al borde de la locura.

La puesta en escena llevada al límite se aprecia desde la escenografía, con las paredes repletas de coloridas palabras que invitan a la violencia, todas ellas limpiamente escritas pero sin tildes. Las actuaciones, frenéticas y exacerbadas, se encuentran alineadas debidamente al concepto de la propuesta, que acaso no sean del agrado de ciertos espectadores; sin embargo, este estilo teatral alejado por completo de la realidad se encuentra plenamente justificado en el tramo final, con una ingeniosa vuelta de tuerca que devela las intenciones de sus creadores. Con un título completamente paradójico con respecto a lo visto en escena, Un mundo de colores se las ingenia para incluir múltiples problemáticas y cumple además, con mostrarnos una oscura y tangible realidad, a través de un espectáculo intenso, incómodo y desbordado.

Sergio Velarde

27 de junio de 2022

viernes, 24 de junio de 2022

Crítica: HAY TEMAS POR TOCAR


A ritmo del flow

Los escenarios limeños continúan reanimando sus actividades culturales, mediante las propuestas escénicas gestadas en esta suerte de etapa ‘post pandémica’, tal es el caso del Centro Cultural de la Universidad de Lima, que en coproducción con Búho Teatro Hip Hop, están presentando Hay temas por tocar, una singular puesta que combina con acierto música en vivo, cultura hip hop e improvisación teatral.

Se encuentra bajo la dramaturgia y dirección de Giovanni Oviedo, quien a su vez forma parte del elenco junto a Vanessa Zeuner y Pedro Pablo Corpancho, haciendo gala de buena complicidad y entendimiento en escena. La temática se construye en torno a la coyuntura social, política y ambiental; además de hablar sobre la violencia de género, la muerte, los estereotipos, el clasismo y las relaciones humanas en esta era digital. Tomando como base el humor, la propuesta afortunadamente no lo fuerza, pues surge naturalmente, conviviendo de manera precisa con las partes más sensibles o dramáticas que se exponen en la narrativa, la cual fluye a punta de rimas. En este punto, vale resaltar el duelo de improvisación entre Oviedo y Corpancho, quienes dominan el terreno y nos regalan excelentes performances.      

Mención aparte para el resultado audiovisual, que engranado a la perfección con el impecable juego de luces y manejo de proyectores y el uso de imágenes, logran un gran impacto en el espectador, ya que la sensación de estar en un concierto es innegable. Los músicos a cargo,  Edinho Bazzman, Adrián Briceño, Jerónimo Morán y Ciro Wharton, redondean el espectáculo con sus contagiantes melodías. Sin embargo, un detalle que podría tomarse en cuenta es que el sonido alto en ciertos momentos competía con las voces del elenco, y no permitía que se escucharan con claridad algunas palabras, lo cual para nada desluce el trabajo antes mencionado.

Búho Teatro Hip Hop apuesta por un estilo escénico interesante y novedoso, formando un lenguaje propio que se refleja en Hay temas por tocar, una pieza que desde el humor, nos permite reflexionar acerca de la verdad y lo que significa para cada uno de nosotros, pasando por diversos temas que forman parte de nuestra realidad como sociedad.                              

Maria Cristina Mory Cárdenas

24 de junio de 2022

jueves, 23 de junio de 2022

Crítica: OH, FATHER!


Al padre, con orgullo

Junio es un mes ciertamente especial. No solamente celebramos en su tercer domingo a todos aquellos varones que decidieron guiar con responsabilidad y amor a sus hijos, sino que en el día 28 se reafirma a nivel mundial aquel sentimiento de orgullo sobre las varias identidades y orientaciones sexuales y de género, marginadas y reprimidas a lo largo de los años. Estas celebraciones realizadas a los (verdaderos) padres de familia y a todas aquellas personas LGTB+ que urgen de ser escuchadas, para que se visibilicen ellas mismas y sus reclamos en la sociedad, parecieran no tener muchos puntos en común. Sin embargo, la puesta en escena de Oh, Father!, escrita y dirigida por Daniel Fernández, se las arregla para acomodar ambas en un conmovedor y muy necesario unipersonal.

La propuesta de Fernández inicia con una interesante secuencia metateatral: el actor Carlos Casella aparece como tal en el escenario de la Sala Tovar de Miraflores y se presenta ante el público; luego de hacer una breve pero muy acertada llamada de atención hacia nuestra todavía pacata e intolerante sociedad, nos informa que le dará vida a un dramaturgo y director homosexual en pleno proceso creativo y que además, no ha terminado de cerrar las heridas psicológicas con su padre, uno machista y distante, ya fallecido. Los recuerdos, las dudas y las preguntas sin respuesta de un hijo con su padre afloran de manera fluida y convincente, en medio de canciones y bailes que no lucen forzados en lo absoluto, desnudando todo el daño que puede acarrear aquella “educación” tradicional en casa y los estereotipos de masculinidad a los que se ven sometidos los hijos varones para adaptarse a la “normalidad” impuesta por la sociedad.

Dividido el escenario en tres espacios bien delimitados (el escritorio del dramaturgo, el baúl de los recuerdos y la camilla de hospital con el padre envuelto en vendas), la ejecución escénica de Casella resulta impecable; es preciso en sus cambios de personalidad, diestro en sus números musicales y especialmente conmovedor durante sus enfrentamientos con aquel padre ausente, pero que ha dejado marcas tan difíciles de borrar. Ganadora del tercer lugar del Concurso de Dramaturgia LGBTIQ+ del Festival Internacional de Artes Escénicas por la Diversidad – FIAED, Oh, Father!, producida por Ángelo Condemarín y La Teatrera, se convierte no solo en un sólido y muy recomendable unipersonal, sino que su estreno resulta particularmente atinado en este mes de junio, en el que la lucha por los justos derechos de la comunidad LGTBIQ+ debe hacerse más que evidente dentro del ámbito familiar, para así cambiar los círculos viciosos de aquellos padres, acaso la mayoría esmerados pero equivocados, que viven atrapados en un doloroso concepto de masculinidad mal entendida.

Sergio Velarde

23 de junio de 2022

miércoles, 22 de junio de 2022

Crítica: NUESTRO PROPIO MUNDO


Imaginar un mundo nuevo

Nothing really matters, anyone can see,

Nothing really matters,

Nothing really matters to me

Any way the wind blows…

-Queen-

Lima es una ciudad gris, caótica: hostil. Es fácil darse cuenta de eso. Solo bastaría encender la TV a las 10 p. m. y ver cualquier canal nacional. Aun así, el limeño sale decidido a trabajar, tempranito, todas las mañanas. ¡Aguanta tu coche! No es que no sepa que vive en una ciudad peligrosa; sinceramente, yo creo que está acostumbrado a eso o tal vez se pone la máscara del superhéroe de su familia para transformar su vida y la de sus seres queridos, creyendo que más allá hay un mundo mejor. Sin embargo, no ha entendido algo: no existe un mundo mejor. Ese es uno de los temas que aborda la obra Nuestro propio mundo, dirigido por Henry Sotomayor García y escrito por Claudia Sacha, que se presentó en el la Asociación Cultural Campo Abierto. La obra fue interpretada por Jimena Rosas y Enrique Scheelje, además producida por Ocho Colectivo en colaboración con Proyecto88.

La dramaturgia está basada en el texto teatral de Sacha, que lleva el mismo nombre de la obra. Sobre esto, fue acertado el escogimiento de dicho drama para confrontar temas como la libertad y la protección. Además, representa las perspectivas que puede tener una persona ante una determinada problemática y cómo pueden variar estos paradigmas cuando el miedo se incrementa. En ese sentido, se puede resaltar los cambios de los personajes en cada momento de la obra. Por un lado, al inicio, se puede apreciar a una Sofía que posee una visión nihilista del lugar donde se encuentra, por lo que cree que no tiene sentido vivir en ese lugar subterráneo. Asimismo, se observa a un Javier que trata de escapar de la realidad e imagina ese lugar como si fuese el espacio donde habitaban antes. Por otro lado, al final de la obra, por acción del miedo a morir, Sofía imagina ese lugar como un espacio que se puede habitar; y Javier se presenta mucho más objetivo ante la situación anunciando que van a morir. 

El lenguaje de Nuestro propio mundo es naturalista, lo que es acertado, ya que colabora en la identificación con el espectador. Así, el mundo externo de Sofía y Javier se convierte en el mundo violento del espectador; y los personajes se vuelven la lucha o resignación del público, respectivamente. Además, su estilo permite apreciar qué tan hostil, adverso y perjudicial es el mundo. No importa si intentas lidiar contra eso o crear un lugar imaginario para evitar el sufrimiento. La fuerza del ser humano es tan diminuta que realmente nada importa, tal como diría Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody.

La escenografía representaba un lugar subterráneo con un agujero tapado por maderas, por el cual podía traspasar la luz. Sin embargo, el carácter endeble de los materiales con el que estaba hecho y el poco control de la energía de los actores terminaron por romper la atmósfera que habían construido. Pues en un tramo de la historia, parecía que Sofía y Javier iban a escapar hacia el mundo externo, pero solo era que la escenografía se había quebrado. Por otro lado, los videos del mar y de la pareja complementan dicha escenografía, pues brinda una idea al espectador de cómo eran sus vidas antes.

En conclusión, Nuestro propio mundo, como toda obra, es un drama qué aún se puede mejorar para crear un mundo distópico más verosímil. Sin embargo, la puesta y los trabajos de los creadores se complementaron para crear esa ilusión al espectador, que funcionó en la mayoría de las escenas. Además, los temas abordados fueron acertados, porque representan esas verdades ocultas de la humanidad, tales como la creación de un espacio o una burbuja para la protección ante el sufrimiento y la angustia de vivir en un mundo nocivo.

Elio Rodríguez

22 de junio de 2022 

Crítica: TENIS


Fail Deuce

En primer lugar, debo explicar el título de este texto. Cuando en el interesante y poco practicado deporte del tenis se falla un punto se lo conoce, reglamentariamente, como fail deuce o error en la jugada en español; en ese sentido, hago una alegoría con Tenis, el espectáculo reseñado, en donde resaltó más la carencia de originalidad que otros aspectos.

Lo más atractivo del espectáculo fue definitivamente la escenografía, con un estilo minimalista. Cuando aprecié por primera vez los colores y la distribución del mobiliario, me pareció un cuadro cubista con mezcla de arte contemporáneo. Los tres ambientes eran interesantes: a la izquierda, un vestuario; al medio, una ducha; y a la derecha; un parque. Daba la impresión de que vería una comedia interesante.

Antes de ir al grano, quisiera ensayar una reflexión. Durante los años de la cuarentena, no solo aprecié montajes virtuales de Perú sino de otros países. En una oportunidad, logré ver Radojka, de los dramaturgos uruguayos Fernando Schmidt y Christian Ibarzábal, en el ciclo de montajes virtuales que ofreció el Teatro Nacional de Colombia. Fue una comedia adaptada de manera muy original y lo que más me sorprendió fue la duración de la temporada. La primera vez que la vi virtualmente, ya habían pasado mínimo dos meses desde su estreno, en noviembre del 2021, y cuando revisé en abril de este año, no solo seguía en cartelera, sino que ya habían asignado a otras actrices y estaba en función presencial con gran acogida. Habrá estado mínimo seis meses en temporada ininterrumpida. Por otro lado, cuando Radojka llegó al país, precisamente en el Nuevo Teatro Julieta, no pasó de unas cuantas funciones. Esto me hace reflexionar sobre dos aspectos: ¿Estaremos realizando adaptaciones poco atractivas para el público? ¿Por qué los montajes en Lima son de temporadas tan cortas?

En general, las actuaciones de Tenis no fueron del todo creíbles, con poca presencia actoral y organicidad del movimiento, pero acaso lo más grave sea el haber apelado al humor chabacano. Este montaje, en su versión original, surgió del Festival Internacional Rosa de Bogotá, un evento donde se congrega y premia a expresiones artísticas que buscan reivindicar a la comunidad LGTBI y otras diversidades sexuales. Pero sobre todo, es un evento auspiciado por el Instituto Distrital de las Artes de Bogotá (Ideartes), una especie de Secretaría de Cultura del Municipio de esa ciudad, del cual me consta que tiene un gran trabajo en reducir las brechas de acceso a la cultura en comunidades socioeconómicamente marginadas. El montaje presentado en el Nuevo Teatro Julieta no mostró al homosexual como un sujeto con derechos, o revindicar alguna causa justa, o algo similar. Al contrario, y por eso resalto la aproximación a la homosexualidad de manera burda, como si se tratase de un sketch de parodia de la televisión peruana de los sábados por la noche. Sobran ejemplos de lo que estoy tratando de decir.

¿Alguno de los actores realmente pertenece a la comunidad LGTBI? Si yo perteneciera a dicha comunidad, el montaje podría considerarlo como una comedia bufonesca, nada más. Pero bajo ningún sentido, digna de un premio o mínimamente con calidad para participar en un festival, como el de la Rosa de Bogotá. Por eso mi previa reflexión: ¿se están adaptando bien los montajes internacionales en Lima? Pues tengo mis dudas.

Como mencioné anteriormente, las actuaciones pecaron de simplistas. Sin embargo, rescato a Jesús Oro, el protagonista de la obra. Su personaje del tenista enamorado fue el más realista. Por otro lado, en la obra se abusó de los tiempos en que transcurren los acontecimientos, pues los personajes recordaban momentos pasados y volvían al presente todo el tiempo, de tal manera que llegó a ser confuso. Por cierto, no tengo nada en contra del estilo de humor de ciertos formatos televisivos; de hecho, creo que al igual que el género de la telenovela, estos tienen una narrativa y públicos diferentes. Sin embargo, sostengo que uno acude al teatro para vivir otro tipo de experiencia.

Enrique Pacheco

22 de junio de 2022  

sábado, 18 de junio de 2022

Entrevista: ROXANA BARBA


“He tratado de acercarme sensorialmente a la creación.”

La Alianza Francesa de Lima viene presentando la obra Apuntes americanos, una coproducción con el apoyo de Knight Foundation de Miami, Florida (Estados Unidos) y Correlación Contemporánea en Lima, Perú. Este espectáculo multimedia es escrito y dirigido por la coreógrafa peruana Roxana Barba, peruana graduada en Danza con Honores de la New World School of the Arts (Miami, Florida) en 1998. Oficio Crítico conversó con ella acerca de su trayectoria, experiencia escénica y esta puesta en mención, que investiga la construcción de la visión eurocéntrica del antiguo Perú, desenterrando orígenes de la mirada colonial hacia la ancestralidad peruana.

Apuntes americanos pone énfasis en las ficciones construidas por los viajeros franceses del siglo XIX y la arqueología como proceso simbólico de búsqueda de identidad cultural. La creadora busca desenterrar los restos materiales de este periodo de extracción cultural, con la finalidad de explorar nociones de tiempo, espacio, territorialidad y descolonización. El elenco está conformado por la misma Roxana Barba, Briana Méndez, Fabián Medina, Dayma Maldonado y Monica Silva, quienes a través de una performance y paisajes de realidad virtual pretenden reimaginar la cosmovisión e iconografía ancestral.


La obra iniciará en el patio de la Alianza Francesa sede Miraflores y luego de una intervención con el público se ingresará al teatro. Recomendada para mayores de 14 años. Las funciones se llevarán  a cabo los jueves y viernes a las 8:00 p. m.; y los sábados y domingos a las 7:00 p. m. hasta el 25 de junio. Las entradas se encuentran disponibles en Joinnus.

Sergio Velarde

18 de junio de 2022




jueves, 16 de junio de 2022

Crítica: EL ORNITORRINCO


Controversia en mi vida monogámica

Cuestionar la fidelidad del hombre dentro de una relación erótico afectiva se vuelve recurrente hoy en día. Los aspectos biológicos y psicológicos que nos acercan más hacían la búsqueda de probar nuevas experiencias con otras personas se ven enfrentados a una línea moral que corresponde al respeto por tu pareja, la sociedad, la religión, la familia, etc. ¿Qué sería lo correcto en ese caso? ¿Estamos luchando contra la naturaleza o con la visión institucionalizada de la fidelidad perfecta? El teatro a veces no quiere encontrar respuestas, pero evidencia ciertos síntomas que la vida real demuestra. Ante ello, Teatro en el Perú trae al escenario del Teatro Auditorio Miraflores la obra El ornitorrinco del dramaturgo mexicano Humberto Robles bajo la batuta de Marco Huachaca, director e intérprete de la puesta, junto a los actores Liz Roggero y André Moyo, quienes completan el elenco.  

La trama nos relata una comedia, aparentemente sencilla, con la pareja integrada por Ana (Roggero) y Paco (Moyo), donde este último propone una nueva experiencia para los dos: salir con otras personas, probar una relación abierta. En este punto se ve involucrado un amigo en común, David (Huachaca), que provoca el conflicto de la obra. Sin embargo, varios cuestionamientos respecto a la sexualidad o la monogamia son lo más rescatable dentro del montaje que, por momentos, podría llegar a ser educativo. 

En términos de ritmo, carece de frescura en un principio. Los gags no son apoderados por los actores en la primera escena, por lo que da la impresión de que vemos un calentamiento para el verdadero espectáculo. Pues ya para la segunda parte, la fluidez de Huachaca y Roggero tiene mejores resultados. La misma situación los lleva a sacar el lado más interesante de sus personajes dentro de la duda, la culpa y, por supuesto, la reflexión. A pesar de la solemnidad de Huachaca, que se percibe en un código diferente al de sus compañeros, logra brindarle movimiento a la obra: con él comienza el conflicto principal, gracias a él la obra cobra un mayor sentido, y se debe en parte a su buena presencia en el escenario. Ya cerca al cierre, los tres actores confluyen con mayor dinamismo, se escuchan más y sus movimientos son precisos.

No obstante, la dirección escénica peca de simplista y demasiado inmediata. Para el Huachaca director basta con luces blancas y breves cambios de posición de los elementos. Tampoco significa que tenga una estética minimalista, sino que prácticamente el espacio nos transmite poco. Un juego de luces con mucha facilidad habría resuelto esa ausencia. 

El texto logra ser bien contado; los actores se comprometen a dirigir bien el discurso, dentro del terreno de la comedia sin llegar a ser extremadamente chabacano o banal. Si lo analizamos con detenimiento, encontramos un tema interesante confrontado a la visión conservadora de nuestra sociedad. 

Christopher Cruzado

16 de junio de 2022

viernes, 10 de junio de 2022

Crítica: SOMOS HIJOS DEL BICENTENARIO


Para no olvidar

El Festival Escena Sur 2022 presentó en esta edición seis obras en las cuales participaron los egresados y egresadas de la Carrera de Artes Escénicas de la Universidad Científica del Sur. Una de ellas fue Somos hijos del Bicentenario, cuya dramaturgia a cargo de Rita Alvarez Carbajal retrata con humor e ironía las profundas heridas que arrastramos como sociedad. Bajo la dirección de Talía Beltrán, las funciones tuvieron como escenario al Teatro de la Alianza Francesa.

La historia nos revela el deseo de un padre (el viejo Bicentenario) de reunir a sus tres hijos (Chala, Janca y Arawa) en una celebración por conmemorarse sus 200 años, pidiéndoles a dos de ellos que encuentren una pluma con la cual escribió su testamento; tarea que no logra concretarse debido a los constantes desacuerdos entre los hermanos mayores y a la ausencia de la hermana menor. Forman parte del reparto Evelyn Galloso, Joel Soria, César Chirinos, Adrián Pain y Jack Meza, sólidos y versátiles en el manejo de los múltiples personajes que interpretan a lo largo de la puesta.

Desde el inicio, el ritmo y dinámica de la obra quedan establecidos con la música y la bienvenida de dos personajes enmascarados, quienes mantienen la expectativa del público contagiando su energía con algunos bailes. La obra combina de manera acertada los elementos como el uso de la máscara, la musicalización y la utilería, los cuales aportaron a desarrollo de la historia, que si bien se cuenta en tiempo presente, recurre a los flashbacks para tocar ciertos pasajes de nuestra historia, los que sin duda han marcado nuestra identidad fragmentada como Nación.

Somos hijos del Bicentenario fue una valiosa y potente puesta escénica producida por los alumnos egresados de la Carrera de Artes Escénicas, que surge a partir de un trabajo de investigación que recorre los pasajes una historia determinada por la desigualdad, la discriminación, la corrupción, entre otros problemas sociales. Un recordatorio del largo camino que aún nos falta recorrer para reconciliarnos como hijos de este hermoso país llamado Perú.  

Maria Cristina Mory Cárdenas

10 de junio de 2022

jueves, 9 de junio de 2022

Crítica: VIAJES


Regresiones y reflexiones

Es interesante cómo viene desarrollándose de un tiempo a esta parte el teatro testimonial. Entre tantas historias, clásicas o contemporáneas, protagonizadas por personajes ficticios, muchas veces envueltos en situaciones bastante reales, han llegado para quedarse aquellos espectáculos que parten de las propias experiencias de los actores, que de la mano guía de los directores, le agregan esa cuota de realismo que tanto intérpretes como público agradecen. Los primeros tienen, por ejemplo, la chance de sanar heridas en el proceso creativo; y los otros, de disfrutar y reflexionar sobre hechos y situaciones mucho más cercanas a su propia realidad. Por lo menos, este segundo objetivo se logra con Viajes, una creación colectiva dirigida por la muy competente actriz Kelly Carrillo, pues consigue la complicidad de los espectadores a través de un par de monólogos interpretados por dos actores, quienes nos revelan sus propios viajes vivenciales.   

Giacomo Ossio y Petit CaAl, en ese orden, se presentan como ellos mismos, luego de la tercera llamada en el íntimo espacio del Teatro Esencia. Luego, cada uno aparecerá con distintos elementos que les servirán para ejecutar secuencias físicas, en las que priman su corporalidad y la participación activa del público: él, con recuerdos de su niñez, su adolescencia y su impersonal rutina ya de adulto; y ella, despojándose de los símbolos de sus raíces andinas que carga en su vestuario de ekeko. La gran cercanía entre actores y público le permite a la directora Carrillo no solo romper la cuarta pared, sino que apuesta por una interesante “invasión recíproca de espacios”, como cuando Petit se acerca a las butacas para regalar los “bienes” que carga o cuando Ossio invita al público al escenario para participar de una alocada fiesta.

La propuesta de Carrillo se convierte en un sencillo pero sólido espectáculo conformado por estas dos “ficciones biográficas”, dos viajes interiores que nos hablan de vidas verdaderas, desnudadas por dos intérpretes que por propia voluntad las desean compartir. Los recuerdos se suceden en escena con efectividad, gracias al talento de los actores y a una dirección que prioriza los movimientos y la corporalidad como herramienta básica de comunicación. Producida por Noemi Mendoza, Viajes confirma lo interesante que puede llegar a ser el teatro testimonial y expone muchas de las posibilidades creativas que pueden generarse para así acercar al público hacia historias cada más reales y cercanas.

Sergio Velarde

9 de junio de 2022

sábado, 4 de junio de 2022

Crítica: MAR DE MARIOS


Un sueño hecho realidad

Consumado actor, bailarín, director, coreógrafo y productor, Jaime Lema es sin duda un referente obligado en la historia del teatro peruano. Ha presentado con éxito sus propios espectáculos alrededor del mundo, siempre explorando con brillo todas las posibilidades que ofrece el cuerpo para contar historias y transmitir emociones. Alejado de nuestro país por algún tiempo, Lema ha regresado este año para compartir uno de sus sueños hecho realidad: el entrañable homenaje escénico en su propia casa, La Casona Roja, que lleva por título Mar de Marios, una maravillosa e inclasificable puesta ejecutada por Lema y otros cuatro señeros artistas provenientes de las canteras del colectivo Cuatrotablas y de la que estamos seguros su director Mario Delgado, desde allá arriba, estaría ciertamente orgulloso.

Y es que Lema perteneció a la reconocida agrupación teatral de Magdalena, siendo parte de la tercera generación del año 83 y habiendo aprendido “a la antigua” lo que significa el verdadero compromiso teatral, a través del compartir de conocimientos, la práctica constante y el entrenamiento que solo puede ofrecer la convivencia. Es justamente este amor a las artes escénicas que exhibe Lema el que le ha llevado a acondicionar un escenario con todas las de la ley en su propio hogar en San Pedro de los Chorrillos, una casa que tiene a su vez su propia historia con 150 años de antigüedad. Si bien todavía le falta instalar butacas propiamente dichas, el espacio escogido está perfectamente habilitado: el manejo de luces, sonidos y efectos luce intachable y le sirve de marco, además, al notable trabajo coral de Lema y compañeros, los excelentes Marisa Carbone, Ana Morey, Carlos Criado y Miguel Angel Villalobos, quienes se interpretan con sorna y brillo a sí mismos.

Luego de dos décadas, cinco curtidos artistas se reúnen para darle un último adiós a su director, quien partió hacia la eternidad. Ese será el disparador para que todos ellos recuerden y ejecuten sus acostumbradas y celebradas rutinas, recibidas con entusiasmo por los espectadores más longevos y (re)descubiertas por los más jóvenes. Todas las secuencias permiten un lucimiento parejo de los intérpretes; hilarantes, algunas; conmovedoras, otras; siendo acaso la más conseguida la maravillosa representación del Quijote, con un Lema en estado de gracia. Mar de Marios, autodenominado como un vaudeville burlesque-musical-tragicómico, es ante todo un verdadero canto de amor al Teatro; un sentido ritual ejecutado con entrega y oficio; una ceremonia en toda regla, cargada de ironía y sarcasmo, pero concebida desde el respeto y la devoción a las tablas y al maestro Delgado; en suma, un sueño hecho realidad. Sin duda, un íntimo y cálido espectáculo creado y dirigido por Lema, que ya merece un lugar privilegiado en la historia del teatro peruano.

Sergio Velarde

4 de junio de 2022

jueves, 2 de junio de 2022

Entrevista: MARINÉS SORIA


“Mi misión es estimular el imaginario y el potencial creativo de las personas.”

Artista multidisciplinaria, Marinés Soria tiene ya una interesante trayectoria escénica a pesar de su juventud. Ella es actriz y performer, guionista, directora y productora artística, así como gestora. Su formación incluye estudios en el John Strasberg Studios (NY), varios talleres en Perú con maestros como Alberto Isola, Carlos Mesta, Jorge Villanueva, Cesar Chirinos, además de experiencias en compañías internacionales, como InTransit Company (UK), Laura Silva - Ensamble Latino Shakespeare (ARG) y Carlina Pizarro - Odin Teatret (DK).

Su próximo proyecto es “HEDDA & JULIA” (basado en los textos Hedda Gabler de Henrik Ibsen y La Señorita Julia de August Strindberg) laboratorio virtual para la creación escénica, donde prima la creatividad y la innovación en tiempos post pandemia. Diseñado para profesionales, estudiantes, aficionados amantes del teatro, curiosos de la interpretación, danza, performance, literatura, poesía. Se inicia en julio de este año.

Para mayores informes, comunicarse al Instagram @palpita_teatro, @marinesoria, así como el correo palpitateatroperu@gmail.com

Sergio Velarde

2 de junio de 2022

Crítica: TARDÍO DESPERTAR


Valiosa sea la autenticidad

El honesto y conmovedor texto de Miguel Ángel de la Vega, Tardío Despertar, bajo la dirección de Martín Medina López, se presentó en el mes de mayo en el Teatro Esencia de Barranco. Una historia interpretada por Carl Espinal y el propio de la Vega, quienes asumieron con mucha sensibilidad los roles de Facundo y Eduardo, hombres distintos tanto en edad como en la búsqueda y descubrimiento de su propia identidad. Es así que en el trayecto de forjarse una gran amistad, surgen sentimientos más poderosos entre ambos.

La intimidad del escenario que ofrece el Teatro Esencia hizo posible la construcción de una atmósfera precisa, determinada por los cambios en la iluminación y la música; todo sucede en escena, incluso los cambios de vestuario. Sin embargo, el ritmo de la obra no se ve afectado, en cambio, le sirve al espectador como un respiro en medio de la carga emocional que va creciendo a medida que la obra se desarrolla.

Diseñada para un público adulto debido a lo descriptivo de algunas escenas, el riesgo bien tomado de la propuesta se llevó a cabo con sutileza y naturalidad. A su vez, los actores hicieron gala de su versatilidad,  interpretando los roles secundarios que engranan una narrativa cargada de detalles y realismo, pues el camino hacia la aceptación no es sencillo y en esta puesta se ve claramente reflejado.

Sala de Ensayo Teatro presentó en vísperas del Mes del Orgullo una importante y necesaria pieza de teatro, que refleja lo que todavía (a estas alturas de la vida) incomoda a gran parte de la sociedad; sin duda, es un alivio que el arte tome cartas en el asunto y  siga construyendo dramaturgias y puestas escénicas dedicadas a la comunidad LGBTQI+.

Maria Cristina Mory Cárdenas

2 de junio de 2022