jueves, 9 de junio de 2022

Crítica: VIAJES


Regresiones y reflexiones

Es interesante cómo viene desarrollándose de un tiempo a esta parte el teatro testimonial. Entre tantas historias, clásicas o contemporáneas, protagonizadas por personajes ficticios, muchas veces envueltos en situaciones bastante reales, han llegado para quedarse aquellos espectáculos que parten de las propias experiencias de los actores, que de la mano guía de los directores, le agregan esa cuota de realismo que tanto intérpretes como público agradecen. Los primeros tienen, por ejemplo, la chance de sanar heridas en el proceso creativo; y los otros, de disfrutar y reflexionar sobre hechos y situaciones mucho más cercanas a su propia realidad. Por lo menos, este segundo objetivo se logra con Viajes, una creación colectiva dirigida por la muy competente actriz Kelly Carrillo, pues consigue la complicidad de los espectadores a través de un par de monólogos interpretados por dos actores, quienes nos revelan sus propios viajes vivenciales.   

Giacomo Ossio y Petit CaAl, en ese orden, se presentan como ellos mismos, luego de la tercera llamada en el íntimo espacio del Teatro Esencia. Luego, cada uno aparecerá con distintos elementos que les servirán para ejecutar secuencias físicas, en las que priman su corporalidad y la participación activa del público: él, con recuerdos de su niñez, su adolescencia y su impersonal rutina ya de adulto; y ella, despojándose de los símbolos de sus raíces andinas que carga en su vestuario de ekeko. La gran cercanía entre actores y público le permite a la directora Carrillo no solo romper la cuarta pared, sino que apuesta por una interesante “invasión recíproca de espacios”, como cuando Petit se acerca a las butacas para regalar los “bienes” que carga o cuando Ossio invita al público al escenario para participar de una alocada fiesta.

La propuesta de Carrillo se convierte en un sencillo pero sólido espectáculo conformado por estas dos “ficciones biográficas”, dos viajes interiores que nos hablan de vidas verdaderas, desnudadas por dos intérpretes que por propia voluntad las desean compartir. Los recuerdos se suceden en escena con efectividad, gracias al talento de los actores y a una dirección que prioriza los movimientos y la corporalidad como herramienta básica de comunicación. Producida por Noemi Mendoza, Viajes confirma lo interesante que puede llegar a ser el teatro testimonial y expone muchas de las posibilidades creativas que pueden generarse para así acercar al público hacia historias cada más reales y cercanas.

Sergio Velarde

9 de junio de 2022

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