Ir más allá
“Piérdete en el mundo y encuéntrate contigo
mismo.” Nelson Mochilero
Primer montaje unipersonal de Johann Allpas, escrita
por el chileno Sergio Arrau bajo la dirección de Jhon Arhuata, se presentó el
15 y el 22 de julio en la Sala Teatro Cuarta Maraña.
La puesta en escena empieza con el monólogo de
Colón y la lucha interna con él mismo. A simple vista observamos a un hombre
desaliñado y orate, que nos narra la travesía de su viaje para ir en búsqueda
de nuevas tierras que conquistar. A estas alturas y por cultura general, muchos ya han conocido y escuchado hablar de
Cristóbal Colon, el navegante y descubridor de América. Y si nos preguntaran
sobre el nombre de sus barcos o la fecha que la descubrió, la mayoría diría que
tenía tres naves e incluso nos dirían que América se descubrió el 12 de octubre
de 1492. Creo que hasta ahí, todos vamos bien. Pero si indagáramos un poco más,
comprenderíamos por qué el afán que tiene para conquistar nuevas tierras y es
eso justamente lo que nos trae esta gran puesta en escena.
“Colón contra Colón” nos muestra a un marinero
que busca la oportunidad para hablar de su teoría hacia nuevas rutas y así
poder mostrar lo que sabe. A medida que lo vayamos acompañando en su cruzada, nos
iremos topando con sus vivencias, inquietudes, derrotas, frustraciones y aquellos
deseos de reconocimiento, por lo que él comprenderá que tiene un llamado que
seguir, pues escuchará una voz que le dirá: “Cristóbal, hijo del tejedor, Dios
está contigo”. Es así que con Dios de testigo, él decidirá escuchar aquella voz
que lo impulsará a seguir más allá.
Lo que gusta y llama la atención al espectador
es la ambientación minimalista elaborada de papel ecológico e inclusive el vestuario,
que fue hecho de tela. Fue simple pero elegante; y las naves hechas de papel e
incluso la cruz, enriquecieron la obra. Esto nos muestra que a veces no se
necesita grandeza para poder transmitir y compartir un buen arte. Sobre el
trabajo corporal del actor, este se vio en cada momento. Soy consciente que
hacer un monologo no es nada fácil e incluso mantener al espectador enganchado
por casi una hora no es nada simple, pero me gustó el carisma y el trabajo bien
armado del actor al conectarnos con su historia, de robarnos algunas sonrisas y
sorprendernos con cada personaje que interpretaba.
La diferentes melodías de ambientación que usaron
durante el desarrollo de las escenas fueron precisas, al igual
que la iluminación. Me encantó el gesto que tuvieron el director y el actor, pues
al término de la función, ambos se tomaron unos minutos para conversar con el público
asistente y a la vez, resolver todas las curiosidades que teníamos con respecto
a la obra. Sería genial que este tipo de propuesta se haga en la mayoría de teatros.
Lo único que me queda por decir es muchas gracias por tan linda función.
María Victoria Pilares
29 de julio del 2017