martes, 29 de julio de 2025

Crítica: SE NACE DOS VECES


Testimonios

No cabe duda de que hay historias que dejan huella, historias que podemos escuchar una y mil veces y siempre nos van a dejar impactados. Pero ver un testimonio plasmado en escena con ese toque mágico que tiene el teatro, hace que sea aún más impactante y admirable.

Se nace dos veces nos lleva a recorrer historias distintas y muy distantes, que quizás lo único que las une en ese momento es el escenario y las ganas de cada actor y actriz de contar su experiencia. Ver en escena a estos personajes con esas ganas de contar, no solo con la palabra, sino también con el cuerpo, con sus acciones y con toda esa energía que se necesita para poder hacer una buena puesta en escena, resulta muy impactante y conmovedor; uno puede conmoverse hasta las lágrimas. Podemos ver cómo las historias se van tejiendo escena a escena, logrando que uno quede atrapado por la narrativa visual.

La obra no posee muchos elementos, pero sin duda ello permite que, como espectadores, podamos sentir con mayor intensidad la energía y el compromiso de cada uno de los actores y actrices, y ver cómo convierten cada elemento en un medio para narrar, para hacerlo parte de su historia.

Esta puesta en escena está dirigida de manera magistral por Mariana de Althaus, quien también se encargó de la dramaturgia. Ella logra que el elenco tenga una gran química, una que se siente en cómo cada actor apoya y juega con su compañero en escena.

Se nace dos veces termina siendo una puesta en escena que nos lleva a viajar, entre risas y lágrimas, por experiencias de vidas distintas, pero que nos dejan conmovidos. Un final simplemente sorprendente y lleno de energía hace que uno salga de la sala con esa sensación de haber visto una buena puesta en escena.

Javier Gutiérrez

29 de julio de 2025

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