“El teatro me transforma como ser humano”
El Teatro para la Infancia nos sorprendió con nuevos rostros
el año pasado: es el caso de la joven y talentosa actriz Roxy Ysidro, quien
obtuvo el premio del público a la mejor actriz (en Teatro para la Infancia) Oficio Crítico 2018, por su
participación en la obra Llegaron los Piratas de Héctor Ascorra y Giancarlo
Mori. “De verdad, la noche de la
premiación fue muy linda y muy importante para mí, porque es algo muy personal,
sobre todo, porque yo aún estoy iniciándome (en la actuación) y estoy en un
constante aprendizaje, entonces lo recibo (el premio) con mucho amor y mucho
respeto, me motiva y me da la responsabilidad de querer seguir aprendiendo. Es
un compromiso conmigo misma y con quienes confiaron en mí”, refiere con
entusiasmo.
Formación y primeros
pasos en el arte
Roxy sintió una temprana inquietud por arte; precisamente,
fue la escuela el lugar donde pudo encontrarse con sus primeras experiencias
artísticas. “Siempre me gustó practicar
todo tipo de arte y ahí (en el colegio) me enseñaron danzas folclóricas, teatro
y siempre bailaba, pero el día que me invitaron a ser parte de una obra teatral,
ahí me enamoré (del teatro). Además, en aquel entonces había un programa de
televisión llamado ‘Teatro desde el teatro’ de Ricky Tosso y yo decía: ‘qué
increíble, yo quiero hacer esto’, en realidad, no sabía todo el trabajo que
había detrás, pero quería hacer eso”. Roxy estudió un corto periodo teatro
musical, para luego animarse a estudiar profesionalmente la carrera de
actuación, ingresando a la Facultad de Artes Escénicas de la Pontificia
Universidad Católica del Perú. “Cuando vi
una clase de entrenamiento corporal en la Universidad Católica, dije: ‘eso es’,
todo lo que buscaba, esa chamba, ese sudor lo quiero yo y así empezó. Lo que me
produce a mí el teatro es lo que yo valoro, porque no solamente me da una
sabiduría de conocimientos, sino que también me transforma como ser humano y
esa es una parte que valoro mucho del teatro”.
En cuanto a sus primeros proyectos, Roxy nos cuenta: “Fue también con Giancarlo (Mori), en una
obra que hicimos hace varios años, se llamaba Anastasia, viaje tiempo atrás (2009); y también hice una obra
infantil-musical La bella y la bestia,
con una organización cultural llamada ‘A todo Arte’, incluso la llevamos hasta
Ayacucho. Con la obra Llegaron los
Piratas, llevamos casi cuatro años; y también la universidad me demanda
mucho tiempo por las prácticas y las horas de ensayo, entonces, prefiero no
abarcar tantos proyectos, porque creo que ahora no podría dar el mil por
ciento, cuando quiero hacer algo me gusta hacerlo bien, poder disfrutar del
proceso, explorar y hay que dedicarle tiempo”, asegura.
Voluntariado y actuación
Roxy Ysidro está convencida que todo aprendizaje debe ser
compartido, más aún si hablamos de arte. “Me
encanta hacer voluntariados, por eso separo un tiempo para ello. Hago
Cuentacuentos con los niños para reforzar la parte de comprensión lectora,
también trabajo con adolescentes y hacemos dinámicas de teatro. Por ejemplo, hace
poco trabajamos con títeres, los construimos nosotros mismos y de verdad, ver
todo lo que el arte les permite es increíble. Se dieron (los alumnos) la
oportunidad de jugar, incluso contaron experiencias que vivían en sus casas y
pensaba cómo el arte se expande y te ayuda a comunicarte con el niño de otra
manera y poder entender lo que le está pasando. En ese sentido, el arte es muy
amplio, no solamente el teatro, sino también la danza, la música”.
Dosificar la hiperactividad es una tarea que Roxy toma muy
en cuenta, no solo para mejorar su desempeño artístico, sino también para
conocerse a sí misma, siendo la formación actoral una pieza clave para
lograrlo. Es así que la novel actriz ha tenido la oportunidad de aprender junto
a destacados profesionales, quienes son guía y referente para ella. “Un profesor que me marcó desde el inicio
fue Gerardo Fernández (Espacio Teatro Esencia), porque me enseñó la importancia
de la disciplina; usualmente, existe esta idea errónea de que en el teatro hay
cero disciplina, que es algo fácil de hacer, que todo está relacionado con la
bohemia, pero hay mucha disciplina y mucha rigurosidad en todo lo que se hace.
Cuando entré a la universidad, me enseñó también Jorge Villanueva (Ópalo), él
trabaja mucho el aspecto físico, su metodología, su forma de pensar y
comunicarse con nosotros (los alumnos) es como un sello personal. También está
Marbe Marticorena, con ella aprendí a través del juego a descubrir cosas
interesantes, ello sin perder la seriedad del trabajo. Este ciclo me enseñó Alberto
Isola, quien me sorprendió por la visión humana que tiene del teatro. Además, Alfonso
Santistevan y Katiuska Valencia, la verdad que he tenido profesores que me han
aportado mucho y son personas que admiro, por eso quiero absorber todo el
conocimiento que pueda”, asevera.
Para Roxy, el teatro tiene un significado muy personal. “Es un lugar sagrado, al que le debo mucho y
al que respeto mucho, siento que es un lugar muy seguro. Cuando voy a ensayar o
voy a clases es como si me abrazara y, siento mucha admiración por quienes se
dedican a hacer teatro, porque conozco de cerca todo el trabajo que se hace y
me imagino que debe ser el doble en las producciones profesionales”. Al
mismo tiempo, hace énfasis respecto a la elección por vocación de esta carrera.
“Nadie te obliga a estudiar teatro, si
estás ahí es porque quieres estar, entonces, de por sí hay un compromiso y eso
es valorable, porque a veces uno como ser humano está cansado, pero luego
recuerdas que tú solo has venido aquí y que ha habido una motivación, que tal
vez puedas no entender al principio, pero eso te va a cargar de energía, eso es
lo que me da el teatro; además, me permite trabajar no solo la parte
profesional, sino también la parte humana”.
Justamente, si hay alguien a quien Roxy admira por su
trabajo y dedicación en las tablas es a la actriz Sofía Rocha. “Me parece una actriz muy completa, me gusta
su versatilidad, que es algo que no todos (los actores) logramos, porque romper
realmente todo lo que tú significas y empezar a crear de cero es algo increíble
y eso se logra combinando el talento con la práctica, por eso la admiro mucho.
Además, como actriz, me motiva a estudiar más”.
Si bien Roxy está empezando su carrera como actriz, tiene
una opinión bastante clara acerca del Teatro para la Infancia –del que ella es
parte-. “El teatro infantil es muy
distinto, porque trata con la mentalidad de los niños, cuando estuve en la obra
Llegaron los Piratas, había una
interacción minuto a minuto con ellos y la obra cada vez era distinta, porque
las respuestas que te dan los niños son muy distintas; hay niños que son más
juguetones, hay más “maduros” y por ejemplo, yo recuerdo que había una parte en
la que se dialogaba para ver si sacábamos a los piratas o no, entonces en una
función, una niña se paró de su butaca y dijo fuerte: ‘Pero que trabajen’,
‘pero que cambien’, ‘pero que mejoren’, lo dijo abiertamente y todos se pararon
a aplaudirla, incluso nosotros (los actores) volteamos a verla y yo pensé: ‘Nuestra
chamba se está haciendo’. Ahí ves la proyección de tu trabajo, porque no van al
teatro solo a divertirse, sino que se están cuestionando, están razonando y eso
es lo que queremos lograr, porque a veces subestimamos a los niños y no debe
ser así, ellos también necesitan una profundidad que les permita cuestionarse,
crecer, abrir sus panoramas, porque ellos están entrando a este juego con
nosotros. Nosotros estábamos en la AAA, pero para ellos realmente estábamos en
el Callao y los piratas nos iban a invadir; con algunos personajes con
características negativas que iban a afectar a los ciudadanos, entonces, ella
(la niña) decide decirles: ‘Okey, te vamos a dar una oportunidad pero vas a
hacer las cosas bien’, eso es increíble”.
La actriz reafirma la importancia de este género teatral, debido
a la respuesta inmediata por parte de los niños, ello, aunado al hecho de
visibilizar qué se está haciendo para mejorar como sociedad desde el teatro. “Yo sí creo que todos deberíamos pasar por
el teatro para infancia, para cargarnos de esa energía y recibir esa
información que te dan los niños”.
Proyectos y
emprendimientos
Afortunadamente, Roxy siempre contó con el apoyo de sus
padres para dedicarse a la actuación, y actualmente cursa su cuarto año en la
Facultad de Artes Escénicas de la PUCP y está avocada a preparar una creación
colectiva, como parte de sus estudios universitarios. Sin embargo, tiene planes
de explorar otros géneros teatrales como el teatro clásico o el drama. Recientemente,
se ha animado a presentarse en audiciones y ha podido colaborar en una serie de
televisión, un campo que le gustaría seguir conociendo. “Me encanta el teatro, pero si me gustaría participar también en cine o
televisión, porque siento que me pueden aportar otras herramientas, hay cosas
que varían en el trabajo (en la tv.) y eso es lo que me gustaría encontrar”.
Pero estos no son los únicos proyectos que Roxy quiere
lograr en el futuro. “Yo vivo en San
Martín de Porres y son muy pocas las personas que pueden acceder al teatro,
porque son muy pocos los lugares que lo ofrecen, quizá de una forma gratuita,
ya que no todos pueden costearlo. Además, no todos tienen esta cercanía al
teatro, esta inquietud de querer estudiarlo, de querer conocerlo; entonces a mí
me gustaría terminar la carrera, ir a otro país, aprender técnicas, pulirme,
empaparme de mucha información y poder regresar para abrir en mi barrio un Centro
Cultural; yo siento que todo empieza desde abajo y esa es la proyección más
grande que yo tengo, fuera de mi carrera como actriz, me encantaría que más
personas tuvieran acceso al teatro y también yo seguir aprendiendo, porque
también dictar te pule y te enseña un montón”, comenta.
En cuanto al emprendimiento, Roxy no teme arriesgar y nos
cuenta su más reciente proyecto personal: el lanzamiento de una tienda virtual
de ropa vintage llamada Marne Vela. “Estamos trabajando este proyecto (vía redes
sociales) no solo vendiendo la ropa, sino ofreciendo una visión, una
perspectiva, que tiene que ver mucho con la deconstrucción del hombre y el
empoderamiento de la mujer y como la mayoría de prendas vintage son piezas
únicas, ese mismo trato se le da al cliente, hay un trato personalizado y
cuando se realiza la entrega me gusta conocer también a la persona y generar un
intercambio de ideas al respecto de estos temas. Mi idea es ofrecer no solo la
prenda sino también un pensamiento de vida, algo que sea diario y que tal vez
utilizando la prenda uno recuerde este pensamiento. Esta empresa es solo una
herramienta, el efecto se da en uno mismo, yo siempre digo: ‘Te puedes poner la
mejor prenda, pero si no hay un amor propio que irradie de ti mismo, la prenda
va a verse opaca y jamás nos va a convencer cómo se nos ve, en cambio, si hay
un amor propio esa prenda va a tomar el brillo de la persona, por ahí va mi
idea para trabajar esta empresa”, concluye.
Maria Cristina Mory
Cárdenas
28 de enero de 2019