Un consejo de sirena
Chaski Q'enti es un grupo teatral formado
el 2010 por Ana y Débora Correa, integrantes también de la Asociación Cultural Yuyachkani,
que se dedica a transmitir un teatro para público infantil utilizando cuentos y
poemas andinos. Chaski Q'enti hace referencia a un ave cordillerana que
transmite mensajes y ha presentado otros montajes como “El Mono, el Tigre y una
cierta Tortuga”, “Leoncio y el Dr. Veterinario”, “El Retablo de la Historias”,
entre otras presentaciones de cuentacuentos en colegios y centros culturales.
En esta oportunidad y bajo la dirección de Ana, presentó “Sirenas y Pesebres”
un espectáculo que reflexiona sobre la importancia de la verdad en el ámbito
familiar. El elenco estuvo conformado por Débora Correa, Hugo Mendoza, César
Golac y Ricardo Delgado, inspirado en un cuento del gran poeta José Watanabe
(1945-2007).
La función tuvo lugar en el Auditorio del
Centro Cultural El Olivar de la Municipalidad de San Isidro. Abordó la
complejidad que implica la verdad en una familia y lo difícil de la relación
madre-hijo. El protagonista es un niño llamado Leoncio (Golac), muy travieso,
jocoso e ingenuo ante todo lo que le rodea. Un día, don Amador (Mendoza), un
veterinario, llega a la aldea con la ayuda de un poco amable chofer del pueblo
(Delgado), con la intención ayudar a la comunidad con una generalizada
problemática de ovejas enfermas. La madre de Leoncio (Correa) le llena de
preguntas sobre el mundo, pero también de mucho amor; sin embargo, no suele hacerle
caso a sus advertencias sobre los peligros del mundo. Leoncio cree que las
sirenas existen y a pesar de la advertencia de su madre y el veterinario, una
noche sale a buscarlas al lago y casi muere ahogado, pero fue salvado por don
Amador.
Durante la función, destacó el manejo del
espacio escénico de Golac, que a través de una serie de movimientos, danzas y
cantos, llega a encantar a los niños, quienes empatizan mucho con su personaje,
debido a que refleja la ternura de la infancia. Es destacable el gran esfuerzo
del equipo de vestuario para recrear a comunes habitantes de cualquier pueblo
de los Andes. Al público infantil le emocionó las escenas acompañadas por
música en quechua, las cuales trataron de seguir. La escenografía contó con una
pequeña muestra de títeres-ovejas, que intervenían entre los diálogos de los
personajes y generó carcajadas entre el público. Importante el hecho de haber
empleado artesanías reales de sirenas hechas a mano, pues lucían muy bien
diseñadas y daban un sentido realista a las escenas. En resumen, “Sirenas y
Pesebres” fue una historia que refleja la importancia de la confianza y la
sinceridad en una familia y con la comunidad, así como el resaltar el valor de
la inocencia de la infancia.
“Sirenas y Pesebres” estuvo de temporada entre
agosto a setiembre de este año en el Centro Cultural El Olivar de San Isidro.
Enrique Pacheco
28 de noviembre de 2018
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