viernes, 16 de noviembre de 2018

Crítica: DOS HERMANAS


Quien a hierro mata…

¿Qué sucede cuando una mujer descubre que su esposo le ha sido infiel? Peor aún, ¿qué sucede cuando la amante es nada menos que la propia hermana? Pues bien, sospecho que estas interrogantes (y seguramente muchas otras) dieron origen al argumento de la obra Dos Hermanas del autor colombiano Fabio Rubiano. En esta ocasión, bajo la dirección de Edgar Saba, la puesta se está presentando en el Teatro de Lucía.

Con las determinantes intervenciones de las actrices -y hermanas, tanto en la realidad como en esta ficción- Cécica Bernasconi y Sandra Bernasconi, la propuesta planteada por Saba traslada al espectador a un espacio cotidiano, una especie de comedor, en donde se desarrollarán las escenas de forma indistinta. Acompañan a la pieza teatral, la musicalización (al principio un tanto alargada) y el juego de luces.

Si bien la dramaturgia propone un tema casi cliché, como lo es la infidelidad, el plus radica precisamente en la relación que estas dos hermanas, llamadas Olivia y Alís, tienen. Olivia piensa recurrentemente en matar a su esposo, a la amante (su hermana), a los niños incluso; entretanto, el vínculo de las hermanas se verá expuesto sin un orden específico. Cabe resaltar que en escena solo están las dos actrices, quienes tienen el enorme reto de interactuar con otros personajes (que no están físicamente), por lo que rompen constantemente la cuarta pared con el fin de invocar aquellas presencias.

Dos Hermanas es un claro ejemplo de la “comedia de una tragedia”, en palabras del propio autor. El sarcasmo y una cierta dosis de humor negro se perciben en la obra, la misma que está cargada de nutridos pasajes hilarantes –la pelea de las hermanas, por citar uno-. Sortear los distintos momentos de la puesta como las sospechas, la confesión de la infidelidad, los desencuentros, entre otros, fue logrado con mucha destreza y naturalidad por las actrices, quienes hicieron gala de la química y entendimiento que existe entre ellas.

Una puesta divertida, con cambios rápidos y una dinámica peculiar, que le depara un final no muy feliz al infiel (que hasta ese momento solo se había divertido). Merecido o no, será el público el llamado a sacar sus conclusiones.  

Maria Cristina Mory Cárdenas
16 de noviembre de 2018

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