miércoles, 28 de noviembre de 2018

Crítica: CHAMI Y LA CIUDAD DORADA


Una niña valiente

Producto de la creación original del dramaturgo, actor y gestor cultural Gerardo Fernández, llegó la temporada de la obra “Chami y la Ciudad Dorada”, una historia que abordó la complejidad que implica para la protagonista, Chami, el reivindicar sus orígenes andinos en un mundo racista que es reflejado por su primo Bruno, con quien tiene que lidiar muchas penurias. Contó con las actuaciones de Miluska Eskenazi como la Vicuña, Elihu Leyva como el Cóndor, Luis Golding como Bruno y Katherina Sánchez como la protagonista Chami. Esta obra es la primera parte de una trilogía que, como Gerardo comentó al final de la puesta, se estrenará y continuará con el apoyo del Centro Cultural del Británico; de hecho, el espectáculo tuvo una breve temporada en el dicho lugar.

El Teatro Esencia es un espacio de entretenimiento, centro de formación actoral, centro cultural y además, cuenta con un pequeño auditorio donde se presentan sus montajes, lo que genera un ambiente de confianza con lo que se ve en el escenario. Además, Fernández se esfuerza por mantener una fuerte presencia en las redes sociales del trabajo que hace desde su espacio. ”Chami y la Ciudad Dorada” impresionó desde su primera escena, la que funcionó como centro dramático de la historia: Chami, que bajo la luz de la luna recuerda a su abuela y la canción que ella siempre recordará: “Mi linda wawita “. Chami viaja a un mundo imaginario, la Ciudad Dorada, donde atraviesa una serie de aventuras y dificultades con sus amigos el Cóndor y la Vicuña, mientras que Bruno, el antagonista, hace todo por atormentar a su prima.

De todo lo mostrado destacó la música y el canto, ya que se podría decir que la obra tranquilamente pudo haber funcionado muy bien como un musical para niños, con la combinación de música andina con el afro y en especial, destacó la interpretación del poema de Victoria Santa Cruz, “Me gritaron negra” por Eskenazi. La obra duró más de lo que suele extenderse un espectáculo familiar, ya que consistió en dos actos con un intermedio de 10 minutos. Por otro lado, la escenografía y la utilería trataron de imitar una ciudad imaginaria en los Andes. Desde el punto de vista actoral, fue destacable la actuación de Sánchez, que con su carácter extrovertido, llegó a causar mucho humor entre los niños. Los efectos de las luces fueron muy importantes entre las escenas y funcionaron muy bien para resaltar los distintos estados de ánimo por los que atraviesan los personajes en la historia. En resumen, la lección de “Chami y la Ciudad Dorada” fue el rescate del valor de la fidelidad para con uno mismo, aun en circunstancias adversas.

“Chami y la Ciudad Dorada” estuvo en temporada corta en el Teatro Esencia de Barranco entre los meses de agosto y octubre.

Enrique Pacheco
28 de noviembre de 2018

1 comentario:

Maria Virginia dijo...

Excelente en todo!!! y toca un tema especial para la educación de nuestros pequeños. Amé cada personaje y la originalidad de toda la obra.