viernes, 2 de noviembre de 2018

Crítica: PEQUEÑOS HÉROES


Un viaje onírico

Pequeños Héroes es la última entrega de la Trilogía. En esta ocasión, bajo la dirección de Alberto Isola y el propio autor Alfonso Santistevan. La obra viene presentándose en el Centro Cultural de la Pontificia Universidad Católica.

El argumento se sitúa en la casa de una profesora de escuela (interpretada magistralmente por Sofía Rocha), que al cumplir 90 años se encuentra sola en medio de la violencia y es perseguida por los espectros de su padre, un oligarca (personificado con aplomo y agilidad por Alfonso Santistevan); su novio, un ex aprista (un preciso Alberick García); y un joven convertido en senderista, a quien acogió desde pequeño (un genuino Sebastián Ramos). Es entonces que cuestionará en gran medida qué le ha dejado la vida hasta este punto.  

Tal como las anteriores entregas (Vladimir y El Caballo del Libertador), la puesta es escenificada en una vieja casona, la misma que conserva esa mística lúgubre, con la diferencia en los elementos de utilería pertinentes. El juego de luces y el acompañamiento musical, precisos en los momentos claves de la obra, completaron el montaje adecuadamente. Pequeños Héroes  contiene una narrativa llena de poesía y vehemencia, mediante el juego de las imágenes oníricas, retratadas casi como un sueño de horror, que permiten al espectador embarcarse en un viaje junto a los personajes, los cuales han sido bien construidos.

Una particularidad de la obra es la carga emotiva y dolorosa que encierra el texto; sin embargo, la justa combinación con toques de humor, supone un detalle acertado y necesario para equilibrar esa contradicción entre el drama que se encuentra perenne y la comedia que aparece por momentos.

Una reflexión dura acerca de los ideales, el amor, las creencias sociales, políticas, los tiempos de violencia suscitados por el surgimiento del senderismo y la lucha por el reconocimiento de un heroísmo pálido, son algunos de los temas que salen a la luz en el desarrollo de la puesta. Sin duda, Pequeños Héroes culmina esta Trilogía cargada de emociones, que van desde el pesimismo y el dolor hasta la ilusión del cambio; nuevamente, con una buena amalgama de experiencia y juventud, que hace repensar nuestro pasado (en momentos no menos difíciles), para evitar volver a repetir aquellos tiempos de oscuridad.

Maria Cristina Mory Cárdenas
2 de noviembre de 2018

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