La musa de Cattone
Acercándose a sus noventa años, el incansable actor y
director argentino Osvaldo Cattone sigue presentando sin desmayo entretenidos
espectáculos en su ya clásico teatro Marsano. Mucho se puede hablar y escribir
acerca de la experiencia Cattone: desde su propia escogencia de personajes
machistas e infieles, que se lucen en escena y se redimen ante la presencia de
la protagonista femenina de turno, hasta la abrumadora lealtad de su público
cautivo de base cuatro en adelante, que abarrota noche a noche las butacas. Sin
embargo, cuando no actúa y solo dirige, suele acertar con mucha frecuencia y dignidad
en su exploración del universo femenino. Así lo pueden aseverar sus eternas
musas: las inolvidables Amelia Bence o Lola Vilar, las veteranas Yvonne
Frayssinet u Ofelia Lazo, las inagotables Pilar Brescia o Sonia Oquendo, las
simpáticas Marisol Aguirre o Sandra Bernasconi. Pero nadie como Regina Alcóver.
Su más reciente apuesta, Reina por un día, que estrenara en 1981 con Lola, es
el vehículo perfecto para el lucimiento de su musa favorita.
Escrita por Alfonso Paso, subestimado autor español de gran popularidad
en los años sesenta, la historia se centra en la conflictiva relación de una
madre ausente (Alcóver) y su hijo conflictuado (Renato Rossini), en medio de
una familia ultraconservadora. Por supuesto, la sorpresiva aparición de la
madre, una famosa y archiliberal cantante de rock que busca el perdón de su
hijo, pondrá de cabeza a la disfuncional familia, en la que además se viene
tramando un delito que involucra al confundido hijo y su esposa (Daniela
Sarfati) y a una pareja de vecinos (Mari Pili Barreda y Julián Legaspi). La
adaptación de Chalo Gambino, que llena el texto original de referencias
actuales, no perturba el desarrollo de la trama; mientras que la producción de
Makhy Arana, como siempre, luce impecable. El previsible final, con el toque
real-maravilloso de rigor, funciona gracias al carisma y oficio de esa gran
actriz y locutora que es Alcóver, quien luce radiante a sus setenta años, en un
personaje divertido y conmovedor a la vez.
Un nutrido elenco, con ciertos altibajos en sus actuaciones,
se encarga de darle la réplica a la musa por antonomasia de Cattone: desde los
primeros actores Elvira de la Puente (viuda del gran Orlando Sacha) y Leonardo
Torres Descalzi (viudo de la gran Lola), pasando por los correctos Anabella
Flores y Walter Huallpa, los versátiles Patricia de la Fuente y Paco
Varela, hasta la extrovertida Miluska Eskenazi, que se roba las escenas en las
que aparece como la mucama campechana. Los demás actores cumplen e irán
saliendo del acartonamiento en el transcurso de la temporada. Cattone y Alcóver
apuestan a lo seguro, por un estilo de teatro clásico y tradicional, pero que no
por ello deja de ser sólido y funcional. Reina por un día no decepciona a su
público (acaso nada en el Marsano realmente lo haya hecho alguna vez), nos
devuelve a la encantadora Alcóver en su mejor escenario y consolida nuevamente
a Cattone como un referente ineludible de la resistencia en el teatro peruano.
Sergio Velarde
15 de enero de 2019
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