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martes, 15 de enero de 2019

Crítica: REINA POR UN DÍA


La musa de Cattone

Acercándose a sus noventa años, el incansable actor y director argentino Osvaldo Cattone sigue presentando sin desmayo entretenidos espectáculos en su ya clásico teatro Marsano. Mucho se puede hablar y escribir acerca de la experiencia Cattone: desde su propia escogencia de personajes machistas e infieles, que se lucen en escena y se redimen ante la presencia de la protagonista femenina de turno, hasta la abrumadora lealtad de su público cautivo de base cuatro en adelante, que abarrota noche a noche las butacas. Sin embargo, cuando no actúa y solo dirige, suele acertar con mucha frecuencia y dignidad en su exploración del universo femenino. Así lo pueden aseverar sus eternas musas: las inolvidables Amelia Bence o Lola Vilar, las veteranas Yvonne Frayssinet u Ofelia Lazo, las inagotables Pilar Brescia o Sonia Oquendo, las simpáticas Marisol Aguirre o Sandra Bernasconi. Pero nadie como Regina Alcóver. Su más reciente apuesta, Reina por un día, que estrenara en 1981 con Lola, es el vehículo perfecto para el lucimiento de su musa favorita.

Escrita por Alfonso Paso, subestimado autor español de gran popularidad en los años sesenta, la historia se centra en la conflictiva relación de una madre ausente (Alcóver) y su hijo conflictuado (Renato Rossini), en medio de una familia ultraconservadora. Por supuesto, la sorpresiva aparición de la madre, una famosa y archiliberal cantante de rock que busca el perdón de su hijo, pondrá de cabeza a la disfuncional familia, en la que además se viene tramando un delito que involucra al confundido hijo y su esposa (Daniela Sarfati) y a una pareja de vecinos (Mari Pili Barreda y Julián Legaspi). La adaptación de Chalo Gambino, que llena el texto original de referencias actuales, no perturba el desarrollo de la trama; mientras que la producción de Makhy Arana, como siempre, luce impecable. El previsible final, con el toque real-maravilloso de rigor, funciona gracias al carisma y oficio de esa gran actriz y locutora que es Alcóver, quien luce radiante a sus setenta años, en un personaje divertido y conmovedor a la vez.

Un nutrido elenco, con ciertos altibajos en sus actuaciones, se encarga de darle la réplica a la musa por antonomasia de Cattone: desde los primeros actores Elvira de la Puente (viuda del gran Orlando Sacha) y Leonardo Torres Descalzi (viudo de la gran Lola), pasando por los correctos Anabella Flores y Walter Huallpa, los versátiles Patricia de la Fuente y Paco Varela, hasta la extrovertida Miluska Eskenazi, que se roba las escenas en las que aparece como la mucama campechana. Los demás actores cumplen e irán saliendo del acartonamiento en el transcurso de la temporada. Cattone y Alcóver apuestan a lo seguro, por un estilo de teatro clásico y tradicional, pero que no por ello deja de ser sólido y funcional. Reina por un día no decepciona a su público (acaso nada en el Marsano realmente lo haya hecho alguna vez), nos devuelve a la encantadora Alcóver en su mejor escenario y consolida nuevamente a Cattone como un referente ineludible de la resistencia en el teatro peruano.

Sergio Velarde
15 de enero de 2019

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