La organización cultural La Fuente de Castalia ha venido presentando
una serie de obras menores, pero no carentes de interés, desde el año pasado.
Así llegaron a escena en el 2012: Secretos, de Raquel Diana; y El pórtico del cielo, de Román Sarmentero; dos discretos montajes con personajes sumergidos en
situaciones surrealistas, que sirvieron más que todo como entrenamiento para su
director Manuel Trujillo. En abril de este año se estrenó la tercera producción
del colectivo, El ornitorrinco de Humberto Robles, una audaz anécdota sexual
con un desenfadado trío protagónico. Ya finalizando el año, Trujillo y la Fuente
de Castalia presentan Los disfraces, un texto del uruguayo Ricardo Prieto, que
permite observar la consolidación del grupo y del director.
Convirtiendo el íntimo espacio de Teatro Racional en un ring de box, la
pieza nos presenta la típica dupla disfuncional ama-criado, servida por
hirientes diálogos que vuelan como flechas por el aire. La hija de una familia
acomodada dedica su tiempo en humillar al mayordomo, por el que siente una
obsesiva atracción, a pesar de sus vanos intentos por negarlo. Por su parte, el
sirviente, a lo largo de la punzante y tensa conversación, se convierte en un
ser mucho más peligroso de lo que aparenta cuando intenta consumar la seducción. La única manera en la que ambos pueden dar rienda suelta a sus bajas
pasiones, es invirtiendo los roles, disfrazándose del contrario.
Con contados elementos escenográficos (dos cubos y dos percheros con
los disfraces) y un funcional diseño de luces, la obra mantiene su fluidez
durante sus 55 minutos de duración. El director y actor Carlos Acosta, a quien
no veíamos actuar desde la fallida Nadar como perro, recrea con acierto al
irónico y contenido mayordomo. Pero es la joven Gabriela Navarro la que sorprende
con una interpretación enérgica y precisa al inicio, y también convincente en
su cambio dramático hacia el final, manejando con mucha seguridad el texto. La
Fuente de Castalia consigue con Los disfraces su trabajo más logrado hasta la fecha, y Trujillo continúa
su sólida evolución como director.
Sergio Velarde
30 de noviembre de 2013