La importancia de encontrar una (nuestra) voz
El Centro Cultural de la
Pontificia Universidad Católica del Perú (CCPUCP), con apoyo de la Fundación
BBVA, está presentando la obra Muerde,
un monólogo interpretado por Alfonso Dibós, escrito y dirigido por Franciso
Lumerman. La obra está basada en un hecho real que tuvo lugar en Argentina
(tierra natal del dramaturgo): transeúntes golpearon y mataron a un menor de
edad por robar un celular. Es así como la obra propone una reflexión sobre la
exposición constante que las personas pueden pasar en situaciones de peligro,
injusticia y riesgo. Todo este manifiesto es encarnado en René, una persona
marginada por la sociedad. Al estar manchado de sangre, el personaje intenta
descubrir qué fue lo que sucedió, de dónde vienen sus heridas.
Un almacén. Objetos
viejos, sucios, manchados, rotos, olvidados. El espectador entra a la sala roja
del CCPUCP y observa un escenario lleno de todos estos objetos peculiares. En
un rincón, alguien se mueve ligeramente, cuyas ropas se mimetizan con el estado
deteriorado de los objetos en escena. René empieza a compartir su historia, sus
memorias, el lugar de Rosa y todas aquellas sensaciones que han estado callando
por mucho tiempo. Este monólogo finalmente es un intento del personaje por recordar
qué ocasionó que esté cubierto de sangre, además de descubrir el poder de las
palabras que por mucho tiempo no tuvieron lugar.
Si bien este espectáculo
es un monólogo, es necesario reconocer que la voz del personaje toma un papel
protagónico, ya que es un elemento que se va apoderando de René, con el
objetivo de encontrarse a sí mismo. La forma de hablar que el actor adoptó para
el personaje era peculiar, pues por momentos, cuando se daban picos de
intensidad en escena, el mismo personaje reprimía su voz luego de decir
información impactante o relevante para el momento. Dibós logró darle vida a su
voz como un personaje que complementaba a René, y a la vez lo retaba a
encontrar respuestas dentro de él mismo. En el monólogo, parecía que el texto y
el personaje entraban en conflicto, ya que René iba dándose cuenta de ciertos
aspectos a partir de lo que iba diciendo y recordando.
Muerde representa un reto en términos de acción dramática, pues el ritmo y
desenlace de la representación recae en un solo actor. Dibós logró una
construcción de personaje llena de detalles y tiene el mérito de poder sostener
el espectáculo de manera impecable, dando peso y significado a cada aspecto que
René va compartiendo durante la obra. El texto en sí mismo representa un salto
atemporal entre recuerdos y vivencias, por lo que el ritmo de la obra no tiene
picos evidentes de intensidad. Ha sido un reto logrado por el actor poder
mantener la atención del público desde el trabajo minucioso de creación.
Esta obra fue
representada en la virtualidad durante la pandemia, con una propuesta escénica
de acuerdo a las circunstancias de aquel momento. Tanto la representación
virtual como la presencial constituyen dos productos únicos y ha sido un
privilegio ver cómo una obra ha podido mutar de acuerdo con las circunstancias.
De eso se trata hacer arte: el poder acomodarnos a las circunstancias para
seguir representando, seguir manifestando, seguir creando.
Stefany Olivos
25 de septiembre de 2022