Conmovedor e imprescindible clásico peruano
Estrenada en el 2014, La
cautiva fue, sin duda, un espectáculo “rompedor” a todo nivel. No solo la cruda
pero lírica dramaturgia de Luis Alberto León y la inspiradísima dirección de Chela
De Ferrari llamaron la atención, sino además el hecho de presentarse en un
teatro de Miraflores, uno que por lo menos hasta ese año no era muy pródigo en
estrenos nacionales, una historia ubicada en el convulsionado Ayacucho de los
años ochenta, en pleno conflicto armado interno. La puesta en escena fue
unánimemente aplaudida por público y crítica y recibió además, ciertamente como
un valor adicional, una investigación por parte de la Dircote al año siguiente por
un supuesto delito de apología al terrorismo. Todo ello la convirtió, por
derecho propio, en uno de los textos teatrales de referencia obligatoria de la
década del 2010.
Pues bien, finalizando el año del regreso a la
presencialidad, el Teatro La Plaza acertó en reponer La cautiva, pieza ganadora del concurso de Nueva Dramaturgia Sala
de Parto 2013, con sutiles cambios desde la dirección en relación a la puesta
original, sin perder ni un ápice de su contundencia y vigencia como libre creación
ficticia, basada en hechos absolutamente reales. En una oscura y perturbadora
morgue ayacuchana, el cadáver de la adolescente María Josefa “despertará” antes
de ser examinada por un joven y sorprendido perito; lo que ella ignora es que
pronto será víctima de necrofilia por parte de un capitán y su tropa. Los excesos
de la guerra son retratados en todo su horror, encontrando un ingenioso escape con
los “preparativos” de la fiesta de quince años de la muchacha.
Los sólidos Luis Acuña y Paco Varela se integran al elenco de
manera apropiada y Emilram Cossío retoma su papel de sádico capitán en gran
forma. Pero la mayor atracción del montaje recae en la actuación de Nidia
Bermejo, quien sigue siendo la misma enérgica y carismática adolescente María Josefa,
en el que acaso sea el papel de su vida. Con los nombres reales de las numerosas
víctimas de la época del terrorismo, escritos en la pared del foro por los
mismos familiares, La cautiva es un
grito desgarrador y emotivo, que refleja el abandono al que se le condenó a una
gran cantidad de peruanos y cuya historia no deberíamos estar dispuestos a
repetir.
Sergio Velarde
15 de enero de 2023
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