Ser diferente no está mal
La lucha por la inclusión y el respeto de todos los seres
humanos, sin importar cómo interpreten el amor, es y seguirá siendo una
prioridad para todos los que amamos la vida. Es por ello que Kapchiy Asociación
Cultural se hizo presente, a la par que varios colectivos escénicos, en las
celebraciones por el mes del orgullo LGBTIQ+, con el díptico virtual Diferente, conformado por dos monólogos
dirigidos por Renato Piaggio y que abordaron por separado, las trágicas historias
de dos jóvenes incapaces de adaptarse a la “normalidad” impuesta por la
sociedad. Justamente, el espectáculo dio inicio con imágenes, noticias y testimonios
reales de personas pertenecientes a la mencionada comunidad que han sido
víctimas del abuso y la prepotencia.
La primera historia que se presentó fue Censura, una creación colectiva con la actuación de una convincente
Rosa Victoria Chauca, en la que una profesora de nido decide realizar una
videollamada con sus amigos, para así contarles de una difícil decisión
asumida. Ejecutada en tono coloquial, Chauca lució inspirada y desgarradora en
los momentos precisos. En contraparte, en El
salto de Jorge Alberto G. Fernández abundaron los simbolismos en la
pantalla, con un sólido Jose Miguel Argüelles interpretando a un joven que
coquetea con la idea del suicidio, debido al rechazo que recibe de parte de su
familia por su opción sexual. Armado de máscaras, títeres, vestuario y utilería,
Argüelles nos cuenta de manera solvente su historia desde su habitación, la que
ha convertido en un escenario, prestando además, su voz y su cuerpo a sus
victimarios.
Diferente nos
lleva a una oportuna reflexión sobre el dolor y la miseria que pueden infringir
algunas personas sobre otras, solo por ser distintas estas a las convenciones
sociales “normales”. Y lo terrible es comprobar que, muchas veces, estas
agresiones son normalizadas y hasta justificables. Excelente iniciativa la de Kapchiy,
por aportar con su proyecto la cuota de educación y sensibilización en los
espectadores, para entender que todos los seres humanos, sin excepción, tenemos
derecho a la felicidad, sin importar la identidad que llevemos por dentro. Y por
supuesto que ser diferente no está mal.
Sergio Velarde
5 de julio de 2021
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