La prosa del notable novelista británico George Orwell no ha perdido un ápice de actualidad. Sus novelas distópicas Rebelión en la granja (1945) y
especialmente, 1984 (1950) son claras
llamadas de atención hacia los abusos totalitarios, en mundos paralelos en los
que las libertades han sido eliminadas en favor de conveniencias aberrantes.
Justamente, el siempre inspirado director Jorge Villanueva viene presentando
una muy acertada actualización de la última obra orwelliana mencionada,
retitulada 2084, escrita por Daniel
Subauste y ambientada en un siglo hacia el futuro. Y es que resulta
sorprendente cómo la manipulación de la sociedad y el estricto control de pensamiento
que vemos en esta producción del Teatro Británico convence y preocupa.
La historia principal se mantiene y los ajustados
acontecimientos que presenciamos, extraídos de la fuente original, constituyen
su mayor fortaleza: el agente Winston (Marcello Rivera) vive dedicado a la
persecución e interrogación de rebeldes al régimen autoritario, sin miramientos
y con absoluta precisión, estrictamente vigilado por su superior (Jesús Neyra).
Sin embargo, la presencia de una mujer rebelde (Karina Jordán), a la que
Winston debe interrogar y someter a inimaginables torturas, hará que su mundo
perfecto se tambalee. Muy buen trabajo del elenco, especialmente Rivera, que hace muy creíble su evolución
emocional, desde su inicial sumisión, luego sus dudas y miedos, hasta la crisis
final que acaso lo redima.
La puesta en escena luce sólida y ordenada, con una prevalencia
de colores blancos asépticos en los vestuarios y en las luces de neón, que componen
la lograda ambientación futurista y deshumanizada. Oficio Crítico vio la obra
de manera virtual, a través de ocho cámaras estratégicamente colocadas en el
escenario, de donde también pudo apreciarse el espectáculo en vivo por los
espectadores presentes en sala. Esta actualización orwelliana llamada 2084, en estos tiempos del Bicentenario,
es una muy pertinente apuesta del Británico por retratar los peligros de los
regímenes autoritarios sobre los pueblos y nos recuerda además, que nuestro
bien más preciado, la libertad, jamás debe arriesgarse bajo ninguna
circunstancia.
Sergio Velarde
19 de julio de 2021
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