sábado, 10 de mayo de 2025

Crítica: HISTE/ORIA COLECTIVA – LONG FORM DE IMPRO y CONCIERTO SOUNDPAINTING


Improsonando el movimiento

La improvisación ha empezado, el juego nace y los espíritus se liberan. Hay un escenario muy interesante que parece una histeria-historia colectiva (como el nombre de la puesta). Las luces invaden el lugar y van apareciendo unos seres particulares que parecen haber sido creados solo para ese mundo, habitan ahí y empiezan a dialogar con el público; nos invitan hacia su mundo, quizá buscan una conexión entre nuestros mundos. El público va respondiendo con historias que son conectadas desde el absurdo y desde una vena cómica con las propias historias de los improvisadores. Hay una cierta dinámica en el manejo de la voz y el cuerpo que coloca un toque de magia a la situación. Los personajes terminan siendo irreverentes y las historias más aun, hay un uso de máscaras que me pareció muy acertado, el trabajo corporal y de voz en los artistas es de gran calidad, generan una situación concreta y se torna una acción muy expresiva. Lo irreverente de la situación permite que dentro de todo haya una reflexión sobre lo que está pasando, como si desde lo absurdo se posicionará una postura, una forma de relacionarse con la realidad.

Me llamó mucho la atención la música en vivo, desde una herramienta digital que permite un abanico amplio de posibilidades sonoras, el músico estaba muy atento a la situación, colocando determinados sonidos de acuerdo al desarrollo de las acciones; las luces también aportaron un elemento caótico y permitían dilucidar un mundo aparte. Los intérpretes tenían cada uno sus peculiaridades: Romina Cruz me gustaba por su presencia, había una fuerza en su gestualidad, sus movimientos eran firmes y su rostro era atractivo en el escenario; Roberto Vigo era tierno, tenía un manejo corporal y energético muy bien trabajado, su capacidad de transformación era sorprendente, transitando desde un niño, hasta un anciano, entre otras cosas; el otro artista manejaba muy bien su voz y su capacidad de respuesta ante la situación era muy creativa, las respuestas y el hilo conductor que aportaba a las narrativas contribuía a que la situación fuera entretenida.

Es necesario rescatar el trabajo colectivo, los tres funcionaban muy bien desde sus particularidades, generaban una conexión impresionante, donde es sabio saber en qué momento guardar silencio, o cómo aceptar lo que el compañero propone, cómo lo acompañas desde las palabras, o desde el cuerpo, o desde la docilidad de la energía.

La segunda puesta fue una gran revolución de música, movimiento, sonidos, performance, actuación, una orquesta sinfónica diversa, con muchas sensaciones en el momento. Observar se tornaba pintoresco, sucedían varias cosas a la vez, eran un promedio de catorce e incluso más artistas en escena, algunos se movían (danzaban al son de los sonidos) otros tocaban, otros emitían algún diálogo aparentemente desconectado de todos los demás; pero en conjunto se lograba una armonía, una sensación muy divertida. Por momentos hasta el público participaba de esta experiencia denominada soundpainting.

Otro de los elementos interesantes de la puesta era la introducción de una dibujante en vivo; atrás del escenario había un proyector que estaba conectado con lo que hacía una joven pintora en la parte lateral izquierda del espacio, las manchas funcionaban como retazos de expresión; retazos que complementaban los ya existentes, todos eran un pedazo que formaba una masa multiforme, que no tenía un mensaje exacto, pero despertaba curiosidad, distracción en la nebulosa espectacular.

Es interesante mencionar que esta orquesta de expresiones tenía un director Mario Alonso Gaviria Cabrera, una persona que utilizaba las mano y cierta gestualidad para dirigir todo lo que estaba sucediendo en escena. Parecía que todo era producto de un ensayo específico, porque las indicaciones eran movimientos o gestos puntuales que alguien del público quizá haya podido intuir, pero los artistas resultaban accionando de formas inesperadas. En algunos momentos se articulaban algunas situaciones concretas, pequeños ejes temáticos, pero después se sobreponía otro tema y de ahí otro; todo puede tener sentido dentro del arte, la lógica común desaparece y las significancias quedan al servicio de la creatividad.

Moisés Aurazo

10 de mayo de 2025 

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