Eco y golpe: cuando la violencia toma la palabra
La noche del martes 27 de mayo abrió escena con la microobra Ecos de crueldad, escrita y dirigida por Gerardo Coveñas, y protagonizada por Franco Solís, Julio Sosaya, Edu Cáceres y Owen López. En esta pieza, se nos presenta a cuatro jóvenes; entre ellos, Mateo, quien carga con el resentimiento acumulado tras haber sido víctima de bullying por parte de Percy, Joaquín y Stephano. Movido por ese pasado no resuelto, Mateo planea una venganza que tiñe la obra de una tensión constante. La pregunta que sobrevuela es punzante: ¿qué ocurre cuando las heridas de la infancia no sanan?, ¿cómo se define la justicia cuando el dolor ha hecho metástasis en el tiempo? El desenlace, de tono trágico, busca más que impactar: apunta a provocar reflexión sobre los efectos persistentes del acoso escolar, un tema que, lamentablemente, no pierde vigencia.
La noche continuó con Límites difusos, también escrita y dirigida por Coveñas, esta vez con un elenco numeroso. La obra inicia con una secuencia coreográfica de lucha escénica que destaca por su dinamismo y coordinación, atrapando de inmediato la atención del público. Desde el inicio, se sugiere que nos enfrentamos a una historia marcada por la acción física. La trama gira en torno a Lei, un artista marcial que, tras intervenir en un operativo policial, es reclutado para colaborar con la policía y desmantelar un cartel. A lo largo de la puesta, se repiten secuencias de combate que están bien ejecutadas y coreografiadas con cuidado. La propuesta también incorpora inesperados momentos musicales que, aunque generan cierta extrañeza, añaden una capa lúdica que contrasta con la crudeza de la violencia representada.
Ambas obras, aunque distintas en forma y tono, se entrelazan temáticamente al abordar la violencia: en el caso de Ecos de crueldad, una violencia que se origina en lo íntimo y lo escolar; en Límites difusos, una violencia institucional y estructural, donde el cuerpo se convierte en herramienta de control. Coveñas construye así un díptico donde la fuerza, el dolor y la búsqueda de justicia son los motores narrativos. Quizá lo más interesante de la propuesta sea ese punto de encuentro: el momento en que la violencia deja de ser solo un acto y se vuelve un lenguaje, una respuesta aprendida, un modo de habitar el mundo cuando este se muestra indiferente.
Daniela Ortega
29 de mayo de 2025
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