El último sábado, Oficio Crítico asistió a la ciudad de Ica para presenciar la puesta en escena de Grease, el musical, a cargo de Chaplin Grupo Cultural. La propuesta, presentada en el auditorio del Colegio de Ingenieros, destacó por el talento local, el esfuerzo colectivo de su equipo y una puesta en escena ambiciosa. La dirección del proyecto estuvo a cargo de Yerson Luján Gonzales, mientras que Harold López asumió la dirección adjunta del montaje.
La obra apostó por una narrativa ágil y dinámica, con momentos bien definidos de comedia y drama. El musical captó la atención del público gracias a una historia conocida y un elenco comprometido. Desde el primer número, la música transportó a los espectadores a los años 50 con una propuesta basada en el rock and roll, el pop y otros géneros de la época, generando una atmósfera cargada de nostalgia. Sin embargo, la puesta en escena enfrentó algunos tropiezos técnicos. El diseño visual careció de una línea estética unificada, lo que dificultó la coherencia entre el diseño de la estética visual y la propuesta musical. Además, el uso irregular de herramientas tecnológicas —como proyecciones audiovisuales— generó interrupciones en lugar de enriquecer la experiencia. La iluminación, poco coordinada, no logró construir atmósferas definidas, y restó fuerza a varios momentos clave. El vestuario, en términos generales, fue adecuado al contexto temporal de la obra. No obstante, la inclusión de algunas piezas contemporáneas rompió con la convención establecida, afectando la verosimilitud del conjunto. Por su parte, las estructuras escenográficas cumplieron su función al ambientar el espacio, pero resultaron difíciles de movilizar. Los cambios entre escenas no tuvieron una fluidez constante, lo que evidenció una falta de preparación del equipo de tramoyistas. Asimismo, tuvieron ingresos a escena en momentos inadecuados que interfirieron con la acción dramática de los intérpretes.
Desde el aspecto musical, la dirección estuvo a cargo del artista iqueño Andre Bonifaz, quien aportó solidez a la propuesta general. Sin embargo, el uso del playback restó espontaneidad a las interpretaciones y provocó una desconexión con la acción de las escenas. En varios momentos, la ejecución vocal no coincidía con lo que ocurría en el escenario, lo que afectó la credibilidad del montaje. La dirección coreográfica, a cargo de Kevin Juaze, mantuvo fidelidad al estilo del musical original. Pese a ello, algunas secuencias coreográficas se vieron limitadas por el reducido espacio escénico, lo que dificultó la fluidez y precisión de los movimientos. En este sentido, la dirección del montaje no logró adaptar las secuencias de movimiento a las necesidades del espacio escénico para lograr un óptimo desarrollo de la danza. El elenco artístico realizó interpretaciones sólidas, construyendo personajes con consistencia y presencia escénica. No obstante, el uso de estereotipos terminó por restarle profundidad al trabajo actoral y al desarrollo dramático, priorizando la forma sobre el contenido. Esto debilitó la intención de los textos y restó intensidad y coherencia a la acción dramática en momentos clave. A pesar de estas debilidades, el elenco logró establecer una conexión efectiva con el público, transmitiendo con frescura el espíritu festivo y juvenil que propone la obra.
En suma, el montaje representó un esfuerzo destacable por parte de Chaplin Grupo Cultural, que visibiliza el creciente talento artístico de Ica en el ámbito teatral. En escena estuvieron Álvaro Alarcón, Roma Campos, Cesar Guevara, Karina Felix, Alexander Galindo, Emely Lengua, Franco Bendezú, Esther Garavito, Kleber Martinez, Daniela Lengua, entre otros intérpretes.
Rubén Aquije
Ica, 4 de mayo de 2025
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