lunes, 13 de noviembre de 2023

Crítica: SUPER STARS 1936 / AMIGA MÍA


A medio camino

Tuvimos la oportunidad de ir al Teatro Esencia para ver dos obras que tocan temas interesantes; aun así, no terminan de explotar su potencial. Por un lado tenemos a Super Stars 1936, obra de formato corto que indaga en los orígenes de dos reconocidas marcas de zapatillas. La obra tiene momentos llamativos, pero no termina de unificar todos los elementos que la componen. Hay un buen tratamiento de las luces, han sabido plantearlas para resaltar determinados momentos, delimitar estados emocionales y dar una puesta en escena atractiva. La escenografía, además, brinda lo necesario para situarnos en el contexto de los personajes, no se necesita más. En estos aspectos estamos bien. Es en el trabajo de dirección, tímido y de pocas resoluciones, donde lo visual cae en su superficialidad, y la obra se resume a ciertos momentos, quedando a medio camino de lo que se intenta proponer, dejando aspectos sin resolver, que ameritan ser tratados en mayor extensión.

Pareciera que esa timidez en la dirección se extrapola hacia los actores, que se muestran limitados al momento de llevar a cabo sus acciones. Parecen enfocados en otras cosas; reman con esfuerzo para alcanzar ciertos estados emocionales, en lugar de enfocarse en lo que pasa en la escena. Por momentos muy mentales, pendientes del texto o de alguna marcación. Algo distinto mostró Luca Reátegui, que logró escapar de la unilateralidad de los personajes, dándole carácter y otros matices a su interpretación. Pero la obra no se sostiene con un solo actor, sino que debe buscar un mejor desarrollo, aprovechar ese dinamismo y buena química que hay entre los tres actores. Hay un buen trabajo en la escena, pero aún está dibujado, hace falta más profundidad.

Por otro lado, tenemos Amiga mía, obra también de formato corto, que tiene momentos dramáticos resaltantes, pero que, en general, cae en las formas: lo descriptivo y la falta de una buena dirección. Las actrices entienden su texto, pero pasan por encima de los estímulos que surgen en el escenario. Parece ser que no las han sabido guiar, pues se nota que hay momentos de verdad en lo que expresan en escena. Pero antes de atravesar esos momentos, vivirlos y encontrar el sentido de por qué dicen lo que dicen, vuelven a su marcación, a su entonación, a una manera preconcebida de decir las cosas. Hay un buen trabajo individual, pero es esa individualidad la que no permite que la obra sea una historia. Cada una está en su proceso. Falta escucha de lo que la otra está proponiendo, no solo con lo que dice, también con lo que hace.

El texto está cargado de disparadores dramáticos, tal vez demasiados para la extensión que tiene la obra, pero tampoco son bien aprovechados. Eso sí, algunos de ellos logran ser resaltantes y capturan la atención del público. Uno termina por desear más de eso, que no sean solo momentos, que sea todo un viaje, para que ese giro final en la historia sea realmente impactante.

Ambas obras tienen sus aciertos y están en la vía para seguir mejorando. Hace falta más trabajo desde la dirección, ahondar más en lo que buscan decir y cómo lo quieren decir. Así, poder darnos obras de mayor carácter y claridad. Quizás sea importante también revisar el trabajo desde el texto, siendo el dramaturgo quién hace también el trabajo de dirección, en ambos casos.

Omar Peralta

13 de noviembre de 2023

No hay comentarios: