Sexo, natural e inevitable
El pasado mes de octubre se lanzó la obra Teoría y práctica de la mecánica del sexo
en el Club de Teatro de Lima, por una breve temporada. Una pieza escrita por
Miguel Ángel Cárcano que revoluciona y cuestiona el pensamiento tradicionalista
sobre las relaciones amorosas, el sexo y la naturaleza humana. Pese a ser una
pieza humorística, definitivamente te deja más preguntas que respuestas y es
motivo de debate si es que decides poner el tema sobre la mesa con más
personas. Sin lugar a dudas, una de las mejores dramaturgias que he visto
siendo parte del equipo de Oficio Crítico. En este caso, la puesta en escena
fue dirigida por Daniel Goya y protagonizada por Pedro Ibañez, Francesca Reyes,
Gustavo Iparraguirre y Samantha Terán, quienes le dieron vida a esta controversial
historia. Una pareja que vive en Arequipa, Daniel y Virginia, han viajado a
Lima a visitar al mejor amigo de él, Carlos y Marta, su novia. Una visita que
significa un viaje lleno de revelaciones, secretos, intrigas, despecho y deseos
desenfrenados.
Ahora bien, con respecto a cuestiones
técnicas, estas son mis impresiones sobre cada punto importante de mencionar. Por
un lado, considero que el diseño de luces fue bastante acertado y bien
ejecutado, se obtenía la atmósfera necesaria para cada escena; por otro lado,
la escenografía y vestimenta fue precisa y bien utilizada durante la obra, no
hubo de más ni de menos; y por último, la musicalidad que se le dio fue
interesante, apuntando a un público probablemente más joven, por la
contemporaneidad de las canciones, pero suficientemente entendible como para
que el público de mayor edad se divierta igual con la letra y melodía, punto
clave y resaltante de la puesta.
Acerca de las actuaciones y la dirección, como
acotaciones importantes que podrían ayudar, pienso que se pudo haber
aprovechado un poco mejor el espacio, existían algunos lugares en el escenario que
estaban muertos durante casi toda la obra, es decir, no había escenografía ni
los actores lo ocupaban, asimismo, los monólogos de Virginia respondían a una
solemnidad que no encajaba dentro de la naturaleza de la obra, ni de la escena,
ni del personaje mismo. Otro punto es que en diversas ocasiones algunos actores
se desconectaban de la escena y de su personaje, lo cual se evidenció debido a
la búsqueda de la forma en el habla y en el cuerpo, incluso considerando que el
humor a veces requiere de formas. Esto no quiere decir que no fue una obra
disfrutable, sin embargo, sí son puntos que hay que tomar en cuenta para seguir
mejorando.
Finalmente, debo resaltar la actuación de Ibañez;
en lo personal no había tenido la oportunidad de conocer su carrera actoral, sí
en el baile, y he quedado gratamente sorprendida de su desenvolvimiento, técnica,
organicidad, frescura y juego durante toda la obra. Un talento y disciplina que
se refleja en un resultado impecable en las tablas. Digno de volver a apreciar
en teatro.
Viviana
Távara
5 de noviembre de 2023
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