domingo, 12 de noviembre de 2023

Crítica: DON DIMAS Y EL DIABLO


Un proceso y una comedia increíbles

Tenemos en temporada, a puertas de su última fecha, la obra Don Dimas y el diablo, una pieza de creación colectiva que ha sorprendido a todos. Esta puesta es el resultado de un taller intensivo de tres meses dirigido por Johan Escalante, una propuesta promovida por Alumbra Producciones con el objetivo de lograr que sus estudiantes pasen de la teoría a la práctica o, mejor dicho, a la realidad. Este tipo de taller de creación o adaptación colectiva con un final de muestra para el público ha sido ya ejecutado por el director en Venezuela; no obstante, eran talleres que tenían una duración bastante breve. En este caso, Escalante propuso un taller de mayor extensión para darles la oportunidad a los estudiantes de desarrollar una creación totalmente de cero y perfeccionar la historia y los personajes a su modo. Debo decir que es una pieza excepcional y no parece ser, en ningún momento, amateur. Muchos de estos chicos tienen entre uno y tres talleres de actuación en su haber, lo cual me lleva a recordar algo que a veces olvido con la inmediatez y la exigencia de mi día a día como actriz, no es más importante la técnica que el juego, porque la sinceridad del juego en escena es lo que le da vida a la obra y a la historia y no hay nadie más sincero que el que hace algo nuevo y en su vulnerabilidad aflora su interior.

Nathaly Rodriguez, Yvonne Villaflor, Jessica Limonchi, Carolina Andrade, Eduard Zapata, Freddy Castillo, Marisol Urbina, Melissa Arroyo, Jheny Huamaní, Medalith Rondan y Yaimir Castro son los actores que están despegando su carrera con esta puesta a la que cada uno le aportó su creatividad y su cultura. Tomando como referencia el cuento Don Dimas de la Tijereta de Ricardo Palma, la leyenda venezolana Florentino y el Diablo y el cuento En la Diestra de Dios Padre de Tomás Carrasquilla, así como la yunza, una gran tradición parte del folklore peruano, lograron construir una concisa y divertida historia en la cual un campesino de buen corazón es dotado de poderes, gracias a Jesucristo y nuestra querida Santa Rosa de Lima, poniéndose el gran desafío de derrotar al Diablo, pero, sobre todo, de encontrarse entre sucumbir ante el poder o priorizar su bondad y a su gente. Mis sinceras felicitaciones a un grupo de teatreros que, pese a su poca experiencia, han logrado trascender y resaltar en mis recuerdos y, seguramente, los de todos aquellos que pudieron apreciar el gran cariño que le ponen a su arte. Espero no dejen de lado esa emoción y calidez con la que todo artista inicia este viaje. Y, por último, un reconocimiento a su director, profesor y guía, quien ha sabido despertar en sus alumnos ese amor por el teatro, plasmado en el escenario y transmitido a su audiencia.

Viviana Távara

12 de noviembre de 2023

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