miércoles, 1 de noviembre de 2023

Crítica: DESBARRANCO


Una explosiva y desbaratada sociedad

Son incontables las puestas en escena que, a través del tiempo, han dado cuenta de las fragilidades de la sociedad. Desde los cambios progresivos y abruptos hasta el esfuerzo por mantener el status quo en los momentos de crisis. Desbarranco, escrita y dirigida por Claret Quea, es una arriesgada comedia que desnuda los conflictos humanos desde varias perspectivas, inspirándose en fragmentos y personajes de La gaviota, de Antón Chéjov. Cabe mencionar que la temporada está por culminar en Selina Basement, Miraflores.

Asumir riesgos en la forma y fondo de las propuestas teatrales es un acto muy honesto, siempre y cuando los involucrados defiendan con firmeza dichos riesgos. En este caso, considero que así fue, de lo contrario no se habría logrado sostener noventa minutos de un espectáculo poco convencional, que apuesta por desestructurar completamente la obra de Chéjov, llevándola al extremo para exponer parte de nuestra realidad como sociedad. Sin duda, otro gran acierto fue la elección del reparto conformado por Emanuel Soriano, Gisela Ponce de León, Amaranta Kun, Fausto Molina y Rocío Limo, quienes asumieron sus roles con suma convicción, desplegando toda su experiencia en la interpretación en favor de la convención que estaban proponiendo.

La trama de esta sátira gira en torno a un grupo de actores que desde el inicio dan cuenta de estar haciendo un casting en vivo, para darle vida a los textos de La gaviota, que bien se equiparan con lo que seguimos viendo actualmente: la lucha por el poder, la alta competencia, la influencia de la publicidad, los medios de comunicación (redes sociales), los conflictos amorosos, el abuso, la discriminación, entre varios temas más que podemos descifrar a lo largo de la obra. Los arquetipos que nos presenta la historia pugnan por hacer valer sus intereses, por ejemplo: el hombre mayor criado a la antigua y con grandes privilegios; la soñadora e ingenua aspirante a actriz; el escritor que busca revivir sus días de gloria; la artista consagrada, abrumada por el éxito y el paso del tiempo; y la muchacha de servicio que lucha por un porvenir más exitoso. A ellos, se suma un personaje inexistente físicamente, representado por una silla, cuyos diálogos son interpretados por los demás actores. De otra parte, es interesante la elección de roles ajenos a la edad de los intérpretes en algunos casos, incrementado el reto actoral. 

Ahora bien, elegir un espacio no convencional y la vez íntimo como Selina tiene pros y contras, pues la obra arranca con un ritmo bastante ágil. Por lo menos para quien escribe, fue un poco difícil conectar al inicio; quizá porque hay varias cosas pasando en escena, incluso el juego de luces en ciertos momentos era muy fuerte, aunado al hecho de que las ubicaciones del medio en las sillas, no son las mejores, lo cual podría revisarse para futuras presentaciones. Entonces, me quedó la inevitable sensación de estimulación masiva; no obstante, el ritmo fue acomodándose, gracias también al manejo actoral, permitiendo digerir (como bien lo dice la nota de prensa) esta perspectiva saturada de lo que nos ocurre como sociedad.

Desbarranco es una original y transgresora puesta escénica que nos ofrece una ácida y crítica mirada de la realidad peruana de nuestros días, cargada de estímulos, de etiquetas, de dolor y fragilidad, que con un final alentador revela esa pequeña luz al final del túnel… no todo está perdido.  

Maria Cristina Mory Cárdenas

1° de noviembre de 2023

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